✨Entre lágrimas y anillos✨
Nota: esta es una continuación del capítulo ✨La gracia del destino✨
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Se habían quedado en silencio hacía unos minutos. Circe le dijo todo lo que tenía que decir, desde a donde irían en sus próximas vacaciones hasta el esfuerzo que hacía por no matar a las plantas de su nuevo jardín.
Olivia la escucho callada, y ahora miraba fijo al frente. No sonreía como minutos atrás, más bien se la notaba preocupada. Pero era algo que venía sucediendo hacía ya un tiempo.
Desde la tarde en que le cayó a su casa llorando para hablar sobre algo que supo pasar en los años cincuenta, habían pasado meses en que ella iba a dormir más seguido a lo de su mamá, y no contaban la razón de eso.
Se había vuelto un poco más reservada, tanto que ni Zoe sabía bien por lo que estaba pasando.
Circe se detuvo y la tomo del brazo. Necesitaba saber que estaba sucediendo en su vida.
-Esta todo bien, si es lo que te preocupa.- hablo antes que la hechicera.
-¿Estas segura de eso?- pregunto.-Han pasado meses, y siento que algo más no me dices.
Olivia negó, y tomo una de sus manos.
-De verdad, está todo bien.- insistió.
-No te parí, pero crié hasta el último cabello castaño sobre tu cabeza.- dijo Circe.-¿Crees que no noto cuando algo está mal?
La joven bruja inflo las mejillas a la par que ponía sus ojos en blanco.
-¿Y tú novio? Hace mucho que no lo veo, ese muchacho se hace extrañar.- dijo ante el berrinche silencioso de su hija.
Circe se le quedó viendo, y ante el silencio de su hija entendió todo. Estaba segura que no debía decir con claridad lo que estaban ocurriendo.
-Oh, cariño ¿Por qué no me has dicho antes?
-Solo es un tiempo mami.- respondió, haciendo a un lado la mirada.-Al menos eso es lo que pienso. Quizás le estoy haciendo un favor.
-Ay, por todos los cielos niña.- exclamó.
La cubrió con un fuerte abrazo pese a la panza que las separaba. Aunque Olivia hizo resistencia, luego de unos segundos se dejó estrujar por su mamá.
-Eres una excelente persona, y tú pasado ni nada de eso te define.- dijo.-Quizas solo es un tiempo, y ya. A todos nos hace falta un poco de tiempo para ...
-Él no sabe sobre eso.
Circe la soltó y cruzó de brazos.
-Eres increíble mujer, te crié y eso, y me saliste tonta.- exclamó en un excelente español.
-Mamá.- se quejó, tratando de aguantar la risa.-Solo te voy a pedir que no te metas en esto.
Continuaron el camino, sin embargo Circe no podía guardar aquella promesa.
-¿Tu papá sabe de esto? Le quería dar algo, no se que, pero como no le ha visto tan seguido.- indagó luego de un largo silencio.
-Te respondiste a ti misma, Circe.- dijo.-Quizas si, y no dice nada solo por mí.
Al llegar a la casa, vieron a Hisirdoux en la entrada hablando con Baltimore quien traía a Ámbar en brazos. Olivia apuro el paso, y se acercó a ellos para saludar y poder tomar a la niña.
La lleno de besos, haciendo que está riera por el cariño recibido.
Al cabo de un rato, tras hablar en la entrada, ingresaron para ver que cenar.
Y aunque no quería hablar más sobre ningún tema, tuvo que responderle a su papá sobre el paradero de su novio. Que le dijeran así le hacía doler, sabía que no lo hacía con malas intenciones, y para evitar preguntas no le corregía nada.
Pidió si esa noche se podía quedar a dormir en su antiguo cuarto, y Circe no le pudo negar el espacio. Ahora que sabía cuál era una de las razones mucho menos le podía negar eso.
•
Estando sola, tomo su celular y vio el último mensaje que no envío. Le hacía recordar a esos días donde dejaba de mandar carta, y nadie sabía nada de ella.
Olivia: No quiero dormir sola, pero tampoco puedo soportar que me veas con cientos de preguntas entre ceja y ceja, que no te animas hacer y guardes silencio.
No quiero el silencio, pero tampoco hablar.
Dejo el celular a un lado, y seco una lágrima. Luego estás se descontrolaron, y mojaron su rostro. En ese momento no sabía que era lo que más le dolía.
Circe, quien se había prometido no involucrarse, escucho del otro lado de la puerta como su hija lloraba. Negó, y camino hasta su cuarto.
Antes de meterse en la cama, tomo una libreta donde tenía anotado lo que iba hacer en su próximo viaje. Baltimore, sin soltar el libro, la vio fijo. Al instante noto que está estaba maquinando algún tipo de idea.
-¿Te vas a involucrar?- pregunto aún sabiendo la respuesta.
-Claro que si, es mí hija.- respondió con orgullo.-Y es tonta, y su, lo que sea ahora, veo que también lo es.
-Son tal para cuál.- murmuró.
-Exacto.- exclamó.-No puedo, ni debo dejar que algo tan lindo termine así, menos sino tiene ...
-¿Justificación?- pregunto.
Circe lo vio, y asintió. Le alegraba que Baltimore le siguiera el hilo a sus conversaciones, aunque este parecía no entender bien a donde iba aquel hilo.
Lo abrazó por los hombros, y le dio un beso. Baltimore dejo el libro a un lado, y se arrimo, para que ella no tuviera que estirarse tanto.
-Que no sea una locura.- murmuró antes de seguir besándola.
-Pero un poco de locura está bien, solo un poquito.- dijo ella.
-Bien, un poco solo por el embarazo.- dijo Baltimore, tratando de contener una sonrisa
El brujo se apartó, y tomo la libreta. Leyó lo único que Circe escribio, y le sonrió.
-Es una buena idea, solo que debemos adelantar un poco las vacaciones ¿No crees?
Circe rió, y no le respondió nada.
•
Una semana después de aquel día, todo fue como siempre. A excepción de que ese viernes Circe y Baltimore estaban en un avión viajando a la Toscana.
Olivia no cuestionó el cambio en las fechas, y solo deseo que les vaya bien.
Yendo de salida, cuando otra vez era la única, vio a alguien esperando en la entrada. Su corazón latió nervioso y su mirada comenzó a brillar, pues le fue fácil de reconocer, pese a estar de espalda.
Trato de no apurar el paso, pero debía verlo de frente. Era como una extraña necesidad el querer encontrarse con su cara una vez más.
-¿Marius?- preguntó nerviosa.
Este volteó al oír su voz, y sonrió con cierta calma al verla a unos pasos.
-Hola.- saludo.
Al igual que ella, él también trataba de mantener la calma. Había pasado un largo tiempo sin verse, y no iban a negar que extrañaban ver al otro.
Nerviosa, Olivia acomodo un mechón de cabello, que estaba más largo de lo normal, detrás de la oreja, y le sonrió.
-¿Qué haces aquí?
-Oh, si claro.
Se enderezó, y aclaro su voz.
-Circe me pidió que te trajera esto.- respondio.
Señaló unas cajas, y luego se acercó para abrir una.
-No se porqué, pero me dijo que las trajera acá.- rasco su nuca nervioso.-Supongo que son para la biblioteca.
Olivia se asomó, y vio la excesiva cantidad de libro que había en ambas cajas. No recordaba que le haya pedido algo similar, ni para ella o la escuela.
-Quizas hablo con alguien más.- dedujo.-De cualquier forma, la biblioteca está cerrada.
Quiso tomar una de las cajas, y noto que está estaba muy pesada. O al menos supuso que no iba a poder llevar las dos juntas.
-¿Necesitas una mano?- pregunto Marius.-Son algo pesadas.
-Me harías un gran favor.- sonrió.-Las llevaré al departamento, y luego veré que hacer con estos libros.
-Tambien te puedo ayudar con eso.- dijo él.-Solo si lo necesitas.- añadió nervioso.
-Claro, me gustaría.- dijo casi en un susurro.
Aunque pudo haber abierto un portal para llegar mas rápido, prefiero caminar a su lado. De repente, estaban en alguna clase de conversación sin darse cuenta que las cajas se notaban livianas.
—Tienes el cabello largo.— dijo Marius.
—Ah si.— sonrió un tanto apenada.—No he tenido tiempo para recortarlo.
—Te queda bien.— dijo un tanto nervioso Marius.—Aunque uses lo uses te va a quedar bien.
Aclaro su garganta, llamando la atención de Olivia. Sus mejillas trigueñas estaban sonrojadas, casi como todo su rostro.
—Gr gracias por eso.— dijo ella casi tan nerviosa como él.—Pero lo prefiero corto.
—Mas práctico.
—Si.— exclamó.
No sé dijeron todo eso que tanto tenían por decirse. Hablaron de lo que estuvieron haciendo en los últimos días, y aguantaron las ganas de ir tomados de las manos como siempre acostumbraban.
Al llegar al departamento, se acercaron a los ascensores y estos no respondían.
-Creo que están averiados.- dijo Olivia.
-Vamos por las escaleras, un poco de ejercicios no nos hará mal.
-Bien, pero sin correr, esto no es una competencia.- dijo Olivia.
-Comme vous commandez mademoiselle.- dijo y tosió nervioso (Como órdenes señorita)-Quiero decir, como quieras.
Olivia sonrió por eso, y comenzó a subir.
Iba por delante, respirando de forma rara, tratando de juntar tanto valor como le fuera posible. Faltaba solo un piso, y en su mente se enredaban las palabras.
En cuanto llegaron, busco las llaves y luego abrió la puerta. Se sentía tonta por no haber dicho nada en todo el camino, cuando tenía tanto que hablar.
Se freno en la entrada, y volteó a verlo.
-¿Quieres pasar?- preguntó por lo bajo.
-Claro, sino como voy a ...- se detuvo un instante.
La vio por un momento, sus ojos brillaban como en un principio, y sus mejillas estaban sonrojadas. Además que no podía mantenerse la vista al frente, y parecía sufrir frente a sus propias palabras.
-Esta bien si no quieres, seguro tienes algo mejor y yo.- hablo tan rápido y nerviosa que parecía un balbuceó.
Marius, que había dejado la caja a un costado, se acercó y tomo sus manos. Eran tan cálidas justo como recordaba.
-Si quiero.- sonrió.-Creo que nos debemos una charla.
Olivia vio sus manos juntas, y alzó la vista. Se encontró con su mirada gris, y solo pudo suspirar.
-Pienso igual.- murmuró.
Sirvió algo para tomar, y como si se hubiesen olvidado como hablar, el silencio se apoderó de ellos. Ni él se animaba hacer las cientos de preguntas que tenía, ni ella sabía como responder a lo que sea que él quisiera saber.
-¿Crees que nos distanciamos porque no pudimos con el dolor del otro?- pregunto Olivia.
Marius alzó la vista, y se encontró con la joven bruja a punto de romper en llanto. Dejo el vaso que tenía en mano y rodeo la mesa hasta llegar a ella.
-Sabes que eso no es cierto.- murmuró.
La tomo de la mejilla para verla a los ojos.
-Te doy una mano.- dijo él dando una leve sonrisa.
-Y yo te doy otra.- musitó.
Sin apartarse, guardaron silencio por un instante.
-No nos vamos a poder ayudar si no hablamos.- añadió Marius.-Pero tampoco te puedo obligar a que me cuentes algo que no quieres.
Olivia tomo aire muy profundo, y sin pensarlo dos veces los abrazó con fuerza. Marius le correspondió y pudo sentir el dolor que ella sentía.
-Quería que todo fuera normal, al menos una vez en mí vida.- murmuró.-Y luego ...
No sé atrevió a soltarse, sentía que sus rodillas flaqueaban y su respiración se agotaba. Y aunque Marius le quiso hacer saber que no debía hablar sino quería, ella tenía la necesidad de que supiera que era eso que la hacía despertar asustada cada noche.
-Luego Oliver me dijo la verdad.- hablo sin prisa, y con la voz temblorosa.
Marius se apartó, sin soltarla, y la vio a la cara. Pese a las lágrimas, su mirada se notaba apagada.
-¿Qué ocurrío?- pregunto por lo bajo.
-Esa noche, yo ...- tomo aire muy profundo.-Fui yo quien falleció en el accidente.
Aunque no lo vio al rostro, pudo sentir como el cuerpo de Marius se tensaba ante su confesión. Sin embargo, aquello solo duro unos segundos, y pronto sus brazos la envolvieron, pegándole aún más a su pecho.
Olivia no aguanto más el peso de las próximas lágrimas, y lloro con mucho dolor. Aún, después de meses, y haber pasado por esos extraños sueños sobre un ente en la oscuridad que le hablaba, le dolía como si fuese una lastimadura fresca.
•
La noche se había apoderado del día, y Olivia no quiso quedarse sola. Menos ahora que su madre estaba lejos para permitirle quedarse dormir en su casa.
Se encontraba acurrucada junto con Marius en su cama. Luego de una intensa media hora de llanto había logrado calmarse. Él pasaban una mano sobre la cabellera y la otra se aferraba con suavidad a la cintura.
Luego de unos minutos, Olivia sintió un leve cosquilleo.
-¿Qué haces?- pregunto, aguantando la risa.
-Busco algo.- respondio.
-¿Bajo mí blusa?
Marius se enderezó, y Olivia le siguió, quedando sentada frente a él.
-Quitatela.- pidió.
-¿Disculpa?
-Vamos quiero ver algo.- dijo.-No creo que tengas algo que no haya visto antes.
Las mejillas de Olivia se tornaron rojizas ante sus palabras.
-¿Entonces qué quieres ver?- insistió en saber.-Si tanto sabes lo que hay.
-Es que quizás no presté tanta atención, y si hay algo que no note.- respondio seguro.
Guiada por la curiosidad tanto de él como de ella, se quitó la blusa, y abrió sus brazos para demostrar que no tenía nada de otro mundo. Sin estar del todo satisfecho, comenzó su propia búsqueda. Observando con atención cada centímetro de su piel, o aquella que no era cubierta por el brasier.
-¿Cómo puede ser posible?- pregunto indignado.
-¿No encuentras el brazo de más?- dijo graciosa.
-No tienes ni una sola marca, de nada.- respondio.
Con rapidez se puso la blusa de nuevo, y abrazo sus rodillas.
-No, lo siento Livs.- dijo.
Se acercó a ella, y tomo sus manos.
-Es que es raro.- insistió.-¿Qué magia hicieron?
-¿Por qué quieres saber?
-Curiosidad, mon coeur.- respondio y le dio un beso en los nudillos.
Olivia soltó sus manos, a la par que daba un largo suspiro. Se recostó sobre el cabezal de la cama, y guardo silencio por un momento.
-La magia que usaron se encarga de arreglar el cuerpo para que no parezca un zombie.- dijo.
Cansada refrego su mirada.
-No soy un zombie.- le aclaro.-Antes ellos usaban ...
-¿Ellos?
-Los nigromantes.- respondio.-Ellos crearon un hechizo para traer a la vida a los muertos recientes, para que hicieran sus tareas.
Marius la vio con atención, lo cual también llamo la atención de Olivia.
-El hechizo que uso no me controla.- le aseguro.-Neutralizó las runas que se encargaban de hacerme su esclava.
Sin embargo no era eso lo que llamaba la atención al muchacho. Este no la dejaba de ver con cierta sospecha. Se acercó a ella, hasta que sus narices se rozaron. Lo que otra vez hizo que Olivia de sonrojara.
-Pensé que era yo la que no entendía lo del espacio personal.- murmuró.
-¿Por qué sabes tanto del tema?- pregunto con curiosidad.
Olivia le tomo de los hombros, y lo apartó, pese a que no era eso lo que quería.
-No se de que habla.- respondio.
-Ay, vamos Livs.- exclamó.-Te conozco, cuando sabes mucho de algo es porque lo estudiaste.
Los ojos de la joven bruja dieron un gran resplandor, lejos de aquel suave brillos que normalmente surgía. Tomo aire reiteradas veces, hasta que la luz se detuvo, y la calma otra vez la abordara.
-¿Y?
-Por todos los santos, si que eres pesado.- se quejó.-Aveces se me olvida que ...
-¿Qué soy un encanto y consigo lo quiero?- le interrumpió.
-Si querido, como digas.
Salió de la cama, y fue hasta la pequeña biblioteca que ahí tenía. Escondido con un hechizo, saco de entre varios libros, uno más grande y viejo.
Volvió junto con Marius y se lo pasó.
-Hace una semana una mujer me lo dio.- contó.-Dijo que me podía ayudar, pero que no dejaba de ser peligroso.
-¿Lo aceptaste solo así?
Al oír como sonaba de indignado, y como Olivia parecía retraerse, hizo lo mismo que ella minutos atrás. Tomo aire hasta que pudo formular una oración sin sonar decepcionado.
-Lo siento, es que esto es muy grande.- dijo con un tono más suave.-Es peligroso, ambos sabemos que lo es.
-¿Dices que lo devuelva?- pregunto.
-Es tu decisión.- se limitó a responder.
Tomo el libro que este le estaba pasando, y lo dejo a un lado.
-¿Te quedaras?- pregunto.
Por un instante no supo bien cuál era la raíz de esa pregunta, pero Olivia estaba segura de algo. Quería que se quedará esa noche, y todas las demás.
Marius sonrió, y se acostó a un lado, esperando a que ella también lo hiciera.
-Sin importar la desición que elijas.- respondió.
Olivia suspiró aliviada, y se recostó sobre su pecho, y busco su mano. Al tomarla, la vio por un instante y sonrió con cierta alegría.
-Aun tienes el anillo y la pulsera.- susurró.
-No tenía razones para deshacerme de lo que me recordaba a ti.- respondio.-Hablamos de que iba a ser un tiempo.
-Ya no me quiero tomar más tiempos.- murmuró.
Lo abrazó con fuerza, y él también.
-Te extrañe tanto.- balbuceó.
-Tambien te extrañe.- susurró Marius, y tomo aire profundo.
•
En la mañana siguiente no tardaron en ir a ver a Baba para enseñarle el libro. Si de algo estaban seguros es que no creían que la semi diosa de la sabiduría reaccionaria de la manera en que lo hizo.
-Yo lo siento por eso.- dijo Olivia.
Iban de regreso al departamento de ella, y ahora volvían al tocar el tema.
-Esta bien, tampoco pensé que se lo iba a tomar así.- dijo Marius dando una pequeña sonrisa.-Pero creo que tenía razón.
Olivia se frenó, y jalo con cuidado la remera de él.
-¿No me ibas a detener?- preguntó.
Marius le sonrió, y dio un leve suspiro para luego despeinar su cabellera.
-Creo que te lo dejé en claro ayer.- respondió y continuó caminando.
Olivia continuó caminando hasta llegar a su lado, y engancho su brazo en el de Marius.
Al llegar a la entrada del edificio, guardaron silencio por un momento. Era como si todo lo que se dijeron en la noche anterior, hubiese quedado en el aire y ahora les costaba saber como es que todo iba a continuar.
—¿Qué harás luego?— pregunto Olivia.
—No se, siento que el día fue muy largo y aún no es medio día.— respondió Marius.—Después de una ducha, mí día queda resuelto al azar.
Olivia rodo los ojos, y lo tomo de ambos lados de la cintura. Se acercó, y alzó la vista.
—Entonces.— murmuró.—¿Qué hay con lo que dijimos ayer?
Él sonrió, un tanto sonrojado, la tomo con cuidado de las mejillas y se inclinó un poco. Sin embargo, Olivia dio un pequeño salto para alcanzar sus labios, y así besarlo. Fue tímido y cálido, como si fuese el primero que se daban en su vida.
Olivia lo abrazo con fuerza de la cintura, y Marius la sostuvo como si está se fuera a escapar o desaparecer.
Sin alejarse lo suficiente, sonrieron a la par, como si fueran dos adolescentes.
—Sabes, aún tengo un par de remeras tuyas.— murmuró Olivia.—Y el agua de mí ducha …
—Livs, que desvergonzada.— se burló Marius.—Acepto la invitación, solo porque quiero mis playeras.
Se apartaron, para luego tomarse de las manos, y entrar al edificio.
—Ademas extrañaba no hacer nada contigo.— añadió.
Olivia tomo con fuerza su mano, y apoyo la cabeza en el hombro del joven mago.
—Tambien extrañaba el silencio contigo.— murmuró.
Unos años
después.
Se encontraban en el jardín de Circe. Junto con Lucero, quien no quería abandonar los brazos de Olivia. Los grandes ojos azules de la niña estaban puestos sobre las brillantes flores amarillas que su mamá había logrado hacer crecer.
De pronto, de manera peligrosa, se acercó a ellos Ámbar. Pese a sus cortos tres años, ya daba pasos seguros y apunto de correr en cualquier momento. Sin embargo, aveces pisaba en falso alguna parte en desnivel y terminaba con facilidad en el suelo.
Antes de siquiera tocar el suelo, llegó a sujetarse de la manga del pantalón de Marius. Este se agachó y la tomo en brazos.
—Hola corredora.— le saludo.
Y la niña frunció el ceño de inmediato.
—Ah esa actitud, eres igual a tu hermana.— dijo.
Y Olivia le vio con falsa ofensa.
—Así te gusto cariño, ya no hay devoluciones.— dijo Olivia en un tono burlón.
Marius rodó los ojos, y se acercó para plantar un rápido beso en su sonrisa burlona.
—¿Sabes lo que está haciendo Ámbar?— pregunto señalando a la niña con la mirada.
Olivia vio como lento la pequeña rubia iba cerrando los ojos.
—Se duerme.— susurró.
—Veo que mis rizos son un somnífero para las hermanas Casperan.— dijo Marius, tratando de mantener bajo el volumen de su voz.
Y antes que Olivia pudiera responder algo, Hisirdoux lo llamo. Lo cual le extraño a la joven bruja, pues no era algo que sucedería con tanta normalidad.
Ambos compartieron miradas de confusión.
—Si voy con Ámbar, amortiguara lo que tenga que decir.— susurró.
—Eres un tonto, ya se acostumbró a que seas mí novio.— dijo, y paso una mano por la mejilla de su hermana.
—Para ti es fácil decirlo, porque es tu papá.— murmuró.
—Ya ve.— dijo Olivia.
Marius creyó ver que sus ojos se iluminaba de una manera distinta a lo que acostumbraba cuando se emocionaba. Dio un suspiro, y dejo su lado para acercarse al mago.
Hisirdoux lo recibió con una sonrisa, y lo tomo del brazo para alejarlo lo más posible de la mirada de Olivia. Espero unos minutos y a ellos se les acercó Circe. Está traía una sonrisa casi tan parecida a la del mago.
—¿Hola?— saludo Marius confundido.
—Hola muchacho.— dijo Circe.
Vio por encima del hombro de Marius para cerciorarse de que Olivia le diera la espalda. Saco algo de su bolsillo y se lo pasó a Hisirdoux. Este tomo la mano libre de Marius y dejo un anillo. No podía dejar de verse confundido, lo que hizo que dibujaran sonrisas en los rostros de los hechiceros.
—¿Qué ocurre?— pregunto.
—Ese anillo era de Blanca.— respondio Hisirdoux.
Sus ojos se pusieron brillantes por las amenazantes lágrimas.
—Creo que ella sabía que algo saldría mal, y me lo entregó semanas antes que Olivia naciera.— añadió con voz entrecortada.
—Con esto no te estamos bendiciendo ni nada.— añadió Circe con rapidez.
—Por las barbas de Merlín no. Si Olivia se entera nos va a matar.— dijo Hisirdoux.—Te lo damos, porque sabemos que le haces bien a Livi.
—Mas bien de lo que ella esta.
Marius vio con atención el anillos que estaba en su palma.
—Es solo un obsequio, tu dale el significado que quieras.— dijo Hisirdoux.—Sabemos que les gusta hacerse esa clase de regalos.
Aunque no sabía bien que hacer con aquella reliquia, lo acepto con gusto. Lo guardó en su bolsillo, y les dio una sonrisa.
—Bien, creo que algo se me va a ocurrir.— dijo y se marchó.
Tanto Hisirdoux como Circe vieron al joven mago acercarse a su hija. Esta parecía brillar aún mas cuando esté estaba a su lado.
Circe sonrió y suspiro de alegría. Pero algo escuchaba de fondo que le hizo fruncir el ceño extrañada. Al ver a un lado, noto que su hermano estaba sorbiendo su nariz, y las lágrimas caían sin control.
—Douxie.— dijo conteniendo la risa.
—Es que mí niña es tan feliz.— balbuceó.—Y ya no es una niña.
La hechicera rodó los ojos, y le dio unas palmadas en su hombro.
—Oh, dulzura.— dijo.—Ella seguirá siendo nuestra niña.
★★★
Muy buenas ¿Cómo les va? Yo ando media bajón, se ha puesto un poco gris el día.
Pero bueno, este capítulo es lindo a su manera. Yo siempre que digo que no voy hacer tal cosa, ustedes no me crean, porque lo voy hacer.
Igual medio que la idea esta no tenía nada que ver a lo que tenía en mente. Porque hace unos meses pensé este rompimiento como una comedia, y bueno se me fue para el otro lado.
Y esto me ayudó a salirme del bloqueo.
El final es completamente abierto, y así como dijo Douxie al niño Marius (fanfictioner67) denle el significado que quieran al anillo.
Sin más que decir ✨ Besitos besitos, chau chau✨
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