12

Circe se despertó tras sentir como el frio escalaba por sus pies, y noto que su compañero se había enroscado con las mantas que estaban compartiendo.

—Ay, por todos los brujos.— murmuró frotando sus pies.

Cuando se dio cuenta, apenas entraba una suave luz del sol. Afuera no se escuchaba nada, todos dormían aun, menos ella. De repente unos paso pesados fuera de la carpa irrumpieron la paz del próximo amanecer; como si fuera valiente, salió a ver de que se trataba. Se alivio al ver que era Baltimore.

-¿Qué haces acá, a esta hora? ¿No duermes?- pregunto.

-Para nosotros ya es tarde a esta hora.- respondió el hombre.-Si quieres mejorar, al instante en el que sol rompe la oscuridad, es el mejor. Cámbiate y sígueme.

—Enseguida.

La emoción y los nervios le invadía. Era la primera vez que un paseo antes que el sol saliera por completo le emocionaba tanto. Luego de renegar con su corsé, salió de su carpa sin despertar a Hisirdoux.

La joven hechicera camino hasta la carpa de Baltimore. Este la esperaba afuera, junto con un lobo gigante, que la hizo quedarse sin aliento por el tamaño que llevaba.

-¿Es tu familiar?- pregunto con voz temblorosa.

-Lo es. Alack es un buen compañero de ruta.- respondió acariciando el hocico de lobo.-Necesitaras uno.

-Ah si, eso creo.— dijo nerviosa.

Empezaron a caminar en una dirección desconocida para Circe. La comunidad se iba quedando atrás, al igual que la luz del sol. De pronto la menor dejo de sentir aquel campo energético que protegía a todos de las fuerzas adversas del bosque.

-¿A donde vamos?- preguntó deteniéndose.-¿Tu quieres que nos maten?

-Para que puedas reconectar con tu magia, debemos ir a un lugar que huela a muerte, es la única manera.- respondió sin sacar los ojos del camino.-Si quieres vivir te sugiero que no te detengas, te mantengas lo mas cerca posible, y no temas, este sitio huele el miedo.

—Me podrías haber dicho antes.— murmuró, dando una extraña sonrisa.

Acelero su paso hasta quedar al lado del brujo. Este no hablaba, no sacaba sus potentes ojos amarillos del camino. Lo miro detenidamente, pues era la primera vez en su vida que veía a un brujo. Brujas si, de varias formas, pero nunca un hombre que se hiciera llamar así.

Pero más que en otras ocasiones, era la primera vez que un hombre le llamaba la atención como este lo hacía. Pudo haber dicho semanas atrás que Lancelot era alguien atractivo, pero Baltimore era por completo diferente. Aquella mirada que le hacía recordar tanto a un lobo sereno. El cabello blanco, y su mandíbula fuerte.

Era fuerte y ancho como ningún otro. Y una avasalladora magia le hacía temblar nerviosa.

-¿Qué tanto ves niña?— pregunto al notarla.

Estaba lejos de ser como cualquier otro hombre que pudo haber visto, y eso hacía que sus nervios afloren con facilidad.

-Te miro en caso que me pierda, o este bosque haga una ilusión de vos para matarme.- respondió nerviosa.

Y ahí se dio cuenta que podía mentí con rapidez y mal.

-¿Cómo te darías cuentas que soy el de verdad?- pregunto con curiosidad.

-Supongo que por la cicatriza de tu cara. Mmmm no se ahora que lo pienso.— dijo esperando a que le insistiera más.

Él se detuvo y la vio con atención. Noto el leve rubor en las mejillas pecosas y sonrió frente a esto. Y Circe solo esperaba a que la dejara de ver con esa mirada tan misteriosa.

—¿De verdad crees que un ente maligno se va a equivocar en los rasgos para que tú te des cuenta?

—No se, yo ...

—Circe, este bosque hará hasta lo que menos te imaginas con tal de alimentarse de ti.— dijo.

—¿Si?

—Si, así que deja de verme y presta atención al camino.— respondió.

Siguieron su camino, adentrándose cada vez mas, y alejándose aun mas de la comunidad.

Baltimore se detuvo, junto a él su lobo, luego les siguió Circe quien chocó contra su espalda, iba distraída, observando con temor lo que la rodeaba.

La muchacha se froto la nariz, y se limito a mirar lo que el brujo hacia. Chasqueo los dedos, frente a los ojos bicolor de la hechicera apareció un caldero sobre una pequeño fuego. Dentro de este se estaba cocinando un mejunje oscuro, vaporoso, y burbujeante.

-Espero que eso no sea mi desayuno.- rio nerviosa.

-No, esto es para la magia, tu magia. Lo que vez es jugo de muerto.- dijo buscando algo.-Algo que usan los nigromante a cierta edad para activar los poderes.

-¿Cómo es que no sabia de esto hasta ahora?- pregunto acercándose a aquel liquido que se cocinaba.-¿Lo debo tomar? ¿No existe una manera menos asqueroso de conectar con mí magia? ¿También sirve para tener un familiar?

Baltimore la miro con cierta irritación ante la catarata de preguntas. Sin responder aun, se sentó frente al caldero, le indico a ella que hiciera lo mismo, y Circe lo hizo. Guardo silencio y le dio una brillante sonrisa.

-Dame tus manos.

El brujo alzo sus brazos al rededor de la caldero, y tomo las manos de Circe. Ambos cerraron los ojos, la joven hechicera no sabia que esperar, hasta el momento en sus últimos diecisiete años este era su primer ritual relacionado a su magia.

Baltimore murmuro algo, del centro del caldero se formo un circulo brillante repleto de velas sobre los límites, y dentro surgió una estrella, dando al final la forma de un pentagrama.

Circe noto el oleaje de energía, y al abrir sus ojos quedo maravillada con lo que estaba pasando.

El pentagrama se ilumino, del caldero brotaron vetas oscuras, que escalaron por las manos de circe, rodeando cada tatuaje de su cuerpo, al rededor de su cintura, hombros, piernas y muñecas. Sus marcas empezaron a emanar luz, que de a poco fue provocando en ella un dolor intenso, como si algo la estuviese quemando. Circe grito del dolor. Quiso zafarse del agarre del brujo, pero este la doblegaba, no le quedo otra que continuar con aquello de lo que no sabia nada.

Las lagrimas no se hicieron esperar, caían espesas y oscuras de sus ojos. Baltimore soltó sus manos, recogió algunas lagrimas, y las hecho al caldero.

-Esto es cruel.- lloriqueo, secando sus lagrimas.

Baltimore solo ignoró su queja, derramo las lagrimas de Circe en el caldero, de este broto una luz violeta, la cual hizo que los tatuajes de ella también brillen. Una esencia magia recorrió su cuerpo, y conecto su espíritu con el mas allá. Miles de voces hicieron eco en su mente, múltiples manos brotaron del suelo, que luego se evaporaron, y de aquel caldero todo vaporoso, surgió un pequeño conejo.

-Ahí tienes, un familiar.- respondió a todo Baltimore levantándose de su lugar.

-¿Era un ritual de familiar?- preguntó sorprendida.

-También puedes hacer nuestras magia con naturalidad, quizás así descubras algo nuevo. Bienvenida Circe Hestigio.

Extendió su mano para que ella se pudiera levantar del suelo, en cuanto lo hizo, sus piernas flaquearon, haciendo que pierda la estabilidad, cayendo hacia adelante, sin soltar al conejo de entre sus brazos.

-Maldición.- dijo al ver que la hechicera no se podía mantenerse de pie.-Esto debe ser una broma.

-Bueno, por lo visto hacer esta cosita bonita tiene su precio, tu mismo lo dijiste hoy.- rio sosteniéndose de un brazo de Baltimore.-Creo que me vas a tener que ayudar.-ñ

Baltimore giro su cabeza ante las palabras de la muchacha, y con disgusto la cargo en sus brazos. Le chiflo a su familiar que se encontraba dormido, y al verlo movió la cola con felicidad.

-No lo digas.- le comentó al lobo.

Circe hablo todo el viaje con aquel conejo color canela, pero este no respondia nada, solo movía sus orejas, o torcía su cabeza ente cada palabra que ella decía.

En cuanto recupero su energía, salto de los brazo del brujo al suelo, y siguió el camino a pie. Sin mirar por donde iba, pero sin despegarse de Baltimore, ni de su lobo, quien iba contento al lado de la ella.

-¿Cómo le pondré? Copos, no, Nieve, no tampoco ¿Qué te parece Canela, Alack?

El lobo pego un ladrido, y Circe lo tomo como un no.

-Ya se, te llamare Cáliz, naciste de un feo caldero pero eres mas lindo que eso.

Baltimore sonrió, sin sacar los ojos del camino, y ella lo noto, pegándole un leve codazo al costado para que este la viera.

-Somos un buen equipo brujo.

Llegaron a la comunidad cerca del medio día, y Circe corrió a su carpa para mostrarle a Hisirdoux y Archie al nuevo integrante. El brujo la vio desaparecer entre la gente. Estando solo, con la única compañía de su familiar, lanzo un soplido de cansancio. Levanto la manga de su camisa, y su tatuaje en la muñeca dio un leve brillo.

-Esto es extraño.— murmuró.

Volvió a ver por dónde anduvo Circe. Aunque no se veía, por sentir como dejo una estela mágica por su camino. Le fue inevitable no sonreír, sin embargo, quedó pensativo. 

★★★

Hola, hola y hola ¿Cómo les va? Hoy es martes de Circe y Cáliz.

Baltimore por fis, sal de la historia y metete en mi vida.

Tengo ganas de subir esta historia cualquier día, pero el toc no me permite jajajaja igual dos días a la semana va bien para seguir escribiendo.

Sin mas que agregar, y como siempre, gracias por el apoyo y hasta el sábado.

Besitos, besitos, chau, chau.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top