Bad idea
Capítulo dedicado a PandaSinIpi
Feliz cumpleaños, mi vida
Gracias por estar siempre ahí
Inspirado en
Bad idea- Dove Cameron
3/4
JK life goes on
YG run
Era como un juego; un maldito juego que los tenía encerrados en el mismo circulo vicioso desde hacía años.
Ninguno de los dos quería perder, pero era esa clase de juegos retorcidos donde, realmente, nunca había un ganador.
Yoongi frunció el ceño cuando Hoseok le dijo algo pero no pudo oírlo a causa de la estridente música del club. Se acercó a él y dejó que prácticamente se pegue a su oreja para repetir sus palabras.
―Jungkook.
Un suspiro salió de sus labios y rodó los ojos sin disimular en lo absoluto, volteándose hacia donde veía su amigo y encontrando al mencionado entre la gente.
Las luces de colores y el movimiento dificultaban bastante la misión de ver nítidamente a Jeon, pero esos ojos luminosos y esa sonrisa perforada eran inconfundibles a leguas.
Se giró nuevamente a su amigo y lo vio con cansancio, viendo la sonrisa incomoda de Hoseok puesta en él.
―¿Qué piensas hacer?― preguntó en un grito amortiguado por la estruendosa música.
―Que me chupe la polla― gruñó molesto. ―No saldré corriendo por él.
Jung hizo una mueca. Sabía perfectamente como acabaría aquella noche, pero, decir cualquier insinuación del tema en ese momento, significaría ganarse el odio desmedido de su mejor amigo por unos cuantos días.
Dejó que Yoongi se fuera entre la gente para dirigirse la barra intentando mantenerse lo más lejos posible del azabache que ya lo había visto por el rabillo del ojo.
Hoseok vio la escena de Jungkook seguirlo con la mirada y como su amigo lo tomaba del brazo para alejarlo de Yoongi.
Chasqueó a lengua y alzó los hombros antes de dirigirse nuevamente a la pista de baile.
Había comenzado una nueva ronda del juego y solo quedaba esperar hasta que acabe.
▪ 국기 ▪
Jungkook dejó que Jimin lo arrastre al patio del club. Encendió un cigarro y vio como su amigo lo imitaba en silencio, apoyándose ambos en la pared fría donde rebotaba la música de dentro del lugar.
―Pareces perro alzado― soltó Park soplando el humo de su cigarro.
―No me jodas― gruñó rodando los ojos.
―Kook, me chupa tres cuartos de verga que te lo quieras follar, pero no puedes mandar todo a la mierda por un tipo que, evidentemente, no te soporta― dijo viéndolo de reojo.
Jungkook tenía a vista fija en la pared frente a ellos a escasos tres metros. El lugar era pequeño y tenía olor a orina y marihuana, pero era lo suficientemente calmo para que su amigo lo regañe por sus decisiones de vida.
―No oigo razones cuando se trata de Yoongi― respondió en un suspiro.
―Eso ya lo sé― respondió rodando los ojos. ―Pero si sigues así, te pondrá una orden de alejamiento.
Jungkook soltó una risa entre dientes. Por un lado, era gracioso imaginar que tan lejos debería llegar para que eso pasara y, por el otro, era irónico que hace un mes Yoongi estaba saltando sobre su polla mientras gemía su nombre.
Jimin rodó los ojos y arrojó el cigarro al suelo, pisándolo sin ánimos antes de volver a entrar al club. Se volteó para asegurarse de que Jungkook lo siga, pero frunció el ceño al verlo apagar el cigarro mientras usaba su móvil.
Alzó una ceja al verlo sonreír y se volteó nuevamente al interior del club, buscando a Yoongi con la mirada.
Su cabello menta le permitía ubicarlo rápidamente, notando enseguida que también estaba con su teléfono en la mano.
Soltó un largo suspiro y se giró a su amigo con expresión de poca tolerancia.
―Eres un imbécil.
▪ 국기 ▪
―¿"Te extraño"?― leyó Hoseok sobre su hombro, haciendo a Yoongi encogerse sobre sí mismo por el susto y esconder su móvil en su ropa sin sentido alguno, a sabiendas que ya había visto todo el chat.
―No digas nada― soltó Min dando un largo trago a su vaso.
―¿Cómo quieres que no diga nada?― preguntó enfadado. ―Tú sabes que comienza así y acabas maldiciéndolo en mil idiomas mientras vuelves a tu casa a la mañana siguiente caminando descalzo porque no aguantas quedarte con él hasta que te puedan enviar un auto.
―No pasará eso― dijo alzando los hombros.
―Eso es lo que pasa siempre, Yoongi― espetó molesto. ―Recuerda que por algo es tu ex.
Yoongi apretó los labios y las imágenes de esas dos noches de engaño volvieron a su mente como flechas inevitables.
Le había dolido tanto que Jungkook lo engañara, que él mismo había querido tomar venganza, pero la mirada de Jungkook cuando lo encontró en la cama con una chica y un chico, era un cuadro que nunca iba a poder quitar de su sala.
Jungkook no estaba triste o destrozado como había estado él cuando leyó los mensajes con el chico con quien lo engañó; no. Jungkook estaba enfadado, molesto y preparado para una guerra.
La pareja se había ido asustada y ellos gritaron y arrojaron cosas hasta que no podían parar de llorar.
Si Jungkook era su ex, no fue por el engaño, sino por lo rota que quedó su relación después de eso.
El no poder mirarse a la cara sin recordar ese día. El no poder decir su nombre sin recordar cómo le seguían miles de improperios de forma automática. El no poder besar sin recordar que de sus labios habían salido tantas veces suspiros por alguien como él.
Su relación había sido caótica desde aquel primer engaño hasta el día de hoy, pero se había vuelto, de forma extraña y retorcida, un lugar cómodo para ambos.
―¿Es lo primero que te escribe desde hace un mes?― preguntó Hoseok al ver que Yoongi se había desanimado al estar encerrado en sus pensamientos.
Yoongi asintió en silencio.
Era una gran mentira. Yoongi borraba la conversación de Jungkook todos los días para no caer en la tentación de verlo cada vez que Jungkook le hablaba; pero conversaban con bastante frecuencia, a decir verdad.
Ninguno sabía cómo soltarse y esa era la causa de ese maldito circulo vicioso donde solo le huían al inevitable final.
―No tiene caso que te diga que nos vayamos ¿Verdad?― preguntó Hoseok, soltando un largo suspiro cuando Yoongi negó sin duda alguna.
▪ 국기 ▪
―¿Esa es tu polla?
Jungkook pegó un salto sobre sí mismo, escondiendo su móvil en su ropa por instinto y soltando una maldición al ver a Jimin de pie a su lado.
―La puta que te pario― soltó rápidamente.
Jimin soltó una risa entre dientes y vio como Jungkook volvía a sacar su teléfono.
La conversación con Yoongi era larga y variada en tres categorías claras: Maldiciones, sextext y fotos y videos eróticos de ambos.
No había conversaciones de su relación, de sus sentimientos o de sus vidas actuales. Únicamente se hablaban para tener sexo o desquitar su odio con el otro.
Jimin vio con pena la conversación.
Jungkook sabía que Jimin podía ver esas fotos o videos que, para él y su ex eran morbosas y sexuales, porque jamás había podido ver su relación como algo más que un juego toxico.
Jimin podía estar viendo ese video de Jungkook follando a Yoongi de hace tres meses y solo pensar en lo problemática y triste que era su relación.
―¿Piensas llevarlo contigo esta noche?― preguntó viendo a la cara.
Jungkook tenía la mirada fija en el teléfono, específicamente en el mensaje que le había enviado a Yoongi hace unas horas que nunca obtuvo respuesta.
―Él es mi otra mitad, Jimin― susurró alzando la vista para buscarlo en la pista de baile. ―Sé que no está bien, pero no puedo vivir sin él.
Jimin soltó un suspiro dejó caer su cabeza hacia atrás, golpeándose con la pared, pero sin quitarse de allí.
―Si lo amas, deberías dejarlo― susurró con los ojos en blanco.
―No lo amo lo suficiente.
▪ 국기 ▪
Jungkook estaba sentado en un sofá cuando logó verlo en la pista de baile.
Yoongi no solía bailar demasiado. No era algo de especial interés del mayor; lo hacía únicamente al estar ebrio o en suma confianza.
Era muy difícil que Yoongi esté tan cómodo como para dejarse llevar y bailar, así que lo que estaba haciendo en la pista de baile no era exactamente eso.
Estaba de pie, con la mano en la cintura de una chica mientras pasaba su peso de un pie al otro y dejaba que la castaña se restriegue contra su cuerpo.
Jungkook sonrió de lado cuando centraron sus miradas. Ambos tenían sus vasos de alcohol en la mano y le dieron un trago al mismo tiempo sin dejar de verse.
Jeon lamio sus labios y cruzó las piernas, viendo como Yoongi dejaba que el vaso vacío de plástico caiga al suelo para tomar a la chica y voltearla hacia él.
No apartó la mirada cuando comenzó a besarla o cuando bajó sus manos a su trasero porque Min no había quitado sus ojos de él.
Algo en el pecho del azabache se calentó cuando vio la opaca mirada de Yoongi en él mientras la chica bajaba sus besos por su cuello y adentraba sus manos bajo su camisa.
Dio otro largo trago a su vaso y lo dejó sobre la mesa cuando la chica se separó para salir de la pista de baile.
Se puso de pie, caminó hasta ellos y no hizo absolutamente nada para lograr que Yoongi suelte la mano de la castaña y siga su camino tras el.
Hoseok soltó un suspiro cuando los vio salir del lugar, pero no dijo nada para impedirlo. Ya sabía desde hacía horas que todo iba a terminar así y no tenía caso posponer lo inevitable.
―Maldita sea― susurró al ver a Jimin mirándolo. ―Aquí vamos otra vez.
▪ 국기 ▪
El auto de Jungkook había sido testigo de muchas cosas desde que se conocieron.
Muchas sesiones de sexo en lugares inapropiados, muchos morreos desesperados, peleas y palabras de amor.
Si algo nunca habían tenido entre ambos, eran aquellos temidos silencios incomodos.
―Manejas como adolescente en prueba de conducir― susurró Yoongi viendo la autopista sin expresión.
―Aun así, he sido tu chofer por demasiado tiempo― soltó Jungkook sin verlo.
―Eres más barato que el transporte público― respondió alzando los hombros.
―Porque a ti no te cuesta nada pagarme con mamadas― dijo haciéndolo chasquear la lengua.
―Soy un maldito pervertido― espetó Min. ―No te creas especial.
―Por favor― soltó con ironía. ―Jamás me creería algo más de lo que soy para ti.
Yoongi rodó los ojos y mordió el interior de su mejilla para contener una sonrisa.
Si había algo que no podían negar, era que eran especiales para el otro.
Había algo entre ellos que nunca iban a poder apagar y parecía que lo intentaron mes tras mes. Se habían rendido hace un año. Habían aceptado y abrazado esa llama que no podían apagar y plantearon las reglas para ese juego enfermizo que no tenía final.
―Quiero ir a mi departamento― dijo Yoongi sin verlo. ―Siempre termino caminando a la mañana porque no me llevas.
―No te llevo de regreso porque no quieres que lo haga― aclaró Jungkook. ―Y sabes que no iré a tu departamento.
Había algo poético en Jungkook. Algo que nunca compartía en palabras directas, pero estaba flotando en su mente constantemente.
Cuando engañó a Yoongi, siempre se había encargado de no tener un pie dentro de sus casas. Ni para tener sexo con ese otro chico, ni para responder un mensaje o una llamada.
Siempre había hecho todo de la puerta para afuera.
Yoongi se vengó en su propio departamento, en esa misma cama, en esa misma habitación.
Para Min no tenía mucho sentido la pureza del espacio, pero para Jungkook sí. No sabía por qué exactamente porque jamás lo puso en palabras para él, pero sabía que no pudo volver a pisar su habitación desde el día que pasó.
―Un hotel― susurró Yoongi sabiendo que no era una opción.
Jungkook no dijo nada porque sabía de antemano que había sido un comentario para no darle la ultima palabra, porque Yoongi jamás había estado cómodo en hoteles.
Lo habían intentado cuando eran novios, pero no funcionaba y acababan teniendo sexo en el auto en el estacionamiento del mismo hotel o en un parque cercano.
Acabaron en el departamento de Jungkook como siempre.
▪ 국기 ▪
El departamento de Jungkook no había sido el principal lugar de encuentro durante su relación afectiva. Solían pasar gran parte del tiempo juntos en el departamento de Min al punto donde parcialmente vivían juntos.
Sin embargo, esto cambió desde que comenzaron su relación actual.
El departamento de Jungkook se había vuelto su cueva de lujuria desmedida y caos emocional.
Dejaban todo de lado cuando esa puerta se cerraba.
Olvidaban temporalmente los engaños, el llanto, los gritos, inclusive el amor que no acababa de morir entre ellos.
Entraron, como siempre, comiéndose la boca a besos y jalando las prendas ajenas para sentir el cuerpo del contrario contra el suyo.
Nunca hubo una rutina para la aventura. A veces llegaban al cuarto, a veces lo hacían contra la puerta de la entrada, a veces sobre la mesa de la cocina, o sobre el sofá de la sala.
Esta vez, los pasos torpes de ambos los llevaron a la sala, pero tropezaron con la alfombra y cayeron sobre esta en el suelo.
No se tomaron las molestias de moverse. Las respiraciones agitadas, el sabor del otro, las manos calientes y los suspiros ahogados eran muy buenos incentivos para acelerar el proceso.
Jungkook se separó, viendo a Yoongi agitado y sonrojado en el suelo de su sala y le quitó los pantalones de un solo movimiento.
Min ayudó con la tarea y se sentó para impedir que Jungkook se lance nuevamente sobre él, logrando que el menor se quite la prenda y queden en igual de condiciones.
Yoongi lamió sus labios al ver la erección contenida del azabache en sus boxers y saltó sobre él para sentarse sobre ella.
Jungkook rodeó el cuerpo ajeno con sus brazos, disfrutó el roce del trasero de Min contra su erección y devoró sus labios con hambre y lujuria.
Las manos del mayor se escabulleron entre sus hebras, acariciando sus lagos cabellos y profundizando los besos con desesperación.
Jeon lo empujó hacia abajo para sentir mejor como su miembro se apretaba contra él y sonrió complacido al sentir un gemido suave contra su lengua caliente.
Se separaron para quitarse las camisas y volvieron a pegarse como imanes, disfrutando del calor del cuerpo ajeno contra el propio.
Jeon jaló de los cabellos meta del mayor para romper el beso y poder bajar sus labios a su cuello. Mordió, lamió, besó y chupó esa zona que tan sensible volvía a Yoongi, y se deleitó con sus gemidos y movimientos erráticos de caderas.
Lo alzó desde el trasero para dejarlo nuevamente en el suelo y sonrió inconscientemente al ver las marcas rojizas que se asomaban en la blanca piel del mayor.
Los opacos ojos de Yoongi se habían cristalizado de placer, mientras que los luminosos obres de Jungkook se habían oscurecido de lujuria.
La ropa interior cayó sin cuidado a algún lugar del salón y los labios de Min se separaron para soltar un suspiro de excitación cuando vio como el azabache llevaba sus propios dedos a su boca.
―¿Hace cuanto no te follan?― preguntó Jungkook.
―Tu fuiste el ultimo.
Jungkook chasqueó la lengua. No era posesivo con Yoongi, pero la desventaja de que fuese bisexual era que podía pasar demasiado tiempo sin que entraran en él; cosa que dificultaba su trabajo a la hora de prepararlo.
Yoongi no dijo nada. Solo abrió las piernas y dejó que el índice comience a entrar en él sin demasiado cuidado.
Jungkook sabía de sobra como tratarlo en cuanto al sexo. No necesitaba ningún tipo de aclaración a este punto, así que solo se relajó y se dejó ser.
Lo preparó con seguridad y firmeza.
Al principio Yoongi solo permaneció en silencio contemplando los músculos tensos y cubiertos de tinta del menor, pero acabó con los parpados fuertemente cerrados, la alfombra en sus manos y gimiendo con fuerza.
Jeon lamió sus labios al ver como el miembro ajeno reaccionaba por el placer. Quitó los dedos de su interior, viendo como Min se relajaba nuevamente y dejaba caer sus piernas, haciendo que se cierren entre ambos.
Jungkook se puso de pie y caminó hasta sus pantalones, rebuscando entre los bolsillos de cargo el sobre con el preservativo extra lubricado que guardó esa misma noche.
Yoongi juntó todas sus fuerzas para sentarse y se acomodó sobre la mesa de café en el centro de la sala.
Algo dentro de él le decía que si veía directamente a Jungkook mientras lo hacían, acabaría demasiado rápido para su gusto, así que le dio la espalda y apoyó la frente sobre la madera de la mesa.
Cerró los ojos y sintió como el glande húmedo y cubierto se acomodaba en su entrada.
Ya lo habían hecho incontables veces, pero ese látex separando su unión, era algo a lo que nunca acababa de acostumbrarse.
Sabía que era necesario, pero una parte de su inconsciente no podía concebir que Jungkook ya no era su novio.
Ambos habían sido cuidadosos con el tema cuando se engañaron, porque no importaba la rabia o la calentura del momento, se amaban con locura para arruinarse la vida por ello.
Pero ahora el amor no estaba en la ecuación; o no de forma tan presente.
Entró en él lentamente para disfrutar de esa conocida satisfacción de la unión.
Yoongi separó los labios en un gemido mudo al sentirse completamente lleno, mientras Jungkook apretó la mandíbula al sentirse completamente apretado.
Los suspiros llenaron la habitación y Jeon comenzó a mover su cadera con cuidado y calma.
Yoongi pasó las yemas de sus dedos por la mesa para llegar a los bazos ajenos que sostenían con firmeza sus caderas.
Tomó sus muñecas solamente para sentirlo y soltó un gemido de placer cuando los movimientos aumentaron la velocidad de las embestidas.
Maldijo contra la mesa, gruñó viendo las betas de la madera y gimió sintiendo el cuerpo ajeno golpeando contra el suyo.
Clavó sus uñas en su piel cuando la rudeza de los empujes aumentó y puso los ojos en blanco cuando Jeon rozó ese punto que lo hacía delirar de placer.
No hizo falta decirle nada. Había visto la reacción de su cuerpo lo suficientemente bien para saber que debía continuar con eso.
Tomó sus manos que se habían clavado en sus antebrazos para tomar con fuerza sus muñecas y fijarlas en la espalda baja del mayor.
Restringió los movimientos de Yoongi para aumentar la fuerza contra aquel punto que lo hizo gritar de placer.
Min despegó la frente de la mesa porque le faltaba el aire de tanto gemir, logrando que Jungkook lo tome del cabello para que no caiga, haciendo que mantenga la vista al frente mientras su miembro golpeaba con la parte de debajo de la mesa de centro.
Maldijo en voz baja cuando su vista se centró en el televisor frente a él porque podía ver por el reflejo de forma clara a Jungkook embestirlo.
Se veía tan malditamente sexy que no podía entender como alguien como Jungkook estaba tan obsesionado con alguien como él.
Yoongi no podía negar que era bonito, pero tenía varias inseguridades con su cuerpo, así que ver la mirada de completa obsesión con la que Jeon lo follaba, lo hacía delirar de placer.
―Koo― gimió temblando de placer.
Jungkook lo soltó con cuidado, llevó sus manos nuevamente a su cintura para ver como Min posaba las suyas en la mesa para alzarse y pegar su cuerpo al ajeno.
Jeon sonrió gustoso al ver como Yoongi intentaba besarlo y se inclinó a él para lograrlo.
Se sentían tan cerca, tan calientes y tan unidos que solo podían gemir y suspirar contra los labios del otro.
―Yoon― susurró Jungkook sobre sus labios.
―Te amo― respondió entre gemidos.
Jungkook sintió como su pecho se calentaba, pero se negó a sonreír por miedo que sea un sueño cruel, así que solo pegó su frente a su hombro y aumentó la velocidad de sus caderas.
―También te amo.
No tardaron demasiado en acabar.
Primero golpeó el orgasmo a Yoongi, sintiendo como una ola de placer golpeaba su cuerpo desde su vientre hasta la punta de su pelo, apretando sus dedos y dejando que su saliva caiga en la mesa mientras cubría la mano de Jungkook de semen.
Poco después le siguió Jeon, llenando el látex de su esencia caliente y haciendo temblar al mayor al sentir el calor expandirse dentro de su cuerpo sensible.
Salió de él con cuidado, dejando un beso en su espalda y viendo como Min se dejaba caer al suelo, sentándose sobre sus pies frente a la mesa húmeda de sudor y saliva.
―¿Estás bien?― preguntó Jeon arrojando el preservativo en el cesto de basura. ―¿Quieres comer algo?
Yoongi solo asintió en silencio, sintiendo como todo su cuerpo temblaba por el cambio de temperatura.
Jungkook suspiró y no dijo ni una palabra antes de comenzar a preparar algo para cenar.
▪ 국기 ▪
Eran las cinco de la mañana cuando acabaron de comer. Aun no salía el sol, pero la noche ya no estaba tan oscura.
Ambos estaban en ropa interior y Yoongi se había puesto la camisa de Jungkook para cubrir un poco su cuerpo.
El menor cerró las ventanas y las cortinas, aprovechando que el televisor estaba encendido para darles luz.
Yoongi había puesto algo de música para no tener que hablar, pero ambos sabían bien que la balada de fondo no evitaría que pensaran en el elefante de la habitación.
Jungkook se aceró a él y se mantuvo de pie a su lado, viendo Yoongi sentado en el sofá con la vista fija en la imagen de fondo de la playlist en la televisión.
Le tendió la mano sin decir nada y Yoongi la tomó de igual forma.
En puro silencio y sin darse explicaciones, se abrazaron y comenzaron a seguir el ritmo de la música lenta con sus movimientos.
Yoongi entrelazó sus dedos con los ajenos, acariciando su hombro con la otra mano y sintiendo como la ajena acariciaba su cintura sobre la camiseta.
Apoyó su rostro en su pecho y sintió como el corazón de Jungkook palpitaba con fuerza cuando dejó un beso en su coronilla.
―Yoon― susurró el menor, pero un sonido de silencio escapó de los labios ajenos.
―Hablaremos en la mañana― murmuró sin dejar de moverse.
Jeon asintió y aferró su agarre en silencio.
▪ 국기 ▪
Pasó la noche con él. Realmente pasó la noche con él.
Se despertaron alrededor de las tres de la tarde con el golpeteo de la puerta.
Jungkook maldijo mientras se estiraba en la cama y sentía los brazos de Min aferrarse a su cintura con más fuerza.
Dejó un beso en su mejilla, logrando que Yoongi lo dejara levantarse de la cama. Se dirigió a la puerta arrastrando sus pies y abrió sin preocuparse por estar en ropa interior.
Su inconsciente debió advertirle que la única persona que tenía una copia de la llave de la entrada del edificio era Jimin como para no preocuparse por recibirlo en boxers, pero pestañó sorprendido al ver a Hoseok a su lado.
―¿Yoongi está aquí?― preguntó Jung. ―Siempre que se van juntos me llama a la madrugada para que le envíe un auto y lo tengo en mi casa a las ocho de la mañana maldiciéndote en veinte idiomas.
Jimin no dijo nada, solo permaneció en silencio hasta que vio el mayor acercarse a ellos tras Jungkook.
―Vas a arrepentirte de esto, Kook, lo sabes― susurró Jimin.
Jungkook no dijo nada. Aun no habían hablado de lo que pasó la noche anterior así que solo dejó que sus amigos entren y que Yoongi lo abrace desde atrás, acomodando su barbilla en su hombro.
―¿Por qué no parece ser como las otras cientos de veces que ha pasado esto?― preguntó Hoseok.
―Porque hay algo diferente― susurró Yoongi.
―No volverán ¿O sí?― preguntó Jimin.
―Aun no hemos hablado de nada― respondió Jungkook.
―No sé si llevará demasiado tiempo hablar― susurró Yoongi separándose para verlo de frente. ―Tengo muchos pecados, pero tu eres mi favorito.
Jungkook sonrió de lado y acarició su mejilla antes de dejar un suave beso en sus labios.
―Lo mismo digo.
Se miraron a los ojos por unos cuantos segundos donde hicieron a sus amigos imaginarse por donde iba esta historia.
―Joder― soltó mordiendo su labio inferior. ―Hagámoslo de nuevo.
Jungkook sonrió y se besaron nuevamente.
Tal vez se repita la historia o tal vez sea una nueva historia con un final diferente, pero lo importante es que el juego había terminado y ninguno de los dos acabó perdiendo exactamente.
Fin
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