CAPITULO DOCE.

¿Algo bueno o algo malo?

Conciliar el sueño fue algo que no pude hacer anoche ya que no podía dejar de pensar en lo que paso y en lo que sentí. Durante la larga y pesada noche trate de convencerme a mí misma que lo que sucedió no fue de importancia y no significo nada, solo confirma lo que ya sabía 'le gusto a Charlie'. Y ¿Eso qué significa? Pues nada, solo que tiene buenos gustos y eso es todo.

Cuando más me esfuerzo en algo es cuando peor me sale y aunque trato de tener un día común y corriente el pensamiento de Charlie besándome vuelve a mí en repetidas ocasiones y me hace sentir el calor del momento recorrer mi cuerpo, no puedo evitar sonrojarme y eso es algo que mis hermanos notan, aunque trato de evitar dar explicaciones y permanecer lejos de ellos lo más que puedo.

Un par de horas antes de la puesta del sol nos reunimos con nuestro papá para ir a comer juntos <claro que sin mamá> ese es su acuerdo, los domingos comemos con papá, creo que lo hace para no perder el contacto con nosotros pues ya somos mayores de edad lo que significa que él ya no tiene ninguna responsabilidad con nosotros, pero parece que ahora quiere comprar nuestro afecto con cosas materiales.

El intento de tener un día tranquilo y normal fracasa al llegar al restaurante, porque papá decidió improvisar y darnos una linda sorpresa y ahí están sus otros hijos, los que tuvo con su amante, sé que dije que no me importaba, pero una cosa es saber que existen y otra es conocerlos y otra aun peor es el parecido físico que tienen con Jade y Mateo, me alegra ser yo la que se parezca a mamá.

– Hijos lamento si es muy pronto, pero en verdad quería que conocieran a sus hermanos – me parece que esta no es la mejor idea que has tenido Jorge

– Está bien, papá – dice Jade intentando parecer feliz

– Da igual, siempre haces lo que quieres ¿No es así? – pronuncia Mateo con voz hostil

– Mateo por favor cálmate un poco, dale una oportunidad a papá – Jade habla en voz baja intentando mantener el control

– Está bien – la mirada de Mateo se posa en mi de manera desafiante – ¿Y tú no vas a decir nada? –

– No, no tengo nada que decir – mi voz es firme

Caminamos hacia la mesa en la que están sentados los 'otros hijos' los saludamos de mano por cordialidad porque esta no es la situación más cómoda del mundo tanto para ellos como para nosotros, pero inician las presentaciones.

– Chicos, ellos son Mateo, Jade y Ruby – dice señalándonos, la verdad creí que los presentaría a ellos primero – Y chicos, él es Anthony – señala al mayor de ellos, su piel es tan pálida que hace resaltar sus ojeras, bajo su gorro de lana se puede divisar un poco de su cabello rubio opaco – Y ella es Alexa – la menor tiene una apariencia más dulce, su piel cobriza resalta sus ojos verde lima <son exactamente iguales a los de Mateo>

– Mucho gusto – soy la primera en romper el incómodo silencio, pero estoy segura que no será el único de la tarde

Papá intenta mantener la conversación con todos sus hijos haciendo que hablen entre ellos, a mi parecer está forzando las cosas definitivamente fue muy pronto para conocernos, estoy casi segura de que la tarde va a acabar mal.

– Entonces... Alexa ¿Qué edad tienes? – Jade pregunta con falsa amabilidad

– 16 años – la voz de la chica de cabello trigueño es apacible, parece estar incomoda

– ¡Qué bien!, ¿Lo ves Ruby? ya no eres la hermana menor – ella clava sus ojos en mi esperando una respuesta, pero yo solo ignoro su comentario – Y ¿Qué hay de ti Anthony? –

– 20 en dos meses – su voz es fría y cortante

– Que chistoso yo también tengo 19 y cumplo 20 en un mes – Jade suspira y continua – Es bueno saber lo que hacía Jorge cuando mi mamá está embarazada –

Mateo se ahoga un poco con el agua, mi papá mira de mala manera a Jade, Anthony solo se queda callado, Alexa pretende no existir y yo no puedo contener la risa.

– ¿Qué te parece gracioso, Ruby? – pregunta mi papá con molestia

– Perdón, pero no puedo con las situaciones bajo estrés – intento contener la risa para continuar explicando – Esto está siendo muy extraño y lo único que puedo hacer es reírme o llorar y no tengo ganas de hacer lo segundo – él no dice nada y acepta por la fuerza mis palabras

El silencio es interrumpido por el sonido de una notificación en mi celular.

Charlie.

¿Qué tal va tu noche?

Algo interesante

En este momento agradezco la distracción, aunque sea Charlie quien la provoque, de igual manera ya me he acostumbrado a hablar con él, lo hemos hecho diario desde hace una semana.

¿Por qué?

No sé si lo sabias

Peroooo....

Mi papá tuvo una aventura

En realidad, fue más que eso

Tuvieron hijos

Si

Mateo me lo contó

Fueron dos hijos

Pues adivina con quienes estamos comiendo

Nooo...

¿Los llevo a conocerlos? :0

Yep

Eso no suena como una buena idea

Y no lo fue

¿Hay drama?

Si un poco

Lo que hay más es 'incomodidad'

Lo imagino

Sobre todo, a Mateo con esa cara que hace cuando algo no le gusta

En este momento si está haciendo esa cara

Clásico de Mateo

Es Jorge quien se encarga se traerme de vuelta a este incomodo momento.

– Ruby, quieres por favor dejar el celular por un momento, estamos en familia – pronuncia con voz seria

– Claro – no protesto

Continuamos con la comida, pero ocasionalmente cuando papá está distraído le sigo mandando mensajes a Charlie, pero no hablamos del beso o de lo que dijo, creo que ninguno de los dos lo vio como algo necesario.

Con los últimos rayos del sol iluminando el cielo salimos del restaurante, papá se va con sus hijos y nosotros nos vamos de regreso a nuestra casa. El camino es acompañado de la ligera brisa de agosto y el silencio, pero no es incómodo es... pacífico algo que necesitamos justo ahora.

Nunca creí estar en una situación como esa y supongo mis hermanos tampoco lo imaginaron, mientras caminamos los miro intentando descifrar lo que pasa por sus mentes. Mateo parece estar decepcionado y enojado, y lo entiendo él y papá solían tener una buena relación, eran muy cercanos y es por eso que el día de mi 'incidente' me sorprendió verlo tan enojado con él y como si estuviera en su contra. Cuando veo a Jade no hay ninguna emoción en su rostro se ve tan indiferente a esto y en eso siempre ha sido una experta, de los tres ella siempre ha sido la de mejor control de las emociones, lo que hace más difícil saber cómo se siente. En cuanto a mí no hay nada que decir, no soy buena digiriendo las emociones y mucho menos expresándolas.

Llegando a casa los tres estamos lo suficientemente agobiados como para hablar así que entramos directamente en nuestras habitaciones sin pronunciar palabra alguna para que cada uno lidie con sus emociones de manera privada y personal.

[...]

La tarde del día siguiente estoy en la cafetería de los 50's esperando a Andrea porque por fin después de un mes la vuelvo a ver, bueno en persona. Solo paso un mes desde que no nos vemos, pero han ocurrido tantas cosas que se siente como si hubiera sido más tiempo, la puerta se abre y veo entrar a esa chica de cabello negro y hermosos ojos azules que iluminan el lugar, cuando nuestras miradas se cruzan ella se apresura adonde estoy sentada y yo me levanto de la silla para abrazarla.

Hablamos de tanto, pero pocas cosas importantes y una de ellas es su examen para la universidad.

– Estoy muy segura de que si te quedas –

– Trato de estar positiva, pero tengo mis dudas –

– Vamos yo soy la negativa de las dos, además si mi hermana si entro tú también lo vas a hacer – me río y ella hace los mismo

– Tienes razón la negatividad la dejo para ti, ahora mejor distráeme con algo más –

– Bien, que quieres que te diga –

– Pues... ¿Qué tal te cayeron tus hermanos nuevos? – le sonrió falsamente

- ¿En verdad tenías que preguntar eso, Andrea? –

– Eso significa ¿Mal? –

– No lo sé, ahora no tengo una opinión que no esté afectada por el enojo o decepción –

– Está bien, mejor no pregunto sobre eso, cambiemos de tema ¿Qué pasa con Charlie? – su sonrisa es picara

– No pasa nada – hablo mientras dirijo la mirada a otro lado

– ¿Bromeas? Han estado saliendo, se besaron y te dijo que le gustas, eso es más que un simple nada – me arroja una papa frita en la cara

– Sí, pero eso no significa nada – intento convencerme a mí misma

– Creo que necesitas lentes porque está claro que no estás viendo el panorama – ella mueve las manos de forma dramática

– Estoy bien, si estoy entendiendo lo que dices y si estoy viendo el panorama – muevo las manos de igual forma – Pero oficialmente no pasa nada –

– Oficialmente ¿Eso qué significa? –

– Mira, conozco la reputación de Charlie y recuerdo lo que dijo su amiga, pero no quiero tomar el riesgo y ser una tonta más que se enamora de alguien que no tiene un interés real –

– Pero que hay de lo otro que dijo su amiga ¿Crees que no tiene interés real? –

– No sé qué pensar, tal vez si lo tiene, pero no puedo arriesgarme aún –

– ¿No puedes o no quieres? – bajo la mirada ante su pregunta – Te estas asegurando de no tener un corazón roto, eso es muy inteligente, pero es un esfuerzo inútil ya que de eso trata el amor, no puedes vivir evitando el riesgo de sufrir por un corazón roto, siempre va a haber uno –

Andrea y yo seguimos la conversación de cómo no quiero terminar con un corazón roto en vano y su único argumento es que parte del amor es la decepción y la tristeza que este provoca, la conversación no es del todo seria, ya que ambas nos reímos como respuesta a los propios comentarios que hacemos.

La plática va bien cuando se abre la puerta de la cafetería haciendo sonar la pequeña campana que está arriba de esta y por el rabillo del ojo pude divisar entrar a un chico alto de cabello castaño ondulado, Hadrian... lo conozco, mi mente comienza a divagar entre recuerdos de aquel chico automáticamente durante unos segundos antes de si quiera poder reaccionar.

– ¿Lo conoces? – pregunta Andrea ante mi reacción

– Si – mi voz suena perdida

– ¿De dónde? – su mirada se llena de curiosidad

Esa es una buena pregunta, a él lo conocí en la secundaria estábamos a medio año escolar cuando llego, venia de Los Ángeles y se mudó a Diekrone por el trabajo de su mamá, fuimos buenos amigos y fue el primer chico que me gusto, pero nunca paso nada porque todo su interés estaba en Marisol al igual que el de ella en aquel chico. Nada se le escapaba de las manos ella siempre conseguía lo que quería y Hadrian no fue la excepción.

Permaneció con nosotros el resto de la secundaria, pero al finalizarla se mudó a Italia y no creímos volverlo a ver pues él nos dijo que nunca esta dos veces en el mismo lugar... pero aquí está de nuevo.

Me esfuerzo en ser veloz para explicarle todo lo que puedo a Andrea antes de que el chico de ojos miel se percate de mi presencia a un par de mesas de él.

– ¿Ruby? – no digo nada solo muevo la mano saludándolo a lo lejos, pero él se acerca – Tanto tiempo sin verte ¿Qué has estado haciendo? – su mirada se vuelve indagadora

– Nada importante ¿Y tú? –

– No mucho – dirige su vista hacia Andrea – ¿Te conocí a ti? –

– No, yo no vivo por aquí – estira la mano frente a él – Soy Andrea –

Él le da la mano gentilmente.

– Mucho gusto Andrea, si no vives por aquí ¿Cómo se conocieron? – su curiosidad es abrumadora

– Pues nos conocimos en...– ella me lanza una mirada de auxilio al no saber que responderle al chico

– ¡Aquí!, nos conocimos aquí en la cafetería – no estoy ocultando el lugar donde nos conocimos, pero no quiero que esa sea la primera impresión de Hadrian después de no vernos por años

Él sonríe y su mamá le habla para decirle que es hora de irse, él se gira hacia nosotras para despedirse.

– Nos vemos luego Ruby – guiña un ojo para después darle la mano a la pelinegra a mi lado – Y un placer conocerte Andrea – se da la vuelta y se va

– Creo que... – duda por un momento – Esto se va a poner interesante – dice la chica de cabello negro junto a mí y yo solo le doy una mirada confundida

¿Por qué Hadrian estaría de vuelta en Diekrone después de tres años? Las dudas se disparan en todo mi ser y mi mente se pone en marcha a comenzar a divagar en posibles razones del por qué Hadrian estaría aquí.

Se siente raro verlo después de tanto tiempo, tanto ha cambiado desde su partida, ¿Su presencia aquí significara algo bueno o algo malo?

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