19. Marimba y traguitos multicolor
La noche cae en la playa y el glamour se despliega como un manto sobre la ciudad. Luc me ha invitado a una discoteca que destila elegancia, donde cada detalle ha sido cuidadosamente seleccionado para crear una experiencia única; a veces me pregunto cómo puede ser que la gente que tiene tan buen poder adquisitivo encuentre la manera de hacer combinar elementos extravagantes en cosas mundanas.
—Bienvenida, Valentina.
—¿También eres el dueño de este lugar?—le pregunto a Luc consiguiendo una negativa y una sonrisa como respuesta.
Al pasar la seguridad, una fila eterna de personas que nos miran mal y un lateral por el cual no nos revisan ni nos pasan por un detector de metales, el resplandor de las luces y el sonido de la música chic en la distancia me envuelven.
Luc, con su presencia magnética, ha pasado por la entrada como un auténtico habitante de la alta sociedad, saludado por miradas de reconocimiento. Mientras avanzo hacia la puerta, no puedo evitar sentirme como parte de una película, donde la trama se desenvuelve en un escenario de lujo y sofisticación.
Desde que llegué a esta ciudad esperaba que mis expectativas me hagan mejorar el estilo de vida, pero todas las noches solo fueron lujo y el sentimiento de sentirme exclusiva. Esa Valentina que sentía todas las puertas cerradas y que no lograría pasar la barrera que distingue pobres de ricos, por fin deduce que puede darse la vida que se merece. No le temo acostumbrarme a sentirme exclusiva, pero sí le temo que en algún momento deba desacostumbrarme, en realidad.
Cuando sabes lo que es la carencia y no tener absolutamente nada, haces todo lo posible por no volver a caer al pozo.
—¿Te gusta?—me pregunta Luc por encima de la música y asiento con cierta ilusión de que sí, me está gustando.
—¿Qué hay de tus amigos?—le pregunto.
—Deben estar cerca.
La discoteca, bañada en luces tenues y con una pista de baile que parece brillar con un encanto propio, me deja sin aliento. Las personas a mi alrededor están vestidas con un estilo impecable, como si cada atuendo fuera seleccionado para impresionar. Desde la zona VIP donde estamos tenemos un panorama privilegiado, en altura, con cierto privilegio por sobre todos los que están allá abajo.
¿Así se sienten los ricos siempre? Mirar desde arriba constantemente ya te atribuye sentimientos de poder. ¿Tendría yo posibilidad de siquiera hacerme a la idea de poder acostumbrarme?
Me sumerjo en el ambiente, maravillada por la elegancia que rodea cada rincón. Las risas y las conversaciones se mezclan con la música, creando una sinfonía de vibraciones positivas. Mientras camino por el lugar, las personas reconocen a Luc y le dirigen sonrisas y saludos, confirmando su estatus en este mundo de lujo.
Me siento afortunada de ser parte de esta escena, y mi mente divaga entre la incredulidad y la emoción. Mientras disfruto del ambiente glamoroso de la discoteca, Luc hace unos gestos y luego se acerca acompañado de tres amigos y sus respectivas novias. Cada pareja irradia una energía única que parece encajar perfectamente en este escenario de lujo y diversión. La sofisticación en carne propia con mucho brillo y tul.
Los amigos de Luc son tan variados como fascinantes. Está Martín, el extrovertido con una risa contagiosa que parece iluminar la pista de baile. Su novia, Laura, es una mujer elegante con una sonrisa que denota complicidad y diversión.
Luego está Nicolás, el más tranquilo del grupo, con una mirada observadora que parece absorber cada detalle de la noche. A su lado está Sofía, una mujer con una elegancia natural que complementa la serenidad de Nicolás, aunque deduzco que no son pareja sino que ambos miran a algunos chicos que pasan y juzgan atuendos ajenos.
Finalmente, está Pablo, el bromista del grupo que no deja de hacer chistes y comentarios divertidos. A su lado está Carla, una mujer con una energía vibrante que encaja a la perfección con la chispa de Pablo.
Luc me presenta a todos con una sonrisa, y rápidamente nos sumergimos en una conversación animada acompañada de algo de movimiento en la pista. Cada pareja tiene su propia dinámica única, pero juntos forman un grupo armonioso que contagia alegría y camaradería.
Mientras charlamos y compartimos risas además de algunos tragos que van y vienen, me doy cuenta de que esta noche no solo se trata de la elegancia de la discoteca, sino también de la autenticidad y la conexión entre amigos. La música, las risas y la compañía crean un cóctel perfecto para una velada inolvidable en Punta del Este; jamás creí que me harían sentir tan bien al formar parte de ellos.
Nos sumergimos en la pista de baile, donde la música envuelve a todos en una coreografía improvisada. La complicidad entre amigos y parejas crea un ambiente de celebración y diversión. Aquí estoy, rodeada de gente increíble en una discoteca glamorosa, donde la magia de la noche parece no tener fin.
En un instante Luc y Pablo se van al baño dejándome con los chicos en absoluta confianza.
Entre risas y conversaciones animadas, me sumerjo en la dinámica del grupo, pero también aprovecho la ocasión para conocer más sobre los amigos de Luc, y, de manera sutil, intento sacarles información intrigante sobre él. Quizá sea por los tragos que me siento más animada (¡pensar que siempre dije que no me gusta el alcohol!), pero también ha subido mi nivel de coraje con la pregunta en mi cabeza que se acentúa y pregunta una vez y otra "¿cuál es tu bendito secreto, Luc Dupont?"
—Chicos, Luc ha sido bastante reservado sobre su pasado. ¿Tienen alguna anécdota interesante que puedan compartir? —pregunto con una sonrisa juguetona, esperando despertar su lado chismoso.
Martín, el extrovertido del grupo, se ríe antes de responder.
—Oh, Luc y sus días de fiesta son legendarios. ¡Ah, la costa porteña!—Carla le da un codazo y se retracta—. Pero, por desgracia, no puedo compartir demasiado aquí. Esos secretos están bajo llave en el cofre de la amistad —comenta, guiñándome un ojo y me pasa del caipirinha que está tomando.
Nicolás, el observador, interviene con una sonrisa enigmática.
—Luc siempre ha sido un tipo misterioso. Recuerdo una vez que desapareció por un fin de semana y regresó con historias que parecían sacadas de una película de aventuras. Pero no se dejó arrancar muchos detalles —dice, manteniendo el suspenso y mi cabeza queda vuelta un lío con esa información a medias.
—¿Qué...clase de detalles?—pregunto entre risas nerviosas.
Siento que en lugar de ampliarse información sobre el universo de Luc, no hacen más que sembrar nuevas semillas de intriga. ¿Por qué sigo con la necesidad de corroborar que Sebastián diga la verdad?
—Luc es inquebrantable, te lo advierto —añade Martín, haciendo gestos exagerados con las manos.
Intento sonsacar más detalles, pero parece que la lealtad entre amigos es más fuerte que mi astucia investigadora. Las parejas se ríen de la situación y luego Luc reaparece como si pareciera leer el pensamiento de todos o supiera de antemano qué sucedía acá.
—Valentina, creo que mis amigos están siendo demasiado amables al no revelar mis oscuros secretos. ¿Acaso tienes algo en mente? —pregunta Luc, uniéndose a la conversación.
Con una sonrisa encantadora, se acerca a mí llevando dos coloridos tragos. Una mirada entre cómplice y juguetona parece sugerir que estos cócteles tienen algo especial.
—Conocer tus secretos para luego llevarlos a la prensa.
—Creo que no les va a importar.
—¿Sabes los secretos de quién sí le importaría saber a la prensa?
Se vuelve a mí y me estudia.
Lo pienso, pero no lo digo en voz alta.
"Sebastián".
—Creo que debo ir al baño antes de este trago—le digo.
—Luego de estos—eleva las copas para brindar, sus amigos también lo hacen—. Son especiales de la casa y tienen un toque dulce que sé que disfrutarás —dice Luc.
Observo el vaso, que desprende una vibrante combinación de colores y está decorado con frutas frescas y una sombrilla colorida. La fragancia dulce y fresca alcanza mis sentidos, y mi boca se llena de dulzor.
—¡Wow, Luc, esto se ve increíble! ¿Qué hay en estos tragos mágicos? —pregunto, levantando el vaso para brindar antes de darle un sorbo.
La primera gota es como un estallido de sabores en mi paladar. Una mezcla equilibrada de frutas tropicales, notas cítricas y un toque sutil de algo exótico danzan en mi boca. Es dulce, refrescante y absolutamente delicioso.
—Luc, esto es maravilloso. ¡Gracias por el trago tan delicioso! —exclamo con satisfacción, dejándome llevar por la experiencia sensorial.
Luc sonríe, apreciando mi reacción, y brindamos de nuevo. La música envuelve la escena mientras disfrutamos de nuestros cócteles especiales. La noche en Punta del Este se torna aún más mágica con cada sorbo, y la camaradería del grupo se intensifica.
Con los tragos en mano y la pista de baile llamándonos, nos sumergimos en la energía vibrante de la discoteca.
Con los efectos alegres de los deliciosos cócteles en mi sistema, la noche avanza y la atmósfera se llena de risas, música vibrante y luces parpadeantes. Uno de los amigos de Luc, quizás influido por la euforia general, decide darle un giro más aventurero a la velada. Se acerca con una sonrisa traviesa, ofreciendo un cigarro para compartir.
—Valentina, ¿te animas a probar esto? Es la especialidad de la casa —dice, extendiéndome la marimba con una mirada cómplice.
Acepto con entusiasmo, consiguiendo que pronto nos veamos envueltos en risas y charlas animadas mientras disfrutamos de que me ahogo, pero no me interesa pasar vergüenza. La noche se vuelve aún más animada, y los efectos del alcohol y la marimba me hacen sentir más relajada y dispuesta a seguir la fiesta.
Mientras la noche avanza, la discoteca se llena de gente y la pista de baile se convierte en un torbellino de movimiento. Entre risas, bailes y fumeteo, decido irme por mí misma al baño tambaleándose entre la gente. Lamentablemente debo esperar, cosa que me llama a mirar el móvil en el intervalo.
"Buenas. ¿Qué haces?"
—Vaya, vaya, mira nomás. El innombrable.
Una chica que está delante de mí se vuelve al escucharme.
—Oh, no, no te decía a ti. Era a este chico que me tiene harta. Es decir, es super sexy, pero no sé si me tolera o si yo lo tolero a él.
Creo que tengo la lengua pastosa y pierdo la coherencia. La damisela Reina del Reino de los Reinoso se vuelve a mí con un gesto odioso y me quedo tras ella.
"Mira tú quién vino a escribir" le envío.
Parpadeo, tratando de enfocar.
"¿Qué?" me contesta.
Y veo que en verdad le he escrito "sjds djue escribirf".
¡Oh, no!
Así que le grabo un audio.
—Ho-hola... ¡Estoy en una cena! En una...disco. Es decir, frente a una discoteca... La gente ahí baila, acá...cenamos.
"Vaya" conviene "suerte en tu cena".
—Te toca—me dice una chica detrás y paso al baño.
Al salir, intento llegar donde los chicos, pero es inútil ya que ,me doy cuenta de que me he perdido entre el tumulto de la multitud y la dimensión expansiva de la discoteca cada vez la hace parecer más y más grande de lo que es. ¿Qué me dieron de fumar? ¿O fue la bebida? O las dos cosas. Uyyy je, je, je.
¡Ay, no! ¡Estoy perdida, no es divertido!
—¡Permissss!—digo a la gente intentando abrirme paso—. ¡Me he perdido en este laberinto de diversiónnnn!—exclamo entre risas, intentando encontrar mi camino de regreso al grupo. ¡Pero en verdad estoy super preocupada, no entiendo por qué la risa! Ayyy, je, je, je.
La música me envuelve mientras navego a través de la multitud, buscando las risas familiares de los amigos de Luc. La dramática puesta cinematográfica en la que se ha convertido mi vida en Punta del Este sigue su curso inmersa en un mar de luces parpadeantes y risas entrelazadas. Los efectos de los cócteles y la marimba han creado un mundo ligeramente borroso y surrealista. Mientras intento ubicarme, me doy cuenta de que me he perdido completamente y que no tengo ni la menor idea de dónde me he metido. ¿En qué momento pasé de la VIP a la general y ahora soy parte de la marea de gente?
Caminando entre la multitud con una mezcla de risas y sorpresas, la música sigue bombeando en mis oídos, y las luces deslumbran en tonos vibrantes mientras mi cuerpo realmente disfruta del apretujón de personas cuando sé que está mal y que debería volver con mi grupo, pero este calor de los cuerpos pegoteados ¡se siente bien!
De repente, alguien me atrapa suavemente por el brazo, haciéndome girar.
—¿Terminó tu cena y andas buscando el postre?—me habla una voz conocida.
Al girarme, me encuentro con Sebastián, quien parece haber aparecido como un salvador en medio de la agitación de la discoteca. Sus ojos brillan con una mezcla de diversión y preocupación mientras me observa.
—¡Sebastián! ¡Me has salvado! Cenamos y luego llegamos acá, je. Me perdí entre tanta gente y... bueno, no estoy segura de cómo llegué aquí exactamente —respondo entre risas, sintiendo una oleada de alivio al verlo.
Acto seguido, sus penetrantes ojos se acercan a los míos, luego a mis oídos y su barba incipiente me acaricia la oreja al hablar:
—Que sea la última vez que me mientes, Valentina.
Lo miro e inspiro profundo.
—¿Con quién has venido?—su tono de voz es firme. Creo que le vendría bien una fumeta, pero si se da cuenta de que he consumido algo más que juguito de frutas no sé hasta qué punto me afecte laboralmente.
—Sola.
—Vuelves a mentirme, te olvidas de mí para siempre.
Caray, qué aguafiestas.
—Con Luc—confieso por fin y su gesto parece arruinarse.
—Voy a matarlo.
—¿Por qué?
—¡Por drogarte!
Entonces no es necesario que deba ocultarlo.
—¿Tanto se me nota?—le pregunto riendo fuerte.
—En serio que lo voy a matar.
—Yaaaaa, baila un ratito—le digo sujetándolo de los brazos y lo atraigo hacia mí.
Su gesto se queda fijo en mí de manera hipnótica y no lo puedo contener más entre el alcohol, la música, el humo y la fumeta alrededor.
Lo beso.
Lo beso de verdad, con pasión, de manera tan ardiente que estamos a punto de prendernos fuego en la pista.
Hasta que entro en razón y caigo en la cuenta de que... ¿Y si Luc nos ve? ¿Y si se quiere sumar y hacemos un beso de tres?
Suelto una carcajada ante la idea y Sebastián me sujeta.
—¿Qué sucede?—me pregunta.
—Nada. Acompáñame—le digo, presa de la diversión que deja de lado la razón—. Te llevaré con mis amigos.
_________
#APrimeraVista
_________
¿Estás disfrutando esta historia? Recuerda comentarla, añadirla a biblioteca y likearla (:
Te cuento que en la plataforma de Booknet tengo más de 70 libros, algunos de ellos en venta para que puedas dar tu apoyo, terminados y muy suculentos.
Gracias de corazón,
L.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top