La noche cae, las estrellas asoman, la luna nos acaricia, el silencio de esta nos mueve. 

Volamos con el son del viento separados, pero unidos por un mismo destino. Bailamos al son de una guitarra imaginaria que nos envuelve en una fantasía sempiterna. Cierro los ojos, me dejo llevar. Tranquilidad. Las puntas de mis dedos empiezan a quemar, desean el tacto de tu cálida piel. Morriña. Imagino que estás aquí, dándome la confianza, el valor, para seguir bailando. Vacío. Ansío que estés a mi lado para compartir esta sensación tan desconocida y agradable al mismo tiempo. Respiro. De pronto te veo ahí, sonriéndome de una manera que me hace morir. Felicidad. Me deslizo por el aire hacia ti para sumergirme en el mar que te inunda, y del cual deseo ser parte por mucho tiempo. Vida. Nos fundimos, te siento como una segunda piel. Renazco.