Frío, distante.

Vives con el dolor, y dices aguantarlo.

Mas sé que mueres lentamente ante un mundo cegado,

Que reprimes todo aquello que muestre humanidad.

Tu miedo te invade.

Tu tristeza te corrompe.

Los recuerdos te apuñalan y ni te molestas en sanar tus heridas.

No muestras señales cuando te miro. Pero aún así soy capaz de ver más allá de tu mirar.

Es entonces cuando miras a otro lado.

Cuando, una vez más, niegas la verdad;

Cuando tú mismo te engañas;

Cuando decides morir una vez más

antes que vivir;

Cuando el hecho de tan solo mostrar

un atisbo de cualquier sentimiento

te paraliza.

Es en ese momento cuando huyes

despavorido,

creyendo que no dejas nada

cuando en realidad dejas toda

una estela de desesperación.