¿Quién es Jake?
Desperté por el ruido de mi hermano por toda la habitación.
—¡Jake cállate! —gruñí tratando de volver a dormir.
—Tu no me mandas —dijo la frase que siempre usaba y más odiaba.
—Estas en mi habitación así que si —me quejé.
Mi hermano tomó lo primero que encontró para lanzarmelo a la cara aprovechando que estaba medio dormido, no contó con que la lata que me aventó estaba llena de monedas y que me daría justo en el ojo.
—¡Mierda Jake! —grité molesto.
El idiota no dejaba de reírse hasta que me vió.
—No le digas a papá —suplicó nervioso.
Me levanté de la cama para verme en el espejo, y no era de más, estaba rojo a nada de volverse morado con parte de la ceja sangrando.
—De esta no te salvas cabron —sentencie.
Mi hermano me miró por unos segundos y empezó a llorar.
—¿Y tú por qué lloras? —pregunté molesto.
—Es que yo no quería —chillo.
Bufé molesto porque ahora no podría regañarlo, me acerqué para abrazarle y calmarle.
Pa entró para vernos.
—¿Qué le hiciste? —preguntó mi padre molesto.
—Fue un accidente, abrió la puerta y me pegó con ella —mentí— estoy bien.
Papá suspiró porque ya que se lo había dicho no se atrevía a pelear por eso aunque supiera que no había sido así.
—Baja a ver a tu padre para que te revise —ordenó— y tú y yo hablaremos de no abrir las puertas de golpe como acostumbras.
Papá me revisó lo que involucraba limpiar la herida lo que dolía demasiado.
—¿Puedes ver bien? —preguntó nervioso.
—Si papá —lo calmé— apenas y me rozó.
—Te dio en el ojo, lo se porque se te está poniendo morado —reprochó, a él no lo podía engañar.
—Está bien, si me pegó pero no es para exagerar —me adelanté.
—Te llevaré al hospital, me preocupa que pueda ser algo más —dijo nervioso.
—Papá...
—Nada ponte ropa y nos vamos —ordenó.
Pase toda la puta mañana en el hospital, como había dicho solo era el golpe, termine regresando a la escuela para las últimas horas.
Llegué para encontrarme con Percy quien al verme me abrazó.
<¿Estas bien?> —preguntó viendo mi ojo morado.
—Lo estoy —calmé, a la que no calmaría era Vic's.
—Pero tu eres imbecil o que —llegó regañándome.
—Vic's cálmate —dije pasando de su mal rollo.
—Nos tenías preocupado, te vas, no contestas los mensajes y regresas así... estás siguiendo los pasos de ese idiota —señaló a Percy.
—Te calmas, joder dame espacio —me quejé pasando de ella.
—¿A donde vas? —preguntó molesta.
—Al baño, !Qué, no puedo¡ —gruñi.
Ver todo el drama entre mi prima y Jensen era divertido pero era tiempo de actuar.
Le seguí hasta los baños, al entrar todos salieron como ratas excepto claro él.
—Lindo ojo —sonreí— te lo hicieron tus padres.
—No, mi hermano que me vió cara de tiro al blanco —contestó— ¿Qué quieres?
—Nos vemos hoy en mi casa —le recordé.
—Para eso me pudiste mandar un mensaje —se quejó.
—Ya pero necesito un favor —pedí.
—No te llevaré a ningún lado —estableció molesto.
—No, es otra clase de favor —murmure— tu amigo es vendedor y dado a que el mío se mudo muy lejos necesito algo de mercancía.
—Percy solo vende para estar activo —murmuro confundido.
—Si, y vende maria, pastillas para el dolor, todo tipo de droga menor —conté, empezaba a creer que no sabía en lo que estaba metido su amigo.
Él negó con la cabeza hasta que lo aceptó.
—No le pediré drogas para ti —aclaro.
—Solo un poco de maria, tú sabes que ayuda —convencí— pero a mí no me lo venderá.
Él se lo pensó por un momento.
—Te quedas con lo que sobre —ofrecí mostrándole el dinero.
Él lo tomó más a la gana para salir, me daría un festín.
Antes de irme era mi momento de actuar pues Vic's no estaba.
—Me duele el ojo, no tienes nada para el dolor —pedí cansado.
<Una pastilla para los cólicos servirá> —se hizo el tonto.
—Sabes pensaba algo un poco más fuerte, tal vez algo de la verde —reproche.
Percy me miró y suspiró abrumado.
<Lo sabes> —soltó acabado.
—Claro que lo sé idiota —regañé— ¿Qué mierda estás haciendo?
<De no ser por esto nadie se acercaría a mi> —gruño— <soy el puto mudo, que crees qué pasa cuando no estás tú o Vic's, soy nada>
Le miré molesto por lo dicho.
—Eres mi mejor amigo, eso no es nada para ti —afronté— si Percy eres mudo pero eso no es excusa para vender drogas, quieres conectar con mas personas únete a grupos de personas como tú o comunícate de otra forma pero deja ya está mierda.
Él me miró apenado para bajar la vista.
—No te avergüences de ser lo que eres —le recordé— porque eres asombroso.
Una vez más me abrazó.
<Lo dejare> —aceptó.
<Lo sé, y yo te ayudaré así que dame toda la marihuana> —pedí en secreto.
Percy lo dudó un poco para después darme lo que le quedaba.
<Fúmalo con precaución> —sonrió divertido.
Negué con la cabeza para irme.
Mi día fue una mierda, todo el día escuchando los problemas banales de los demás, incluso los de la rubia debatiendo si se vería mejor con el cabello castaño.
Por la tarde estaba en mi cuarto jugando en la computadora cuando Jensen entró.
—¿Lo traes? —pregunté animado.
—Si —contestó poniendo los ojos en blanco.
Él me lanzó una bolsa lleno de cigarrillos.
—Me debes —murmuró.
—Te di para que compraras un poco no todo la mercancía de tu amigo —me quejé asombrado.
—Toda me lo dió gratis, pero a ti te la cobro —estableció.
—Lo haré, si fumas uno conmigo —sonreí.
—Oh no, yo paso de eso —aclaro.
Levante los hombros para prender uno, aunque era malo drogarse calmaba bastante el dolor.
Él se sentó frente a mi, su ojo se veía terrible.
—¿Te duele? —pregunté.
—Para ser honestos si —se quejó.
Le tendí el cigarrillo pero él solo puso los ojos en blanco.
—Ayuda muy bien para el dolor —ánimo.
—No por eso me drogare —bufó.
—También hace que te de hambre —saqué mi arma secreta— no te mueres por averiguar que se siente.
Él se lo pensó por unos segundos y al final tomó el cigarrillo, como cualquier novato solo terminó tosiendo.
—Ya aprenderás —sonreí triunfante.
Un poco drogado era más fácil hablar con él.
—¿Quién te gusta pequeño Jensi? —pregunté riendo.
Él sonrió divertido, ni idea de que mierda pasaba por su cabeza.
—McKenna —sonrió— sin duda McKenna.
—Pensé que eras gay —expresé confundido.
—¿Por qué mis padres son gays? —preguntó riendo— sabes dices muchas estupideces pero pensar que soy gay porque mis padres son gays es lo más estupido que has dicho.
—De acuerdo —sonreí.
—Pero tú —señaló— tú si lo eres, o al menos bisexual.
—Algo así, he estado con mujeres, hombres, transexuales... —asegure— que te puedo decir, amo a todos.
—Entonces eres Pansexual —concluyo.
—Claro a quien no le gusta el pan —dije riendo.
Jensen solo sonrió y soltó una pequeña risa.
Comenzamos a decir estupideces por un rato, hasta que llegamos a temas un poco profundos.
—¿Crees que se lo tenga que decir a mi hermano? —pregunté concentrado.
—Ya debiste hacerlo —contestó mirando el techo— sé que quieres protegerlo pero solo terminarás haciéndole daño, yo querría que mi hermano me lo dijera.
Asentí pues tenía mucha razón.
—En cambió solo me avienta latas llenas de dinero y se la pasa gritándome —se quejó.
—Tal vez ambos debamos hablar con nuestros hermanos —aconseje.
—Con él no se puede —suspiró.
Cuando se me bajó un poco fue cuando comenzamos el video.
Hola Dee Dee, si ves esto es porque no lo logré.
Siempre quise decírtelo en vida pero nunca me atreví porque de decírtelo me desbordaría, pero eres lo mejor que me pudo haber pasado.
Desde que tengo memoria les pedí a mis padres un hermanito pues ya tenía a esos dos idiotas que insistían en mandarme, cuando naciste fue entonces cuando comprendí cuánto se puede amar a alguien.
Eres asombroso hermano, eres listo, amable y un buen chico lo que te llevará lejos en este vida.
Sé que fue duro crecer bajo la sombra de nosotros, que nuestros padres no te dieron la atención que mereces porque creen que eres "normal", ellos no ven lo que yo veo en ti, lo que todos ven y es que tienes un gran corazón, uno que tiene tanto amor por dar y recibir, eres tan especial... que no permites que nadie te trate por menos de eso.
Hermanito cuando ya no esté solo te pediré que por favor te defiendas, no tengas miedo a ser castigado, a pedir lo que mereces porque mereces mucho.
Eres fuerte, valiente y naciste para brillar.
Así que brilla por mi hermanito, tu lo harás mejor de lo que yo pude hacerlo.
Nunca olvides que te amo aunque ya no esté, que siempre serás lo mejor que me pasó en la vida.
Terminamos, me sentía mejor al hacer este video para él.
—Quiero pastel —dijo Jensen riendo mientras giraba en la silla, sin duda era su primera vez.
Le miré y negué con la cabeza, pedí traer uno y dado a que mis padres estaban por llegar con clientes lo mandé a casa con todo y el pastel.
Llegué a casa como pude, ni siquiera creía que ese idiota me hubiera convencido de drogarme.
No era como en las películas, no había visto ningún elefante rosa o colores alrededor de mi, simplemente era como estar adormilado pero con una gran felicidad.
Mis padres no estaban para mi suerte así que subí a mi habitación con todo y el pastel.
Al entrar estaba mi hermano ahí, tratando de hacer tarea y frustrándose como siempre.
—Llegas tarde —se quejó.
—Traigo pastel —sonreí.
Él me miró confundido, me senté en la cama para abrir la caja del pastel, tome un pedazo con la mano para comerlo.
—¿Estás bien? —preguntó confundido.
—Tengo hambre —contesté probando el pastel—está bueno.
Jake se levantó para mirarme extrañado.
—¿Estas drogado? —preguntó listo.
—Claro que lo estoy —me reí— y lo mejor es que no puedes acusarme porque te salve esta mañana.
—Ah sí y a quien regañaran más, a mí por golpearte con una lata o a ti por drogarte —dijo retador.
—Por supuesto que a mí pero si yo llamo a papá y le digo que llevo toda la tarde vomitando y que me siento realmente mal, al final quien crees que se llevará el castigo —sonreí divertido.
El menor solo me levantó el dedo medio.
—Yo no quería hacerlo —se quejó.
—Y esa es tu excusa de siempre, yo no quería hacerlo y lo haces —murmuré comiendo más pastel— yo no quería pegarte y lo hiciste, yo no quería romper la urna de la abuela y lo hiciste, ¿Cual es tu problema niño?
Jake lo pensó por un momento.
—Sabes lo haces muy difícil para nuestros padres, si no te castigan en la escuela lo hacen aquí, ¿No te cansas? —pregunté.
—¿Por qué haces esto? —preguntó dolido.
—Estoy drogado Jake —me reí— y lo digo ahora de forma pacífica, así que dime porque eres así.
—Déjame tranquilo —gruñó.
—Anda dímelo —pedí— vamos Jake.
Mi hermano me miró agobiado.
—Vamos Jake —repetí— ¿Por qué vas de chico malo?
—Cállate —me gritó.
—Jake, Jake...
—Por ti idiota —soltó.
Le miré asombrado para dar otra mordida a mi pastel.
—¿Yo? —pregunté.
—Crees que es fácil para mí estar escuchando que tan listo eres, que tan buen hijo eres —atacó— todo el día tengo que estar escuchando eso.
—Eso no es verdad —dije confundido.
—Lo es, eres el centro de atención aquí, si no me critican o te alagan siempre están preocupados porque comas y no lo entiendes —chillo.
—¿Qué no entiendo? —pregunté más confundido.
—Que si no comes te vas a morir —soltó con un par de lágrimas.
Suspiré porque por fin entendí que lo hacía por miedo.
—Ven aquí —lo llamé, pero él se negó— anda ven.
Mi hermano se acercó para sentarse a mi lado.
—No me voy a morir de acuerdo, no tienes tanta suerte —lo abracé— yo me sentí igual cuando naciste tu, todo era Jake, Jake, Jake y así a sido toda mi vida, pero no me importa porque eres mi hermanito y te quiero.
Él puso su cabeza en mi pecho.
—Te puedes sentir desplazado, pero no por eso tienes que portarte mal para ganar atención de acuerdo —lo calmé.
—Solo me sale Jens, intentó portarme bien, pero simplemente no puedo —expresó— es un impulso que me dice hazlo y no se detiene hasta que lo haga.
—Ese impulso te dijo que me aventaras una lata a la cara —murmuré.
Él asintió riendo para abrazarme.
Ambos comimos algo de pastel para después quedarnos dormidos.
Empezaba a creer qué tal vez mi hermano tenía un serio problema más que la falta de atención.
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