Parte 5 - Arrastrando el destino
En una acogedora sala, un gran sofá se erguia en el centro. Julia Suárez estaba sentada con las piernas cruzadas. Frente a ella había una pequeña mesa con tazas de café y té, y varias sillas vacías a su alrededor.
Julia sonrió a la cámara, tomando la palabra con entusiasmo:
—¡Hola, lectores! —saludó mientras se acomodaba el cabello—. Hoy estamos en una edición especial de «Notas del autor» y... bueno, esto es algo que ustedes no ven todos los días. Y cómo Emma y Zoey estan en un merecido y reconfortante descanso. Yo me haré cargo de esta sesión. ¡Que estará de muerte! Porque voy a entrevistar y hablar con personas que, técnicamente, ya no están en la historia... sí, me refiero a los que ya han fallecido en el libro. —Hizo una pausa dramática que aprovechó para sacudir su cabello con elegancia—. Porque, aunque hayan muerto en la trama, siguen con nosotros en este «detrás de letras». Primero, démosle la bienvenida a alguien muy especial para mi. Alguien que, aunque ya no esté en la novela, dejó una gran marca en nosotros y en mi... ¡Brenda Lagos!
Brenda apareció desde un lateral de la sala, con una sonrisa relajada y un leve toque de nostalgia en sus ojos. Su cabello estaba más largo y su vestimenta era casual, una versión mucho más desenvuelta de la Brenda que el libro presentó.
Antes de sentarse, Julia se colocó de pie y ambas se fundieron en un cálido y duradero abrazo. Luego de dedicarse unas sonrisas traviesas, ambas tomaron asiento en el sofá.
—Gracias por la invitación, Julia —dijo Brenda, cruzando las piernas—. Es hermoso volver a verte. Aunque, claro, tambien es un poco raro estar aquí después de, ya saben... lo de mi final.
—¡Si! ¡Hablemos de eso! —dijo Julia, entusiasta como siempre—. ¿Cómo te sientes al ver tu propio desenlace desde fuera? ¿Cómo fue tu «muerte»?
Brenda suspiró, pero en tono liviano, como si recordara algo que ya había superado.
—Bueno, no fue exactamente como lo imaginaba... —Sonrió—. Pero, en cierto modo, fue muy liberador. Sentí que mi personaje tenía algo que cerrar, y cuando llegó el momento, aunque no fue bonito... sentí que mi papel concluyó de buena manera. Fue mi momento de despedida y fue muy divertido compartir esa escena de tensión con Zoey y ser una «ojos-rojos». También me gustó mucho volver en esos flashbacks, pero, en fin... sigo por aquí para dar guerra en estas entrevistas.
Julia asintió, divertida.
—¡Qué filosófica, Brenda! Me alegro que te lo hayas pasado bien. Sé que todo el mundo ya lo sabe, pero... te extraño mucho —comentó Julia con una sonrisa empapada de nostalgia—. En fin. Tengo que seguir sino seguiría abrazándote por horas.
—Porsupuesto, Juls. Ah, por cierto. ¡La estas rompiendo en la historia! Estoy orgullosa de ti.
Julia se llevó una mano al corazón y sonrió de nuevo. Carraspeó la garganta y limpió una pequeña lagrima que se asomó en sus ojos.
—Te odio, escritor. ¡Ejem! Ahora, quiero que todos escuchen a alguien que también dejó huella, aunque de manera más... explosiva. Con ustedes... ¡Daniel Parker, señoras y señores!
Daniel entró con una energía vigorizante y una sonrisa traviesa que delataba su carácter juguetón. Se dejó caer en una de las sillas frente a Julia, como si la entrevista fuera lo más casual del mundo.
—¡Hola, chicas! ¡Julia! Ha pasado tiempo.
—¡Sip! Es un placer tenerte con nosotros de nuevo, Daniel.
—¡Gracias! —respondió con una risa entre dientes—. Aunque no voy a mentir, me hubiera gustado tener más tiempo en la historia antes de... ¡boom!
Julia se rio junto con él.
—Bueno, Daniel, tu salida fue... memorable, por decirlo de alguna manera. ¿Qué piensas de todo eso?
—¿La verdad? —Daniel se inclinó hacia la cámara—. Me encantó. Claro, habría sido divertido seguir un poco más, pero no puedes negar que volar por los aires tiene su encanto. Al menos mi final no fue aburrido.
Julia negó con la cabeza, aún sonriendo, antes de volverse hacia la cámara nuevamente.
—¡Qué actitud, eh! Muy bien, ahora, cambiando de tono... quiero presentarles a alguien que fue un verdadero dolor de cabeza durante todo el libro uno. Pero, antes de juzgarlo, démosle una cálida bienvenida. ¡Aquí está Errol Locker!
Errol caminó hacia el centro del escenario con una presencia seria y dominante, pero con una mueca que intentaba suavizar el ambiente. Se sentó con una postura relajada, pero sus ojos oscuros mantenían esa chispa de peligro.
—Ah, sí... aquí está el «villano» —dijo Errol, mirando a Julia con una sonrisa irónica—. Nunca es fácil ser el malo de la historia, pero alguien tiene que hacerlo.
—¡Y lo hiciste muy bien! —replicó Julia—. Errol, ahora que has tenido tiempo de reflexionar... ¿cómo te sientes sobre tu papel y tu inevitable muerte en esa tormenta?
Errol se encogió de hombros.
—Digamos que me hubiera gustado ver a dónde más podría haber llegado. Siempre hay más caos por causar, pero... —se detuvo, mirando a la cámara—. A veces, los villanos también necesitan descansar. Y, bueno, la tormenta... —hizo un gesto con la mano—. Me lo tenía merecido.
—Eso nadie lo niega —bromeó Daniel.
—Al menos, tu hermana sigue en pie —dijo Brenda—. Esperemos que lo de ser un dolor de cabeza no venga de familia.
—No podría responder por ella, la verdad —contestó Errol.
—¡Muy bien! —aplaudió Julia, sonriente—. ¡Ahora, la última sorpresa de la noche! Los presento a los hermanos Morales, Marc y Eva. Vengan aquí, chicos.
Ambos hermanos entraron al mismo tiempo. Marc, con su actitud relajada y altanera, sonreía ampliamente, mientras que Eva, aunque igual de desenvuelta, se mostraba un poco más seria y elegante en su andar. Ambos tomaron asiento, llenando el espacio con su presencia carismática.
—¡Qué grupo! —exclamó Julia—. Marc, Eva... Ustedes tuvieron un final bastante dramático.
—Incendiados por Nathan... —comentó Marc con una risita—. Eso sí que fue una interesante manera de irse, ¿eh?
Eva asintió, cruzando los brazos, aunque su tono era mucho más reflexivo.
—Sí, justo cuando los lectores empezaban a encariñarse con nosotros... Las cosas podrían haber sido diferentes si... —hizo una pausa, mirando a Julia—. ¡Bah! Pero en el fondo, Marc y yo sabíamos que nuestro destino estaba sellado. Y lo aceptamos.
Julia miró a ambos, conmovida.
—Wow, gracias por esa honestidad, Eva. Y ahora que tenemos a todos reunidos... quiero aprovechar a hacerles una pregunta final a nuestros lectores. —Se volvió hacia la cámara, con una mirada traviesa—. Si ustedes estuvieran en nuestra historia, ¿cómo les gustaría que fuera su final? ¿Un cierre heroico? ¿Dramático? ¿Se sacrificarían por algún personaje en especial? ¡Déjennos sus respuestas en los comentarios!
—¡Yo tengo otra pregunta! —intervino Marc, riéndose—. ¿Quien de nosotros, los muertitos, es el mejor personaje? ¿Y por que yo?
—¡Marc! —lo empujó Eva—. Este no es tu show, es de Julia.
—Yo lo haría mejor.
—¡Oh, esperen! —dijo Julia, escuchando a través de un audífono en su oido—. Me están diciendo que hay una persona más invitada al programa.
Todos se miraron entre si, curiosos.
—¡Ay, su p*** m***! No lo van a creer... Muy bien, amigos —dijo Julia, mirando directamente a la cámara con una desorbitante emoción recorriendo su cuerpo—. Ya hemos hablado con varios personajes increíbles, pero el que viene ahora... es alguien muy especial. Seguro lo recuerdan, aunque no haya aparecido mucho en la historia. Sin él, muchas cosas no habrían sido posibles. Es el hombre que le dio a Emma sus poderes y tiene una visión sobre el futuro que, honestamente, todos querríamos conocer. ¡Un aplauso para Dean Becker!
Desde un rincón más oscuro de la sala, Dean apareció con su característica sonrisa enigmática. Su cabello pelirrojo y su barba recortada brillaban con el reflejo de las luces cálidas del estudio. Vestía de manera informal, con una camisa de cuadros y jeans, y su andar relajado lo hacía parecer como si siempre tuviera todo bajo control. Se sentó junto a Julia, lanzando una sonrisa juguetona hacia la cámara.
—Gracias, Julia —dijo Dean, acomodándose en el sillón—. Me encanta poder participar. Es un placer.
Julia echó una breve risa, claramente encantada por la presencia de Dean.
—Bueno Dean, tu muerte fue uno de esos momentos que nos dejó a todos con la boca abierta —comentó ella—. Pero, hablemos de lo que realmente nos interesa. Eres el hombre que vio el futuro... Sabemos que no puedes darnos detalles específicos... —Hizo una de sus habituales pausas dramáticas—, pero, ¿hay algo que puedas decirnos sobre lo que viste y lo que crees que podría pasar?
Dean cruzó las piernas, apoyando uno de sus codos en la rodilla.
—Ah, Julia... —dijo con tono juguetón—. Ya sabes cómo funciona esto. Si les contara lo que vi, arruinaría toda la diversión. Pero lo que sí puedo decirles es esto: si todo sigue como lo vi en mis visiones, quizás, solo quizás, el mundo tenga una oportunidad.
Julia arqueó una ceja, intrigada.
—¿Quizás? —preguntó, provocando a Dean a que siguiera hablando.
Dean sonrió, tomando aire antes de continuar.
—Bueno, digamos que el futuro no es tan simple como un camino lineal. A medida que el tiempo pasa, controlar las decisiones de cada persona es cada vez más difícil. Y aunque no lo parezca, hasta lo más insignificante puede tener un impacto enorme. Cada pequeño acto, cada decisión... puede desviar el curso de todo lo que he visto.
Julia asintió lentamente.
—Entonces... —dijo, pensativa—, ¿quieres decir que cualquier cosa, incluso algo insignificante, podría cambiarlo todo?
Dean la miró fijamente, sus ojos brillando con una chispa de un conocimiento que parecía demasiado profundo para ser explicado.
—Exactamente. El futuro es frágil. Y el destino... bueno, ese es un concepto mucho más flexible de lo que la gente cree. —Sonrió con picardía—. Pero no se preocupen, si Emma y los demás siguen siendo tan tercos como lo han sido hasta ahora, estoy bastante seguro de que las cosas van a ponerse muy interesantes.
Julia soltó una carcajada, relajando el ambiente un poco más.
—Lo dices como si no tuvieras miedo de lo que está por venir.
Dean se encogió de hombros, dejando entrever su característica actitud despreocupada.
—¿Miedo? Nah. El miedo es para los que no saben lo que vendrá. Yo, por otro lado, tengo la ventaja de haber visto lo suficiente como para saber que, al final del día, todo depende de las personas. De Emma, de ti, Julia, y de todos los que aún están en el juego. Si hay algo que puedo decirles a los lectores es esto: no subestimen a nadie. Cada persona tiene un papel que jugar, incluso los que creen que no importan.
Julia sonrió ante la críptica pero motivadora respuesta de Dean.
—Una última pregunta, Dean. Si tuvieras la oportunidad de cambiar una sola cosa del futuro que viste... ¿lo harías?
Dean se quedó en silencio un momento, como si realmente estuviera considerando la respuesta. Finalmente, se inclinó hacia atrás y miró al techo, relajado.
—¿Cambiar algo? No. Creo que ya he hecho lo que debía. El resto... —Volvió a mirar a la cámara, esta vez con una expresión más seria, aunque todavía juguetona—. El resto es de ustedes.
Julia soltó una risa genuina, al igual que todo el equipo.
—¡Vaya! Eso fue una respuesta... misteriosa —dijo ella, poniéndose de pie para darle la mano—. Gracias, Dean, y a todos los demás, por compartir un poquito de sus experiencias y sabidurías con nosotros.
Dean también se levantó, tomando la mano de Julia y sonriendo a la cámara una última vez.
—Gracias a ti, Julia. Y a todos los que están leyendo esto, no se preocupen demasiado por el futuro. Solo disfruten el viaje. Como dijo el hombre del café, porque al final... eso es todo lo que realmente importa.
Julia sonrió cuando Dean se giró y comenzó a caminar hacia el fondo del set, donde todos los personajes invitados esperaban pacientemente. Se sintió como una pausa perfecta, una especie de cierre simbólico para aquel encuentro que había reunido a tantas almas que ya no formaban parte del viaje.
Julia se pasó una mano por el cabello, aún procesando la conversación con Dean, antes de dirigirse a los demás.
—Bueno, creo que eso es todo por hoy, chicos —dijo, mirando a Brenda con una sonrisa tierna. La nostalgia y la emoción brillaban en sus ojos—. Ha sido un placer tenerlos aquí.
Brenda, con una calidez que parecía contagiarse en el ambiente caminó hacia Julia. Ambas se quedaron un momento mirándose. Se abrazaron una última vez antes de despedirse.
—Todavía queda mucho para ti, Juls —murmuró Brenda en su oído, apretándola un poco más fuerte—. Se fuerte.
Julia sonrió.
—Gracias, Bren —respondió, con la voz algo quebrada—. Nunca será lo mismo sin ti, pero haré lo mejor que pueda.
Se separaron lentamente, pero el vínculo entre ellas se sentía inquebrantable a pesar de las tragedias que las habían separado en la historia. Brenda le dio un golpecito en el brazo y luego se giró hacia la cámara.
—Bueno, chicos, ya me conocen —dijo Brenda, con una sonrisa resplandeciente—. Nos vemos en otra vida, o en otra edición de estas «Notas del autor». Cuídense mucho.
Julia miró a los demás, que ya empezaban a moverse. Marc Morales fue el siguiente en despedirse de Julia y marcharse. Eva lo siguió de cerca. Errol inclinó la cabeza y se alejó con paso firme, desapareciendo por el mismo camino que había tomado Dean.
Finalmente, Daniel Parker se arrimó a ella. La explosión que había acabado con su vida era un recuerdo amargo, pero aquí, fuera del contexto de la trama, parecía estar en paz consigo mismo.
—¿Qué puedo decir Julia? —dijo con una sonrisa triste—. Me tocó uno de esos finales drásticos, ¿no? Espero que, al menos, valiera la pena para los que quedaron... o para ti —Miró a Julia y le dio un abrazo—. Cuídate. Y cuida al resto de los personajes, ellos aún tienen mucho por delante.
—Gracias, Daniel. Gracias por todo.
Julia lo vio alejarse, quedándose sola un momento en el centro del set. Luego se giró una vez más hacia la cámara, suspirando con una mezcla de alegría y melancolía.
—Y así llegamos al final de esta edición especial —dijo, recuperando su energía característica—. Espero que hayan disfrutado este pequeño vistazo al otro lado. Nunca es fácil despedirse, pero siempre es mejor cuando lo hacemos con una sonrisa. Nos vemos en la próxima, y recuerden: en este universo o en cualquier otro, la historia siempre continúa. ¡Hasta la próxima!
Julia quedó sola en el centro de la sala, mientras el eco de los pasos de los demás se desvanecía poco a poco en la distancia.
Las luces, que antes iluminaban con energía el set, se redujeron a un tenue resplandor que apenas delineaba su figura. Se tomó un momento para mirar a su alrededor... el silencio era tan pesado como una manta invisible.
Se cruzó de brazos, frunciendo el ceño levemente, como si de repente sintiera el peso de ser la única allí. Su mirada recorrió cada rincón y el vacío parecía haberse expandido a su alrededor.
—¿Qué será lo que ocurrirá ahora? —se preguntó en voz baja.
Respiró hondo, como intentando calmar una inquietud que no comprendía de dónde nacía y comenzó a caminar hacia la salida. Sus pasos eran lentos, pesados, como si una parte de ella no quisiera irse.
Pero justo cuando alcanzaba la puerta, algo llamó su atención.
Un leve zumbido. Era como un susurro, casi imperceptible, que parecía provenir del centro de la sala. Julia se detuvo en seco y se giró lentamente.
Allí, en el aire, una grieta diminuta había comenzado a formarse.
Al principio era tan pequeña que parecía solo una ilusión, un rasguño en la tela misma de la realidad. Pero la grieta comenzó a crecer de repente, como si algo la estuviera empujando desde el otro lado. Era como si la realidad misma estuviera siendo desgarrada, cortada por una fuerza invisible e inexplicable.
Julia dio un paso hacia atrás, con el corazón acelerado, y sus ojos fijos en esa anomalía. La grieta se expandió más y más, emitiendo un leve brillo que se filtraba por los bordes. Parecía pulsar con una energía extraña, un recordatorio de que, aunque todo parecía haber terminado, algo nuevo —o algo antiguo— estaba a punto de comenzar.
La habitación se llenó de un silencio inquietante, mientras la grieta seguía creciendo, lenta pero inexorablemente. Y entonces, sin una palabra más, Julia desapareció por la puerta, dejando atrás el misterio que acababa de nacer en esa sala.
La grieta, en medio de la nada, continuaba extendiéndose, su presencia era una pregunta sin respuesta.
Y el futuro... quedó envuelto en una oscuridad desconocida.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top