[•° 03 °•]

"Hay veces en que el destino juega con tu propia vida".

*Toc-Toc*

El sonido de la puerta al ser tocada resonó en aquel cuarto blanco, grande y casi vacío, haciendo que el jefe dejara de concentrarse en los documentos que estaba dispuesto a leer.

—Pasa— la voz del mayor era un poco grave, pero no lo suficiente como para describir a una persona de más de 30 años, al menos no si se encontraba como siempre estaba, aburrido.

—Overhaul— le llamó.

—¿Qué sucede?— apartó los papeles frente a él para voltear a ver a la persona frente a él.

El informante albino se quedó a tan sólo unos pasos del escritorio de su jefe, mirando detenidamente la vestimenta que llevaba ese día, algo fuera de lo común, ya que no llevaba su traje negro con corbata blanca de siempre, al contrario, estaba vestido un tanto informal.

Un pans gris y una camiseta negra que contorneaba su esbelta figura, seguida de tenis deportivos, uno de sus tantos pares que ocupaba para ejercitarse, pero claro, lo que nunca cambiaba era su mascarilla negra que tapaba la zona de la boca y nariz.

—Le tengo la información que me solicitó acerca de la droga— por fin pudo articular.

—¿Encontraste al recipiente?

—No— contestó sin dudar.

El semblante del mayor comenzó a tornarse serio, hasta que el albino volvió a hablar.

—Encontré algo mucho mejor.

Dudó por unos momentos si preguntar o no hasta que no tuvo otra opción.

—¿Qué?.

"—Encontré la fuente para crearla"

Aquellas simples palabras habían hecho que el jefe sonriera.

—Salió mucho mejor de lo que creí.

—Así es, Overhaul.

—Bien, ¿Dónde está?, que estoy dispuesto a ir por mi mismo.

—Sobre eso... El informante se encuentra actualmente en clase, así que para cuando se llegue allá será en la salida.

Pareció dudarlo unos momentos para después suspirar y ponerse de pie.

—... Está bien— se colocó frente a la puerta donde el anterior había entrado— Aunque me de asco que esté cerca del maniático.

—¿Le traigo sus cosas?

—Si— y salió de la habitación.

*★*

Totalmente vestido llegó a su destino.

Aquella escuela para perdedores estudiantes a héroes.

Los jardines de la escuela secos por falta de cuidado hacían que se viera aún peor, las instalaciones en un estado deplorable y sus bardas pintadas con aerosol sin siquiera figura alguna seguía el paso. La basura ni siquiera estaba en su lugar.

Un escenario realmente lamentable.

—Que asco— logró articular con una mueca. Podría jurar que había olido la suciedad a pesar de esa máscara doble que traía.

Ya había comenzado a arrepentirse de haber ido por sí mismo.

—¿Enserio esta es una escuela?, parece más una cárcel— fue la primera impresión que se llevó al ver que en la ventana de una de las aulas  los estudiantes agredían a un chico de forma verbal.

—Es la penúltima hora, tendrá que esperar un poco más— aquel albino le dirigió la palabra.

—Está bien... Lo haré.



El tiempo pasó, -al menos unos quince minutos- y la paciencia del mayor desapareció.

—¿Cuánto más debemos esperar?— se sentó en la banqueta suspirando.

—Faltan 34 minutos. Si iba a ser tan impaciente no debió haber venido.

—No creí que una secundaria torturaría de esta manera a los estudiantes, y mucho menos con la fachada que lleva, deberían salir ya.

—Usted también fue a la secundaria y pasó por lo mismo.

Calor.

—Lo sé, aunque las circunstancias eran diferentes y por eso aún no lo creo.

Y Bochorno.

—No hay diferencia— seguía negando.

Calor + bochorno = sudor.

—Mi escuela no parecía cárcel.

Sudor + Clima con poco aire = suciedad.

—...— no halló argumentos para seguir negando— Si está harto debería ir a casa, yo me encargaré del resto. Después de todo es sólo pedir la información.

Su peor enemigo.

El clima en el que estaban no ayudaba, la ropa que llevaba lo hacía acalorarse de manera instantánea además que el aire no corría como debía, en la zona en que estaban también había mucha tierra, que era lo peor de todo.

—¿Me trajiste una sombrilla como mínimo?— preguntó comenzando a sudar.

—No, vuelvo a repetir. Si no está a gusto sería mejor que se vaya.

—Ya llegué demasiado lejos como para irme.

—Entonces vaya a dar una vuelta.

Al fin una idea que lo convenció.

—Si, encargate de esto, iré a ver si de casualidad hay alguna tienda buena para comprar comida.

—Vaya con cuidado— lo despidió.

Y terminó suspirando. Era algo pesado tratar con Overhaul gracias a su personalidad, pero sabía que el era bueno muy en el fondo y es por eso que se esforzaba por seguir a su lado y entenderlo.

Él siempre lo consideró más como amigo que como jefe.
Y por eso mismo, deseaba que alguien llegara a su vida para que Chisaki fuera feliz.

Lo que nunca imaginó es que sus palabras serían escuchadas más rápido de lo que creía.

Chisaki caminaba de manera lenta a través de la gente viendo si de casualidad había algo que le llamara la atención, era una ciudad a la que normalmente no iba, pues la persona que le causaba repugnancia y hasta algunas veces asco, frecuentaba mucho ese lugar, la manera en que trabajaba se le hacía infantil y apresurado, no sabiendo el cómo llegó tan lejos manejando la liga de villanos y la llevó a la cima de las organizaciones más conocidas con esa actitud, Tomura definitivamente no era el líder.
O al menos, eso siempre fue lo que Chisaki pensó en un principio.

Las tiendas de el alrededor no se veían tan mal como pensó que se verían, al parecer sólo era la zona fe la escuela la que se encontraba en ese estado tan deprimente.

Miró su celular.

[4:56pm]

Ya debía irse de regreso.

Guardo su celular y volteó 180° de manera lenta para retomar su camino de vuelta.

—Disculpe joven— una señora halándole la manga de su chamarra le habló, tal vez no tenía mucho tiempo pero no era grosero.

—¿Qué sucede?, ¿Puedo ayudarla con algo?— volteó a verla con educación, lo que siempre tuvo.

—Quiero que te cases con mi nieta— de alguna u otra manera jaló con su mano a una chica de cabello castaño corto que había llegando corriendo, ojos grandes del mismo color y con la forma de la cara un poco redonda, semblante cansado, no fea pero tampoco era de sus gustos, parecía ser de secundaria además de todo— parece ser que tienes dinero, ella necesita a alguien así.

—...

—A-Abuela, ¡Ya detente!— se quedó observando un poco mas la escena con entretenimiento, era extraño que alguien tratara de conseguirle pareja a uno de sus familiares en la calle.

Además, ¿Cómo fue que se dio cuenta aquella señora que él tenía dinero?.

—Yo...

¿Instinto?

—Vamos, no seas tímido, Ochako es una buena chica.

—L-Lo lamento señora, yo...— y volvió a ser interrumpido.

—Además de que no te ves tan grande ¿Tal vez algunos 20?, pareces empresario... No, el jefe de alguna empresa.

Y seguía impresionándole. Esa señora de verdad tenia buen ojo.
A tal grado de llegar a hacerlo sentir inseguro de seguir con aquella conversación.

—Estoy comprometido con alguien más— y la mejor opción para evitar ese tipo de final caótico, era mentir de la manera más fría posible.

—Ya veo... Que mal, si por alguna razón no te casas con esa persona, aquí está mi nieta.

—¿...?, gracias por la recomendación.

—¡Abuela~!.

—Que lástima — volvió a repetir mientras se marchaba a una de las tiendas de cerca.

—L-Lo lamento mucho señor mi abuela esta desesperada por conseguirme pareja a pesar de mi temprana edad.

—No te preocupes— contestó con indiferencia.

—De verdad lo siento, y gracias por entender—se disculpó de manera educada y salió corriendo de la escena hacia el lugar de su abuela la cual se encontraba con otro señor, esperando que esta vez no hubiera dicho algo parecido.

¿Qué le pasa a esta gente de ahora?

El tiempo se pasó más rápido de lo esperado aunque no había encontrado nada bueno, al contrario, por poco se termina comprometiendo con una chica como de seis años menos que él y termina siendo expuesto en su trabajo.

Fue peligroso.

Debía regresar a esa escuela lo más pronto posible, pues ya eran las 5:03pm.

Y emprendió nuevamente su camino.

Pero hay veces que el destino te la juega de una manera divertida.

—¿Por que tuve que entrar por la puerta trasera?,— suspiró con cansancio mientras sacaba su celular.

[Ya voy para allá, dile que espere] 5:12pm

Mandó el mensaje de texto, no esperando ni un minuto al que el otro contestara.

[La informante ya me notificó y se fue, voy a donde usted] 5:12pm

Enojado volvió a teclear.

[Estoy cerca de la entrada, atrás del edificio de la escuela] 5:13pm

Y bloqueó su celular.

—Ahora debo atravesar el campus para encontrarm...— alzó la mirada lentamente al ver en el suelo una extraña silueta creada por la sombra de un edificio.

Un chico de cabello alborotado y verde, se había lanzado de la azotea.

Ni siquiera lo pensó y corrió.

Su cuerpo corría a máxima velocidad mientras se quitaba un guante para romper la pared de a un costado y crear una escalera en cuestión de segundos para que aquel pequeño no cayera de esa altura.
Saltando en el aire colocándose de nuevo el guante para amortiguar la caía que tendría el menor y no terminar hiriéndolo.

—¡Hey!, ¡¿Qué crees que haces?!.

Un golpe sordo se escuchó.

El chico abrió los ojos al sentir que seguía vivo, encontrándose en los brazos de alguien con una máscara y ojos tan dorados y brillantes como el mismo sol.

—¿P-Por qué me salvaste?— apenas pronunció con sus ojos inundados en lágrimas, tratando de limpiarse las mismas con las mangas de su suéter— ¿Eres un héroe...?.

—Estas equivocado, no soy un héroe — no dejaba de mirarlo.

—¿Entonces...?— tímidamente preguntó al recordar que estaba en brazos del mayor.

Ni siquiera él mismo se comprendía, ¿Por qué lo había hecho?.

¿Acaso estaba loco? Había salvado sin siquiera dudarlo un segundo a una persona que no conocía.

Tal vez una mujer hubiera sido más congruente, así tendría el pretexto que lo hizo por atracción de alguna parte de su cuerpo, sus ojos, tal vez su cabello o su piel... pero, ¿Un chico?, ¿En qué estaba pensando?.

A pesar de que las respuestas no habían llegado en ese momento, de algo estaba seguro.

Aquellos ojos verdes que lo miraban sin temor alguno, aquellos ojos que habían perdido su brillo por un breve instante y aquellos que lo miraban fijamente esperando una respuesta...

Lo habían hipnotizado.

Ese había sido el comienzo de su nuevo destino.

—¿Hm?— volteó hacia atrás, el mayor se había detenido.

—...— en su mirada se mostraba una sonrisa que reconfortaba al menor.

—¿Chisaki-San...?— preguntó extrañado ladeando la cabeza levemente.

Rara vez se veía esa faceta en el mayor, es por eso que no podía perderse esa gran oportunidad y no preguntar en qué sucedía.

—Lo siento, recordé algo— volvió a caminar pasando a un costado del peliverde y con la mano derecha acarició su cabello tiernamente.

—¿...?— seguía confundido.

—No te preocupes, no es nada malo— y se pasó derecho siguiendo con su camino.

Izuku se tocó el cabello que hasta hace unos momentos, había sido acariciado por el mayor, con las mejillas ruborizadas y una mirada repleta de brillo y felicidad.

Colocándose su máscara soltó su cabello y siguió al mayor.

—¡Está bien!— corrió para caminar a la par del mayor.

Para estar a la misma altura...

De la persona que ama.

†★†

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