[•° 02 °•]
-Oh, ¿Ya estás listo?- habló el mayor mirándolo a los ojos mientras cerraba su libro y procediendo a dejarlo en la mesa frente a el.
-¡Si!- asintió con energía jugando nerviosamente con la punta de sus dedos.
-Muy bien,- se levantó del sofá y dispuso a ponerse su chaqueta - entonces vamos, Izuku.
Se dirigió a la puerta dando unos cuantos pasos a lo largo de la blanca habitación, y con los guantes de media mano blancos que tenía puestos, giró la perilla sin voltear atrás, no sin antes decir:
-Hoy definitivamente es el día en que volverás a la vida.
El semblante tímido del menor cambió a una de seriedad, ya que sabia que no seria tan fácil.
-Está bien.
*A tan solo un paso del nuevo destino*
Una semana antes del suicidio:
Muy malo.
Si, así había concluido su día.
El día de su cumpleaños décimo cuarto.
El día en que confesaría sus sentimientos hacia cierto chico.
El día en que nadie imaginaría que se quitaría la vida...
Se fue levantando lentamente de su cama, abriendo lentamente los ojos divisando a todo a su alrededor mientras su vista se adaptaba, contando a esas alegres y coloridas cortinas que dejaban pasar pocos rayos del sol pero suficientes como para iluminar toda su habitación.
Con sus brazos comenzó a quitarse de encima sus cobijas, para posteriormente bajar sus pies de su cama y sentir esa cálida y suave sensación acolchonada, su alfombra que tanto amaba, miro un momento más los posters, las figuras de acción que tenía en sus estantes y por supuesto, los comics que había acumulado con tanto esmero, y todo de su héroe favorito, All Might.
Finalmente se puso de pie colocándose sus pantuflas verdes y procediendo a abrir su puerta, pensando en todo lo bueno que quería pasaría ese día.
Aunque la mayoría, fuera totalmente imposible.
Los nervios inundaban sus pensamientos de tan sólo imaginarlo.
Esos nervios que de por tanto entusiasmo, te revuelve el estómago y te da náuseas, pero, al mismo tiempo te llena de energía y te hace sonreír por cosas más malas que te pasen.
-¿Izuku?- el grito de su madre no se hizo esperar al escuchar la puerta de su hijo abriéndose.
Inko, la madre de Izuku, una mujer con un gran corazón, también entusiasta por lo que pasaría ese día.
-Ya voy mamá- gritó de regreso Izuku, bajando las escaleras después de lavarse el rostro.
Una extraña sensación experimentó Izuku al bajar, y por alguna extraña razón, sabía que ese día pasaría algo diferente de lo normal.
-Hoy hice tu desayuno favorito- le dijo la mujer al ver a su hijo bajando por las escaleras.
-¡¿Enserio?!- sus ojos se iluminaron una vez más.
Si, hasta ese entonces todo estaba bien. El problema sería al salir de su hogar, la comodidad y la energía se le irían de sus brillantes ojos, ya que, algo en especial le cambiaría su forma de ver las cosas.
Un perfecto desayuno, siendo disfrutado por música relajante y por supuesto, su canal favorito; las noticias donde siempre hablaban de lo fantástico que era All Might al salvar cientos de vidas.
Subió a su habitación para vestir su uniforme, sin una sola palabra de su madre.
Sólo una semana más y comenzaría su entrenamiento en vacaciones de verano para intentar entrar a Yuuei, si, ya lo tenía muy bien planeado, sería un héroe sin Quirk, un auténtico héroe sin Quirk.
Al terminar de vestirse bajó y la sorpresa lo invadió.
-¡Feliz cumpleaños, Izuku!- corrió a abrazar a su querido hijo.
El peliverde sonrió alegremente ante la acción de su madre, ¿Cómo no estarlo?, la persona a quien más quería en el mundo -quien pensó que se había olvidado de su cumpleaños- estaba felicitándolo.
-Muchas gracias, mamá- la mencionada lo soltó colocando una mano en el hombro de su hijo, y con una sonrisa y un beso en su frente se despidió de él como si fuera la última vez que lo vería, un extraño sentimiento de despedida.
-Me voy a la escuela.
-Ve con cuidado- lo despidió hasta que el menor salió por la puerta.
Al salir de su casa, a unos cuantos pasos Izuku se encontró con Bakugou Katsuki, su amigo de la infancia, y la persona a quien le tenía esos sentimientos tan cálidos.
El dueño de su corazón.
El mayor lo volteó a ver deteniendo su paso a la par que el menor lo hizo.
-¡A-Ah...!,- el nerviosismo lo invadió al verlo tan pronto en la mañana, aún no estaba preparado, causando que inmediatamente su rostro se le tornara colorado- ¡B-Buenos días K-Kacchan...!- terminó saludando haciendo una reverencia.
Silencio.
Eso fue lo primero que hubo entre los dos, un incómodo silencio.
Al alzar su cuerpo para voltear a ver al rubio lo primero con que se topó fue con un entrecejo fruncido y una mueca de asco.
-No me hables.
Cualquiera podría jurar escuchar que algo se rompió dentro del pecoso.
Retomó su camino y el menor con un insoportable dolor en el pecho, tambaleante caminó detrás del mayor.
"Hoy le diré lo que siento"
Se repetía constantemente para no caer en la depresión.
Al llegar a la escuela, aparentemente todo estaba normal, nada fuera de lugar, o eso quiso creer.
Al llegar a su aula, se detuvo un momento en la puerta, sabía que cruzando iba a comenzar su tortura.
Pero ya no tenía otra opción, estaba por concluir ese semestre, los últimos temas para estudiar eran los más importantes ya que vendrían en los exámenes además de que justo en ese día comenzaría el primero; matemáticas, y con esos partirían para el próximo semestre, y faltar nunca fue una opción ya que para él el estudiar era lo único que hacía bien.
Suspiró y se dispuso a abrir la puerta con los nervios de punta.
Pero, lo inusual fue el sentir un líquido caer sobre él junto a un cubo metálico, nublandole la vista con un color verde.
-¡FELIZ CUMPLEAÑOS!- se escuchó.
Al mirar hacia sus manos manchadas después de limpiar un poco su rostro, pudo notarlo.
Una infantil broma de chicos inmaduros molestando a alguien más débil que ellos justamente en su día especial.
Si, no iba a ser un buen día, al contrario, se le iba a complicar más que algún otro.
Además, ¿Cómo sabían que ese día era su cumpleaños? No tenía ningún amigo, nadie debía saber nada de él.
Cuando miró hacia enfrente todos estaban riéndose de él, pero eso no le había afectado, lo que aún ni podía procesar era que en medio de ellos, alguien hizo que su autoestima bajara aún más, pues cierto rubio se reía del cómo acabó.
El pecoso abrió lentamente la boca queriendo articular mil y una palabras, pero simplemente fruncio los labios y se quedó callado con los ojos llorosos.
-Midoriya,- el nombrado volteó.
-Ah, sensei... Yo- Nunca fue escuchado por nadie de su alrededor.
-Pasa al sa...- su mirada mostró disgusto -Ve a dirección después de limpiar este desastre, tan temprano en la mañana y ya estás haciendo alboroto.
-¡No!, ¡Yo no...!-
- Deberían expulsarte... sólo haces desorden, ve a dirección.
Nunca fue apoyado.
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El menor nuevamente abrió la puerta ganándose la mirada de todos sus compañeros.
-¿Qué haces fuera a estas horas?.
-Estaba en dirección- apenas se escuchó su voz.
-Entra rápido que no tenemos todo tu tiempo- habló su maestra de inglés.
-Si...- su mirada estaba cansada, y su autoestima se veía en el suelo.
Ya había perdido uno de los más importantes exámenes.
Entró al salón de clases arrastrando sus pies y mirando el suelo para cuidar el que no se tropezara con alguno de los pies de sus compañeros y cayera rodando al suelo como solía sucederle.
Se sentó en su banca y recargó su cabeza en sus manos.
-¿Y bien, Midoriya-san?, ¿Qué le dijo el director?.
Un completo silencio cruzó pared a pared, esperando la respuesta del pecoso.
-Me suspendieron por el resto de la semana...
El salón completo comenzó a reírse después de enterarse de que el chico pagó por la travesura de los otros.
El menor simplemente se acomodó en la banca para intentar dejar de pensar. Su día no estaba yendo bien, pero él se encargaría de que mejorara en la salida con su proposición.
Y así, finalmente terminaron las primeras cuatro horas de ese gran día.
El menor inmediatamente agarró sus cosas y salió corriendo por la puerta.
-Oye Bakugou- le habló al rubio -el cual tenía los pies encima de la banca de enfrente- uno de sus amigos.
-¿Qué quieres?- respondió con un ánimo de los mil demonios, ese día había comenzado mal pero conforme fue transcurriendo se fue arruinando con la presencia de cierto brócoli con pecas y los pensamientos que estaban repletos de él.
-¿Sabes a dónde fue Midoriya?
-¡¿Hah?!, Y a mi que me importa.
-Se fue demasiado apurado, ¿Lo mando a golpear?
-Haz lo que quieras, me da igual lo que le suceda- él nunca creyó que esas simples palabras le pesarían en un futuro.
-Pobre, hasta me deprimió el que fuera suspendido por tu idea- soltó una risa -¿No sientes nada por él?, se ve que está loco por ti.
-Es un estúpido- contestó Bakugou dando por finalizada la conversación.
Mientras tanto, un pecoso aún corría con demasiada energía hacia los arbustos de detrás de los baños.
Tomando una bandeja rota de un lado para que con esa regar la rosa blanca que con tanto esfuerzo sembró y cuidó para su crecimiento desde que entró a la secundaria ya que nadie sabía de su existencia, sentándose a lado de esta y de un árbol que cubría a todo a su alrededor con una sombra amplia y fresca.
Sacando rápidamente su libreta y comenzando a escribir a una velocidad increíble lo que le había ocurrido y lo que esperaba que pasara.
"Puede que hoy haya ido bien en la mañana.
Y puede que ahora esté algo mal a causa de las constantes burlas.
Pero sinceramente espero que cuando sea el momento y decida decir todo lo que pienso...
Kacchan comience a notarme.
Eso es lo que más espero".
El timbre de la finalización del descanso sonó, haciendo que Izuku guardara los cosas tan rápido como las sacó y corriera de nuevo hacia su clase no sin antes despedirse de la pequeña rosa que había regado.
Al entrar a clase afortunadamente nada más ocurrió hasta que la salida de tres horas después fue confirmada por el profesor.
El momento de decir lo que pensaba había llegado.
Empacó nuevamente sus cosas y salió directamente al baño a lavarse la cara. Nadie lo siguió que fue lo bueno.
Agarró con ambas manos un chorro de agua de la llave y mojó su cabello un poco, con el resto de agua que le sobró se pegó en sus mejillas al sentirlas calientes.
Lentamente alzó la mirada, se miró al espejo y sonrió.
-¡Bien...!, ¡Hoy definitivamente es el día...!.
Salió y se dirigió directamente a la entrada de la escuela, ahí daría todo de si mismo.
Pasaron cerca de 40 minutos y el mayor aún no salía, así que decidió entrar a la escuela nuevamente para verlo.
Mala decisión.
Se lo topó de frente justo en la puerta donde colgaban los paraguas.
-¡A-Ah...!, ¡Kacchan...!, ¡Kurosaki-kun...!
-¿Midoriya?
-¿Qué haces aquí?- habló con molestia Bakugou.
-T-Te estaba esperando...
-Me voy adelantando, esto es incómodo- concluyó el acompañante del rubio.
Los dos vieron como el amigo comenzó a irse caminando de una firma robótica, mientras que la atmósfera entre el rubio y el peliverde se fue tensando.
-K-Kacchan...- comenzó a hablar mientras jugaba nervioso con la punta de sus dedos.
"¿No sientes nada por él?, se ve que está loco por ti"
El recuerdo de su amigo lo invadió de repente. ¿Cómo se le ocurría recordar eso justamente en ese momento?, ¿Acaso estaba loco?.
Lo asqueo.
- ¡Yo siempre te he..!-
-Joder Deku, ¿Por qué simplemente no te mueres?- soltó sin pensar.
Estaba harto de todo, de cómo estaban ocurriendo las cosas, de cómo no dejaba de sacarlo de su mente por todo el maldito día.
-Ah...- bajó la mirada al suelo desilusionado mientras en su mente se repetía las palabras "Te he amado".
El mayor se fue de la escena caminando y gritándole a su amigo que caminaba frente a él que lo esperara y que caminara detrás.
-Si tu lo dices...- soltó en un susurro.
Se dirigió corriendo hacia las escaleras a toda la velocidad que le permitían sus piernas, abrió la puerta de la azotea, sacó la libreta donde tenía sus apuntes y el dibujo que había hecho anteriormente y tirando su mochila a un costado se colocó en la orilla temblando.
-Y-Ya no aguanto...- sujetó con fuerza su pecho con los brazos y la libreta mientras lágrimas escurrían por sus mejillas.
-Yo no quería esto... Pero, ya no hay otra opción, ¿Cierto?- inhaló profundamente.
"Me alegro de haberte conocido, adiós"
-Bakugou... ¿Ese no es Midoriya..?.
Se dejó caer.
**★**
Algo bueno apareció al final del día después de todo.
Lo conoció a "él"...
-¡Hey!, ¡¿Qué crees que haces?!.
To continued
Lamento la tardanza de verdad, me desaparecí de Wattpad por unas cuantas semanas, ¿O meses?.
A causa de unos problemas que he estado teniendo con respecto a la falta de inspiración y de tiempo.
Lamento eso y me comprometo al ponerme al corriente con todos mis fics xd
Espero no haya sido tan aburrido este capitulo que es a mi parecer relleno (por que explica el por qué se suicidó) pero afirmo que el próximo por fin hará presentación Chisaki bb que por fin salió en el anime ♥
Waaa
Espero que la sigan leyendo, nos vemos y...
★¡Plus Ultra!★
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