Exaltado abrió sus ojos, repitiendo constantemente el nombre de la persona que era dueña de su corazón.

A su lado, Ayano lo tranquilizó.

Sus miradas se conectaron, sabiendo que ambos estaban allí, en el mismo lado.

-Ayano... -susurró él.

-Budo...

La azabache lo abrazó fuertemente, hundió su rostro en el cuello contrario, aspirando su aroma.

-¿Cuánto tiempo pasó?

-Hoy es 7 de diciembre, una semana pasó nada más.

-¿Y el instituto? ¿Y mis calificaciones? ¿Y el club?

-Deja de hacer preguntas y escucha -arrugó su ceño-. Ya finalizamos, al final decidieron dejar libres a los que aprobaron todo. El 25 harán una fiesta.

-Ah...

(...)

El cielo se teñía de un anaranjado intenso.

-¿Te detuve? -interrogó Budo, rompiendo el silencio.

-¿Qué?

-Sí te detuve. Ya sabes a lo que me refiero.

La mirada del joven era severa, exigía una rápida respuesta.

-No, no lo hiciste -sus ojos picaron, sin embargo, continúo leyendo.

-¿Qué hiciste?

»Maté a una persona especial para ti.«

-Mañana te dan el alta -evadió ella.

-¡Demonios! ¡Dime qué hiciste! -gritó él.

-¡La maté! ¡Maté a Raibaru! -cansada de la ansiedad que le generaba Budo, respondió hastiada.

-¿Qué hiciste... qué? -sus pupilas se dilataron, estaba en shock.

-Nos vemos.

(...)

Budo por fin estaba en la comodidad de su casa, sin embargo, no estaba cómodo en absoluto.

Porque Ayano mató a Raibaru.

¿Pero qué había hecho ella? ¿Por qué la mató?

Habían pasado días desde que vio a Ayano por última vez. Quería argumentos, respuestas...

Su teléfono vibró repentinamente, salió de sus pensamientos y atendió.

-Ayano mató a Raibaru, eso debes saberlo ya.

-¿Info-Chan?

-Osana va a avisar a la policía, no sé cuando. Solo sé que lo hará.

-...¿Por qué Ayano mató a Raibaru?

-Por ti y porque Raibaru vio como Ayano asesinaba a un hombre que intentó aprovecharse.

Abrió los ojos, procesando lo que le acababan de decir. Su corazón se estrujó, se ahogó con su respiración y reprimió gritos de angustia y dolor.

Porque Ayano no podía haber matado a una persona especial para él, ¿verdad?

Finalizó la llamada y a toda prisa salió de su casa, ya no importaba el dolor físico, porque su alma se estaba muriendo y dolía mucho más.

Después de varios minutos, tocó la puerta de Ayano. Ryoba lo recibió, con una sonrisa algo fingida.

-¿Ayano está?

-Bienvenido Budo. Ayano está arriba.

Y sin más subió de dos escalones, la situación lo estaba estresando.

-¿La mataste por mi?

Ayano miró a Budo, que se coló en su habitación sin permiso. Con un rostro serio y vacilante, afirmó.

-Sí.

Fueron las palabras que bastaron para que el mundo de Budo se viniera abajo.

-¿¡Pero qué hiciste!? Ayano no, no, no, no... ¡Por mí no tendrías que haber hecho eso! ¡Yo soy solo para ti! ¡Raibaru era una amiga para mí, y lo sabías! ¿¡Cómo pudiste matarla y mirarme a los ojos!?

-Antes de morir me dijo que jamás me perdonarías, y a pesar de que lo sabía desde un comienzo, me atreví a hacerte daño.

-Solo quiero que me respondas si de verdad me amas... -susurró, sintiendo sus lágrimas recorrer su rostro.

-Si maté a Raibaru, ¿no es una prueba suficiente de que te amo?

Porque amar también significaba dañar a quién amas.

Aunque sea enfermizo, es la realidad.

-No quiero verte nunca más, Ayano.