Esa noche...
La única verdad de todo era que se amaban, y eso estaba a punto de ser demostrado. ¿Cuánto tiempo tenía saliendo con el chico? La amistad había iniciado cuando por accidente se habían conocido, compartiendo las penas de sus desamores: Peter, decepcionado porque su amado Stark había elegido al capitán, mientras que Bucky, destrozado de igual manera por la elección de su primer gran amor al quedarse con el magnate.
Pero todo ello había quedado atrás en algún punto. Ahora ambos estaban en aquella habitación, en aquella cama, besándose con alevosía, devorando mutuamente los labios el uno del otro. La hidromiel que Peter había hurtado de alguna manera de Stark, recorría todo el cuerpo de James, y le hacía ronronear como un gatito para él; pero al final de cuentas, esa era la intención.
Cuando el aire hizo falta el beso halló su final. Terminaron mirándose el uno al otro pese a la penumbra de la habitación. Las almendras de Parker se perdieron en los zafiros de James, quién tan solo atinaba a demostrarle con aquel gesto cuanto amaba al chico.
Y no hizo falta más después de ello. De nuevo las manos inexpertas del menor comenzaron a recorrer la extensión del abdomen del mayor, palpando entonces la orilla de la camiseta negra que por aquel momento llevaba, terminando por prácticamente arrancarla del cuerpo de su dueño. El soldado le miró ligeramente extrañado ante el acto, no imaginaba cuan lascivo podía resultar su arácnido amor. Pero no iba a dejarse dominar por el menor, pese a la torpeza que por aquel momento predominaba su ser, logró colocar la diestra en el pecho del chiquillo, empujándole al acto para poder tumbarlo en la cama y posteriormente, colocarse encima de él.
Una nueva oleada de besos volvió a dominar el momento. Los labios del sargento se fundían con desesperación contra los del menor, mientras su izquierda de metal se encargaba de quitar la barrera que resultaban ser las prendas de ambos por el momento, el calzado, todo lo que estaba de más. Quería sentir ese fruto prohibido, quería rozar su cuerpo contra el de quien ahora era dueño de sus pensamientos. Peter por el contrario, disfrutaba de aquella actitud del castaño. Cuando le había conocido era terco, orgulloso, introvertido; agradecía haber jugado aquel truco con él para poder conocer aquel mar de desbordante pasión que resultó ser el contrario.
Cuando la último prenda terminó por caer al piso, la diestra del soldado no demoró más en recorrer toda la extensión del pecho del menor, palpando, marcando, disfrutando el calor que emanaba de él en consecuencia del acto.
—Te amo, Buck... —murmuró el menor mientras admiraba la figura del hombre que se dedicaba a llenar de besos cada centímetro de su piel desnuda. El soldado se detuvo al acto, apartando entonces sus labios del cuello del menor para entonces poder mirarle por breves segundos. ¿Debía responder? ¿Qué debía decir? Las palabras se atoraron en sus labios, y aquella pequeña distracción habría terminado por ser utilizada por el adolescente, quien no había dudado en tumbar al soldado en la cama, siendo que ahora finalmente, sería su turno de marcarle.
El soldado aún continuaba en el estupor que la confesión del otro le había ocasionado, mientras sentía su cuerpo estremecerse ante el húmedo contacto de los besos del chico. El escosor también se hacía presente en él, todo ello dejaría marca en ambos las cuales les servirían de recordatorio para la mañana siguiente.
—Relájate... —murmuró el arácnido mientras llevaba sus labios contra el falo erecto del castaño, dejando un leve beso en la glande de este, a la par que su izquierda le aferraba de la base y su diestra se deslizaba con sigilo hacia un segundo objetivo.
Cuando la boca del chico cubrió por completo la erección del mayor, un sonoro gemido terminó por brotar de los labios de este último, quien no había dudado en llevar con premura su diestra hasta la melena castaña, enredando con suavidad sus dígitos entre las hebras de ésta.
El parsimonioso movimiento de arriba a abajo no se hizo de esperar, ocasionando que el sargento no dudara en comenzar a embestir con suavidad la boca que con gusto le recibía en aquel momento. Sin embargo sus movimientos se vieron frenados cuando el índice del menor acarició aquel anillo de músculos entre sus glúteos. Los ojos de James se abrieron al momento, mientras que la izquierda de metal terminó por deslizarse rápidamente hasta la muñeca del chico, tratando de frenar el acto que por aquel momento llevaba. Pero todo aquello fue en vano, el menor le superaba notoriamente en fuerza.
—Calma, Bucky... Déjame consentirte —añadió el chico mientras se apartaba lentamente del falo del mayor, acomodándose rápidamente entre las piernas del este para finalmente, deslizar un dígito dentro de él. Un nuevo gemido brotó de los labios del mayor, aunque terminó por ser apaciguado por un nuevo beso depositado por el joven.
Las manos del soldado se posicionaron en los brazos del chico, clavando con firmeza las uñas en la blanquecina piel del menor en un vano intento de ejercer mayor fuerza para apartarlo. Pero aquello no iba a resultar. Parker tenía una clara idea de como terminaría ello y no se iba a dejar intimidar por el orgulloso hombre al que amaba.
Un segundo dedo fue a parar en las esfínteres del mayor, quien finalizó de manera abrupta el beso mientras echaba el cabeza hacia atrás. Tenía demasiado tiempo que alguien se habría atrevido a tomarle de aquella manera....
—Pet.. N..No... —murmuró entrecerrando los ojos mientras su interior continuaba succionando con fuerza los dedos del menor. Estaba nervioso, totalmente ansioso, y la hidromiel le mermaba todos los sentidos.
—Lo haré con suavidad —. Añadió el menor mientras depositaba un beso en la manzana de Adán contraria, comenzando entonces a mover los dedos a modo de tijera en su interior, buscando dilatarlo a la brevedad. Pero aquello no duró mucho, pues la primera falange del índice que yacía dentro, terminó por curvarse ocasionando que un nuevo gemido brotara de los labios del soldado— He leído de esto... ¿Cómo le dicen? ¿Punto G masculino? —cuestionó ligeramente divertido mientras continuaba estimulando la próstata de James a través de la pared interna del mismo, ocasionando que el soldado prácticamente se deshiciera en gemidos y balbuceos sin sentido.
—B..Basta, no .. no puedo... —añadió el sargento sabiendo que su clímax se hallaba cerca, ocasionando entonces que el menor se detuviera de manera abrupta, sacando los dígitos de su interior.
—No, aún no —sentenció el joven mientras aproximaba su mástil totalmente erguido hacia la recién dilatada entrada del castaño.
James retomó el aire en aquel breve espacio de tiempo, completamente perdido en las oleadas de placer que por aquel momento le recorrían, siendo que solo terminó por volver a la realidad cuando sintió aquel nuevo grosor en su interior. Su cuerpo se tensó al instante mientras que sus uñas ahora dejaban una nueva marca en los hombros del chico. Dolía, dolía como el demonio, pero aún en el medio de aquella sensación podía sentir un asomo de placer, un placer totalmente masoquista.
Lentamente el menor fue haciéndose espacio en el interior ajeno, hasta llegar a lo más profundo de este, terminando por soltar un ligero gruñido debido a la asfixiante sensación que le envolvía por aquel momento. El sargento era estrecho, caliente, en una sola palabra: delicioso.
—Relájate, Buck, o no podré... —añadió ligeramente entrecortado, su agitada respiración por aquel momento le impedía articular bien las palabras. No dudó demasiado en terminar por llevar la mano libre hacia la erección del sargento, comenzando a estimularle con suavidad en espera de que el mayor desviara su atención a aquello. Y no pasó demasiado tiempo en que finalmente las esfínteres del ex sargento comenzaran a ceder, permitiéndole entonces, el poder iniciar con el lento movimiento de vaivén de caderas.
De nuevo las ansiosas manos del mayor comenzaron a buscar con desesperación el tacto de la piel del más joven, siendo que en esta ocasión, Peter terminó por atrapar la mano de James entre la propia, entrelazando sus dígitos con los de este.
—Bucky... —murmuró el menor dejando con suavidad un pequeño beso en el dorso de la mano del otro, contemplando extasiado el cuerpo que se movía con suavidad debajo de él. Amaba a ese hombre, carajo, realmente lo amaba.
El soldado por su parte se dedicaba a dar rienda suelta a su lascivia, comenzando a mover con suavidad las caderas a la par del movimiento que el chico ejercía en él. Y fue cuando sus miradas se encontraron de nueva cuenta, que aquel dolor terminó por tornarse finalmente en placer puro. Su cuerpo volvió a estremecerse a la par que apretaba el agarre de ambas manos, arrugando el entrecejo al tiempo que los gemidos se hacían en presente en sus labios.
—M..Más.... —balbuceó cerrando con fuerza los ojos poco antes de arquear lentamente la espalda, aferrando con la mano libre la tela de las sabanas que yacían debajo de sí— Pet.. Peter.. No pares —. Y sí, aquello en combinación con la hidromiel habían distorsionado por completo la actitud de orgullo del mayor.
Naturalmente aquello no era más que música para los oídos del chico, quién no había dudado ni un segundo en parar en seco el movimiento que llevaba, terminando por salir del cuerpo del mayor para entonces, sujetarle de la cadera, procediendo a girarle con cuidado para dejarle en cuatro en la cama. James no había tenido tiempo de replicar nada a ello, apenas había tomado aquella nueva posición cuando su raciocinio se volvió a nublar, sintiendo como la erección del chico volvía a profanarle de una sola estocada.
Un gemido más sonoro se hizo presente en el mayor, a la par que pegaba el pecho a la cama buscando arañar toda la tela que tenía cerca. Aquello lo estaba poniendo de más, su cuerpo no paraba de reaccionar aún sin su consentimiento, sus caderas se movían opuestas al vaivén ejercido por el otro, buscando tan solo profundizar cada nueva estocada.
—Te amo, James... —añadió el menor entrecerrando los ojos mientras sus manos se aferraban a la cadera del soldado, volviendo a marcarle una vez más en el área. Todos debían saber que James Buchanan Barnes ahora le pertenecía a Peter Benjamín Parker, y claro que se encargaría de dejarlo en claro.
—T..También.. Te amo.. Pet... —balbuceó el sargento contra la almohada, sintiendo como su cuerpo tensaba anunciando con ello que su clímax estaba cerca una vez más.
Pero aquella confesión había sido suficiente para Peter. No había dudado en aumentar una vez más aquel salvaje vaivén que ya llevaba, sintiendo como su pelvis finalmente chocaba con fuerza contra los firmes glúteos del mayor, siendo que el lascivo sonido era el que inundaba la habitación. Y aquello terminó por llevar llevar al ex sargento al clímax, quien había tensado por completo su cuerpo a la par que su esencia terminaba por regarse en las sábanas que yacían debajo de él. La fricción ejercida en aquel momento por las esfínteres de este, habían ocasionado que de igual manera, el orgasmo comenzara a hacerse presente en el arácnido, quien no había dudado en dar la última y más profunda estocada en el cuerpo del mayor, derramándose entonces en él al paso de un par de segundos.
James volvió a estremecerse una vez más al sentir el líquido caliente llenándole por completo, soltando un último gemido al acto disfrutando entonces de aquella deliciosa sensación pos- orgasmo que comenzaba a recorrerlo de pies a cabeza. Peter por su parte, tan solo se había inclinado a dejar un efímero beso en la espalda del otro, antes de finalmente, terminar la perfecta unión de cuerpos echándose en la cama, justo a un lado del mayor.
Ladeó ligeramente el rostro, notando James se dejaba caer en la tela, tratando con dificultad de recuperar el aliento. Estaba seguro que en la mañana le reclamaría, pero por ahora debía disfrutar el momento.
Aferró con suavidad el cuerpo que yacía a su lado, llevándolo contra su cuerpo, siendo que el soldado no había dudado en corresponder el acto, acomodándose entre los brazos del chico.
—Descansa... —la voz de Peter había sonado por lo bajo, mientras depositaba un efímero beso en la frente del mayor, quien finalmente había terminado por caer presa del cansancio del momento. De acuerdo, aquello le daba tiempo, ¿Cómo le explicaría todo aquello? No importaba mucho en realidad... No ahora que sabía que era plenamente correspondido.
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