A mi madre
Querida mamá:
El otro día, cuando pasamos por la librería, me preguntaste por qué no te regalaba un libro. Yo te respondí que seguramente no te sentirías identificada con ninguno de esos libros, porque eres una madre poco convencional. Lo cierto es que si realmente quisiera regalarte un libro, tendría que escribirlo yo mismo. Y es que realmente existen muy pocas madres en el mundo que sean como tú.
Hace algún tiempo me dijiste que no tenías un manual de cómo ser mamá; incluso a veces me decías que te sentías mal por ser una madre tan diferente. He aquí el por qué de tu pregunta inicial. No me cabe duda que no eres la única madre que en vez de usar vestidos usa deportivos, que no usa maquillaje, que detesta cocinar y que en ocasiones es más infantil que sus hijos. Seguramente en el mundo existirán algunas otras mamás que sepan arreglar vehículos, cañerías, electricidad o computadoras. Porque el solo hecho de ser madre te hace increíble, pero si encima le agregamos el plus que tú ya tienes, tenemos algo mucho más grande: una super mamá.
A pesar de no tener un manual siempre supiste hacer muy bien tu trabajo, me enseñaste valores y principios que hoy, con casi veinticuatro años pongo en práctica. Cada día trabajo duro para ser una mejor persona y superarme a mí mismo, y todo esto es porque aún recuerdo las cosas que me enseñabas cuando apenas era un niño. La simpleza de tus palabras me mostraba mucho más que cualquier otra cosa, supiste construír el camino correcto para que yo avanzara sin desviarme, y por eso te agradezco infinitamente. Si hoy en día soy lo que soy, es gracias a que, a pesar de no ser como todas las mamás, supiste ser una buena madre. No todas las mamás aman las flores, usan vestidos y son femeninas. Mi madre usa jeans flojos, anda en una moto chopper y lleva el cabello corto. Mi madre arregla todo lo que se rompe en nuestra casa sin necesidad de la intervención de un hombre. Mi madre es madre y padre a la vez, y pudo darnos todo lo que necesitábamos aunque no le quedara nada para ella. Sí, tuviste tus errores, sí, hiciste cosas que me hicieron enojar, pero a pesar de ser una super mamá, también eres humana, y los humanos solemos cometer muchos errores, de ellos aprendemos. Podría llegar a escribir un libro con las hazañas que he vivido contigo, fuiste y eres mi mejor amiga, mi compañera, y la única que me comprende como nadie. Y a pesar de todo esto, quiero que sepas que, aunque no supieras arreglar nada, aunque no anduvieras en una chopper, aunque no supieras taekwondo y aunque usaras vestido, maquillaje y pelo largo, incluso aunque te encantaran las flores, seguirías siendo, para mí, la mejor madre del mundo. Nada de eso es lo que te hace ser una excelente madre, sino tu esencia, tus pensamientos y tu maravillosa forma de ser.
Gracias por tenerme, por criarme y por aguantarme a mí y a mi hermano.
Este año no te hicimos el muñeco de arroz o el pompón con ojitos al que llamas Pipo, pero quise hacerte este homenaje público, para que, una vez más, sepas lo orgulloso que estoy de tenerte como madre.
Te amo.
Gabs.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top