07

Una escalera de cemento en definitiva no era el asiento más cómodo, Jungkook estaba cerca de dejar de sentir el trasero por el rato que llevaba ahí mientras sus dedos se movían inquietos tamborileando a cada costado de su cuerpo. Revisó la hora en su celular, solo habían pasado veinte minutos desde el término de las clases pero él los había sentido como eternas horas debido a la preocupación.

Lo que había pasado le tenía asustado, no había visto a su mejor amigo luego de aquella fea discusión que tuvo con su compañero, y Hoseok le dijo que no había asistido a ninguna de sus clases siguientes. En ese momento casi había entrado en pánico, pero para cuando pudo reaccionar e intentó correr tras él fue inútil alcanzar su paso y le perdió el rastro con facilidad.

Ya no tener cómo comunicarse con él cuando no estaban juntos le desesperaba, más siendo que Taehyung se comportaba diferente últimamente. No saber si estaba bien o si le había pasado algo le arrebataba la tranquilidad.

Suspiró frustrado, se había ido de nuevo aunque le había asegurado que ya no lo haría. ¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué de pronto solo desaparecía? Cada vez quedaban menos estudiantes y Jungkook seguía ahí, esperando por él porque a pesar de todo le tenía una fe ciega. Sabía que le buscaría y por eso se negaba a irse todavía.

Sintió la presencia de alguien y se volvió para observar a la chica que se sentaba tranquilamente a su lado, ladeó la cabeza y la miró como si se tratara de un extraterrestre.

—¡Hola! —saludó ella, ofreciéndole una gran sonrisa.

—¿Hola?

—¿Cómo estás?

—Huh... ¿bien? —La muchacha volvió a sonreír de forma casi forzada por su falta de aporte a la conversación, pero el azabache no estaba acostumbrado a que alguien le hablara y fuera amigable con él.

—¿Vives lejos? —volvió a intentar, el contrario se dispuso a juguetear con las mangas de su sudadera.

—No... es un pueblo pequeño.

—Claro —dijo, con una suave risita—. ¿Hoy no estás con Kim? —El menor regresó la mirada a ella, comenzando a comprender por dónde iba la cosa.

—Siempre estoy con él —respondió a secas—. Huh, quiero decir... Le surgió algo y tuvo que irse.

—Ah, entiendo, me lo preguntaba porque no se presentó después de la primera clase. Ayer tampoco lo hizo.

—Lo sé —pronunció, y se obligó a sí mismo a ser un poco más empático—. Eres de su mismo año ¿cierto? —Ella asintió, acompañado de un sonidito de afirmación.

—Tal vez... podrías darme su número... para preguntarle yo misma si está bien, ya sabes. Necesitará ponerse al día con los temas que se ha perdido.

—No lo necesita, Hoseok hyung le ayuda a ponerse al día. —La chica levantó ambos brazos como si dijera que se rinde, Jungkook la observó de soslayo con una ceja enarcada.

—¿Qué tengo que decir para que me des su número?

—¿Cuáles son tus intereses con él? —preguntó de vuelta, como todo padre sobreprotector o mejor amigo celoso-compulsivo.

—¿Hablar? No lo sé. Creo que hay química entre nosotros, ¿sabes? Una vez le pedí que me prestara un esfero negro y él me pasó uno rojo, creo que era una indirecta porque ese es el color del amor.

—O estaba intentando poner atención a la clase y tú le molestabas —masculló, mandando bien lejos la empatía.

—Yo creo que le gusto, solo necesito... que se abra conmigo —afirmó con convicción—. ¿No te ha hablado de mí? Habrá mencionado a una Suzy de su mismo año alguna vez.

—No soy bueno con los nombres.

—Ah, da igual —expresó, apoyándose en sus manos tras su espalda—. Algo se me ocurrirá para llamar su atención. Hoy se veía todavía más atractivo, creo que es su... sexualidad potente y cruda —dijo, con una pasión en cada palabra que provocó una enorme mueca de disgusto en Jungkook.

—No hables así de él. —Ella se enderezó en su lugar, escudriñando al detalle sus ojos.

—¿Hay algo entre ustedes?

—Claro que lo hay —contestó, desviando la mirada al reparar en lo que había dicho—. Es mi mejor amigo y cuido de él, no lo ofrezco a cualquiera que dice quererle. Por favor, si vas a hablarme como medida desesperada para acercarte a Taehyung, ahórratelo. —La muchacha abrió la boca y volvió a cerrarla varias veces.

—Ah, vamos, no te hablaba solo por eso —musitó—. En fin, te dejo porque creo que lo tuyo no es charlar, pero cuenta conmigo si alguna vez llegas a necesitar algo, para que veas que me caes bien —le dijo, poniéndose de pie para marcharse—. ¡Y avísame si se te llega a caer el número de Kim, que te ayudo a recogerlo! —se despidió, batiendo la mano en complemento a la vez que se alejaba.

Jungkook negó con la cabeza, decidiendo que tal vez ya era su hora de irse también. Se levantó y sacudió su pantalón mientras observaba el cielo, parecía que pronto llovería y tal vez no se detendría hasta la madrugada.

Avanzó con pasos lentos porque no llevaba nada de prisa, manteniendo las manos en los bolsillos de su sudadera para darse algo de calor. La verdad era que lo menos que deseaba en ese momento era volver a casa, en realidad nunca quería ir a casa, no cuando sabía que desde que pensionaron a su padre a los sesenta él se quedaba ansioso esperando su llegada para iniciar su ronda de comentarios hirientes y castigos sin motivo del día.

Estaba acostumbrado, no podía negarlo, que ese hombre no menospreciara su existencia por una vez ya se le haría demasiado raro, pero no por eso se daba menos pena.

No recordaba cuándo había iniciado y por eso intuía que él le había odiado siempre, aunque sabía que se debía principalmente a la muerte de su madre, sabía que le culpaba por eso, por más que él fuera tan pequeño cuando ocurrió.

Jungkook perdió el hilo de sus pensamientos cuando sintió un brazo rodeando su abdomen con firmeza desde atrás y a alguien tapar su boca. Su cuerpo se congeló por completo, los latidos de su corazón retumbaban en sus oídos, haciendo un desorden con su capacidad de raciocinio, tenía miedo, estaba tan aterrado que no podría gritar ni aunque no se lo estuviesen impidiendo.

No tenía nada de valor encima, su celular ni siquiera era de la mejor marca y se descargaba súper rápido, no se llevarían lo que se diga la lotería con él. Si querían secuestrarle tampoco lograrían mucho, su padre jamás pagaría el rescate, un saco de boxeo en una tienda de deportes costaba mucho menos y sería lo mismo para él. Solo a Taehyung le interesaría, pero su mejor amigo apenas y ganaba el dinero suficiente para mantenerse a sí mismo.

¿Y si era el asesino de JiUn? ¿Pero eso no había sido más como un ataque de animal? ¿Un animal podría taparle la boca o mantenerle retenido de esa manera?

Su espalda entró en contacto con el pecho de la persona cuando ésta se acercó más, y con eso fue suficiente. Todo el miedo fue reemplazado de inmediato por una sensación diferente al reconocerle, sus músculos se destensaron y lo único que cambió de sus pulsaciones desenfrenadas fue el motivo. Lo distinguía porque su cuerpo solo reaccionaba de esa forma con él.

—¿Qué? ¿No me reconoces? —le susurró al oído, el azabache se estremeció con una fría oleada de calor, tan contradictoria y poco común como eso que sentía cuando le tenía así de cerca.

Quería reír por el susto que acababa de darle, hablarle y decirle que le alegraba saber que estaba bien o preguntarle dónde se había metido, pero no podía. Su cuerpo no respondía a las órdenes de su cerebro, solo al tacto de Taehyung, al brazo que apretaba delicada y firmemente su cintura, a los elegantes dedos sobre sus labios que se entreabrieron sin su permiso y al aliento frío en su nuca.

Percibió la nariz del mayor rozando su cuello e inclinó la cabeza hasta apoyarla en su hombro, deleitándose con su aroma mientras que el contrario estaba perdiendo la cordura por lo mismo. Jungkook intentó mirarle sin voltearse, consiguiendo apreciar los mechones violeta y parte de su sublime rostro. Tenía los ojos cerrados y, joder, lo sentía, sentía todo de él.

El vampiro destapó su boca despacio y el más joven no pudo contener el impulso de humedecer sus labios. Esa mano libre se unió a la otra en la cintura del chico, ¿él siempre había tenido esa cintura de infarto? Sus dedos la apretaron suavemente con algo muy parecido al anhelo mientras las palabras de Namjoon se paseaban en su mente como un huracán que nublaba su juicio.

Sí, había algo en su mejor amigo que le atraía mucho más que su sangre. Sus labios estaban casi rozando su nuca, pero tuvo que abstenerse de hundir el rostro en su cuello porque no iba a darse más motivos para enloquecer.

Pretendía soltarle para dejar que se volviera, pero terminó valiéndose del agarre para girarle él mismo y sus ojos se encontraron a muy poca distancia, con sus cuerpos casi pegados por completo. El menor sintió que su belleza le abofeteaba con fuerza, ¿él existía de verdad? ¿Por qué no tenía ni una sola jodida imperfección?

—Tae... —murmuró, embelesado, pero su expresión cambió y le propinó un pequeño empujón—. ¡¿Estás loco?! ¡No me asustes así, maldita sea! ¿Y dónde crees que estabas? ¿No ves que me quedé preocupado todo el día? Ugh, es que me alegra tanto que estés bien —le dijo, lanzándose a su cuello para darle un apretado abrazo—. ¡No te rías! En serio estoy muy enfadado.

—Ah, Kookie, eres tan adorable cuando te molestas —afirmó, el muchacho se apartó para mirarle, listo para refutar, pero él se le adelantó—: Oh, y cuando te sonrojas.

—Yah, en serio, ¿dónde estabas? Lo que pasó más temprano... —musitó, dejando la frase incompleta, la sonrisa de Taehyung se desvaneció de a poco.

—No te preocupes por eso. Todo está bien ahora, de verdad. Arreglaré las cosas con tu compañero mañana. —El azabache frunció el ceño, observándole en silencio por unos segundos.

—Me estás evadiendo —señaló—. Me ocultas algo, ¿por qué? ¿Ya no confías en mí?

—No digas eso, a ti te confiaría mi vida —le aseguró, odiándose por ocultarle la verdad, pero sabiendo que todo podría irse al carajo si se lo decía—. Reaccioné así porque... porque me molestó que hiciera caso omiso a lo que le pedías. No quiero que nadie te toque si tú no lo consientes. —Desvió la mirada por un momento, conteniéndose para no decirle que más bien lo que no quería era que le tocara alguien diferente a él—. Pero sé que me excedí, te prometo que controlaré más mis impulsos desde ahora.

Jungkook solo pudo sonreír, mirándole como a lo mejor que le ha pasado, y sus manos cosquillearon ante el deseo de acariciar su rostro o su cabello, lo que sea con tal de sentirle más cerca. No sabía qué era exactamente lo que quería, pero lo que fuera lo tenía él.

—Gracias por cuidar de mí, nada me hace tan feliz como saber que nos tenemos mutuamente. —El mayor le sonrió, listo para responder o para revolver sus cabellos con cariño. Oh, pero no, su acompañante no dejaría de insistir tan fácil—. Ahora confiesa, ¿te estás viendo con alguien y no quieres decírmelo?

—¿Qué? —preguntó con gracia, sin embargo, la expresión del chico no era como la de alguien que está haciendo una broma.

—Eso, ¿tienes un romance clandestino o algo así?

—Jungkook —llamó, inclinándose hacia su rostro para levantar su mentón y hacer que le viera de frente, sus bonitos orbes oscuros se miraban tan brillantes que por un momento perdió la noción de lo que estaba diciendo—, toda mi atención está solo en ti.

—Ah... —susurró el menor, tal vez como si entendiera, tal vez como si preguntara, no lo sabía, solo tenía claro que de repente ya no veía sus ojos sino sus labios, sin comprender por qué creyó que el pensamiento de lanzarse a ellos se le pasaba por la cabeza.

—Encontré mi celular, por cierto —comentó entonces, soltándole y retrocediendo un paso porque la sangre que le había dado Jimin no estaba siendo suficiente para dejar de sentirse tan extraño en presencia de su mejor amigo—. Tengo que ponerlo a cargar para ver si todavía funciona.

—Me alegra que lo encontraras, porque esto de no tener cómo contactarte cuando se te antoja desaparecer terminará sacándome arrugas a los diecisiete. —Taehyung exhaló una sonrisa, pasando el brazo por sus hombros para que comenzaran a caminar.

—¿Pedimos un domicilio y vemos alguna película? —propuso, el azabache se emocionó de inmediato—. Te llevaré a tu casa en la noche y el fin de semana serás todo mío.

—¿Q-qué? —Observó su perfil con los ojos bien abiertos, el mayor mantenía una expresión tranquila.

—Tu padre dijo que hiciéramos planes y que no te pondría ningún problema, ¿recuerdas?

—Ah, sí, sí, ya recuerdo —murmuró, desviando la mirada a sus propios pies y evitando regresarla a él en el resto del camino.

Llegaron sin más retrasos y Jungkook no perdió tiempo para lanzarse al sofá, encendiendo la televisión en su importante tarea de escoger una buena película, obviamente sería una de superhéroes, aunque esa nueva de vampiros no se veía nada mal.

—Absolutamente no —declaró Taehyung, notando que el azabache leía la descripción con una mueca de interés.

—Dijiste que te gustaba ver películas de terror conmigo porque termino pegado a ti como una garrapata —le dijo él, con un pequeño puchero.

El de cabellos violeta caminó hasta apoyar ambas manos a sus costados en el sofá, acercando sus rostros con una sonrisita grabada en los labios. Jungkook se pegó al mueble por inercia, admirándole cohibido, y el contrario supo que sus pulsaciones habían acelerado el ritmo. Le encantaba que reaccionara así por él.

—Claro que me gusta, pero que sea de terror sin vampiros —decidió, llevando la mano al bolsillo delantero del pantalón del más joven. El menor se sobresaltó al principio, antes de comprender que intentaba conseguir su celular.

Su pecho comenzó a subir y bajar con pesadez, sin poder disimular lo agitada que se había vuelto su respiración. Sentir sus dedos hurgando ahí por poco le provoca un infarto. Taehyung le mostró el dispositivo una vez que lo tuvo en sus manos y el azabache solo pudo asentir, liberando el aire de sus pulmones despacio cuando Kim se alejó para llamar al restaurante.

—Pondré Iron Man —susurró, porque definitivamente iba a morir si le seguía dando motivos a su corazón para latir de esa manera.

El vampiro se fue a la cocina a conectar su propio celular a la toma de corriente, disimulando con eso para que su visitante no escuchara que solo iba a pedirle comida a él, ya se inventaría alguna excusa después.

La pantalla se iluminó en cuanto recibió energía, por lo que, impaciente, lo encendió nada más terminar con la llamada porque nunca había pasado tanto tiempo sin revisar su celular. Las notificaciones no se hicieron esperar, mensajes de algunos de sus compañeros de la preparatoria, nuevos me gusta en publicaciones y muchísimas llamadas perdidas, varias de ellas eran de Jungkook, pero el galardón sin duda se lo llevaba otra persona.

—Mierda —musitó, presionando el contacto para regresar la llamada antes de que se apareciera tocando a la puerta, que la conocía.

—¿Tae? ¿Estás bien? ¿Estás herido? ¿Te hicieron algo? ¡Llevo días intentando contactarte, estaba a nada de perder la cabeza!

—Hola, mamá —saludó, recostándose en el mesón para no estirar de más el cable del cargador.

—¿Hola mamá? Por poco me consume la preocupación ¿y tú dices hola mamá?

—¿Qué debería decir? ¿Y por qué estás tan alterada de todas formas? Estoy bien, hablamos hace como tres días.

—¿Entonces por qué no respondías mis llamadas?

—No sabía dónde había dejado el celular, ya sabes cómo soy.

—Ah, no lo sé, algo anda mal. —La escuchó murmurar, y se removió en su lugar con curiosidad.

—¿Tú estás bien?

—¿Pasó algo el martes en la noche? —Su cuerpo se tensó de inmediato, sus ojos fijos en la pared que tenía enfrente mientras el recuerdo de ese martes en la noche despertaba con vivo ímpetu. El miedo, la oscuridad, el frío, el dolor.

—¿P-por qué preguntas eso de repente?

—Me desperté en la madrugada, como a las doce, tenía un mal presentimiento y no pude volver a dormir. Pensé que te había pasado algo. Era... como una presión horrible en el pecho.

El muchacho no consiguió articular ninguna palabra, le costaba procesar lo que estaba escuchando, pero le costaba más volver a despejarse de esos recuerdos.

Te llamé pero no contestaste, no insistí porque creí que ya te habías dormido y que era solo cosa mía. Pero al día siguiente nada, con el paso de las horas supe que algo no estaba bien. Luego me enteré de lo que le pasó a esa niña que se transfirió a tu preparatoria.

—Mamá... —llamó, con apenas un hilo de voz que ella solo recibió como una invitación a continuar, todo lo opuesto a lo que realmente era.

—Arranqué el auto rumbo a Natten de inmediato, pero no me permitieron entrar al pueblo. Tienen bloqueado el paso debido a toda esa situación, dijeron que es para impedir que los medios de comunicación escandalosos se enteren, quieren evitar que se promueva el pánico ahora que están esperando la llegada del forense.

—No tenía idea de eso...

Me alivia saber que estás bien. Ha sido el peor momento para que pierdas tu celular, Kim Taehyung.

—Ya, no es como que lo haya perdido a propósito.

—Como sea, también intenté contactar a Jungkook, pero no encontré su número o no sé si es que la desesperación me jugó en contra.

—Oh, debe ser porque lo tienes agendado como adorable pelinegro.

—¿Umh? ¿Por qué lo agendé así? —Taehyung apretó los labios ante su tono pensativo, intentando no reír.

—Tú no, yo lo hice.

—Eres un tonto, en una emergencia como esta ¿crees que se me ocurriría buscarlo como adorable pelinegro? —El vampiro liberó una suave risa, casi creía que podía escucharla rodar los ojos—. ¿Cómo está él?

—Bien, está aquí ahora, pedimos comida a domicilio.

—De acuerdo, cuídense mucho. Iré a verte tan pronto como pueda, aseguraron que el bloqueo no duraría demasiado. Durante el atardecer de mañana llevarán el cuerpo a la morgue para que pueda ser examinado al amanecer del día siguiente.

El pelivioleta entrecerró los ojos, dando vueltas a esa información, y fue cuestión de segundos para que sus orbes ambarinos brillaran decididos. «Gracias por el dato».

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