XIII.

"Encontré el amor donde no se suponía que debía estar."

9:42 a.m.

- ¿Ahora qué?

El doctor miro a Phil, con un mohín fraternal, entendiendo su situación. En los ojos verdes de Phil, se notaba la desesperación, la indignación y la consternación. Se notaba desde tan lejos que él le importaba.

-Él estará bien. -dijo el doctor, haciendo que Phil suspirar mientras bajaba sus hombros de manera ilusionada y cansada-. Tiene golpes muy serios contra el estómago, y se golpeó muy fuerte la cabeza. Pero nada que unas pastillas, serenidad y cama no puedan arreglar.

Phil ladeó un poco la cabeza, mientras asentía ante las indicaciones del doctor. Miró por encima del hombro del hombre de bata blanca, como el ojiazul descansaba en su cama, con varios morados y marcas maquillando su hermosa cara. Phil sintió como su corazón se estrujaba más debido a la presión de ver a John es tales condiciones...

Y no poder hacer nada al respecto.

- ¿Qué sucede con su amigo, señor Brooks? -Preguntó el doctor, esperando la respuesta que no recibió la vez anterior.

-Es bastante complicado.

- ¿Por qué no hace algo al respecto, entonces?

Phil relamió sus labios, ladeando su cabeza de manera desesperada por acabar con el tema.

-Porqué...es muy complicado.

El doctor sonrió de soslayo, para después colocar su mano en el hombro de Phil, para después palmearlo con fraternidad.

-Nada es muy complicado, Phil. -dijo él-. Que tengas un buen día.

Phil sonrió de lado, mientras el doctor se dignaba a retirarse del lugar. Phil recostó su cuerpo del marco de la puerta, mirando al ojiazul descansar en su cama. Suspiro, totalmente agotado mientras se debatía el acercarse al hombre de mirada azulada. Hasta que por fin se decidió a hacerlo.

Camino de manera lenta hacia él, con unos nervios extraños recorriéndole el pecho. Aspiro fuertemente mientras se arrodillaba en frente del ojiazul, mirando con preocupación su bonito rostro alterado.

Phil aguanto un chillido mientras las yemas de sus dedos acariciaban levemente la piel clara y suave del hombre de mirada azulada. Las tonalidades moradas y azuladas acompañaban el rostro de su amado, como si fueran parte esencial de su rostro. Unas marcas rosáceas se daban a ver en su cuello, al igual que un pequeño rasguño adornaba su mejilla regordeta.

-Voy a matarlo. -Gruño, suspirando con furia.

John empezó a removerse incómodo, para después empezar a toser incontroladamente. Phil entró en pánico en cuestión de segundos.

-John, ¿estás bien? -Pregunto, con un tono alterado.

-Duele... -Chillo él, colocando su mano en su estómago-. Duele mucho...haz que pare. -Imploro él, abriendo sus ojos pintados de azul cielo.

Phil hizo hasta lo imposible por hacer cesar el dolor en el vientre, estómago y costillas que John sintió después de que el efecto del sueño profundo en el que había caído se retiraran. Phil debió darle una de las pastillas que el doctor le había dejado, y acariciaba las mejillas y barbilla de John mientras esperaba que el fármaco hiciera efecto.

- ¿Mejor? -Pregunto Phil, conectando sus ojo verdes con los ojos azules de John.

-Mejor. -dijo él. Su tono de voz era bajo y su rostro era un poema depresivo de Edgar Allan Poe. Pero algo había en esos ojos bizarramente azules. Sus ojos seguían viéndose alegres y brillantes, como si la tristeza y la consternación no estuvieran. ¿Cómo podía seguirse viendo tan malditamente bien?

-Necesitas... -Titubeó el ojiverde, temeroso de que decir-. Necesitas un baño.

Y fue tan dolorosamente incómodo para los dos.

Phil debía supervisar a John. Si tenía algún dolor o incomodidad. Pero fue tan duro para Phil. Ver los hematomas pintar la suave tez blanca de su amigo fue un dolor en el pecho que no podía arreglar. Tenía unas ganas tan gigantes de abrazarlo y quererle, mascullando que todo estaría bien.

Tenía ganas de sostenerlo entre sus brazos, con delicadeza, como si el mas mínimo y brusco movimiento pudiera romperle en mil pedazos. Tenía tantas ganas de acariciar aquellos hematomas mientras maquinaba un plan para destruir a Randy. Tenía tantas ganas de quererlo y hacerlo sentir especial.

Pero no podía. Estaba otra vez con John y no lo echaría todo a la mierda otra vez.

Por su parte, John se sentía tan apenado. No quería que nadie lo viera así. Él siempre debía ser fuerte aunque fuera doloroso como el infierno. Él siempre debía ser un ejemplo de optimismo y alegría. Él debía ser un héroe. Sobre todo, quería ser el héroe de Phil.

Pero los héroes no eran maltratados de esta manera, y no eran expuesto de una manera tan dura.

Cuando su piel tocó el agua de la tina, sintió serenidad momentánea. Los hematomas de su piel estaban bajo el agua tibia y su corazón dejaba de latir tan fuerte. Miro, entonces, al ojiverde de mirada gacha. Sus mejillas regordetas se pintaron de rosa, ante la vergüenza.

-Yo...me iré. -Anunció el ojiverde, colocando su mano en la perilla.

-No. -dijo el ojiazul, de manera nerviosa-. Quédate. -Imploro. Phil respiro de manera entrecortada, mientras su mano se alejaba paulatinamente de la perilla. Decidió mantenerse de pie, con la morada baja y el corazón como un tambor. Pero entonces, John tosió falsamente para llamar su atención. Phil miro al sonrojado ojiazul, y entonces, éste dijo: -Me refería a que...te quedarás. -Expreso él, empezando entonces a señalar la tina.

Y de nuevo volvió a ser tan incómodo todo.

Phil miro al techo, suspirando nervioso mientras sentía el calor subir a sus mejillas. Se retiro cada prenda, a excepción del boxer, mientras veía como John jugueteaba con el agua entre sus manos. Phil respiro profundo, mientras empezaba a andar hacia la tina de porcelana blanca. Se encontraba detrás de John, metiéndose lentamente hacia la tina, colocando sus piernas al rededor de John, y sintiendo como la espalda del mismo se dejaba caer contra su vientre, estómago y pecho.

La cabeza de John estaba sobre el pecho de Phil, dejando que el ojiverde pudiera observar los diversos morados en la cara de su amigo.

- ¿Cómo has estado? -Pregunto John, mientras una sonrisa daba a enseñar sus tiernos y lindos hoyuelos.

-Fatal. -Respondió-. ¿Y tú?

-Han sido semanas duras pero no malas. -Comento-. Mis niños pasarán sexto grado dentro de poco y mis universitarios se graduaran en algunos meses. Estoy feliz.

John era todo un caso.

- ¿Cómo puedes ser tan optimista? -Pregunto Phil, con un toque de furia en sus palabras ante la inocencia de su amigo-. Estás atrapado en un matrimonio de mierda, vives en un hotel de pacotilla y trabajas sin cesar todo el tiempo. ¿Cómo puedes sentirte tan bien?

John le sonrió con clemencia, al igual que con miseria.

-Pienso que, sin importar que, siempre habrá alguien allá fuera que lo está pasando peor que yo. Yo por lo menos tengo un trabajo, un hogar y alguien al cual poder llamar amigo. -Explico-. Cuando pienso en los demás...no me siento tan miserable.

Eso era lo que diferenciaba a John de Phil. John era un filántropo en potencia y Phil era un misántropo consternado. Eran diferentes.

-Te extrañe. -dijo Phil, apretando el pecho del ojiazul entre sus brazos, mientras colocaba su barbilla en la cabeza del ojiazul.

-Yo también lo hice. -dijo él, tomando las manos entrelazadas de Phil.

-Y por eso, lamento mucho lo que voy a hacer...

John abrió la boca justo en el momento en el que Phil junto sus labios. De una manera torpe pero intensa que llevo la serenidad de John a otro lado, sintiendo solo el repiqueteo de su corazón acelerado. Se dejo llevar, sintiendo los secos y gruesos labios de Phil aprovecharse de su debilidad y besándolo con desenfreno.

-Phil...no podemos... -Masculló John entre el beso.

-Shh. -Sonrió-. Hablaremos de eso después... -dijo, par seguirle besando.










me puse a leer ayer la novela desde el principio y vi esta parte

y ahora me da tanto sentimiento acabar la historia :-( solo faltan siete capítulos más.

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