X.

"Y sé que esto no es suficiente. Todavía no estoy a tu altura y no estoy preparado...perdón, nunca estuve allí cuando me necesitaste. Y ahora quiero que sepas que te sostendré por encima de todos. Y quiero que sepas que creo que serías bueno para mí y que yo sería tan bueno para ti."

10:52 p.m.

Sonrió de soslayo mientras sostenía la foto entre sus manos. Era una imagen de Phil junto a tres mujeres más. Dos adolescentes y una mujer mayor. John volteó el recuadro, observando la información que había detrás.

Fiesta de graduación de Selene. 2005. —Leyó John, sonriendo un poco—. ¿Quién es Selene?

—Es mi hermana. —dijo Phil, el cual acababa de entrar a la habitación. Phil se acercó al ojiazul, para a continuación señalar a la pelinegra que salía en la foto, la cual tenía una sonrisa intensa y tierna, mientras apoyaba su cabeza en el Phil de la foto—. Es ella. Selene. Es la menor. —dijo para luego señalar a la otra adolescente que salía en la foto. Una pelirroja lleno de perforaciones y tatuajes—. Esa es Shaleigh. La del medio. —Y señalo por último a la mujer mayor—. Y esa es mi madre.

John sonrió de lado.

—Te ves feliz. —dijo, mirando la típica sonrisa de lado que siempre acompañaba a Phil.

—Lo fui con ellas.

— ¿Y porqué no estás con ellas?

—Dos motivos. El primero, quería ver el mundo ¿sabes? Hubo un momento en el que Chicago empezó a sentirse muy pequeño para mí y necesitaba con urgencia abrirme paso... —Explico—. Y el segundo... —La voz de Phil quebró—. Pues...Selene es vendedora de bienes raíces. Shaleigh es defensora de los derechos humanos. Mamá es maestra universitaria. Y papá es un abogado republicano. —Comentó—. Y yo...yo quería ser un luchador. Estar en un ring. Me fui de casa, gritándole a mi papá que sería el mejor en el mundo pero...las cosas no salieron como lo planee. Y ahora soy un guardia de seguridad resignado.

John frunció sus labios en una sonrisa apenada.

— ¿Aun quieres ser luchador?

—Por supuesto que sí.

—Entonces, sé luchador.

Phil apretó el entrecejo mientras John colocaba la foto enmarcada contra el pecho de Phil. Para después seguir caminando hacia el frente.

—No es tan fácil.

—Claro que lo es.

—Tú no entiendes...

— ¿Quieres ser luchador con toda tu alma?

Phil aspiro aire.

—Sí.

—Entonces, lo serás. —John le miro sobre el hombro—. Serás el mejor en el mundo si te lo propones, sé que sí. —John sonrió, marcando sus tiernos hoyuelos—. No poder es la excusa, no querer es el motivo.

Phil parpadeó innumerables veces, mirando como John se paseaba por la pequeña habitación de hotel con lujo de detalle. Phil sonrió de soslayo. A pesar de estar atrapado en un matrimonio arisco y de estar levemente loco, John era mucho más benévolo y culto que él.

John le había ayudado varias veces, lanzándole una cuerda para salir de aquel hoyo negro donde estaba. Ahora era su turno.

Phil ando hasta el ojiazul, abrazándolo por la espalda, colocando así su barbilla en el hombro del ojiazul, y acerando de a poco su boca al oído del ojiazul.

—Te tengo una sorpresa. —Ronroneó el ojiverde, haciendo que las regordetas y blancas mejillas de John se tiñeran de rojo.

—Uhm...bien.

1:23 a.m.

El sonido de las olas chocando implacables contra la arena chocaron contra los oídos de John, haciéndolo sentir sereno después de mucho tiempo.

— ¿Y? ¿Qué tal? —Le pregunto Phil, sonriendo emocionado.

— ¿Qué fuiste a hacer esta mañana?

—Intercambie mi turno nocturno por el de la tarde. Así que trabaje en la tarde para que pudiéramos estar acá solos tú y yo.

John sintió sus mejillas pintarse. No supo si por el frío o por el tono caliente de Phil.

—Éste lugar es tan lindo. —dijo John, sentándose en la arena, mirando como la oscuridad teñía la playa.

— ¿No habías venido antes? —Pregunto Phil, sentándose a su lado.

—A Randy no le gusta la playa.

Phil asintió lentamente, mirando la arena por un momento y pensando si la pregunta que haría sería la ideal. Pero no tardó en mandarlo todo al demonio.

— ¿Lo dejarás?

Phil le miro, aunque John no le devolvió la mirada. Solo miraba a las salvajes olas chocar contra la orilla.

—No.

— ¿No?

—Son diez años, Phil...

— ¡Al demonio esos diez años!

—Tú no entiendes...

— ¡No tengo porque entenderlo! —Se quejo el ojiverde—. ¡Te es infiel, te maltrata y es un loco! ¿¡Necesito entender esto para saber que es dañino todo éste asunto!?

John bajo la mirada. Phil suspiro.

—John... —Mascullo el tatuado, con suavidad—. No soy bueno subiendo el ánimo. Creo que soy el peor en el mundo en esto. Pero...quiero que sepas que mereces algo mucho mejor y que...él no te merece. —John cerró los ojos, mientras sentía como Phil se acercaba a su oído lentamente—. Nadie merece a alguien tan bueno como tú. Tú eres un ángel caído del cielo, John. Nadie es lo suficientemente bueno para ti.

John miró a Phil, sintiendo como sus narices chocaban ante la nueva posición.

—Tú no entiendes.

— ¡No tengo porque entender, maldita sea! —Gruño—. ¡Él te hace daño y punto y no permitiré eso!

— ¿Por qué? —Gruño de vuelta el ojiazul.

— ¡Porqué eres mi amigo! —Gritó él—. Y... —Phil miro como el brillo de la luna hacía sombras en los azulejos que John tenía por ojos, haciendo que su corazón se derritiera—. A veces es muy loco lo que haces por tus amigos.

Y entonces, sus ávidos labios aprisionaron los de John.

Phil no tardó en tomar las mejillas de John de manera posesiva, acercando más y más al hombre de ojos azules. John no sabía como reaccionar, muchísimos menos que hacer con sus manos. Pero cuando sintió que la torpeza se apoderaba de él al igual que los nervios, desplazo tímido sus manos hacia la espalda de Phil, tratándo de acercarlo de a poco.

Pero, el sentido común llamo.

John empujo a Phil, haciendo que el ojiverde cayera sobre la arena, mientras John se levantaba de sobresalto.

—John... —Mascullo el ojiverde, mientras se levantaba.

— ¡No puedes besarme!

— ¿Por qué no?

— ¡Estoy casado!

—John... —Phil se acercó a el mencionado, aunque éste luchara por alejarse—. Él te hace lo mismo. ¡Se folla a toda Coney Island a tus espaldas! ¡Y tú no haces nada para salvar tu dignidad! —Phil tomó las mejillas de Phil entre sus manos—. Puedes hacerle lo mismo...

Phil nunca, desde que conocía a John, había visto la mirada que el ojiazul le había ofrecido. Y mucho menos vio esa cachetada venir. Phil sintió como empezaba a arder su labio, notando que John lo había roto.

—Yo no soy como él. —Espetó él.

—Yo no me refería a eso...

—Me voy a casa.

Phil respiro exasperado mientras veía como el ojiazul se perdía entre las tinieblas. Al igual que sus esperanzas.




















MARICA ESTOY ARRECHA ESA COMPUTADOR ER' COÑO E' LA MADRE ME TIENE ARRECHA NOJODA MEDIO MUEVO EL MOUSE DEL COÑO ESE Y SE QUEDA PEGADA ESA MAMAGUEVADA. ME DA UNA ARRECHERA. VERGA POR VAINAS ASÍ PREFIERO LA TABLET COÑÍSIMO DE SU MADRE NOJODA. COOOOOOOOÑO.

ahre perdón me altere,,

es que la computadora me tiene como arrecha.

por cierto, una pregunta. Estoy como inspirada (y arrecha, obvio) ¿quieren qué suba más o relajo el clítoris?

Amor eterno, Evelyn.

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