I.
"¿Recuerdas cuándo había tiempo para gastar?"
3:12 a.m.
Sus pies pisaron implacables el suelo, mientras su cuerpo se sentía pesado y cansado. Dolían sus extremidades de manera inclemente, mientras un suspiro atormentado salía de su garganta. Otro día siendo el fracasado que su padre había dicho más de una vez que sería. Otro día siendo miserable y siendo hostigado por la depresión y la indignación.
Vivía en un hotel, y recordaba que no pagaba desde hace más de tres años. Pero cada vez que la dueña del lugar se ponía intensa, una sonrisa de soslayo y un polvo rápido en el despacho y todo estaba olvidado. Tampoco era un hotel que fuera muy lujoso que digamos. Era normal. Un lugar ideal para morir.
Camino por el pasillo algo deteriorado y oscuro del lugar, y mientras lo hacía, miró a un hombre sentado en el suelo. Phil frunció el ceño, mientras atrasaba el paso. Miro al individuo y después pensó si sería necesario y apropiado hablar en ese momento. Pero no fue necesario, el hombre de gran cuerpo le miro. Y no tardó en ver como sus ojos, cuyo color no podía descifrar debido a la oscuridad, se veía la pena.
-Oh, ¿estoy atravesado en tu camino?
Phil separó los labios levemente, para después parpadear innumerables veces.
-Sí, sí... ¿podrías...?
El hombre no tardó en levantarse de improvisto, para así permitir que Phil pasara hacia la puerta que estaba al lado de donde el hombre se encontraba sentado. Phil buscó en los bolsillos de su pantalón sus llaves. Y no tardó en maldecir. Como siempre, las había olvidado.
Phil miró de soslayo al hombre, el cual se había sentado otra vez. Phil apretó sus labios entre sí, para después dejarse caer y sentarse al lado del individuo.
-Olvidé mis llaves. -Informó al desconocido, como si fuera necesario.
-Que horrible, amigo.
-Sí, que tragedia.
-A mí mi pareja me corrió de la habitación.
- ¿Por qué?
-Está molesto porqué llegué tarde del trabajo. Lo que él no sabe es que estuve haciendo horas extras para mayor ingreso.
Phil ignoró el hecho de que su compañero estuviera con un hombre, aunque fuera raro.
-Que tragedia.
-Sí... -El desconocido sonrió, con desprecio-. A veces la gente no aprecia lo que haces por ellos.
-Dímelo a mí, viejo... -Rió con sátira el tatuado-. Estar encerrado en un centro comercial sin hacer nada. Solo recordando que querías ser un luchador famoso mientras la vida pasa...
-La vida apesta... -Gruño el extraño-. Lo peor es que a veces ni siquiera hay tiempo para ser feliz... Es como si todo fuera un test. -Suspiró él-. ¿Recuerdas cuándo había tiempo para gastar?
-Sí, lo recuerdo muy bien.
Entonces, se miraron. Phil pudo distinguir la acuarela azul en los iris de su acompañante mañanero. Para después, sonreír.
-Soy Phil. -Hablo él.
-Soy John. -Respondió el otro.
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