al héroe que se fue
Un mes de inquietudes
nos acompaña.
El suelo es frío
en el ataúd de mármol.
Camillas,
camisillas,
sábanas que lavar.
Hay muerte en el bulevar.
Tantas luces
dejan ciego a uno,
tantos gritos madrugadores
lo desalientan.
Y los llantos.
Otro huérfano
del quirófano.
No hay quien pida perdón
al desamparado,
o a la que fue madre
por un instante,
o la que fue esposa
por décadas.
El techo es gris,
pero la bolsa es negra,
como el canto fúnebre
de una despedida.
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