Prólogo.
Ugh, ¿qué es este lugar? Está todo muy oscuro, no puedo ver. ¿Estoy muerto? Esperen, ¿cómo sé que es morir? ¿Será que estoy naciendo? Aja, ¿y ahora como sé que es nacer?
¡Veo la luz! ¡Rayos! ¿Cómo sé que es la luz? Esto es extraño.
Algo me envuelve y está cubriendo todo mi pequeño cuerpo, es pegajoso, pero todavía puedo ver la luz. Y ahora esa luz está en todo su esplendor, pero no siento nada. No, no, esperen, hay algo áspero toqueteándome. ¡¿Qué me está toqueteando?!
La capa pegajosa deja de envolverme y es entonces cuando suelto un quejido. Aww, ¿ese fui yo? Sueno muy tierno, trato de abrir mis ojos pero no puedo, me molesta la luz pero aún la siento. Levanto mi pequeña orejita y escucho otros quejidos muy parecidos a los míos.
—¡Ese fue el último!—Vale, eso no sonó como yo.
—Vaya, el amiguito tiene ganas de vivir, pensé que no lo iba a lograr.
¿Están hablando sobre mí? Soy muy valiente, obvio que puedo contra todo. Algo me aleja del suelo y me deja sobre una superficie suave, pero siento cosas a mi alrededor, me obligó a abrir los ojos hasta que por fin lo logro.
¡¿Qué es esto?! Son muchos yo, ellos suenan como yo y se ven como yo. La palabra viene por si sola a mi cabeza: Hermanos.
¿Son mis hermanos? ¿Que son hermanos? ¿Cosas que se parecen a ti e imitan cada sonido y gesto? Vale, no me gusta tener hermanos, yo soy único.
Me quejo nuevamente, pero sigo mirando a mí alrededor cuando veo cuatro cosas parecidas a unos palos, trato de seguir subiendo mi mirada hasta que los veo. Dos cosas gigantescas miran con ternura a mis hermanos y a mí. ¡Mírenme más a mí, yo soy el más guapo!
Otra consulta, ¿soy macho verdad? Espero que sí, en mi otra vida lo fui.
No es la primera vez que veo esas cosas gigantescas que se sostienen en palos, son humanos. En mi vida pasada fui un ratón y en la antepasada una cucaracha, no le recomiendo a nadie este último, es una pesadilla. También tuve vidas como cebra y jirafa ¡Ahora lo recuerdo todo! Suele pasar cada vez que muero, créanme, tengo experiencia en eso, ya han sido nueve ocasiones y siempre que vuelvo a nacer surgen las confusiones. La cosa es que cada vez que he muerto es por la misma razón, gracias a los gigantes que se sostienen en palos, si, los humanos, varias veces me han hecho tanto daño hasta el punto de morir. Soy un alma animal que todavía no puede descansar y todo es gracias a los humanos, aun no me ha tocado un alma pura y noble que me deje descansar, cuando la halle por fin lo conseguiré.
Tal vez en mi nueva vida como perro lo pueda lograr.
Rayos, otra consulta, díganme que realmente no soy un perro. En mis vidas pasadas conocí a muchos perros, callejeros para ser precisos, no eran felices, los maltrataban, no comían y algunas veces morían atropellados. Quiero pensar que yo no tendré el mismo destino, quiero descansar en paz y tal vez la décima muerte es la vencida.
—¿Que haremos con ellos?
—Podremos llevarnos tres para colocarlos en la tienda de mascotas, los demás no tendrán la misma suerte—escucho la voz de pesar de uno de los humanos.
—Tendremos que enviarlos a la perrera, ¿verdad?
—Aysel, no podemos quedarnos con todos, es más, por ser perros mestizos a lo mejor ni los compran. La tienda necesita el dinero, no podemos perder más a cargo de doce cachorros. Además, estoy seguro de que a Patrick no le gustará la idea de que los llevemos
—De Patrick me encargo yo... ¿Qué hacemos con la madre?—La humana vuelve a preguntar. Me gustaría que ella fuera mi humana, puedo notar que tiene un alma pura a pesar de no haberla tocado o mirado fijamente a los ojos.
—Por suerte conseguimos a la mamá mientras estaba en proceso de parto, pero no podemos hacer nada más. Tendremos que llevarla a la perrera.
No sé qué es una perrera pero supongo que es un club para perros. No quería ir al club para perros, necesitaba conseguir un humano bueno.
¡Llévenme con ustedes!
—¿Tenemos que separarlos ahora?
—No nos queda de otra. Si quieres, puedes elegirlos.
Escucho un sollozo y no fuimos ninguno de nosotros, ese sonó diferente, muy humano. Aysel está llorando porque nos van a separar. No es que me afecte, aún no he olido algún trasero para tener una conexión con mi familia, ni siquiera puedo ver como luce mi mamá.
—Este fue el primero, tal vez nos traiga suerte—escucho la voz entrecortada de la humana—, tal vez este, es el único que tiene una mancha, puede ser especial.
—¿Y quién quieres de tercero?
¡Escógeme a mí! ¡Escógeme a mí!
Necesito llamar su atención, trato de ladrar, ¿eso es lo que hacen los perros no? Pero eso no sonó como un ladrido. No importa, eso puede funcionar.
—Alguien trata de llamar tu atención—menciona el humano—. ¿Ese fue el último?
¡Si, si! ¡Soy el último! ¡Escógeme a mí!
—Parece que este chico quiere irse a la tienda con nosotros.
Unas manos delicadas vuelven a levantarme, abro mis ojos y veo la dulce mujer frente a mí, Aysel, es bonita y como lo supuse tiene un alma hermosa.
¡Adóptame! Digo en mi idioma perruno. La humana ríe enternecida.
—Este chico se llevará todas las miradas.
Lo sé, en todas mis vidas he sido un galán. Ahora puedo respirar en paz, no sólo porque no iría al club para perros sino porque la humana Aysel había confirmado que era macho. Uff, gracias a Dios.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top