Capítulo 4.
Audrey no sólo tenía un alma gris por estar tan triste. Ella me trataba muy bien, pero, ¿y a los demás?
Audrey se caracterizaba por tener su vocecita gritona y cuando algo no salía como ella quería pues la utilizaba muy bien. Ella provocó en el último mes que despidieran a dos personas. Una de ellas no colocó la ropa en su clóset en el orden de colores que a ella le gustaba—entiéndase que Audrey le gustaba el orden rosa, blanco, gris y demás colores y el empleado colocó blanco, gris, rosa y demás colores—, y el otro empleado, alguien de la cocina, hizo el uso de la cebolla en el platillo de mi humana, cosa que ella aborrecía con todo su ser. Fue despedido apenas Audrey vio el trozo de cebolla en el plato.
Audrey era demasiado malcriada para una niña de diez años. Pero después de estar todos estos días con ella supe que no era del todo su culpa. Audrey tenía al peor ejemplo y ese era su padre.
El día que Audrey despidió al empleado cebolla—así lo apodé—, su padre al llegar a la mansión entró enfurecido a la habitación de mi humana.
—Me enteré de lo que hiciste, ¡no puedes estar despidiendo a todo el mundo, Audrey!
—Quiso envenenarme, papi—respondió ella en voz baja, pero conocía esa mirada, ella quería gritar.
—¡Era una estúpida cebolla!
—Soy alérgica a las cebollas.
—¡No lo eres! ¡Estoy cansado de tu actitud, Audrey! ¡Cansado!
—¡Pues yo tampoco te soporto! ¡Eres el peor papá del mundo! ¡Ojala mamá estuviera viva y tu hubieses muerto en lugar de ella!
No me acerqué lo suficientemente rápido para proteger a Audrey. El señor de la casa le pegó una cachetada, luego de eso ambos guardaron silencio. El señor tenía lágrimas en los ojos como aquella vez que lo vi en la habitación prohibida. Audrey se levantó de la cama y salió corriendo hacia el baño de su habitación. Aproveché ese momento para gruñirle al señor de la casa por más miedo que le tuviese.
—Grrr—Él no me entendía, solo quería que se fuese de ahí, quería proteger a mi humana.
—Cierra la boca, perro pulgoso.
¿Pulgoso? ¿De qué hablaba? Audrey me hacia una baño de antipulgas todas las semanas.
Me estaba molestando, primero trataba mal a su hija y ahora me trata de pulgoso, esto es el colmo. Cuando se dio la vuelta quise morderle, pero era muy pequeño aún, y mis dientes a duras penas cortaban los filetes que me daba el chef a escondidas. No era tan tonto, no atacaría al señor, al menos no por esta noche.
Cuando finalmente se fue, yo me dirigí a la puerta del baño. Escuchaba los sollozos de Audrey al otro lado, quería limpiarle las lágrimas con mi lengua, quería acariciarla con mi cabeza, quería estar ahí para mi humana, sea alma pura o no, era mi humana.
Empecé a rasguñar la puerta soltando quejidos de mi boca, pero Audrey no me prestaba atención. Rasguñé más y más fuerte hasta que por fin gritó:
—¡Fuera de aquí, Pinky! ¡Quiero estar sola!
Debo admitir que esperaba otra cosa y mi nombre en esa oración le quitaba seriedad. Tengo que buscarme otro nombre, Pinky es sinceramente ridículo.
Pero la dejé, subí a la sábana persa y me eché sobre mi espalda dejando mi panza al aire. Debo admitir que me gustaba que acaricien mi panza, me entristecía que Audrey no quisiera nada conmigo ahora, pero en algún momento saldría y me vería listo para mis cariñitos.
Mientras esperaba mi mente perruna empezó a volar. Me extrañaba siempre ver que Audrey no tenía una mamá, tuve mis sospechas de que algo había ocurrido cuando vi al señor abrazar un vestido. Hoy lo confirmé. La mamá de Audrey había muerto. Tal vez las almas del señor y Audrey habían cambiado de color porque su pilar era la madre de Audrey.
Ellos habían cambiado porque la señora de la casa ya no estaba aquí para ellos.
La puerta del baño se abrió y Audrey salió por ella, sus ojos enrojecidos y llenos de lágrimas me vieron pero no me prestó ni la más mínima atención. Debía lograr que Audrey sonriera, que dejara su tristeza atrás.
Empecé a removerme y saqué mi lengua, estaba seguro de que me veía tierno y lo confirmé cuando Audrey empezó a reír viendo mi espectáculo. Finalmente ella se acercó y acarició mi pancita.
Ahh, mi panza esta agradecida.
—Extraño a mi mami, Pinky. Ella nunca hubiera permitido que mi papi me pegara. Quiero odiarlo pero no puedo hacerlo, ¿sabes? Es mi papi.
—¡Guau!—Ladré para que ella supiera que tenía mi atención.
—Mami murió hace tres años en un accidente de auto. El chofer estaba ebrio y se pasó una luz en alto, en la otra vía venía un camión y los golpeó. Ambos murieron al instante porque fue en ese lado que los golpeó. Mi papi iba con ellos, pero sobrevivió.
Otra vez las lágrimas de Audrey hacen su aparición, mi humana estaba destrozada. Quería decirle que lo sentía, quería decirle que estaría aquí para ella, quería decirle que era una increíble humana, pero no me entendería.
—Todo cambió después de eso, Pinky. Papi siempre estaba furioso, llegaba tarde y ebrio, nunca me prestaba atención y empezó a pegarme, nunca me había pegado, cuando lo hizo por primera vez no salí de mi habitación por una semana—Audrey sonrió triste para después burlarse de sí misma—. Ya llegué a mi punto de locura, ahora pienso que estas entendiendo lo que te estoy diciendo.
—¡Guau!—¡Te entiendo Audrey!
—Eres lo mejor que me ha pasado desde hace mucho tiempo, Pinky.
—Guau—¡Te quiero, Audrey!
—Te quiero, Pinky.
Quería que esta familia volviera a tener brillo, pero, ¿qué podría hacer un pequeño cachorrito de nombre ridículo que le hacían la paticure los fines de semana? La respuesta era nada, Audrey ni siquiera entendía mis chillidos, no podía hacer mucho, solo podía estar ahí y escucharla, ser el amigo oyente de Andrey y apoyarla con mi presencia cada vez que las cosas fueran para mal.
Pero a veces eso tampoco es suficiente.
Ojalá todo hubiese sido color de rosa después de ese día.
Ojalá Audrey me hubiese puesto un nombre más aterrador.
Ojalá el señor volviera a ser el hombre que era antes de tener el accidente.
Ojalá las almas grises pudieran volver a ser puras.
Ojalá que la curiosidad no matara al perro, ¿o era al gato?
Ojalá todo se hubiese mantenido igual, porque todo fue a peor.
Estoy haciendo un sacrificio por actualizar en este momento :( Estoy enfermita de nuevo. Gracias a Dios ya tenia este capítulo escrito.
Se viene uno de los momentos en que van a necesitar de sus pañuelos así que... ¡Prepárense!
Capítulo dedicado a Lobito97Pikachu97 <3
Nos estamos leyendo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top