Capitulo 31.
Inmediatamente sentimos la conexión. Aysel solo me observaba con esos grandes ojos brillantes, sé que no me reconocía, he cambiado demasiado desde la última vez que la vi. Siempre recordaba con tristeza como solo huyó de ese lugar luego de descubrir a su pareja montando a otra humana.
Los humanos pueden ser muy complejos, otros pueden ser simples y están aquellos que se encuentran en el punto medio. Aysel es una de ellas.
Nunca me había encontrado con un alma tan pura como la de ella, era preciosa, blanca y limpia, no había nudos o manchas grises, era inmaculadamente blanca y tiempo después aún permanecía de esa manera.
Aysel desvió sus ojos de los míos hacia mi pata, su ceño se frunció mientras lo observaba fijamente. Una nueva también apareció en sus labios, como si llevar aquella cosa blanca estuviera mal.
—¿Qué le sucedió?—preguntó en voz baja, tanto que tuvo que repetir la pregunta mientras se alejaba de mí acercándose a los humanos.
El doctor le explicó brevemente mi travesía en el hospital. Con cada palabra que salía de su boca Aysel se encogía más y más, como si estuviese sintiendo mi dolor, se estaba poniendo en mis patas, por un momento Aysel fue un Firulais más.
—Está con nosotros de milagro—finalizó el doctor.
—Realmente no puedo creer que existan personas tan enfermas en el mundo—dijo Louis, sonrió en mi dirección así que di un movimiento de cola por la atención. Me agradaba—. Encontrarán un buen lugar para él.
—Perros con ese pasado no pueden ser dados tan fácilmente. Si alguien lo quiere debemos entrevistarlos, saber cada detalle de sus vidas, no voy a permitir que ese chico sufra en el futuro.
Más tarde, mi nuevo hogar tuvo más interacción humana y animal. Había gente de todo tipo, con almas blancas, grises y negras, algunos cargaban perros, otros gatos, vi un erizo de tierra intentando ver más allá de mi jaula. El lugar estaba abarrotado.
El doctor atendía todos los males de los demás animales haciendo que salieran sin dolor o molestias con sonrisas en las miradas, algunos dueños por su parte estaban felices de ver a sus chicos recuperados, otros se horrorizaban viendo las facturas de la consulta.
Cochino y sucio dinero, necesario para estas cosas, pero como separaba a las personas. Le he visto muchas veces y no es bonito.
Entre la multitud no podía evitar ver a mi antigua cuidadora. Aysel era una chica muy dulce, preciosa y su alma pura me tenía embelesado. Era impresionante ver cómo brillaba a su alrededor. A este punto ya había visto de todo, pero lo de Aysel era totalmente nuevo, era lo que me prometí encontrar hace mucho tiempo atrás.
Aysel era mi alma pura, la había encontrado, finalmente estaba frente a mí.
Observé como se acercó a mi jaula con una sonrisa y una golosina en sus manos, empecé a mover mi cola a pesar del dolor. ¡Era Aysel! Tenía que mover la cola como yo solo sabía hacerlo, a las perritas le gustaba, a Aysel le encantaría también.
—Eres un chico muy guapo, ¿Verdad?—deslizó la golosina al interior de mi jaula y sin pensarlo mastique dos veces antes de tragar. Ladré pidiendo más—. Cada golosina tiene un precio, esa te la ganaste porque eres un perro muy fuerte.
Fuerte y guapo, ¿No es genial recibir cumplidos? Aunque yo no los necesito, yo sé que soy genial.
—¡Guau!—Genial y todo pero... Quiero otra.
—Tendrás otra galleta si te tomas primero tu medicina.
Los pelos en mi lomo se erizaron. Medicina, la odiaba y Aysel parecía saberlo.
Ella tomó algo de una repisa frente a nosotros y luego sonrientemente se acercó a mi jaula.
—Ya me dijeron que no eres nada agresivo, pero no nos conocemos todavía—Abrio mi jaula lentamente esperando alguna reacción de mi parte, mientras que yo solo podía verla muy emocionado—. Muy bien, primera prueba superada, ahora debo cargarte y llevarte con Hayashi.
Me olvidé de los destripadores, me olvidé del dolor, me olvidé que me estaba engañando para tomarme unas asquerosas medicinas, me olvidé de todo cuando ella me tomó en sus brazos y con fuerza me sacó de la jaula.
Estar en los brazos de Aysel se sentía como estar flotando junto a las nubes en el cielo. Quería que siempre me tomara de esa manera, prefería mil veces esto antes que una golosina.
Ustedes saben que decir eso ya es demasiado. Una golosina no puede rechazarse, pero lo haría si me dieran a escoger entre eso y estar junto a Aysel.
Mientras me engañaban para tomar la medicina, Aysel rascaba detrás de mis orejas, descubrí que era un embrujo personal de la chica, me daba sueño y me hacía pensar que estaba junto a las estrellas. Luego vino lo peor, un pinchazo en mi lomo y dolió horrores, tanto que me hicieron chillar. Sin embargo, Aysel estuvo ahí para mí, me susurró en el oído e inmediatamente me quedé tranquilo.
Les dije, había una conexión. El doctor también lo notó.
—Sé que eres el encantador de perros en versión femenina pero esto es ridículo.
—¿De qué hablas, Hayashi?—preguntó ella entre risas aun rascando detrás de mis orejas.
En estos momentos deseaba ser un gato para poder ronronear y hacerle saber que me encantaba, me tuve que conformar con cerrar mis ojos e imaginar que podía entenderme mientras le decía lo maravillosa que era.
—Siento que él te escogió—respondió Hayashi quien nos observaba con una pequeña sonrisa—. No siempre nosotros escogemos a nuestros amigos peludos, algunas veces ellos nos escogen.
—Pienso que estás exagerando. Este chico no parece haber tenido mucho amor en su vida, solo está feliz de que lo mime.
—Te equivocas—Si, Aysel, te equivocas, escucha al doctor—. Ya lo han mimado mucho y con ninguna persona ha reaccionado como lo ha hecho contigo.
—Tal vez le gusta mis manos—bromeó ella rascando con más firmeza detrás de mis orejas, no pude evitar mover con placer mi pata trasera—. ¿Ves? Te lo dije.
—Le gustan mucho, eso es seguro—El doctor acarició mi lomo y luego dijo—: pero más que tus manos, creo que está encantando con tu alma. Te lo dije, él te escogió.
El doctor sabe lo que dice, es un tipo inteligente, él nos entiende.
Él me entiende.
Si estoy viva :v
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