Capítulo 28.

Abstenerse a leer si son muy sensibles.

Sabía que las cosas estaban empeorando cuando escuché los gritos. Ellos peleaban pero nunca habían gritado de esa manera. Paré mi oreja e intentaba escuchar más allá, pero mi ubicación no me facilitaba la tarea.

Los gritos se intensificaban aún más cuando de repente la puerta del sótano fue abierta con fuerza. Bee bajaba las cortas escaleras con un ceño fruncido muy pronunciado y Lee iba detrás de ella, no se quedaba atrás, llevaba muy mala cara.

—Solo digo que deberíamos buscar ayuda.

—¡Te quieres separar de mí! ¡Te quieres alejar como todo el mundo lo hace!

—Bee, no me quiero alejar de ti, eres todo lo que tengo, pero...

—¡Pero, pero y más peros! ¡Tú no me quieres!—La chica explotó en llanto, se tiró sobre el suelo y por un momento pensé que observaba una niña por las pataletas que estaba haciendo—. ¡Quiero a mi mamá! ¡Ella si me entendía! ¡Ni tú, ni papá, ninguno, nadie entiende lo que es ser yo!

—Bee, ya basta.

La chica lloró y lloró, de un momento a otro detuvo su llanto y me observó. Su mirada me hizo congelarme, estaba tan asustado que puede que haya hecho un poco de pipí en el lugar donde me encontraba.

—Me convertí en esto gracias a ellos.

—No Bee, nos convertimos en esto gracias a papá.

La chica todavía me observaba, su mirada estaba vacía de cualquier emoción, era como si estuviera en otro plano, como si estuviera muerta.

—Quiero un juguete.

—No.

—Quiero un juguete, Lee—volvió a pedir esta vez mirando a su hermano—. No, no lo quiero, lo necesito.

—Te dije que no podíamos seguir con esto. Tampoco podemos tomar otro perro en esta ciudad.

—Entonces dame tu juguete.

Los pelos de mi espalda se erizaron, Bee estaba más inestable que nunca, si ella me tomaba no duraría ni cinco minutos vivo.

—No, ese perro es mío.

—Necesito hacerle daño—suplicó, como si matar fuera una droga para ella.

—No.

Lee seguía negándose, sabía que no era para protegerme, yo no le importaba. Lo hacía porque quería sacar de ese hoyo profundo a su hermana, pero sabía que iba a ser muy difícil y que tal vez ya era demasiado tarde.

Todavía me preguntaba, ¿Cuál era la medida extrema que Lee tomaría? ¿Era solo negarle matar? Esa no era la solución, quise gritarle. Bee era como un adicto, hacerle daño a los animales, el dolor, la muerte, esa era su mayor droga y ella lo necesitaba.

Bee volvió a mirarme con anhelo, pero suspiró, se levantó del suelo aún con sus mejillas húmedas de las lágrimas y sin decir más salió del sótano cerrando la puerta a su espalda.

Lee me miró, más arrepentimiento y culpa podrían verse en su rostro. Por primera vez no me sentí para nada amenazado cuando se sentó nuevamente frente a mí.

Lee estaba tan desolado como Bee, pero ella siempre había tenido a su hermano para desahogarse, para hablar. Lee sabía que no podía confiar en Bee, no en el estado que ella se encontraba, se podría quebrar aún más.

—Vas a sufrir—me advirtió, pero sabía que él no me haría sufrir, lo sentía—, tal vez vayas a morir... Pero tú sacrificio va a ayudar a los de tu especie.

Me preguntaba, ¿Cuántos perros habían matado estos dos?

—Trataré de llegar antes de que ella te quite la vida. Pero está tan... incontrolable, no sé si pueda lograrlo, perro.

¿A dónde iba?

Lee suspiró y nuevamente como si escuchara mis pensamientos me respondió.

—Voy a entregarnos, Bee necesita estar encerrada. Yo necesito estar encerrado. Nunca quise matar o maltratarlos, perro, pero debo confesar que en ciertos puntos lo disfruté—frunció el ceño, su rostro estaba confundido, sus ojos estaban nublados con una fina capa de lágrimas—. Sé que no está bien haberlo disfrutado, por eso quiero que me alejen de todo aquel ser vivo que pueda lastimar.

—¡Guau!—Estás enfermo, Lee, tu hermana también lo está.

—Estoy enfermo, ambos los estamos.

—¡Guau!—Tú lo sabes, lo reconoces, todavía puedes recuperarte.

—Tal vez cuando salga de prisión sea demasiado tarde pero, ¿Sabes que he deseado tener siempre?—derramó un par de lágrimas que tenía retenida en sus ojos, después sonrió y me miró—. Una casa con jardín, una propia, tal vez una novia. No creo que nadie me acepte con un pasado como este, pero al menos quiero tener la casa con patio... ¿Crees que lo pueda lograr, perro?

—¡Guau!—Todos tenemos el derecho a una segunda oportunidad, Lee, nadie es quien para juzgar.

Lee volvió a fruncir el ceño, acarició mi cabeza y se levantó del suelo.

—Es raro, realmente ciento que puedes entenderme y que a tu manera me estás respondiendo.

—¡Guau!—Te sorprendería saber lo que un can sabe de ustedes los humanos.

—Adiós, perro.

Adiós, Lee.

Él sabía que Bee no recibiría de una buena manera una negativa.

Él sabía que apenas saliera por esa puerta Bee bajaría al sótano.

Él sabía que Bee tomaría su bate y me lastimaría.

Él sabía lo que pasaría, por eso tenía que hacerlo ahora.

Bee con su mirada perdida me ató con fuerza y sin esperar me golpeó una de las patas, aullé del dolor, lo peor es que solo se concentró en esa parte de mi cuerpo.

—No quiero matarte, no todavía, pulgoso. Quiero que sufras como yo lo hice cuando mi papá los prefirió a ustedes.

Había tanto rencor en sus palabras, ya no le importaba nada, ya Bee estaba completamente perdida.

Volvió a golpear con fuerza, está vez en mis costillas. Dolía más que la picana eléctrica, esto era una tortura, golpeó una y otra vez, mi vista se nublaba, sabía que me estaba acercando a la muerte, otra vez en manos de un humano, pero creo que ésta era la primera vez que había visto la verdadera maldad que un humano podía alcanzar.

Esto era la crueldad animal en manos de una persona.

Las estrellas nuevamente me estaban llamando, pero de un momento a otro se callaron y solo podía escuchar el alboroto a nuestro alrededor.

—¡Policía! ¡Arriba las manos!

Lee lo había logrado, ellos llegaron antes de que muriera, pero no estaba seguro de si estaría en este cuerpo por mucho más tiempo.

Esta era una de las cosas que tenía en claro que iba a escribir desde el principio. Muchos de ustedes dicen que no pueden creer que existan personas así, pero se sorprenderían saber que es más común de lo que piensan y a veces son las personas que nosotros creemos menos capaces de hacer tal atrocidad.

Nos leemos el próximo domingo :)

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