🌸🍃| T R E S |🍃🌸

Su caminar era tranquilo, ya pronto caería la tarde, debía apresurarse y encontrar donde pasar la noche, con el pasar de los días se volvía más cálido, y agradecía profundamente a la naturaleza por eso, no aguantaba el frío, ni mucho menos de noche, se había topado con un mercader que le había dicho que en unos kilómetros más encontraría la aldea de té, así que eso significaba que podría dormir en un futon en vez del suelo por al menos una noche, bueno, al menos si encontraba donde tocar.

El sendero se veía largo y casi interminable, antes de aquel mercader no había visto a nadie más, o eso pensaba hasta que pudo divisar a alguien tirado sobre la hierba, parecía muerto, no se movía, rápidamente rebuscó la kunai y la ocultó en su espalda, a medida que se acercó pudo distinguir unos escalofriantes alaridos, gritos y gemidos de desesperado dolor, quien estaba tirado era una chico alto y fornido que se retorcía en el suelo.

El joven se retorcía de dolor sosteniendo su cabeza desesperadamente mientras que sus ojos miraban en todas direcciones, la azabache sostuvo la kunai con determinación, algo le sucedía a ese chico y ella debía ayudarlo, se acercó lenta y cuidadosamente mientras el seguía soltando alaridos e incoherencias a diestra y siniestra, se veía como un animal herido, desesperado e intranquilo.

Shizune: O...oye, tranquilizate, puedo ayudarte, pero necesito que te calmes...

Trató de calmarlo pero lo único que consiguió fue que el joven volteara a verla con un poseso reparanado en la kunai, sintiéndose amenazado se le lanzó encima dispuesto a arrevatarselo, más la chica le propinó un golpe de lleno en la entrepierna dejándolo tirado en el suelo, rebuscó en su bolso una aguja de acupuntura rodeándola con un líquido para luego clavarselo en el cuello poniéndolo a dormir en seguida.

Shizune: Menuda suerte de encontrarme gente rara....

Suspiró reparando en el bolso del joven, con cuidado lo revisó encontrándose una serie de shurikens, kunais, explosivos, etc, en lo más profundo de aquel bolso de viaje había un pequeño pergamino gusto a una bandana que reconoció en seguida, era un shinobi de Konoha, con algo de curiosidad estiró el pergamino leyendo el contenido.

" Tu nombre es Ibiki Morino, eres un shinobi de rango jounin de la aldea oculta de la hoja, encargado del departamento de información e interrogatorio regresa por el paso tras la cascada de la aldea del te... "

Algo desconcertada volvió a guardar todo el su contenido mirando al joven que respiraba agitadamente, aún después del calmante seguía sintiendo un agudo dolor o malestar, con algo de dificultad trató de levantarlo, pero resultaba inútil, se veía de unos 16 o 17, con una constitución física fornida y fuerte, lo cual lo hacía muy pesado, miró en todas direcciones para ver si alguien se acercaba pero no había nadie más que ellos dos siendo rodeados por el sonido de las aves cantando a la distancia, soltó un suspiro, debía de examinarlo ahí mismo, lo había visto sostenerse la cabeza, tal vez tenía un golpe o una herida, quitó rápidamente el pañuelo que cubría su cabeza rapada, una vez que lo hizo se le escapó un grito que calló llevándose las manos a la boca, tenía una serie de cicatrices y suturas mal hechas cubiertas por una costra amarillenta que indicaba una clara infección, la sangre que emergía de la herida no era roja sino negra, con razón sentía tanto dolor si tenia una enorme herida en su cabeza, desconocía la profundidad de dicha lesión por lo que atinó a administrarle una segunda dosis de su tranquilizante casero, con todas sus fuerzas lo arrastró hasta unos arbustos, debía encontrar un lugar para curarlo, ahí en la intemperie no era seguro, miró en todas direcciones pero no había nada, se mordió su pulgar con algo de frustración, no había de otra, el pueblo más cercano estaba muchos kilómetros más adelante, tenía que construir un pequeño refugio para pasar la noche, intentaría al menos limpiar la herida para al otro día buscar la manera de llevarlo hasta allá, le administraria los sedantes hasta mañana, el joven tenía que descanasar, buscó rápidamente algo de leña, por suerte aún le quedaba algo de comer, sonrió levemente sacando sus cosas y disponerse a hacer algo de comer, una vez el fuego listo al igual que la comida, trató de removerlo.

Shizune: Oye, despierta debes comer, trata de tragarlo es líquido no tienes porque masticarlo.

Acercó la cuchara a sus labios mientras el abrió los ojos pesadamente.

- Me duele la cabeza....

Soltó cada palabra pausadamente, como si le costará pensar en las palabras.

- ¿Quien eres....?

Shizune: Soy Shizune, no voy a hacerte daño, necesito que hagas un esfuerzo, debes comer para poder estar más fuerte.

Trató de explicarle a lo que el abrió la boca lentamente, la chica sonrió e introdujo el alimento entre su labios.

Shizune: Muy bien, eso está muy bien.

Lo felicitó notando que las mejilla del contrario estaba muy coloradas, rápidamente pegó su frente con la de él descubriendo lo que temía, tenia una fiebre muy alta.

Shizune: Rayos, Ibiki-san no te duermas...

Soltó alarmada buscando algo que estaba en su bolso.

Ibiki: Me duele la cabeza, tengo mucho frio...

Soltó a medida que su ojos se cerraban.

Shizune: No te duermas....

Pidió mezclando una serie de hojas secas con algo de agua caliente, rápidamente fue hasta el para darle la infusión.

Shizune: Habré la boca...

Pidió pero fue inútil, sus dientes castañeaban producto del frío al mismo tiempo que todo su cuerpo comenzó a temblar.

Shizune: Vamos, abre la boca...

Trató de abrirla con sus manos pero fue inútil, producto de aquella sensación de frío todo su cuerpo se tensó aprentando inconscientemente la mandíbula, frunció el ceño y tomó la infusión para luego pegar sus labios con la del contrario que abrió los ojos pesamente cruzando miradas con la joven azabache que mordió su labio inferior con la intensión de que al sentir el dolor este abriese la boca, al lograr su cometido cedió la infusión dentro de la boca del contrario que tragó el líquido para luego quedarse dormido, la chica se limpio los labios y se quedó observándolo sintiéndose más aliviada al ver como su temblor fue sediento, su respirar se hizo más regular y calmado con el pasar de los minutos.

Shizune: Al menos comió algo...

Soltó un pesado suspiro para luego proceder a comer por su cuenta, había sido un largo día, sin duda tenía una suerte única, no hacían ni dos días y se cruzaba con otro shinobi, debía ser su destino el encontrarse a gente así, ahora que lo pensaba con más detenimiento siempre le agradó el ayudar al resto, se sentía bien ayudar sin recibir nada a cambio, aunque habían ocasiones en las que se había metido en más de un lío por causa de ello, todavía recordaba una vez que le dió atención médica a un ladrón que había asesinado a una anciana, se sintió muy mal después de eso, ¿pero, quien era ella para juzgar?, o mejor, ¿quien la juzgaria a ella?, si alguien ve a una persona agonizando de dolor simplemente nace el deseo de ayudarlo, al menos era su caso, ¿quien era bueno o malo por ayudar a un ladrón asesino?, no lo sabía, ni tampoco quería averiguarlo, el mundo era cruel y la vida aún peor, pero si hay alguien dispuesto al calmar ese dolor y esa crueldad del mundo con solo una sonrisa, ¿porque no aceptarla?, después de todo el mundo es menos frío si alguien te ofrece ayuda sonriéndote radiantemente, al menos era lo que ella pensaba, después de todo cada uno sabe lo que hace, nadie era un pan de dios a lo largo de su vida, todos mentían, todos lloraban, todos maldecían en silencio y oraban a gritos, la gente era hipócrita y mentirosa, pero, si tenias la oportunidad de cambiar, ¿lo harías desde el fondo de tu corazón?, ella si lo creía, creía firmemente en que la gente puede cambiar, creía firmemente en que el mundo cruel en que vivía algún día podría gozar de la anhelada paz, y que aún quedaba gente buena en lo más recóndito del mundo, tenía fe de ello y nada ni nadie le haría cambiar de opinión.

Miró el cielo en el cual las estrellas comenzaron a desaparecer a causa de los rayos de la mañana, una serie de nubes emergentes de las montañas se tiñeron de un rosa espléndido, volvería a llover en un día o dos, sonrió volviendo al camino, había oído un carro y al parecer se había detenido de pronto, no debía desaprovechar la oportunidad.

Shizune: ¡Hola!

Saludo alegremente descubriendo a una anciana de semblante duro como roca.

- ¡¿Quien eres tu?! ¡¿una bandida acaso?! ¡Largo de aquí!

Le gritó arremetiendo con un bastón mientras la chica se preparaba para salir corriendo como alma que lleva el diablo más pudo ver que la persecución no duró mucho, al voltear se encontró a la señora subándose los pies con sumo entusiasmo.

- ¡Condenada vejes! ¡tener que soportar estas ronchas a esta edad! ¡por dios, cielo santo!

Refunfuñaba la anciana terriblemente molesta.

- ¡¿Y tu que me ves, rata ladrona?!

Le enseñó sus bastón.

Shizune: No soy ninguna ladrona, mi nombre es Shizune, y si me lo permite puedo ayudarle si usted también me ayuda.

Al cabo de unos minutos la anciana soltaba un sonoro y relajado suspiro, sus pies se encontraban remojadose en una pequeña mezcla de jugos herbales cortesía de la joven azabache que se encontraba en la parte trasera del carro dándole algo de agua al shinobi inconsciente.

- ¿Que le pasó a tu hermano?

Preguntó la anciana con curiosidad, bueno, y la verdad es que había distorsionado la verdad, porque de seguro se habría negado a acertar que había rescatado a un shinobi, por lo que decidió decir que se trataba de su hermano mayor.

Shizune: Trató de hacerse el valiente saltando al otro lado de arroyo y se golpeó muy fuerte la cabeza, tiene una herida muy profunda y mal cuidada, por eso necesito algunos instrumentos que no tengo conmigo, los voy a comprar en el pueblo de paso.

Contó con una sonrisa algo incómoda a lo que la anciana se le quedó viendo con seriedad, bien se dice que el diablo sabe más por viejo que por diablo.

- Ya veo, una vez que mis pies se deshinchen partiremos.

Gritó con entusiasmo a lo que la azabache sintió un fuerte punzada en su pecho, le recordaba a su abuela, una vez lista instó al caballo a comenzar la marcha con la joven azabache a su lado, mientras el supuesto hermano mayor dormía quejándose de vez en cuando.

- Mi nombre es Chiyo...

Le sonrió levantando su dedo pulgar con una leve sonrisa que adornó su duro rostro.

Shizune: Un placer conocerla Chiyo oba-chan...

Hizo una leve inclinación con una espléndida sonrisa.

Chiyo: Algunos dices que el tamaño de la sonrisa de las personas es el tamaño del dolor que cargan en sus hombros, ¿crees que sea cierto?.

Preguntó dejando sin habla a la joven que desvió la mirada algo apenada.

Shizune: No creo que sea mi caso Chiyo Oba-chan...

Sonrió incómodamente rascándose la nuca.

Chiyo: Desvió ser difícil para ti recorrer estos caminos tu sola...

Dijo acariciando su cabello amistosamente dejando a la chica con la mirada perdida, no lo había aceptado, ni negado, por lo que la anciana concluyó que el muchacho inconsciente no era su hermano mayor, pero no la juzgaria, no a ella que se ofreció a ayudarle con esa espléndida sonrisa.

Chiyo: Cambia esa cara, no querrás que tu hermano te vea así de triste ¿o si?.

La joven negó rápidamente sin decir nada nada más, o de lo contrario desataría ese nudo en su garganta cargado de llanto y dolor.

Chiyo: Llegaremos a una casona, vivo con dos vejestorios y mi pequeño nieto de ocho años, ahí tengo unas cosas de medicina que te pueden ser de utilidad, te lo daré sólo si me enseñas más trucos con hierbas para dejar atrás nuestros dolores de la edad.

Propuso con entusiasmo.

Shizune: ¡Por supuesto...!

Respondió de la misma manera, al cabo de unas horas se pudieron ver unas enormes puertas que daban a un pequeño pueblo rodeado por unas murallas, dos guardias se acercaron a lo que la ancianos les enseñó un pequeño pase de cobre que ellos observaron para luego dar la orden de abrir las compuertas para carros, una vez causando las puertas la azabache sonrió ampliamente mientras que de sus ojos desprendía su característico brillo de total asombro y curiosidad.

Chiyo: La aldea del te antes era muy pobre, pero gracias a los acuerdo de comercialización con Konoha ha progresado a pasos agigantados, espero que tu hermano y tu puedan quedarse al festival, todos los años se celebra la cosecha del te tsukishiro ba cha, el cual se realiza durante el primer ciclo de luna de la primavera, es el mejor te que se puede probar, cuenta la leyenda de que te proporciona más años de vida, aunque no creo mucho en esas cosas, todos los años cosechamos y sigo siendo el mismo vejestorio de siempre.

Rió sonoramente hasta detenerse frente a una casona muy antigua, de la puerta salió corriendo un pequeño niño de cabellos rojizos y mirada color avellana, que desprendían ese brillo tan inocente y puro.

- ¡Abuela Chiyo, por fin, creí que no llegarías, la abuela Koharu estaba siendo mala conmigo!

Acusó con un leve puchero al borde de las lágrimas.

Chiyo: ¡¿Qué fue lo que te dijo esa decrépita vieja bruja?! ¡Ya verá que le vuelo los pocos dientes que tiene de un chanclazo!.

Soltó a lo que se mareo de repente, Shizune bajó de un salto tratando de apoyar a la anciana que parpadeó seguidas veces tratando se recuperar el equilibrio.

- ¡¿Abuela estas bien?!

Preguntó el preocupado niño.

Shizune: Debe descansar, creo que se le subió un poco la presión.

Explicó tranquilizando al pequeño.

Shizune: Guíame hasta su cuarto, porfavor, fue un viaje largo y tu abuela necesita descansar.

El niño algo dudoso, asintió dejando entrar a la azabache que rápidamente acomodó a la anciana en su cuarto, luego volvió por su supuesto hermano mayor que a duras penas se podía su propio cuerpo, el pequeño le ofreció su propio dormitorio una vez que la chica le contó como había conocido a la abuela Chiyo, quien aún no despertaba.

- ¡Sasori, traeme un vaso de agua, muero de la sed!

Gritaba un hombre de avanzada edad desde la sala.

Shizune: ¿Ese es tu nombre?

Preguntó a los que el niño asintió para luego salir corriendo a llevar lo que le habían pedido, la azabache salió del cuarto hasta la sala en donde habían una pareja de adultos mayores sentado mirando a través de la ventana los brotes de las flores de cerezo.

Sasori: Aquí tienes abuelo Homura...

Dijo con una sonrisa.

Homura: Oh, gracias pequeño.

- ¿Que hay de la loca de Chiyo, aún no llega?

Soltó la mayor de largos cabellos blanquecinos atado a un moño alto.

Sasori: ¡Ella ya llegó, pero por tu culpa se sintió mal y se desmayó!

Gritó el furioso.

- ¡Yo no le he hecho nada a la loca de Chiyo, para que vengas a culparme, mocoso malcriado, respeta tus mayo-

Se detuvo al mismo tiempo en que su tos se hizo más compulsiva.

Shizune: Sasori, necesito agua caliente, ¿puedes traer un poco?

Pidió con una leve sonrisa a lo que el pelirrojo asintió entre lágrimas, al traer lo pedido la chica mezcló unas hierbas y se las dio de beber, calmando su tos de manera gradual.

- ¡¿Y quien demonios eres tu?!

Preguntó escandalizada.

Shizune: Soy Shizune, viajaba con las abuela Chiyo, mi hermano está herido así que ella accedió a ayudarme.

Contó resumidamente.

Homura: Ya veo, eso suena a algo que las vieja Chiyo haría, ¿porque se puso mal?

Preguntó algo preocupado.

Shizune: Sasori le contó sobre algo y se alteró...

Sasori: Le dije que la abuela Koharu había sido mala conmigo, y se molestó.

Susurró bajito.

Homura: Koharu, ya ves que no le haces ningún bien al pequeño si le dices esas cosas, es solo un niño.

Le regañó a la anciana que desvió la mirada molesta.

Koharu: Sólo quería que se hiciera más fuerte, es pequeño pero debe estar mentalmente fuerte para cuando Chiyo no esté.

Un sonoro y explosivo llanto se escuchó en la estancia, el pelirrojo salió corriendo llorando a moco tenido producto de las fuertes palabras de Koharu.

Sasori: ¡La abuela Chiyo no va a morir, porque yo la voy a cuidar, voy a buscar el tsukishiro ba cha para que esté conmigo por siempre! ¡ya lo verás!

Gritó para luego desaparecer.

Homura: Koharu...

La reprendió una vez más a lo que la azabache no dijo nada, ella sabía muy bien ese sentimiento, su abuela había muerto hace ya más de tres años, y aún podía sentir el dolor que provocó su ausencia.

Koharu: La vida de los seres humanos es frágil y fugaz, no alcanzas a parpadear y ya se acaba, todos debemos partir en punto de nuestra vida, eso lo deberían de saber todos.

Agregó a lo que de entre las sombras apareció la señora Chiyo.

- Eso lo sé bien, pero no significa que me voy a rendir en este punto, he peleado a lo largo de mi vida y seguiré peleando para seguir viviendo, viviré tanto como me lo permita mi viejo y destartalado cuerpo, y mientras viva no pienso permitir que sigas haciendo llorar a mi nieto por culpa de tu venenosa boca, que te quede bien claro, porque si Sasori derrama una sola lágrima por culpa tuya, te mató, ¿me oíste bien?, te mato con mis propias mano, vieja decrépita.

Amenazó para luego salir del cuarto en busca de su nieto, Shizune se quedó pensando en las palabras dichas por la señora Chiyo, al cabo de unos incómodos minuto se retiró a ver como seguía su "hermano".

C

ontinuará...

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Un poco intenso.

Sinceramente medio un poco de nostalgia escribir este capítulo.

Respeten a los mayores y cuidenlos, tengan mucha paciencia.

Los quiere y aprecia

Linaly Rose

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