Capítulo 1
1. Un poco más oscuro.
Jack
Mi cabeza está matándome. Intento abrir los ojos con cuidado, pero la luz enceguecedora que está sobre mi cabeza no me deja hacerlo. Escucho el sonido de las maquinas de fondo y puedo comenzar a hacerme una idea de donde estoy.
Intento mover mi mano derecha, pero cuando noto que hay una sobre la mía, no logro hacerlo. Mi cuerpo no reacciona a las instrucciones que le doy y eso me desespera. Abro la boca con más esfuerzo de lo necesario y un susurro seco sale del fondo de mi garganta.
Vuelvo al trabajo de querer abrir los ojos y con lentitud lo voy logrando, mi vista es borrosa al principio, pero a medida que pasa el tiempo, mis ojos se acostumbran a la luz y puedo ver con claridad.
La sala es totalmente blanca, y por la ventana que está a mi izquierda puedo notar que es de noche. Tengo demasiados cables a mi alrededor que me hacen sentir abrumado de solo pensar para que necesito cada uno. Con delicadeza muevo mi cabeza hacía la maraña de cabello rojizo que hay sobre mi mano enyesada, dando la explicación de porqué no podía moverla.
— Al... — mi garganta está seca y no puedo lograr aumentar el volumen —. Ally.
Se remueve en su lugar y me mira un segundo para volver a bajar la mirada, como si ya lo hubiera hecho miles de veces y sea solo mecánico. Enseguida vuelve su mirada a mi cuando nota que mis ojos están abiertos.
— Jack... — se queda con los ojos entrecerrados, como si no creyera que yo estoy ahí —. Estás despierto.
— Eso creo.
Se levanta con rapidez y se abalanza sobre mí, al principio lo hace con fuerza y un quejido involuntario sale de mi boca.
— Lo siento — se disculpa aun sobre mí pecho, pero ahora con más delicadeza —. Imaginé lo peor, juro que pensé... — las lágrimas abarrotan sus mejillas y me enojo conmigo mismo por no poder abrazarla.
— Ya está linda, todo está bien.
Por un momento se aleja y presiona el botón que está sobre mi cabeza.
— ¿Hace cuanto estoy aquí? — me cuesta hablar. Ella lo nota porque me pasa un vaso de agua.
— Dos días — responde acomodándose sobre la silla al lado de mi cama.
— ¿Sabes que pasó?
Me mira incrédula, como si no pudiera creer lo que estoy preguntando.
— No estoy segura, pero con saber que Castle Combe está involucrado se que no es nada bueno.
— Lo siento linda.
— Solo quiero saber que... — casi se le escapa una maldición, pero se reprime —. ¿Qué diantres hacías ahí?
Me río ante su expresión, pero ella mantiene la mirada molesta.
Antes de que pueda contestar, una enfermera entra corriendo a la habitación y me da una media sonrisa al ver que estoy despierto.
— Esto es bueno — le avisa a Ally apenas me ve. — Buenas noches señor Douglas.
— Buenas noches — respondo al saludo con amabilidad.
Se acerca a mi chequeando las maquinas a mi alrededor; revisa mis signos vitales y comprueba que todo en mi cuerpo funcione correctamente.
— Creo que lo importante es que se encuentra estable, no hay nada fuera de lo normal además de las fracturas y contusiones, es casi un milagro que solo tenga la mano quebrada — me lo dice con demasiado buen humor, teniendo en cuenta que ese que es bastante tarde y debe estar haciendo el turno nocturno.
— Muchas gracias — Ally con su usual efervescencia se inclina a ella y le da un pequeño abrazo.
— No es nada niña, yo solo vengo a controlar.
— Gracias por soportar mis lloriqueos.
— Para eso estoy — se separa un poco de mi novia para tomar la carpeta que trae bajo su brazo —. Le avisaré al doctor Brown que venga a primera hora, y llevaré las órdenes para que te hagan los estudios apenas puedan.
— Está bien, llamaré a sus padres.
El bolsillo de la enfermera comienza a pitar, nos dedica una sonrisa y sale de la habitación apresuradamente.
— Estoy seguro de que ya te has hecho amiga.
— Es muy buena persona, creí que podía pasar cualquier cosa, pero ella se quedó consolándome aquí.
Asiento mirando sus hermosos ojos esmeralda que siempre tiene un brillo de felicidad. Me puedo imaginar lo que fue para ella estos días, pero igualmente mantiene su rostro con una chispa de dulzura que me lleva a buenos momentos.
— Ahora, quiero que me digas que hacías en Castle Combe.
— Tenía que terminar unas cosas que quedaron pendientes — admito con sinceridad.
— ¿Aún después de casi cinco años sigues con cosas pendientes?
— Esto era lo último, lo prometo.
— No me haces fácil creerte, luego de tres años no puedes confiar en mí.
— No quería meterte en esto Ally, lo siento.
Se queda mirándome fijamente, sus ojos están entornados y sé que, como siempre, está analizando cada detalle. Aprieta los labios concentrada en lo que piensa y calculando lo que va a decir.
Pasa sus manos por sus jeans ajustados antes de hablar.
— Juro que si vuelves a mentirme no voy a perdonarte.
— ¿Puedes besarme? Me siento muy idiota sin poder moverme y en este momento solo quiero hacer eso.
Sonríe como si hubiera dicho una idiotez y se acerca para darme un beso suave que disfruto como siempre.
— Así que mi hermano despierta y nadie me avisa.
Jane hace acto de presencia. Como siempre una entrada dramática.
— Lo siento, olvidé que estabas afuera — Ally tuerce su boca con arrepentimiento.
— Está bien Al, no pasa nada.
Ambas se quedan mirando con la tensión habitual que hay cuando se cruzan, y me pregunto como hicieron estos días para hablarse.
— Los dejaré solos, voy a comer algo.
La pelirroja sale de la habitación tomando su bolso apresuradamente.
— Detesto que haga eso, es como si yo le hubiera hecho algo, no entiendo que le pasa conmigo — entre susurros se sienta donde antes estaba Ally y se recuesta.
— Es tímida — le aclaro como siempre que eso pasa.
— Ya debería superarlo, están saliendo hace tres años, soy tu melliza — rueda los ojos —. No podré ser tu madrina de bodas.
— ¿Acabo de despertar después de dos días y eso es lo único que piensas decir?
— Mierda, tienes razón — se levanta con cuidado y se reclina sobre mi dándome un abrazo —. Te extrañé un montón Jack.
La miro de cerca ahora que puedo, tiene unas ojeras inusuales bajo sus ojos que están enrojecidos en las esquinas. Está más pálida de lo normal y la coleta que lleva en el pelo la hace ver desastrosa.
— Te ves horrible.
— Gracias — contesta con sarcasmo —. No puedo creer que lo hayas hecho, creí que nunca te liberarías de esa mierda.
— Lo sé, yo tampoco lo creía.
Se queda mirándome por unos segundos y sonríe.
— Estoy feliz de no quedarme como hija única.
Ambos reímos como idiotas y sé que es su forma de liberar tensión. Conozco a Jane mejor que nadie, y su apariencia bromista es solo una forma de esconder el dolor.
— Oye, estoy seguro que tu sabes que pasó.
— ¿No lo recuerdas?
— No mucho, solo recuerdo el comienzo de la carrera.
— Según la policía estabas huyendo de una camioneta negra que no pudieron atrapar cuando llegaron. Chocaste con el auto de una chica, es adolescente...
— ¿Cómo está ella? — la interrumpo.
La preocupación se hace presente en mi pecho al pensar que alguien más salió herido por mi culpa.
— Bien, está a unas habitaciones de aquí. Todavía no despierta, pero los médicos dijeron que lo hará.
— Mierda, no quería perjudicar a nadie.
Jane se queda callada. Sus labios están apretados en una fina línea y eso me demuestra que me está escondiendo algo, ella nunca se queda así.
— ¿Qué pasa Jane? — pregunto con cautela.
— Nada — su voz se agudiza un poco.
— ¿Puedes intentar no mentirme?
— Ella es Ashley — se queda esperando a ver mi reacción, pero su nombre no me suena de nada —. Ashley Beaumont.
Me quedo unos segundos intentando recordar su apellido, y cuando se me enciende el foco me quedo paralizado unos instantes.
— ¿La hija de Robert?
— Si, es ella — la poca alegría que quedaba se va de su rostro, dando paso a la seriedad.
— ¿El dijo algo?
— A mi nada, todo lo habló con ellos.
Con "ellos" se refiere a nuestros padres, y eso me pone todavía más nervioso. Hace años que busco mantenerlos lejos de mi vida, pero cada vez que algún problema ocurre, ahí están.
— Odio que estén metidos en esto.
— Mañana seguro vendrán a verte, han estado aquí estos días.
Cierro los ojos intentando pensar en que les diré. Castle Combe es casi prohibido entre nosotros.
— Veré que les digo.
— Eres bastante mayorcito Jack — dice con fastidio.
— Sabes que dependo de John para poder entrar al negocio, no puedo hacer esto ahora.
— Puedes empezar desde cero, tienes veintidós años y casi terminas los estudios. Tienes bastante por adelante.
Cada vez que el tema sale a la luz me da una irritación inmensa. Ella estudia arte y se pudo desligar de todo negocio familiar, pero yo no. La arquitectura es algo que me gusta desde que tengo uso de razón, y poder trabajar de eso es algo que intento con mucho esfuerzo, pero necesito de mis padres para poder hacerlo.
— No volveré a discutir por eso, estoy cansado.
Rueda los ojos en forma de enojo.
— No puedes evitar el tema todo el tiempo — me regaña.
— Acabo de salir de un coma Jane, no me parece el momento — contesto con frustración.
Parece entender lo que pasa y asiente con un poco de vergüenza.
— Puedes dormir, le avisaré a Ally que entre.
— Se pueden quedar ambas, no puedes quedarte sola afuera — propongo.
— Alex está afuera, voy con él.
Eso me alivia, que el esté apoyándola es algo muy agradable. Se que ellos están haciéndolo bastante serio y me gusta que puedan estar juntos.
— Agradécele por venir.
Ella asiente con una mueca rara en el rostro, la misma que hace un rato, pero no tengo más fuerzas para preguntarle que pasa, quiero descansar.
— Adiós — Deja un beso sobre mi frente y siento un dolor puntiagudo en ese lugar —. Lo siento, olvidé que tienes la cara toda lastimada.
— No me he visto aún.
— No vas a querer hacerlo tampoco.
Cuando ella sale, Ally entra con una media sonrisa. En sus manos trae galletas, un vaso de telgopor y una botella de agua.
— No puedes comer todavía, pero te traigo agua — deja la botella sobre el escritorio de mi lado y sirve el uno de los vasos ofreciéndomelo.
— Gracias linda.
Se sienta a mi lado y enciende la televisión donde está puesto el canal de noticias.
— Tus padres tuvieron que hablar con muchas personas para que lo del accidente no salga a la luz — comenta mientras come una de las galletas.
— No quiero imaginarme lo que deben pensar.
— El abogado no estaba muy feliz — advierte con una mueca.
— El estuvo encargado de mi cambio de apellido para ir a Castle Combe, y siempre estuvo tapando mis problemas, me conoce como nadie — le explico sin dar mucho detalle.
— Chocaste con su hija — suelta con frialdad.
Me deja un segundo sorprendido por su tono, no suele hablar así, pero me recompongo lo más rápido que puedo.
— Lo sé, me siento fatal por eso, apenas pueda levantarme iré a verla.
— ¿Qué paso? — insiste con saber, pero ahora con más fuerza.
— No quiero que te involucres en todo eso — le repito lo que le dije antes.
— Vamos, Jack, no me hagas eso.
— No te quiero dejar de lado, pero no me gusta que sepas esas cosas sobre mi pasado — admito.
— No es tan pasado si casi mueres por eso — ahora su tono se siente más acalorado.
— Olvídalo Ally — le pido moviendo un poco mi mano enyesada hacía la de ella.
— Mira como estás, no puedo olvidarlo tan fácilmente — toca mi rostro con suavidad.
— Más adelante te lo diré, ahora quiero descansar.
— Está bien, duerme, mañana hablaremos tranquilos.
Deja un beso en mis labios y se recuesta sobre la silla plegable a mi lado.
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