Epílogo

1 año después.

Respiro la bresca brisa que toca mi rostro mientras contemplo el mar que se muestra ante mí, infinito y profundo; hipnotizante, peligroso y hermoso a su vez.

No me di cuenta de cómo extrañaba Alaska, de cómo extrañaba mi hogar…

Sentada en el muelle y observando el mar todos los sucesos de hace un año parecen tan lejanos; en ocasiones aún me despierto de noche con pesadillas que me acechan, la marca en mi rostro es un recordatorio constante de todos los sucesos de aquella vez. Mi consuelo es que Collins está pudriéndose en alguna celda mientras que yo he vuelto a recuperar mi vida; o para ser más exactos, he comenzado a vivirla.

—Vas a resfriarte si sigues ahí sentada.

La profunda voz a mis espaldas me provoca una sonrisa, no tengo ni siquiera que girarme para ver a Maxon detrás de mí, pero de todos modos lo hago. Noto que Adam viene corriendo a su lado y estiro mis brazos para recibir al pequeño en un abrazo. Hace un par de meses Maxon y yo nos casamos para poder adoptar al niño de manera formal. No fue una gran celebración ni nada por el estilo, eso mi madre lo prepararía quizás algún día en el futuro, en ese instante fue solo firmar en un juzgado para poder llevar al niño a casa con nosotros.

Luego de los sucesos con Collins Maxon se había ido a vivir a mi departamento, nos alternábamos los días para las tareas del hogar como habíamos hecho hasta ese instante; el hombre logro reducir un poco de sus horarios de trabajo mientras que yo hacía muchos artículos desde casa; aunque aún contaba la verdad en mis escritos ya no oba de detective secreta detrás de los criminales; ahora tenía un verdadero hogar al que volver y un hijo en el que pensar.

Maxon se sienta detrás de mi envolviéndonos a ambos con sus brazos y depositando un suave beso en mi mejilla cicatrizada.

—Veo que mi madre te ha soltado por fin —bromeo.

Es la segunda vez que venimos a Alaska juntos, la primera que traemos a Adam, y mi mamá no puede estar más que complacida por el rumbo que ha tomado mi vida.

—Me acaba de presentar al resto de la familia que no conocí antes, Adam también ha conocido a muchas personas ¿cierto mocoso?

Adam sonríe abrazándome más.

—Deberíamos de vivir aquí, me gusta y a Cleo también le encanta.

Tanto Maxon como yo reímos.

—Bueno. —responde el neandertal—. Ya pensaremos eso luego, por ahora disfruta de tus vacaciones.

Adam nos besa a los dos y luego de ello vuelve corriendo a la casa de mis padres, mi mamá le había prometido hacer galletas y algunos dulces si él la ayudaba y el niño estaba más que emocionado.

—Te tengo una sorpresa —anuncia Maxon y me giro lo suficiente para dedicarle una mirada interrogante con la ceja alzada.

—¿Y qué es?

Maxon solo me besa y luego saca de uno de sus bolsillos una pequeña caja de joyería de satén azul con una cinta del mismo color, la tomo entre mis manos sin dejar de sonreír.

—Muy lindo cariño, pero creo que ya estamos casados.

—No seas pesada y ábrela.

Sin hacerme de rogar abro el pequeño estuche y mis ojos se llenan de emoción cuando veo un hermoso collar plateado con un dije en forma de copo de nieve. Volteo una segunda vez para mirar a Maxon y veo que sostiene un muérdago entre sus manos lo que me provoca reír.

—Sabes que falta mucho para Navidad ¿no?

Maxon ríe mientras que me entrega el muérdago y toma el collar para ponerlo en mi cuello.

—Para mí siempre lo será, porque fue en Navidad y bajo un muérdago cuando te besé por primera vez y desde entonces no he querido separarme de ti.

Me agarro al cuello de Maxon para besarlo con profundidad y deseo.

—Desde entonces tú me has hecho feliz a mí.

Desde entonces dejé de vivir en mis escritos y me centré en la vida, porque me di cuenta que las historias reales pueden ser mejor que los cuentos de hadas.

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