Capítulo 9

Luego de la cena decidí que era momento de revisar todas mis pertenencias para asegurarme de su se habían llevado algo la noche que me atacaron, sé que debí hacerlo nada más salir del hospital, pero entre la mudanza de Maxon a mi casa, las peleas y el dolor de la herida de bala no he tenido muchos ánimos que digamos. Por suerte, Ben pidió a sus agentes que ordenaran todos los papeles que habían estado regados en pequeñas cajas, tanto el rubio como el Neandertal pensaron que sería un shock para mi entrar a mi casa y verla hecha un desastre.

Sentada en el suelo comienza a abrir las cajas una por una y a sacar los miles de notas y agendas que estas contienen, observo por encima de mi hombro unos instantes y puedo ver a Maxon sacando sus pertenencias de la mochila que trajo esta mañana y al mismo tiempo encaminarse al baño a por una ducha; su actitud me confunde mucho, en un momento es un capullo arrogante y el segundo siguiente es un hombre de corazón noble que admite cuando se equivoca y recoge lindos gatitos para que no sufran abandonados en medio de una nevada.

Bajo la mirada a la pequeña bola de pelo blanca acurrucada en mi regazo y casi puedo sentir como mi corazón se llena de ternura por la linda pelusa; es agradable tener este tipo de compañías, recuerdo que una vez leí que para los egipcios los gatos eran un símbolo de inspiración, un animal sagrado de gran sabiduría y por el porte de reina que posee esta minina creo que la nombraré Cleopatra, ponerle un nombre solo hace que mi cariño por el animalito crezca y que sea más dura cuando llegue el momento de buscarle un hogar, pero tampoco soporto la idea de no tener un lindo nombre por el que llamarla.
Sonrío con ternura y mientras acaricio al tierno animalito sobre mi regazo vuelvo a centrar mi atención en las cajas frente a mí. Son tantos papeles que no estoy segura por donde comenzar, pero dado que han intentado matarme días después que ha Monroe y todo está conectado con Richard Collins creo que la mejor opción es iniciar.

Lo primero que hago es buscar la agenda donde tengo las anotaciones, fotografías y testimonio de cada paso por el que ha transcurrido el juicio de Collins, también tengo ahí anotado muchos de los seguimientos que le he realizado yo misma en los últimos tres años.

«No está». ¡Qué raro!, aunque quizás los policías la guardaron en otra de las cajas; sin tiempo que perder abro el segundo bulto de papeles, luego el tercero y cuarto. ¡Nada!

La agenda no está guardada en ninguna de las cajas y no solo esto, tampoco veo ninguno de los papeles, anotaciones u otros documentos que he guardado sobre Collins desde que inicié a investigar sobre él. Con los nervios apoderándose de mí me coloco en pie de un solo salto ignorando que Cleopatra estaba sobre mi regazo todavía, la gatita sale corriendo en dirección al sofá, pero ahora mismo no tengo cabeza para prestarle atención a eso.

Recorro toda la casa como una desquiciada, tiro los cojines de los asientos al suelo, levanto las alfombras, me agacho y busco bajo los muebles. ¡Nada!, ¡simplemente nada!

—¡Mierda! —siento el enojo y la frustración nacer en mi interior y llevo las manos a mi rostro para evitar que el grito que se alberga en mi garganta salga a la luz—. ¡Joder, joder!

Mi trabajo, todo mi trabajo de los últimos años ha desaparecido. Se lo han llevado todo.

Siento pasos apresurados detrás de mí y me giro justo a tiempo para ver a Maxon salir del baño con una pistola en manos y su cuerpo completamente desnudo a excepción de una toalla alrededor de su cintura. Incluso puedo ver las gotas de agua deslizarse aún por su cuerpo debido al baño que estaba tomando.

—Pero, ¡¿se puede saber qué haces medio desnudo en el salón de mi casa?!—chillo con una rara muestra de frustración y vergüenza.

—¡Estabas gritando! —Baja por fin el arma al darse cuenta de que no hay peligro cerca—. ¡No vuelvas a hacer eso!

—¿Te bañas con un arma?

—Siempre llevo la maldita arma arriba desde que te vigilo así que cuéntame de una maldita vez porque estabas quejándote. Casi me da algo del susto.

Paseo las manos por mi cabello con frustración, comienzo a sentir un fuerte dolor de cabeza conformándose en la zona de mi frente. ¿Es que acaso las cosas no pueden ser peor? Un tío medio desnudo en mi sala y mi trabajo desaparecido, ¿pero qué falta?

—Se lo llevaron todo Maxon, todo lo que recolecté para tener a Collins detrás de las rejas no está y era necesario que en el juicio yo volviese a presentar mis pistas, sin nada de lo que se llevaron mi testimonio no servirá.

Maxon finalmente baja su arma y comienza a pasar las manos por su rostro, imagino que por fin comprende la gravedad de mis palabras. Vuelvo a sentarme en el suelo a la vez que observo como Maxon deja su pistola sobre la mesa y se dirige a su mochila en busca de su celular. Marca rápidamente un número y comienza a conversar, no estoy segura de con quien habla, pero por la manera en que explica toda la situación y lo que se llevaron del apartamento imagino que sea con Ben.

Observo por unos instantes como Maxon se pasea de un lado a otro de la habitación mientras discute con la persona al otro lado de la línea. Sus cabellos caen húmedos sobre su piel haciendo que estos resalten sus oscuras tonalidades. Su toalla está bien amarrada a su cintura, sin embargo, esto no impide que la parte trasera de su cuerpo no se contornee a la perfección. Los músculos de su espalda resaltan en su cuerpo con cada una de sus movimientos, desde donde termina el cuello hasta donde inicia la toalla y un poco más abajo y que decir de las venas en sus manos; no me equivoqué cuando pensé que este hombre debe entrenar a diario y bastante seguido.

Apartar la mirada de él cuesta un poco, pero al final lo hago, tengo problemas mayores entre manos y estar devorando a mi guardaespaldas con la vista no me ayudará en nada, por muy atractivo que sea; todo lo contrario, provoca que me sienta enojada conmigo misma por hallarlo deseable luego de todas las peleas que hemos tenido.

Luego de pocos minutos Maxon termina su llamada y camina hasta mi lado para agacharse junto a mí, pasa la palma de su mano por mis cabellos y los aparta un poco de mi rostro con suavidad, cuando alzo los ojos hacia los suyos puedo ver una pizca de preocupación reinar en ellos.

—¿Estás bien bonita?

Su voz es suave cuando pregunta y por un instante siento todo el peso de la tensión sobre mis hombros, todo lo que pasado estos últimos días inicia a pasarme factura y no de una manera agradable. No puedo evitar que mis ojos se llenen de lágrimas, mi vida ha estado en riesgo y ahora siento que ha sido en vano; tenía la esperanza de que al final Collins terminase en la cárcel y todo lo que he pasado hubiese valido la pena, pero viendo cómo se están desenvolviendo las cosas la duda me corroe y antes de darme cuenta siento una lágrima bajar por mi mejilla.

—Si no lo atrapan va a matarme y ya no tengo pruebas contra él.

Siento los dedos de Maxon tocar con suavidad mi rostro y apartar las lágrimas de este.

—Yo no voy a dejar que te lastimen Amanda, te lo prometo, estaré a tu lado hasta que todos estos problemas pasen y te protegeré sin importar el costo.

Siento como la mano de Maxon desciende hasta mi espalda para abrazarme y sin importarme nada lo acepto, siento que todo se está desmoronando a mi alrededor e irónicamente este hombre es el único pilar que se mantiene en mi vida. La mano libre de Maxon pasa por debajo de mis rodillas y antes de darme cuenta me está cargando y me lleva al sofá para sentarme junto con él. Su cuerpo es sumamente cálido y me sorprendo por ello, con la frialdad que hay en la sala por la ventana rota no esperé que estar abrazada a este hombre fuese tan reconfortante.

—Escúchame princesa, lo importante es que estés viva, te prometo que volveremos a encontrar las pruebas; atraparemos a Collins, Ben y yo nos encargaremos de eso y tú estarás a salvo, eres una mujer fuerte y valiente Amanda, no te des por vencida. Voy a cuidarte sin importar el costo.

—Maxon, tardé tres años en recoger estas pruebas y, aunque el juicio esté atrasado, ya no tendré tanto tiempo.

—Pero no estarás sola, me tienes a mí ayudándote y Ben vendrá en la mañana para revisar los papeles y tomar tu testimonio sobre lo que se llevaron, confía en mí Amy, no dejaré que te hagan daño.

Y le creo, Maxon puede ser un total desconocido, pero al ver sus ojos sé que me está diciendo la verdad. Sonrío y asiento agradecida por todo el apoyo que me está brindando el hombre y al sentir a la gatita saltar sobre mi regazo me siento mucho más tranquila.

Acaricio un poco al animal y luego vuelvo la vista al de cabellos oscuros a mi lado.

—Creo que es hora de vestirte.
Maxon sonríe y se mira su propio cuerpo.

—Como si no lo hubieses disfrutado. —Me guiña un ojo con malicia, pero al final se pone en pie y vuelve al baño.

En otros momentos me hubiese molestado su chulería, sin embargo, ahora solo agradezco el apoyo por haberme hecho reír.

Me mantengo un rato arrojada en el sofá pensando sobre la situación actual. Me han robado todo lo del caso e intentaron matarme; si a Monroe lo mataron es porque algo importante descubrió y, quizás, pensaron que yo también lo tenía. La posibilidad es remota, pero ahí está. Tengo que averiguar que es, aunque no sé cómo; no obstante, una idea viene veloz a mi cabeza. Ben es el encargado del caso Monroe, debe tener acceso a su apartamento y las pistas. Recuerdo que cuando me enteré de la muerte del fiscal quise ir a su apartamento, pero no sabía cómo, ahora tengo la posibilidad.

Cuando Maxon regresa ya vestido con unos pantalones y una simple camisa le cuento mi teoría.

—Necesito ir a casa de Monroe.

—¡Estás loca! —Por lo visto volvimos a nuestra relación natural—. Además, se te olvida que toda prueba que consigamos ahí pueden tomarla como ilegal y no contarán en el juicio contra Richard Collins.

—¡No será ilegal si Ben va con nosotros! Es el encargado del caso de suicidio, tiene acceso a su casa.

—Amy, dije que te protegería, no voy a llevarte al peligro.

—Sabes que ahora mismo es nuestra única posibilidad.

Maxon se ve frustrado y considerando cada una de mis palabras, ahora mismo no tenemos ninguna prueba ninguna contra el mafioso y esta es una posibilidad, remota, pero a fin de cuentas es una salida. El Neandertal bufa molesto y finalmente posa sus verdes ojos en mí.

—Más vale que tengas razón bonita, o vamos a estar muy jodidos.

Este capítulo está dedicado con mucho cariño a bakamello por haberme ayudado a encontrar el nombre de nuestra linda minina

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