Capítulo 6

—Todos preparados, comenzamos en cinco minutos.

La voz de Janis resalta desde el centro del set mientras esta camina hasta llegar junto al director del programa para observar el avance de las grabaciones por la pantalla de este. Las luces del set descienden a medida que la presentadora del show de cocina se coloca en una esquina del escenario y dos hombres y una mujer se sientan en una mesa en el extremo opuesto; el trío viste chaquetillas blancas en las que se pueden apreciar sus nombres y la cantidad de estrellas Michelín que poseen cada uno de ellos, no hay que ser un genio para percatarse de que se tratan de los jueces del concurso de cocina. Recuerdo que Janis me contó que cada uno de ellos ha sido traído de diversas regiones del país, todos son expertos de la repostería.

A pesar de que mi amiga me ha contado la dinámica que se tratará esta noche en el programa no dejo de sorprenderme por la manera en que todo está exquisitamente trabajado. Estoy adaptada a ver este estilo de programa desde la televisión sentada en el sofá de mi casa, es la primera vez que estoy en el plató de grabaciones y no dejo de observarlo todo encantada.

«Parezco niña pequeña con regalo de Navidad». Por si fuese poco, el olor del chocolate reina en el aire y no puedo evitar que mi boca se haga agua por el exquisito aroma. ¡Vaya tortura!
Paseo mi mirada a mi alrededor para ver al conjunto de personas que conformamos el público y estamos sentados en algo muy parecido a las gradas de escuela, ubicados alrededor del set; algunos de los que están aquí han pagado para tener buenos puestos, otros han sido invitados dado que son fieles seguidores del programa y, por último, están los espectadores como yo, los cuales hemos venido por amigos que trabajan en el programa o que concursan en él, en mi caso particular vine por Janis y porque tengo que realizar las entrevistas.

Continúo observando todo a mi alrededor con entusiasmo cuando noto que Maxon me está observando con la ceja enarcada y algo muy parecido a una sonrisa divertida en sus labios.

—¿Qué? —pregunto casi entre susurros para evitar cualquier tipo de problema con la grabación.

—¿Nunca has venido a una grabación en vivo?

Siento como mis mejillas se sonrojan muy poco debido a mis evidentes reacciones.

—¿Y tú?

El hombre solo se encoje de hombros.

—No me interesan, prefiero ver el programa desde casa con comida en abundancia a mi alrededor y quizás una buena cerveza.

—¿Me estás diciendo que te gusta ver estos rollos de programa desde el sofá de tu casa? —Ahora soy yo quien alza los labios en una sonrisa burlona. ¿Quién iba a decirlo?, el neandertal tiene su lado hogareño.

—¿Por qué no? Son bastante relajantes.

—No te lo tomes a mal, pero no pareces el tipo de hombre que se sienta en el sofá de su casa a ver un programa de cocina, te visualizaba más mirando un partido de básquet o una serie en Netflix.

—Eres una chica muy superficial bonita. —Intento no sentirme avergonzada por sus palabras, sí que ha sonado un poco superficial y cliché, pero al ver su sonrisa noto que está bromeando y que mi comentario no le molesta en lo absoluto—. Amo el básquet, pero estos reality show enganchan hasta al más macho pecho peludo. —Se encoge de hombros—. Son adictivos.

Y ahí tengo que darle la razón, he visto a muchos hombres enganchados a este estilo de programas, incluso a mi jefe, aunque dudo que el viejo Ed lo admitiese si le preguntan.

Vuelvo a mirar al frente cuando la presentadora del programa comienza a hablar y da paso a los cinco aspirantes a reposteros que han llegado a la final del programa, tres hombres y dos mujeres. Según lo que explica la presentadora la noche se dividirá en tres pruebas fundamentales, de las dos primeras pruebas eliminaran a dos aspirantes y en la última se decidirá quién es el vencedor de Sugary Chocolate.

Como estamos en Navidad el set entero está adornado con esta temática y las pruebas también giraran en torno a esta fecha del año, puedo ver la sonrisa en algunos de los aspirantes y deduzco que no les molesta la noticia. El día de ayer pasé tiempo con algunos de ellos haciéndoles las entrevistas y debo admitir que sus personalidades varían mucho, desde adorables y perseverantes hasta idiotas engreídos, espero que no gane nadie de esta última categoría.
Dan paso a la primera prueba donde los aspirantes tendrán cuarenta y cinco minutos para realizar tres cupcakes, cada uno de ellos debe tener como ingrediente principal el chocolate, pero debe variar en el resto y, al menos uno, debe poseer elaboraciones realizadas a base de técnicas de vanguardia. A medida que la prueba avanza puedo notar el interés en el rostro de Maxon a mi lado y este hecho me causa un poco de diversión.

Esta mañana fue mucho más tranquila que la de ayer cuando vino a buscarme, para evitar los mismos incidentes esta vez estuve despierta casi desde una hora antes a la que le dije y cuando el Neandertal llegó ya yo estaba vestida y preparada, aunque si es por ser sinceros debo admitir que no pegué ojo en toda la noche, no después de mi conversación telefónica con Ed, ¿qué pudo haber sucedido que ni siquiera mi jefe puede contarme, pero que a la vez confía tanto en Maxon?

El hombre hizo su típica rutina de inspección en mi casa y luego de ello pasamos primero por mi oficina a dejar algunos escritos que realicé para el periódico y a traer mi cámara de fotos para esta noche; decir que el día transcurrió tranquilo sería otra mentira, Maxon aprovechaba cada instante para mostrar su ironía, aunque también había muchas ocasiones en las que ni me observaba y no sé cuál de los dos casos es más irritante.

No hay que malinterpretar, me da igual que me ignore, pero el hecho que finja hacerlo cuando en verdad me vigila es inquietante, a donde sea que me muevo él está ahí, es como tener una segunda sombra. Varias veces me plantee preguntarle a él directamente qué favor tan grande le debe a Ed como para que esté ejerciendo de niñera y no se encuentre de vacaciones en su amada playa como el anhelaba, pero si contamos que Maxon ha hablado más con la gente de la producción que conmigo ha sido imposible sacar a la luz la interrogante.

—Amy. —la voz de Maxon pronuncia suavemente mi nombre—. Si sigues mirándome sin apartar la vista voy a sonrojarme.

Frunzo al ceño al darme cuenta que de nuevo me había quedado observándole fijamente mientras me planteaba todas mis ideas en la cabeza.

—No seas creído.

Siento su sonrisa, pero no alcanzo a verla debido a que giro la cabeza y vuelco toda mi atención en la grabación del programa. Noto como a lo lejos mientras los cocineros realizan su labor la presentadora va realizando anuncios sobre la navidad y otras cosas a la par que pasan un muérdago entre algunas de las personas de la producción o del público, los ponen en una pantalla central y todos conocen la tradición: si el muérdago los señala hay que besarse. Se escuchan las risas de las personas por las bromas y, finalmente, los cuarenta y cinco minutos terminan.

Los cocineros presentan sus elaboraciones ante el jurado y estos las prueban concentrándose en cada detalle y dando una muy breve crítica, cuando terminan con los cinco aspirantes dan una pequeña pausa y, finalmente, anuncian el chico que no pasa a la segunda prueba del programa. Me da un poco de pena dado que se nota triste y era bastante majo. La segunda prueba es casi lo mismo, solo que en este caso deben hacer un pastel y dan más tiempo, en esta eliminan a una de las mujeres que era una odiosa creída.

Cuando se llega a la tercera y última prueba de la noche, en la que los tres cocineros restantes deben hacer un dulce de elección libre, casi puedo sentir mi estómago rugir por el hambre, para mi sorpresa, de repente tengo ante mí una tableta de chocolate negro con pasas y leches, observo la mano que me la ofrece y me sorprendo al notar a Maxon mirándome.

—¿No quieres?

Tomo la barra casi con duda.

—¿De dónde lo tomaste?

Maxon solo se encoge de hombros y vuelve a recostarse en su silla.

—Pensé que te daría hambre estar tantas horas aquí sentada, así que lo busque para ti antes de que comenzara la grabación, no es mucho, pero ayudará un poco. Hable con el equipo de producción para que me dejaran tenerlo, ya sabes, un poco de abuso de poder policial.

Tengo que reír por esto último, aun así, estoy asombrada. Así que por eso Maxon estuvo tanto tiempo con las personas de la producción, no puedo creer que haya calculado esta posibilidad y se haya preocupado de esta manera. Hasta ahora solo he visualizado al hombre como que estaba a mi lado por obligación y que contaba los días para largarse lejos de mí, sin embargo, el hecho de que haya tenido un detalle tan tierno conmigo me hace pensar que la convivencia no será tan mala como yo esperaba.

—Gracias. —Le respondo con una sonrisa y abro el chocolate para ofrecerle el primero trozo cuando noto que sus ojos se abren sorprendidos observando hacia delante.

Sigo el rumbo de su mirada con preocupación y siento como la sangre se escapa de mi rostro al ver que fue lo que tanto sorprendió a Maxon. En la enorme pantalla que está frente a nosotros y muestra al público se ve la imagen de nosotros dos con el muérdago de Navidad encima. Miro en todas direcciones buscando la maldita hierva y efectivamente, unos escalones encima de nosotros se halla un hombre sosteniendo el palo con el muérdago sobre nuestras cabezas.

—¡Joder! —la exclamación sale sin poder evitarlo de entre mis labios.

Busco a Janis con la mirada con la esperanza de que esta haga algo, pero cuando visualizo a mi amiga solo nos mira entusiasmada y muerta en risas.

«Será cabrona».

Miro a Maxon con la mirada y este todavía observa la pantalla.

—¿Ahora se supone que te bese? —No tengo muy claro si hay burla o sorpresa en su voz, quizás una mezcla de los dos.

Miro al hombre que sostiene el muérdago.

—Perdone, no somos pareja.

—Da igual, si te toca se besan. —Y como no pudiese ir a peor la cosa todas las personas a nuestro alrededor comienzan a dar palmadas y a vociferar la palabra beso a coro—. Hasta que no se besen no me muevo.

«Los odio a todos».

Frustrada y viendo que Janis solo se muere de la risa me giro hacia Maxon quien ahora también me observa riéndose como si la situación no pudiese ser más ridícula.

—Estamos jodidos bonita.

Rujo molesta y poco a poco me acerco a él.

—Solo un pico y nos libramos de este marrón. —Sin embargo, cuando comienzo a poner mis manos en su rostro y me acerco a él mis nervios se van acelerando al sentir su barba contra mis manos o su aliento sobre mi piel, al final la cobardía me gana y me quedo a pocos centímetros de su cara.

—Permíteme Amy.

Maxon pasa sus manos con suavidad alrededor de mi cabeza y, finalmente, termina con la corta distancia que no separa al juntar nuestras bocas, el tema es que no se trata de un simple pico, sino un beso a toda regla. Siento sus labios devorar los míos, la manera en que el hombre se abre paso en mi boca, la calidez que rodea sus labios es abrumadora y antes de darme cuenta tengo mis manos agarradas con fuerza a su camisa.

Siento mi respiración acelerada cuando por fin la boca de Maxon se separa de la mía y sus labios están curvados en la pequeña sonrisa que ya comienzo a notar como rasgo característico en su persona. Todos a nuestro alrededor aplauden y siento el sonrojo invadir mi rostro a medida que vuelvo a separarme del hombre.

«Joder, acabo de ser besada en un programa de televisión nacional en vivo». No me sorprendería que mi madre me llamase esta noche a llenarme de preguntas o que Ed no para de burlarse cuando vuelva a verle en el trabajo.
Maxon al final toma un pedazo de chocolate y se lo come divertido, sin embargo, yo ahora mismo no pienso en comer, no pienso en nada; ni siquiera me entero de quien ganó el cabrón programa. Solo sé que es una mujer. La vergüenza es demasiada, o más bien la sensación constante que aun poseen mis labios con respecto al beso, incluso me arden.

A la hora de marcharnos tomo mis cosas y lo primero que hago es ir a ver a Janis.

—¿Por qué no hiciste nada? —Me quejo.

—Porque fue divertido y porque te veías disfrutándolo.

—Serás cabrona. —A pesar de mi enojo tengo que reírme por la desfachatez de mi amiga.

—Solo dime si besa bien y estaremos a mano.

Volteo los ojos ignorando la pregunta, sí, besa muy bien, pero no voy a decírselo ni a él ni a ella.

—Amy, tenemos que irnos. —Escucho la voz de Maxon a mi espalda y doy un pequeño brinco debido a la impresión.

No voy a negar que no me siento nerviosa cuando es todo lo contrario, estoy enojada y frustrada ¡Joder que es televisión nacional!, lo ha visto medio país.

Me despido de mi amiga y comienzo a caminar a la salida junto a Maxon cuando vuelvo a sentir su voz.

—No me digas que estás enojada.

—Por supuesto, me has besado como te ha dado la gana.

—Te recuerdo que ibas a iniciar el beso tú.

—Pero yo solo iba a darte un pico.

—Dime que no te gustó y me disculpo.

—Pues no me gustó—miento.

—Entonces disculpa. —Aunque por la sonrisa en su rostro no estoy segura si es del todo sincero.

—Me has besado en un plató de televisión.

Maxon se detiene y me observa fijamente.

—Dejemos algo claro bonita, ¿qué te ha molestado?, ¿qué te haya besado o que fuese en un plató de televisión?

—Yo… —No lo sé—. Pues las dos, no puedes ir besando a las personas así por así.

—No voy besando a las personas, te besé a ti y solo porque otorgaste tu consentimiento cuando fuiste la primera que se acercó a mi rostro sin ni siquiera preguntar.

Touché, ahí tiene un punto.

—¿Dices que es mi culpa?

—Digamos que somos víctimas de las circunstancias. —Vuelve a burlarse y gruño molesta.

Doy media vuelta para alejarme y continuar caminando hasta llegar a la salida donde siento el aire frío de la noche rozar mi piel, escucho un raro ruido acercándose, como un carro a toda marcha y algo más que no soy capaz de identificar.

—¡Amanda cuidado!

La voz de Maxon es de terror puro y esto hace que el enojo pase y la preocupación se apodere de mí, giro para observarle y en ese momento visualizo el coche que provocaba ruido viniendo directo hacia mí, el segundo ruido que no identificaba es el de balas, puedo ver el arma por la ventanilla.

Pasa corriendo hasta llegar a mi lado y siento a Maxon arrojarme al suelo mientras un quejido escapa de él, pero es un poco tarde, el dolor en mi hombro arremete y cuando observo puedo ver la sangre.

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