Capítulo 24
Dos días pasaron desde los sucesos de la cárcel, aun no le comentaba a Maxon sobre mi encuentro con Collins y, la verdad, no tengo planeado hacerlo tampoco. Bastante vigilada me tiene Maxon ahora que febrero está a la vuelta de la esquina y el juicio debe de estar más que cerca.
Finjo trabajar en algunos nuevos artículos en la mesa de mi casa mientras que repaso toda mi conversación con Collins en mi mente, si en verdad no estoy cerca de ninguna pista porque el hombre se tomó las molestias de venir a amenazarme personalmente: «Ambos sabemos lo que soy capaz de hacer». Esas palabras aún resuenan en mi cabeza como si fuesen el tic tac de un reloj; cuando salí de la sala de interrogatorios juro que sentí mi cuerpo temblar y al llegar nuevamente al despacho del director de la cárcel sudores fríos recorrían mis espaldas. Recuerdo que me apoyé en Maxon y envié a mi cerebro a hablar de manera automática mientras que mi mente continuaba en blanco por el reciente encuentro.
Admito que ahora incluso vigilaba más mis espaldas dado que la breve conversación consiguió aterrorizarme; no obstante, también creo que me otorgó un nuevo punto de vista. Collins está confiado, demasiado confiado. Tiene tan clara su victoria que incluso se atreve a entrar en una instalación llena de guardias. Esto me lleva a considerar algunas nuevas posibilidades y también una posible manera de atraparlo, pero por el instante tendrá que esperar. Por ahora solo juego con la tarjeta de teléfono entre mis manos.
—Amanda. —La voz de Maxon me provoca un sobresalto y rápidamente oculto la fina tarjeta con el número de teléfono entre las papelas del escritorio—. ¿Todo bien Bonita?
Intento sonreír lo mejor que puedo, aunque no es una tarea difícil cuando tengo delante de mí al rudo agente del FBI Maxon Moreno cargando a una gatita que parece enamorada de él, aunque quien puede culpar a Cleo solo por desear ser mimada por el hombre, prácticamente no se aparte de él siempre que Maxon está en casa. Creo que ambas nos hemos acostumbrado a su presencia y ninguna queremos que se marche.
—Todo bien, solo un poco atrasada con el trabajo, ¿pasa algo?
—Solo te notabas preocupada por algo, tenías el ceño demasiado fruncido y los labios apretados.
—¿Y se supone que eso indique que suceda algo?
—No, solo que estás preocupada, siempre haces lo mismo cuando lo estás.
Abro la boca en forma de O sin ocultar mi sorpresa, ni siquiera me fije que tengo esa manía hasta que Maxon lo dice ahora.
—Creo que toda esta situación me está superando —admito.
Maxon se acerca y me sorprende al tomar mi mano, un pequeño jalón indica que me ponga en pie y siga sus pasos; me lleva hasta el sofá donde ambos nos sentamos; su mano abandona la mía para acto seguido pasar por mis cabellos dejando pequeñas caricias en ellos, cierro mis ojos y me recuesto contra su tacto. Me siento un poco mal por no decirle lo del encuentro con Collins, pero quiero terminar de planearlo todo antes de hablar con él, sé que en el momento que le cuente mi plan Maxon se negará e intentará impedirme cualquier acto.
—Eres una chica muy valiente, muchos ya hubiesen dejado el trabajo hace tiempo.
—Creo que no puedo evitarlo —confieso con una sonrisa en los labios—. Además, te tengo a ti apoyándome.
—Eso no tienes ni qué dudarlo.
Me acerco más a él con suavidad, mis manos apoyándose en su cuerpo y mi rostro acercándose al suyo, quiero besarlo. Deseo hacerlo. Siento como su cálido aliento roza mis labios y envía escalofríos por todo mi cuerpo. Solo quiero sentirle, sin embargo, cuando nuestras pieles comienzan a rozarse el sonido del timbre de llamada del móvil de Maxon se hace escuchar en el silencio de la habitación interrumpiendo nuestro momento; siento como el hombre gruñe por el inconveniente y no puedo evitar sonreír, no obstante, al notar como el enojo de Maxon cambia a preocupación cuando ve la llamada en su teléfono no puedo evitar inquietarme yo también.
Dándome una rápida mirada de disculpas Maxon me pasa a Cleopatra y se aleja varios pasos para responder la llamada. Me brinda miradas preocupadas y puedo ver, incluso, un poco de enojo en su rostro cuando le alza la voz a la persona al otro lado de la línea. No soy muy consciente de que va la conversación, pero juro que acabo de escuchar algo de sangre y una pelea.
Noto como todo el cuerpo de Maxon se tensa y luego de unos minutos finalmente cuelga el teléfono, el hombre lleva las manos a sus cabellos y puedo ver un poco de frustración en él. Sus ojos buscan mi rostro y puedo notar un poco de preocupación en su cuerpo.
—Tengo que salir con urgencia, llamaré a Ben para que venga a pasar tiempo contigo y echarte un ojo.
Maxon comienza a marcar de nuevo en su móvil cuando me levanto de un solo salto sin poder contener mi preocupación.
—Ni hablar, voy contigo.
—Sigues estando bajo amenaza, no puedes venir.
—Sigo estando bajo amenaza, no puedes dejarme sola —contraataco con testarudez y comienzo a buscar mi bolso y mis zapatos por todo el apartamento.
—No voy a dejarte sola, te quedas con Ben.
—Pero Ben no eres tú.
Los labios de Maxon se curvaron en una sonrisa debido a esta afirmación y se acercó con cuidado a mí, sus dedos volvieron a rozar mis mejillas con suavidad justo como lo estaba haciendo antes de que la llamada interrumpiese.
—Puede que no te guste lo que veas ahí, puede que te haga cambiar de opinión sobre mí y no quiero eso.
—Nada me haría cambiar de opinión sobre ti. —Se ha metido delante de una bala ara protegerme, no hay nada en este mundo que me haga verle en mala forma, pero tampoco quiero forzarlo a que me acepte—. ¿No quieres que vaya?
Me dedica una sonrisa y luego da una pequeña palmada sobre mi trasero que provoca que mis ojos se abran como en una caricatura.
—Serás…
—Termina de arreglarte y vayamos, necesito estar ahí pronto.
Me guiña el ojo y da media vuelta dejándome aun sorprendida por su reacción, sea lo que sea al lugar que vamos mi curiosidad no puede más que estar despierta.
****
Un enorme y antiguo edificio se alzaba delante de nosotros, parecía una estación de bomberos abandonada a la que le habían hecho diversas remodelaciones para adaptarlo a lo que es hoy en día. Sobre la entrada principal se alzaba un enorme cartel que indicaba el nombre de una institución, por lo visto este sitio era alguna especie de escuela pública para niños sin hogar o algo así.
Maxon se había mantenido callado en todo el camino y al llegar no había dejado de sostener mi mano y casi puedo jurar que luce bastante nervioso. Entrelazo mis dedos con los suyos mientras Maxon dirige el camino, las personas de la entrada le sonríen y asienten con la cabeza en su dirección como si le conocieran, todo esto me indica que Maxon ha estado aquí en otras ocasiones, eso y también el hecho de que camina por los pasillos como si conociese el lugar exacto a donde se dirige.
No hago preguntan, solo camino a su lado hasta que llegamos a la entrada de un jardín en la parte trasera del edificio, es bastante amplio y parece haber sido creado mucho después de que esto fuese un cuartel de bomberos. Noto que una mujer dentro del patio nos divisa y se encamina a nosotros, su pelo comienza a pintar algunas canas, su piel es bronceada y presenta algunas arrugas de la edad, sus ojos oscuros se hallan ocultos tras las monturas de unas gafas y sus cabellos estar recogidos con fuerza en una coleta. Viste un traje semi formal, como si fuese alguien de autoridad en este sitio, las siguientes palabras de Maxon me confirman esto.
—Directora. —Extiende la mano que no me sostiene para saludarla, la mujer acepta y nos saluda a ambos con educación—. ¿Qué sucedió esta vez?
La mujer presenta una mirada un poco triste y le dedica una pequeña sonrisa a Maxon y luego a mí.
—No quiere decirlo, solo quería que te llamásemos.
—¿Cuántas han sido ya este mes? —Maxon deja caer sus hombros como si estuviese derrotado.
—Unas cuantas, esto no puede seguir así Maxon.
—Entiendo. Iré a verlo.
—Te está esperando en el patio, tómense su tiempo.
La mujer nos sonríe y luego de eso se pierde caminando por los pasillos. Noto que Maxon agarra mi mano con más fuerza y comenzamos a caminar hacia el patio. Puedo ver como el lugar está desierto o, mejor dicho, casi desierto; en uno de los bancos del parque improvisado hay un pequeño niño que no debe de sobrepasar los diez años de edad. Sus ojos son de un gris profundo, como un cielo nublado; sus cabellos de un ébano tan potente que casi parece azul oscuro, los mechones están desordenados y bastante largos como si necesitaran un corte. Sus manos y rostro están llenos de arañazos y algún que otro moretón, puedo ver como en la parte superior de su frente hay un poco de sangre seca; ahora que lo veo y sabiendo que a Maxon lo llamaron por una pelea no que queda duda de que este chico fue parte de una.
Su mirada se alza y choca con la de Maxon y por un instante sus ojos se notan alegres y lleno de vida, se pone en pie y sale corriendo en dirección nuestra, por el rabillo del ojo observo como Maxon sonríe y soltando mi mano por unos instantes se agacha justo a tiempo para agarrar al niño entre sus brazos y envolviéndolo en un abrazo lo carga.
EL chico lo aprieta y oculta su rostro en el cuello de Maxon y puedo notar un poco de dolor en las facciones de este último.
—Hola Adam, te extrañé.
—Pensé que no ibas a venir. —La pequeña voz es un poco aguda y adorable al mismo tiempo, se nota que tiene bastante apego por Maxon.
—Solo he estado un poco ocupado con el trabajo, pero por supuesto que vendría.
—¿Aún no puedes llevarme a casa contigo?
Noté como Maxon tragaba audiblemente y luego de ello me lanzaba una mirada para notar mis reacciones, el dolor en su rostro tan solo iba en aumento, pero dudo mucho de que fuese algo físico.
—Lo siento cariño, aun no me lo permiten.
El niño, que ahora sé que se llama Adam, se alejó del cuello de Maxon y lo miró con una pequeña sonrisa, solo entonces posó sus ojos en mí.
—¿Es tu novia? —preguntó y sentí todo mi rostro arder.
—Lo es. —Fue la respuesta de Maxon y puedo jurar que ahora la que más sorprendida parecía de los tres era yo, intento sonreír como puedo a pesar de mi corazón martilleando en mi pecho. Maxon me da una cómplice mirada y sonríe también.
—Hola Adam. —Le saludo y este me devuelve la sonrisa. Es un chico muy adorable.
—Eres guapa.
—Gracias, me llamo Amanda.
—Yo Adam.
—Adam, ¿nos contarás porque peleaste?
El niño traga en seco ante la pregunta de Maxon y lo mira avergonzado, puedo notar como sus mejillas se llenan de color escarlata.
—Me dijeron que nunca iba a salir de aquí, nunca me toman en ninguna adopción.
Y entonces comprendo, esto no es solo una escuela, es también un orfanato.
—No digas tonterías, claro que vas a salir de aquí, vas a tener familia.
Maxon parece insultado por las palabras del pequeño.
—Yo quiero irme contigo.
—Lo sé cariño, pero la corte no me da tu custodia dado que vivo solo y tengo malos horarios de trabajo. —Adam parece a punto de llorar y cuando Maxon mira esto se adelanta a sugerir—. Ve a cambiarte la ropa y buscar una mochila, hablé con la directora y te llevaré a por una hamburguesa.
Esto parece mejorar el humor de Adam y cuando Maxon lo pone en el suelo el niño sale corriendo en dirección a los pasillos. No puedo evitar sentir mi pecho oprimirse.
—Imagino que tienes preguntas. —Siento la voz de Maxon y me giro en su dirección.
—Solo si quieres darme las respuestas.
Maxon asiente suavemente y luego de ello se dedica a contarme como ese pequeño niño es el hijo de la mujer que estaba a su cargo y murió; Maxon parece muy convencido de que fue su culpa, pero yo no lo veo del todo así. Resulta que ha intentado ayudar al niño en todo lo que puede, incluso intentó adoptarlo, pero como bien le dijo a Adam la corte siempre lo rechaza debido al rigor de su trabajo y que vive solo, no lo creen apto para cuidar al niño. Mi pecho se llena de dolor porque es evidente el apego que Maxon le ha tomado al niño, no dudo que lo quiere como un hermano menor o incluso como un hijo.
—A veces me llaman porque se mete en peleas, también me dejan llevarlo de paseo debido a su situación o cuando tengo vacaciones suelo llevarlo de acampada a alguna reserva y eso.
—Suena divertido.
—Lo es. —Maxon sonríe y vuelve a tomarme de la mano.
—Entonces, ¿soy tu novia?
Mis mejillas vuelven a sonrojarse mientras hago la pregunta.
—Te dije que quería intentarlo y era cierto, ¿no quieres?
—No me desagrada la idea. —Rio con picardía y esto arrebata también una sonrisa de Maxon.
—Creo que le gustaste a Adam, ¿tendré que competir con él por tu atención?
—No eres competencia para él, es mucho más tierno.
—Quizás cuando llegue a casa puedo hacer varios pucheros y ver si me encuentras lo suficientemente tierno.
—Un Neandertal tierno, eso sería todo un escándalo agente Moreno.
—Podríamos guardarlo como secreto.
Me guiña un ojo y no puedo volver a responder. En ese instante Adam vuelve a entrar totalmente vestido con ropas nuevas y una mochila en su espalda. Vuelva a lanzarse sobre Maxon y este lo carga sujetando con su mano libre mi mano antes de ponernos en marcha.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top