Capítulo 17
—Es idea mía o el ambiente entre ustedes se ha vuelto más tenso de lo común.
La voz de Janis provoca que alce mis ojos de mi taza de café y centre mi mirada más allá de la figura de mi amiga, específicamente hacia la barra que se halla al fondo del local donde Maxon está sentado observando mi mesa sin perderse ningún detalle de mis acciones de los sucesos de nuestro alrededor. Ben se encuentro a su derecha sentado y, como siempre, no deja de mostrar una agradable sonrisa en su rostro. Hubiese preferido venir sola a reunirme con mi amiga en este café y poder conversar con tranquilidad; sin embargo, ir sola a cualquier sitio se ha vuelto imposible, sobre todo a medida que los días avanzan y la fecha del juicio de Collins será anunciada en cualquier instante.
—Deben ser ideas tuyas— respondo a medida que aparto los ojos de la figura de mi neandertal guardaespaldas.
Aun así, soy consciente de que las palabras de Janis son ciertas. Desde la noche de fin de año la tensión entre Maxon y yo ha crecido mucho y eso que ha transcurrido casi una semana desde aquello. Recuerdo que la primera mañana del año desperté entre los brazos de Maxon siendo acariciada y besada por este; no hubo en ningún instante en el que sintiese alguna gota de rechazo o arrepentimiento por su parte, todo lo contrario, los besos llevaron los mimos y estos a su vez a las acciones de la noche anterior. No obstante, que diésemos rienda suelta a nuestros deseos no significa que las cosas se volviesen más sencillas.
«No voy a continuar fingiendo que no me atraes Amanda, no puedo ni deseo resistirme a ti». —Fueron las palabras de Maxon mientras acariciaba mi mejilla— «Desgraciadamente princesa, tampoco he cambiado de opinión en cuanto a tener una relación con alguien o sentir amor, no puedo permitírmelo y mucho menos hacerte eso a ti».
Y quizás ese era el principal problema: la diferencia entre querer y poder es demasiado grande y mientras las acciones de Maxon demuestran la primera opción sus palabras continúan señalando la segunda. Todo ello ha desencadenado una tensión sobrehumana en la que deseo acercarme a él y descubrir de que trata esa barrera que ha construido al borde de sus emociones que le hace pensar que sintiendo solo causaría la ruina de las personas, pero al mismo tiempo, yo misma me encuentro frenada por mi propia indecisión; por una vez en mi vida no sé qué hacer si descubro el misterio. Esto no es como los casos de criminales que me gusta escribir, aquí no es como si fuera a publicarlo en primera plana.
Al igual que Maxon se siente atraído por mí yo me encuentro atraída por él, incluso puedo decir que quizás me guste un poco, aun así, a veces solo eso no es suficiente.
—No, no, no. —Niega la de cabellos castaños con la cabeza y una pícara sonrisa en sus labios—. Ideas mías sería tener citas con personajes literarios, ganar un premio como miss universo, conocer a Antonio Banderas…esas cosas sí son ideas mías; lo de ustedes es un hecho.
Tengo que romper en una carcajada por las palabras de Janis, de reojo puedo notar la mirada de Maxon y Ben sobre nosotras, Janis también ríe conmigo para instantes después volver a adquirir una expresión seria.
—En serio Amy, ¿qué está sucediendo?
Suspiro, es un poco raro hablar de esto con Maxon mirándome directamente, aunque estoy bastante segura de que no me escucha debido a la distancia de la que nos encontramos el uno del otro. La verdad es que necesito contarle a alguien lo que está ocurriendo o voy a reventar con mis propios pensamientos. Sin hacerme de rogar le cuento a Janis todo lo que ha sucedido: como le pedí a Maxon que fingiese ser mi pareja mientras mi madre se quedaba en casa, aunque al final fue en vano, pues de algún modo mamá descubrió todo; le narro también lo enojado que estuvo el neandertal cuando fui sola a la oficina, como rescató a Cleo de la nevada y, por último y lo que más peso ha tenido, como terminamos pasando la noche de fin de años juntos.
Janis no deja de observarme como si estuviese narrándole el último capítulo de una telenovela de moda y de vez en cuando bebe de su café.
—¿Estuvieron juntos?
—Pues sí.
—¿Entonces te gusta?
—Creo que también.
—¿Y qué piensas hacer?
—No tengo ni idea.
—¡¿Pero tú estás tonta?!
Tengo que revirar los ojos y soltar un bufido de exasperación debido a su reacción.
—A ver Janis, tengo que preocuparme por un mafioso asesino, un juicio que aún no sé cuándo se efectuará y Ed a cada día que pasa solo me da nuevos artículos para redactar en el trabajo; lo último que necesito es enredarme más la existencia con un hombre que no está dispuesto a tener ningún tipo de relación.
—Ahí te equivocas guapa, sí que está dispuesto, después de todo ha dicho que no puede resistirse, eso significa que le gustas.
—Pero no lo suficiente como para ir más allá del punto en que estamos.
—Pues más te vale decidirte si eres tú la que está contenta con esto o deseas algo más porque si los dos están felices de esta manera es genial, pero si uno desea más que el otro pueden surgir los problemas.
Y creo que ese es el problema, no estoy segura de que es lo que busco yo. Al inicio la idea de tener a Maxon cerca fue un dolor de cabeza, sin embargo, a medida que el tiempo ha transcurrido puedo sentir como me encuentro más a gusto a su lado, me brinda la seguridad y confianza que no he sentido en demasiado tiempo, eso por no mencionar que por primera vez en mi vida siento verdadera curiosidad e interés por una persona ajena a mi trabajo.
Por lo visto Janis entiende las palabras no dichas gracias a mi silencio y estirando su mano sobre la mesa acaricia la mía con ternura fraternal.
—Creo que debes pensar bien en lo que te hace feliz cariño, eres una mujer que nunca se ha minimizado ante los problemas o les ha tenido miedo a las vueltas de la vida; no dejes que esta sea la primera vez que algunas de esas cosas ocurran.
—Creo que no soy buena en tratar temas personales.
—¿Y quién lo es mocosa? A todos nos cuesta enfrentarnos a nuestra propia realidad, pero confío es que sabrás que hacer.
Sonrío y cuando vuelvo a alzar la mirada noto que Maxon y Ben caminan hacia nosotras, siento mi corazón acelerarse y por unos instantes tengo miedo de que haya adivinado algo de lo que estábamos hablando, sin embargo, al llegar Maxon tan solo sonríe a la par que alza su mano y acaricia mi mejilla con la yema de sus dedos provocando que nuestros compañeros deban contener la risa.
—Tengo que irme Amanda.
—¡¿Te vas?! —La sorpresa en mi voz es más que notable.
—Debo ir a la oficina, se supone que mis vacaciones terminaran hoy.
—¿O sea que me chillas por haber ido sin ti a mi trabajo la semana pasada y ahora me vas a dejar sola?
—Pues no princesa. —Me guiña el ojo con descaro—. Ben se queda contigo, por lo visto tiene planes para ustedes.
—¿Y cuáles se supone que son esos planes?
Ahora es el rubio lleno de tatuajes quien se adelanta a responder.
—Nos esperan en el hospital Amanda, los médicos nos han dado permiso para ver a la hija de Clayton.
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