Capítulo 12

Al salir de la habitación luego de que Maxon aceptase fingir ser mi pareja este tuvo que llevarse a Ben casi a rastras con la excusa de que debían trabajar y comprar alimentos para la cena dado que el rubio no dudaba ni por un instante en darle detalles a mi madre sobre mi supuesta relación con Maxon. Ben nos mostró como una pareja muy unida y romántica y, según él, la prueba de ello es que a pesar que no llevábamos tantos meses juntos decidimos bajo el mismo techo.

Apartar a mi madre de los dos hombres tampoco fue tarea fácil; la mujer lucía encantada con los dos agentes del FBI y lo peligrosos y guapos que se veían, los observaba como una quinceañera amante a las aventuras y el peligro, incluso estuvo varios minutos examinando detalladamente los tatuajes de Ben antes de que Maxon se lo llevara.
Margot Novak siempre ha sido una mujer que se ha caracterizado por ser amante a la libertad y las aventuras; no por gusto mi familia vive cerca de un bosque en Alaska; mi madre es una mujer libre de espíritu, prueba de ello es que incluso después de llevar la mitad de su vida casada con mi padre aún conserva su apellido de soltera, y no confundir, mi mamá ama a mi papá como a su propia vida; se casaron siendo muy jóvenes y quizás puedan ejemplificarse como el estereotipo del cuento de hadas, han pasado años juntos, en las buenas y las malas, criando a sus hijos y siendo su apoyo mutuo; creo que ninguno de ellos sobreviviría sin el otro, especialmente mi padre; no tiene ningún problema en admitir que mi madre es lo que hace que su vida sea divertida y alegre. Margot siempre tiene una sonrisa en los labios para todos, con una curiosidad y deseos de seguir adelante que la hacen única y, a pesar que está felizmente casada y enamorada no le importa admitir cuando encuentra a alguien atractivo, aunque jamás sería infiel: según ella para algo el ser humano tiene ojos.

Es por ello que no me sorprende que se muestre encantada con Ben y entusiasmada que yo tenga como pareja a alguien como Maxon.
Cuando ambas nos quedamos solas en la casa mi mamá me pone al día sobre los acontecimientos de la familia en los últimos meses. Mi hermana mayor ha vuelto a quedar embarazada y ya con esto tendría tres hijos, mi papá esta que no aguanta la emoción y con este evento no dejan de preguntarse cuando me decidiré yo a tener el mío.

—¡Mamá! —chillo, sin embargo, no pierdo la sonrisa de mi rostro.

—Quéjate con tu padre, sabes que a mí no me molesta tu estilo de vida, me parece bien que vivas y te enfrentes al mundo antes de decidir tener una familia, que yo fuese madre a los veinte no significa que desee lo mismo para mis hijas.

Mi mamá no se arrepintió nunca de habernos tenido, aunque hubiese sido a una edad más temprana; no obstante, siempre nos contó que prefería que viviésemos la vida antes de aferrarnos a una familia para que después no existieran arrepentimientos; la familia debía ser una bendición no una obligación.

—Me gusta como estoy ahora— respondo encogiéndome de hombros.

Mi madre suspira rodando sus ojos.

—Amanda cariño, que no me moleste tu estilo de vida no significa que no quisiera que te divirtiese más; tienes apenas veintinueve años y hace cinco vives obsesionada con el trabajo, casi no sales, Maxon es la primera pareja que te veo tener desde que dejaste la universidad, no digo que no ames tu trabajo, pero la vida no es solo eso; debes tener un equilibrio, quizás podrías irnos a visitar con Maxon pronto.

—Lo pensaré.

Aunque sé que nada de eso sucederá, después de todo Maxon es solo algo momentáneo, ni siquiera estamos juntos tan solo fingimos para que mi madre esté más segura, luego de que pase el juicio el Neandertal desaparecerá; este pensamiento me hace sentir un poco inquieta, no llevo más de una semana y algo más andando con el hombre, sin embargo, hemos vivido más intensidad que las personas comunes, no puedo evitar pensar lo raro que volverá a ser cuando tomemos caminos separados y me encuentre nuevamente sola.

No es que tenga algo especial por él, pero sí se siente extraño compartir momentos con una persona la cual te ha salvado la vida en diversas ocasiones y saber que tarde o temprano desaparecerá como si no fuese algo más que un sueño del pasado.

Me pregunto si Maxon ha pensado en este tema, a lo mejor él se siente aliviado o deseoso de que ese día llegue y finalmente tenga que dejar de proteger mi problemático trasero; al inicio me dejó claro que hace esto por un favor a Ed, que él tenía planes mejores que estarme cuidando en Navidad y fin de año, imagino que el tener que mudarse a mi casa, que casi nos maten y fingir ser mi pareja tan solo provoca que los deseos de largarse de una vez aumenten; no puedo culparle por eso.

Incluso continúa diciendo que no desea pasar las barreras de trabajo y vida privada. «Creo que soy yo la única que considera que, aunque nada de esto formaba parte de los planes iniciales, nuestra relación difiere mucho a la inicial». Seamos sinceros el hombre me altera y me molesta como si no hubiese un mañana, sin embargo, la seguridad y tranquilidad que me brinda es lo que provoca que a estas alturas del juego no haya perdido los nervios; solo hay que recordar cómo me relajé la noche anterior entre sus brazos y me sentí segura.

«Mierda, esto puede ser un problema».
Intento preparar un café para distraerme del rumbo que han tomado mis pensamientos e intento cambiar de tema. Durante una o dos horas converso con mi madre sobre la familia y la última nueva integrante de mi casa: Cleopatra, mamá está encantada con la minina quien rápidamente se ha adueñado de uno de los cojines del sofá. Por lo visto encuentra el sitio a gusto y calentito.
Las temperaturas bajan un poco más y comienzo a sentir la frialdad en la habitación, maldita sea desde que se rompió la ventana no puedo disfrutar de la calefacción en paz, tener una ventana rota no es algo factible en Chicago durante estas épicas; mi madre quiso saber qué diablos le pasó a la ventana y tuve que mentirle, decirle que fue alguna tontería de un niño travieso, odio mentirle a mi mamá, pero es lo mejor.

Luego de varios minutos de charlas y risas escucho la puerta de la casa abrirse y a Maxon cruzar el umbral de la entrada; me confesó que se había hecho su propia copia de llaves cuando robaron en mi casa y necesitó entrar junto con Ben mientras yo estaba en el hospital, aunque prometió que las devolvería cuando se marchara. Observo que el hombre lleva varias bolsas de compras en sus manos y apuesto lo que sea a que una de ellas está llena de golosinas y comida chatarra, anoche conversando descubrí que ambos parecemos tener un buen gusto compartido por la comida basura, sobre todo las patatas saborizadas y para evitar problemas de peleas por ellas intentamos tener suministros.

No obstante, el resto de bolsas me dan curiosidad cuando las deja sobre la mesa.

—¿Qué traes ahí? —pregunto sin poder evitarlo y acto seguido recibo un manotazo en la parte trasera de la cabeza de mi madre quien por lo visto también se acercó guiada por la curiosidad.

—Serás maleducada con tu pareja, viene de fuera helándose, por lo menos darle un beso y un poco de café caliente.

El sonrojo se apodera de mis mejillas a medida que noto como los labios de Maxon se curvan de manera maliciosa en una sonrisa, la alarma crece en mi interior y siento que el maldito Neandertal se va a aprovechar lo más que pueda de esta situación para burlarse y hacérmelas pagar. Se hecha hacia delante y toma mi mentón entre sus manos con sumo cuidado, su rostro tan cercano al mío que logro sentir su cálido aliento en mi piel.

—Mi hermosa suegra tiene razón bonita, te he traído chuches, no merezco al menos un beso de recompensa. —Guiña el ojo con picardía y siento que puedo desmorecer en este mismo instante.

Noto la mirada de mi madre sobre nosotros, está sonriente y feliz, ansiosa por ver el desenlace de la situación. Maldigo para mis adentros la hora en la que se me ocurrió fingir ser parejas y me coloco en puntillas para inclinarme hacia delante, solo que no beso lo labios de Maxon, sino que pego mis labios suavemente a su mejilla, puedo sentir el bello naciente de su barba rozar mi piel y la sensación me obliga a tragar en seco. Poco a poco retrocedo y puedo notar la sonrisa del hombre cuando le extiendo la taza de café.

—Gracias princesa. —Sí, efectivamente, se está burlando—. Como no sabía que deseaban comer traje varias cosas y también busqué comida para Cleo. —Asiento sorprendida por el nivel de detalles en las acciones de Maxon.

Puede que el hombre sea un capullo, pero no puedo negar que siempre se ha preocupado por mi bienestar e incluso por el de la gatita.

—Haré la cena, ¿por qué no te sientas con mi mamá a ver algo en la televisión mientras tanto?

—¿Segura que no prefieres que te ayude?

Niego con la cabeza, necesito tiempo lejos de él para recordarme de respirar con normalidad.

Comienzo a preparar un poco de carne de ternera asada en cazuela con un arroz salteado en verduras, incluso desde la cocina puedo observar a Maxon junto a mi madre observando alguna película en la TV, solo que no estoy segura de cual, mirándoles conversar juntos tomo nota mental de que no vuelvo a escribir ningún artículo sobre ningún programa de cocina en Navidad donde corra el riesgo de que toda mi familia me encuentre besándome con un completo desconocido.

Noto como pasan los minutos y mi madre no para de reír a medida que va conversando con Maxon, algo me dice que se va a sentir un poco mal cuando le pongamos fin a esta falsa relación. Luego de contarle sobre su trabajo como agente del FBI mi madre comienza a preguntarle sobre sus gustos y como no dejo de escuchar me entero de algunas cosas: Resulta que Maxon tiene treinta y ocho años, su color preferido es el azul, ama la playa y el verano dado que nació y pasó la mayor parte de su juventud en florida, no fue hasta los veintitrés que se mudó a Chicago, aunque suele ir a donde le lleve el trabajo; forma parte del FBI hace más de diez años y Ben es su compañero hacer hace unos siete; también acabo de descubrir que Maxon es bastante bueno con las computadoras.
«¿Quién lo diría del Neandertal?».

—Tus padres deben estar muy orgullosos de ti, tienes una vida única e interesante. —Sonríe mi madre encantada por lo que escuchan sus oídos.

—Mi mamá murió un poco después de que vine a Chicago. —Se encoge Maxon de hombros y puedo notar la cara de mi madre descomponiéndose—. No crecí con mi padre así que tampoco sé mucho de él.

—Lo siento mucho cariño —responde mi madre a la par que toca la mano del hombre con suavidad.

—No pasa nada.

—¿Y no tienes familia aquí?

Maxon niega con la cabeza.

—Vivo solo generalmente, lo más cercano que tengo a una familia es Ben; y ahora Amy claro está.

La sonrisa del Neandertal cubre su rostro y estoy tan distraída en ello que no me percato mientras voy cortando las verduras hasta que es demasiado tarde y el filo del cuchillo corta un pedazo de la fina piel de mis dedos provocando que la sangre comience a salir y un quejido molesto escape de mis labios. Suelto el cuchillo por instinto y llevo mi dedo a mis labios para quitar la sangre que brota de la herida. Ni siquiera me doy cuenta en el instante en que Maxon se para del sofá y llega a mi lado tomando mi mano entre las suyas y mirando la cortada.

—¿Se puede saber cómo te has hecho esto bonita?

Me encojo de hombros, no voy a admitir que ha ocurrido por estarle mirando y escuchando a escondidas.

—Debí distraerme unos segundos.

Maxon examina el corte, no aparta sus ojos ni un solo instante.

—Debes tener cuidado, ¿dónde tienes un botiquín?

—En el baño, pero es solo un corte tonto.

—No quiero que se infecte. —Me da una pequeña sonrisa—. Espera aquí y no vayas a desmayarte con la sangre.

Bromea y sale caminando, momentos después vuelve junto a mí y con un pequeño algodón desinfecta la herida antes de antes de ponerme un curita en la mano. Acaricia con suavidad mis cabellos y me indica que me siente junto a mi madre mientras el termina la cena. Quiero protestar por el trato que recibo como si fuese una niña pequeña; no obstante, Maxon se niega a escucharme y me envía de cabeza al sofá donde cargo a Cleopatra en mi regazo y comienzo a charlas con mi madre que a cada segundo se muestra más encantada por el comportamiento del Neandertal.

Sin embargo, mi mente no está presenta en la charla con mi madre o en los mimos hacia la gata, sino que continúo pensando sobre la solitaria vida que parece tener Maxon, hubiese jurado lo que fuera a que era un hombre bastante apegado a su hogar o cosas así, por lo visto me equivoqué y o puedo dejar de pensar en el porqué de su comportamiento. Entiendo que se halle renuente a relaciones sentimentales después de todo se enfureció cuando Ben le sugirió que tuviese una conmigo, pero al parecer se niega a todo tipo de emociones, tanto para parejas, amigos o familiares.

Incluso durante la cena continúo un poco perdida en estas ideas, solo vuelvo a reaccionar cuando la voz de mi madre llama mi atención.

—Amy cariño, búscame unas sábanas para preparar el sofá para dormir.

Maxon y yo nos miramos sorprendidos y creo que no me gusta por donde se encamina esto.

—Mamá deja que Maxon duerma en el sofá y ven tu conmigo a la cama.

—Ni hablar bebé, deja que tu novio vaya a la cama contigo, yo me iré pronto no es justo que el chico pierda su comodidad.

«¡Joder! No había pensado en esta posibilidad». Observo a Maxon en busca de ayuda y este también se nota tenso, aunque intenta ocultarlo con una sonrisa.

—Margot, duerma en la habitación con su hija, no me molesta para nada estar en el sofá.

Pero decir que mi madre es más terca que una mula es quedarse corto.

—No, duerman ustedes juntos, de todos modos, me gusta ver la televisión hasta tarde y también quiero leer un poco. No se hable más del tema.

Sentencio levantándose de la mesa para fregar los platos, cada vez que intentamos tocar el tema de dormir mi madre divagaba o se negaba constantemente a nuestras sugerencias, es la primera vez que he dado tantas vueltas en mi propia habitación para no entrar a dormir.

No obstante, cuando mis ojos comenzaron a cerrarse en el sofá mi madre me botó y me envió directamente a la habitación, fui a mi baño privado a ponerme el pijama y ahí estuve otro buen rato temerosa de cuando entrase a la recamara. Salí en el momento exacto en que Maxon entraba al cuarto y nuestras miradas se cruzaban, el hombre cambio su vista hacia el colchón y luego de eso suspiro.

—Ni sueñes que dormiré en el suelo.

—No iba a sugerirlo.

Después de todo fui la primera que dijo que estaba preparada para fingir ser una pareja sin importar lo que conllevase eso. Cuando Maxon pasó por mi lado y entró al baño esperé a que cerrase la puerta y salí corriendo hasta el closet a buscar mi peine y arreglar un poco mi cabello, intenté buscar alguna manera de que se viera más hermoso y al final decidí dejarlo suelto. No es que me importe que él me encuentre bonita, sino que es la primera vez que dormiré con un hombre en unos cinco años y quiero al menos lucir presentable y no tan nerviosa como me siento.

Subo a mi cama, por suerte el colchón en bastante grande y cabemos ambos sin temor a tener que estar demasiado apretados. Entro bajo las mantas e intento conciliar el sueño, pero el sonido de la ducha del otro lado de la puerta me distrae con facilidad; cuando dejo finalmente de escuchar el agua car siento como mi respiración se vuelve más pesada. Maxon salé segundos después vistiendo solo unos pantalones de dormir con su pecho totalmente desnudo; no puedo evitar observar la piel bronceada con su abdomen perfectamente contorneado; ¡Dios! Puede que hace cinco años no duerma con un hombre, pero definitivamente es la primera vez que duermo con uno así. ¡Vaya desperdicio!

Maxon termina de secarse el cabello y sus ojos chocan con los míos sosteniendo mi mirada.

—¿Pasa algo bonita? —Camina de forma lenta hasta sentarse en la cama dejando la toalla en una silla aun costado.

—¿En serio no te pondrás nada?

Mi pregunta se gana una sonrisa del hombre y una mirada llena de picardía.

—¿Impresionada o asustada? Te dije que no voy a morderte, no me…

—Pues para no querer morderme y no gustarte vaya que no tuviste problemas en besarme como alguien hambriento —respondo por instinto un poco enojada, no voy a dejar que continúe por ese camino, puede que no se sienta atraído por mí, pero la verdad es que le atraigo.

Me sorprendo cuando Maxon solo me observa con los labios curvados en una sonrisa.

—Tienes razón, es que tienes unos labios muy lindos y quería probarlos.

Abro los ojos de par en par sin terminarme de creer lo que escucho. Este hombre va a provocar que las canas me salgan antes de tiempo debido al estrés. Gruño molesta y me acuesto sintiendo la risa de Maxon al otro lado de la cama. Las luces de la habitación se apagan y a pesar de que transcurren algunos minutos siento que la respiración de Maxon está agitada por lo que imagino que aún no duerme. Me coloco de costado en el colchón y quedando de frente a él sin entender por qué este hombre está dispuesto a llegar tan lejos, aunque niega todo tipo de emociones.

—¿En verdad vives solo? —la pregunta escapa de mis labios antes de que pueda controlarla siquiera.

Maxon luce sorprendido por mi repentino interés, sin embargo, puedo ver la tensión acumularse alrededor de sus labios.

—Sí.

—Siento lo de tu mamá.

—No pasa nada, fue duro cuando pasó, pero me adapté luego de varios años.

—¿No has considerado tener tu propia familia?

Mi pregunta parece llamar la atención de Maxon que también se gira de tal manera que queda de frente a mí.

—¿Qué te hace preguntar eso?

—No lo sé, solo me pregunto si no te gustaría, luego de estar solo tanto tiempo.

—Tú también has estado sola.

—Pero he tenido a mi familia cuando la necesito.

—Yo he tenido a Ben y la verdad no deseo algo más.

—¿Por qué?

Maxon suelta un largo suspiro y vuelve a mirarme un poco serio.

—Mi trabajo requiere concentración total Amy, siempre hay la posibilidad de que me den un tiro y no voy a hacer que alguien no pueda dormir en las noches porque tema por mi vida, tampoco yo quiero eso para mí; los sentimientos nos hacen débiles, nos ponen al dominio de alguien más, provocan que otra persona sea nuestra prioridad y cuando estás frente a un arma todo eso puede representar la vida o la muerte.

Me siento sorprendida de la respuesta tan directa, la verdad es que pensé que iba a darme evasivas como otras veces. Sin embargo, lo más sorprendente es lo que viene después.

—Por esos motivos es que no vas a gustarme princesa, aunque me guste besarte, no pasará más nada. —Estira su mano y acaricia mis cabellos antes de darse media vuelta y darme la espalda—. Duerma Amanda, la noche es larga.

La confusión crece en mi interior en conjunto con los latidos de mi corazón hasta que luego de unos instantes me quedo dormida con más preguntas que respuestas.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top