DEL OTRO LADO

Del otro lado,
del lejano lado
los días son años
amontonados en el forro de esta cama.

Los días son como las noches
son como camas de piedra,
mudas, sin alas.

Los restos de este amor son
pedazos de hielo
que no derrite
el olvido.

Del otro lado de la cama,
tu lado,
hay un bosque de cempasuchil,
y de telarañas,
desde ese bosque me llamas
pero la gente dice que ahí mueren todos los hombres,
que ahí el dolor pasa disfrazado de rutina
y los hombres se van marchitos de toda tu ausencia.

Ese camino hacia ti
se ha vuelto una aventura gris y desolada.

Y es que no sabes
que en mi pueblo hay Marias
que saben a maíz y mezcal ungidos
que saben a carbón e incienso de copal juntados.

Que en mi pueblo hay Marias
que brotan el agua de vasijas de barro,
de rebozos trenzados y de mantas milenarias que juegan a teñir el viento.

Y es que aún no te has dado cuenta que de este lado del mundo
soy el rey de reinos encantados.

Que monto un pegaso que persigue un camino de conejos blancos,
que ando por el mundo
buscando un río para saciar
está fiebre repentina
de amores y de fiesta.

No te has dado cuenta
que aquí hay verdades que se apagan antes de poder hacerte feliz.

Este lado suda tu ausencia,
se cobija de recuerdos que se desvanecen con la realidad de tu cuerpo,
¿alguna vez amaste?

Mi perverso lado de la cama
cuenta una historia cada noche y siempre termina pensando...

¡En Anymaina no cabe un alma
que no extiende sus brazos!

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