ੈ♡˳Amor Sincero-Parte Única ♕

Esta historia comienza con un joven doncel llamado Min Yoongi, quien a la corta edad de diez años quedó huérfano de ambos padres. Sin embargo, contó con la "buena suerte" de que una familia lo acogiera, evitando que se quedará desamparado completamente. La familia Lee eran reconocidos por su alto estatus e inconmensurables riquezas, así como por ser los jefes de los progenitores del chico de orbes celestes y felinos, que, al enterarse de la terrible noticia, no se lo pensaron dos veces para adoptar al hijo de las personas que tanto velaron por ellos mientras ejercían sus trabajos.

Yoongi se sintió sumamente agradecido por la oportunidad, pero siendo honesto, no sabía o si quiera se hacía una idea de lo que le esperaba.

Una vida llena de sufrimiento al ser tratado como un sirviente sin derecho a paga, apenas siendo retribuido con un lugar donde dormir, ropa vieja y la comida suficiente para no morir de hambre. Eso sin contar el sufrimiento ocasionado por las constantes humillaciones cortesía de la hija del conde Lee, la hermosa doncella llamada Sunmi que era acompañada en sus fechorías por su prima menor de nombre Jieun.

A pesar de todo, el pelinegro se caracterizó por ser un muchachito bueno, servicial, educado, responsable, amable, un poco serio, pero sobre todo muy sencilla. Ser interesado o materialista nunca estuvo en sus planes, pues sus padres no le criaron para convertirse en un ególatra malcriado. No obstante, para mencionar un hecho que le causaba conflictos al susodicho, se resumía en que se la vivía enamorado del majestuoso príncipe Jimin desde que tiene uso de razón.

Porque varios años atrás, cuando acompañaba a sus padres a trabajar en la mansión de los Lee, la bondad del pequeño heredo de casi su misma edad logró encantarle por completo. Demostrándole que al primogénito de los Park en su inocencia no les daba importancia a las clases sociales al relacionarse con alguien de bajos recursos como lo era él. Pero desde que Yoongi comenzó a crecer sabía que su amor sería imposible por el simple hecho de que un sirviente desamparado jamás pertenecería a su mundo rebosante de lujos y clase.

Para todo el mundo, Jimin era la perfección de carne y hueso, el epítome del hijo que todos desearían al tratarse de un joven apuesto, refinado, elegante, generoso y muchas otras cualidades más. Dueño de unos vibrantes ojos verdes en los que cualquiera podría perderse, los cuales heredó de su tierna y benevolente madre, la reina que en paz descansa desde que su hijo cumplió quince primaveras.

Hace unas semanas antes, se había anunciado a lo largo del reino que en el palacio real se iba a dar un baile temático de máscaras, con motivo de que el príncipe de veintiún años pronto tendría que ascender al trono que le correspondía. Solo que, para conseguirlo, el rubio necesitaba urgentemente de una doncella o doncel de buena familia que pudiera asumir el cargo a su lado.

Y se suponía que la persona afortunada estaría entre los asistentes al baile.
La invitación llegó a la mansión Lee al poco tiempo de esparcirse la noticia. Sunmi y Jieun estaban más que emocionadas al creer que por ser ellas, tendrían la esperanza de ser seleccionadas por su majestad. No obstante, no perdieron el tiempo en cuanto amenazar al doncel, al que necesitaban para que les hiciera sus pomposos vestidos y decorativas máscaras, ya que el diseño y la costura se le daban de maravilla.

¿Por qué? ¿Por qué esto debe de pasarme a mí? el joven de piel pálida se cuestionó con pesar—. Aunque lo que más me entristece es que el príncipe Jimin finalmente se va a casar.

El doncel se encontraba en su habitación terminando de coser algunos detalles en los vestidos, mientras unas traicioneras lágrimas escapaban de sus orbes felinos, empapando sus sonrosadas mejillas.

Por la mente del pelinegro pasaban muchos pensamientos malos, de rencor, de venganza, y de odio hacia Sunmi y Jieun. Razones no le faltaban para sentirse de esa forma, pero él no era así. No debería dejarse consumir por esas emociones tan desagradables.

Yoongi soltó un suspiro, dejó la aguja a un costado y cortó el hilo restante con destreza, con la intención de dedicarse a apreciar los resultados de su arduo trabajo. Decidido con dejar la impotencia de lado, limpió su rostro con el pañuelo que sacó de su bolsillo y metió sus creaciones en bolsas que serían entregadas a sus dueñas por los mayordomos de la mansión.

Esperando que les gustaran o sería paliza asegurada.

Una de las tantas que recibiría por cosas tan banales como esa.

Pero no podía hacer la gran cosa, o sería peor.

Solo debía resistir un poco más.

Horas más tardes, desde el jardín decorado por las más hermosas flores, el doncel observó como las féminas preciosamente arregladas iban con dirección al baile en su carruaje. Cualquiera que las viera diría que parecían princesas sacadas de cuentos de hadas, por ejemplo, los padres de Sunmi que no reparaban en elevarle el ego a su primogénita y a su prima a la que adoptaron al quedarse sin sus padres desde que era una inocente bebé.

En el pasado, Yoongi admiraba a los señores Lee, pero al ser recibido en su casa descubrió que su comportamiento era una fachada. Eran crueles y egoístas, permitían injusticias como las que le infringían a él desde que era niño.

Y lastimosamente al no ser recompensado monetariamente por ellos, solo por el trabajo que hacía para una que otra persona en el pueblo, el hijo de los Min creía que todavía le quedaban varios años antes de poder independizarse.

Su vida era una miseria, pero si continuaba respirando debía ser por algo, ¿no?

Yoongi tuvo que quedarse en la mansión, pues gracias a los pedidos que las chicas le hicieron, no contó con el tiempo necesario para diseñar su vestimenta, a pesar de que la entrada al palacio sería libre para cualquier persona.

Con ese gesto una vez más se demostraba que al heredero de los Park no le importaría que su pareja fuera de la nobleza o de la clase más humilde.

Devastado era decir poco. Se encontraba arrancando algunos pétalos de una de las rosas que tenía a su disposición a modo de distracción de sus penas, cuando de la nada, una mariposa negra apareció en su campo visual.

Había escuchado tantas veces que lo mejor es escapar cuando encuentras a una, per una fuerza mayor le obligó a quedarse quieto en su lugar.

Una niebla oscura y densa le cubrió en cuestión de segundos, transformando sus viejos ropajes en el más fino traje que alguna vez imaginó tener el gusto de usar, realzando la sencilla belleza que poseía por naturaleza y que por obvias razones no podía mostrar, ya que le obligaban a pasar desarreglado para no llamar la atención de alguien importante.

Ahora sí podría decir que poseía la apariencia de un doncel perteneciente a la realeza.

En su rostro de delicadas facciones no demoró en formarse una máscara negra con tenues detalles en color escarlata, mientras que en sus manos aparecía lo que parecía ser una filosa daga de plata.

El susodicho no entendía nada de lo que estaba experimentando. Su expresión era un poema que demostraba su miedo, desconfianza y confusión.

"Yoongi, yo puedo hacer cada uno de tus sueños una encantadora realidad, pero a cambio, necesito que hagas algo por mí".

—¿Quién demonios eres? ¿Qué pretendes con esto?

El chico tenía su carácter, por lo que sin vacilar enfrentó a quien fuera que estaba hablándole por medio de ese insecto que sobrevolaba cerca de las flores.

"Soy un poderoso hechicero, querido. No tienes razón para saber mi nombre, pero dejando eso de lado, te acabo de decir la razón por la que estoy aquí. He notado tu terrible sufrimiento con esta familia, así que siéntete feliz por la oportunidad que te concederé".

—No estoy seguro de lo que dices. Eres un desconocido para mí, y no hay razón por la que deba confiar en ti.

"¿De verdad crees eso? ¿Acaso no ves lo que acabo de hacer por ti? Te he regalado una apariencia de ensueño con la que podrías tener al príncipe Jimin a tus pies..."

—Qué... ¿Cómo sabes?

"Lo sé todo, pero eso no es importante justo ahora. ¿En serio no quieres que el heredero de los Park se fije en ti? Enamorarse con intensidad y convertirte en su querido esposo. Darle una linda familia que ambos amarían con sus vidas y pasártela con él hasta que la muerte les separe, sin contar que te librarías de los malos tratos de la familia Lee, humillando con tus logros a las mocosas malcriadas de Sunmi y Jieun".

Realmente sonaba muy convincente, pero por la impresión que recorría de pies a cabeza al doncel, este no pudo ser consciente de la maldad que escondía el tono oscuro de su voz.

—Está bien, haré lo que me pidas.

Concluyó, deseando haber tomado la decisión correcta. Cumpliría su atesorada fantasía y le daría una lección a la gente que le hizo daño.

"Que bien, te prometo que no tienes nada que perder. Me alegro de que no hayas sido un estúpido como para desaprovechar la oportunidad que te he regalado".

El hombre misterioso murmuró suavemente, provocando que la piel ajena se erizará a tal punto de no encontrar palabras para responderle.

"Ahora que estás listo, sal de la mansión sin levantar sospechas e ingresa al carruaje que te espera en la entrada. Durante el camino al palacio te contaré lo que tienes que hacer con lujo de detalles".

Yoongi obedeció, guardando la daga en su saco de alta costura. Salió del jardín en el que estuvo tomando aire hasta calmar sus emociones, yendo con dirección a la entrada como aquel hombre misterioso le había ordenado.

Al instante divisó la dichosa carroza que era manejada por un hombre de mediana edad que apenas le respondió el saludo cuando le abrió la puerta. Aquello le pareció muy extraño, pero después de lo vivido dicha experiencia de poca cortesía no le llegaba ni a los talones.

Por lo que cuando estuvo acomodado en el interior del transporte, dio la indicación al conductor de que podían ponerse en marcha al palacio Park, mientras veía como la mariposa negra que le estuvo acompañando se alejaba en la dirección contraria.

Y por esta ocasión, la tenebrosa voz volvió a resonar en su cabeza, sobresaltándolo por la impresión.

"Escucha con atención, en este baile encontrarás a un joven de cabellera rubia, aunque yo sé que la mayoría en este reino tienen dicha característica física, pero la manera en la que lo vas a diferenciar de los demás es muy simple, pues será el único que en su máscara llevará diminutas piedras preciosas de color cielo. ¿Lo entiendes bien Yoongi?"

—Sí, pero ¿qué es lo que debo hacer con la daga?

No quería preguntar porque tenía un mal presentimiento. Sin embargo, cualquier atisbo de duda desapareció cuando luego de una pausa un tanto tenebrosa le respondió lo siguiente.

"Lo que quiero es que lo mates".

—No creo tener el valor para hacer algo así, yo nunca...

El doncel expresó con honestidad. Jamás en su vida se le ocurrió arrebatarle la vida a alguien, mucho menos a una persona desconocida.

"Podrás, si te sirve de consuelo, esta persona se lo merece por ser muy mala".

—¿Qué fue lo que hizo?

"Hizo miserable a una jovencita llena de sueños a tal punto de que prefirió dejar este mundo. Esta acción sería una forma de venganza por sus malos actos, además de que debes tener en cuenta todo lo que vas a recibir a cambio por hacer eso, si quieres conseguir algo debes hacer sacrificios, ¿o no?"

—Supongo que tienes razón...

El ingenuo Yoongi estuvo de acuerdo con la petición, creyendo que haría un bien mayor. Porque aquel desconocido no debería tener algún motivo oculto, ¿cierto?

Ni siquiera le conocía para querer hacerle daño al incitarle a llevar a cabo tan macabro plan.

"Así me gusta, eres un jovencito inteligente".

El hombre que sonrió de forma macabra al ver como el menor caía redondito en su manipulación inspirada por el deseo de ajustar cuentas con sus propios métodos.

Pasaron varios minutos antes de que el carruaje se detuviera en su destino final, el joven de piel pálida salió del carruaje con confianza, aunque internamente sus piernas temblaran. Lo primero que sus orbes azulados detallaron fue el lujoso palacio que se levantaba majestuosamente sobre fuertes cimientos, siendo decorado por jardines y protegido por varios guardias.

Siempre creyó que era muy hermoso, pero de cerca era capaz de asegurar que lo era mucho más.

Yoongi ingresó por la puerta principal que era decorada por algunas enredaderas de las rosas más bonitas del reino. Al poner el pie en el amplio salón donde se llevaría a cabo la celebración, no tardó en percibir sobre sí mismo muchas miradas y algunos murmullos de las personas que estaban presentes.

"¿Quién es ese hermoso joven?".

"Nunca antes la había visto".

"Tal vez sea algún conocido del príncipe".

"O quizá se trate de un príncipe de otro reino cercano".

Comentarios como esos pusieron nervioso al joven de tez pálida, pero decidió seguir con su camino. Buscando desesperadamente con la mirada al príncipe hasta que se sin querer se cruzó con unos hipnotizantes orbes de color chocolate. Yoongi lo observó con detenimiento, notando al instante que aquel muchacho era a quien el desconocido le ordenó buscar.

Había sido muy fácil.

Para el joven Yoongi no pasó desapercibido, por lo que se le acercó lo más que pudo. El susodicho inevitablemente se sintió extrañado por su proximidad. No sabía cómo reaccionar, sin pretenderlo ya se estaba arrepintiendo de haber hecho ese estúpido trato.

—Buenas noches, hermoso joven.

Una voz grave lo sacó de su ensoñación.

—B-Buenas Noches... —correspondió el saludo con un poco de confusión en su tono de voz—. Disculpa, ¿quién eres tú?

Él sonrió con suavidad, mostrando su brillante dentadura. Era demasiado lindo para su propio bien.

—Oh, qué falta de respeto de mi parte—mencionó con cierta vergüenza por haber omitido algo tan importante—. Primero debí de presentarme, puedes llamarme Jay, es un gusto.

El amable caballero lo tomó de la mano con delicadeza para dejar un casto beso en el dorso ajeno—. ¿Puedes concederme el honor de saber tu nombre?

—Preferiría que nadie lo supiera.

Yoongi expresó cortante, las acciones del rubio con la máscara decorada con piedras preciosas le tenían con el corazón acelerado. No podía permitirse distraerse de tal forma con su objetivo, mientras menos palabras compartieran, era mejor.

—Entiendo, pero no habría problema al decirte "gatito", ¿no es así? —cuestionó con calma, manteniendo cierta coquetería en su tono de voz—. Es que desde que te vi no pude evitar compararte con un tierno felino.

—Como quieras...

La música comenzó a sonar por todo el salón en el preciso instante en que el doncel le restó importancia a lo dicho por su inesperado acompañante.

—Gatito, ¿me concederías esta pieza?

Guiñándole un ojo, le hizo aquella proposición al joven de tez nívea. Y Yoongi al verse acorralado, termino cediendo a su pedido.

—Por supuesto, Jay.

El doncel extendió su mano y el caballero la aceptó gustoso, tomándole firmemente de la cintura para comenzar a bailar al ritmo de la música.

—Usted tiene unos ojos preciosos azules como los preciosos zafiros—el rubio mencionó con sinceridad—. Hacen un contraste perfecto con la máscara que llevas.

—Gracias, tú también tienes unos ojos muy bonitos...

En los pensamientos del pelinegro la única pregunta que se hacía era: ¿por qué ese hechicero quería ver muerto a este joven que parecía ser tan galante, amable y encantador?

Sinceramente no lo imaginaba haciendo algo malo contra nadie, pero si le hizo aquel pedido debía contar con razones de peso.

Sin embargo, era innegable que sentía algo raro, pues a pesar de que sus ojos no eran los mismos, el caballero le recordaba al príncipe.

¿Era coincidencia? No lo sabía, pero pronto lo descubriría.

En determinado momento Yoongi se distrajo de lo que sucedía alrededor, ya que desde que puso un pie en ese lugar notó que no había rastro alguno del príncipe.

Eso le preocupaba mucho, porque ya encontró a Sunmi y Jieun, pero del que más le interesaba ni la sombra. Quizá todo el plan sería en vano.

—Gatito, ¿le sucede algo? ¿Está buscando a alguien?

—No—respondió escuetamente, pero al percibir que su acompañante no parecía seguro de su respuesta, explicó—. Solo me sorprende que el príncipe Jimin, no haya venido a su baile, porque se supone que esto iba a ser muy importante al tratarse de la elección de la persona que sería su compañero de vida.

Jay se tensó momentáneamente, pero con tranquilidad fingida dijo—. Razones tendrá, ya que, si yo estuviera en su lugar, no perdería la oportunidad de elegirle a usted como la persona con la que compartiría el resto de mi vida, gatito.

El doncel sentía su rostro arder con fuerza por la vergüenza.

—No sé si deba decirle esto, pero... ¿cree en el amor a primera vista? —el caballero le cuestionó con curiosidad—. Porque siento que acabo de comprobarlo con usted.

—¿Q-Qué cosas dices? Seguramente se lo profesas a todas las doncellas y donceles con las que interactúas.

Quiso desviar el tema porque su corazón se estaba acelerando como si quisiera escapar de su pecho.

—Por supuesto que no. En poco tiempo puedo asegurar que me he enamorado de un hermoso joven de piel pálida y mirada azulada cual cielo despejado.

Jay notó como su acompañante se puso un poco tenso entre sus brazos, por lo que optó por cambiar de tema. Siguieron charlando de cosas triviales, mientras bailaban con destreza, capturando la atención de muchos. Pero al encontrarse en su propio mundo, ni siquiera repararon en ese detalle.

Paso el tiempo en un abrir y cerrar de ojos. Era lo suficientemente tarde como para que las campanas que anunciaban la medianoche resonarán. Yoongi ya no estaba tan seguro de que si lo que iba a hacer era lo correcto.

Ese fue su sentir hasta que entre los invitados juró ver al dueño de la voz misteriosa, susurrando que siguiera con el plan antes de esa hora o quedaría en evidencia. El mencionado portaba una máscara vieja que cubría todo su rostro, dándole una apariencia aterradora.

Fu imposible no sentirse presionado, hasta que volvió a escuchar con insistencia una y otra vez lo que debía de hacer. Por lo que, rompiendo el contacto con el caballero, lo tomó de la mano para llevarse a un lugar apartado donde no levantaría las sospechas de nadie que estuviera presente.

Estando en total soledad de los ojos de Yoongi comenzaron a caer unas traviesas lágrimas, revelándole su debilidad a su dulce acompañante. El rubio estaba en completo silencio, pero eventualmente acercó su rostro al del doncel, repartiendo besos sobre la humedad que dejó el llanto del chico poseedor de encantadores orbes color cielo.

Jay se relamió sus gruesos labios, percibiendo como un fuerte sonrojo pintaba sus mejillas. Aquel gesto lo hizo de una forma tan espontánea que llegó a desconocerse a sí mismo, pero aun así tomó valor para expresar su sentir—. Gatito, no sé cuál sea el motivo de esas lágrimas, pero no me gusta para nada verte llorar con tanto desconsuelo.

El pelinegro se quedó en blanco por un instante que le supo a eternidad. Esa declaración y acción le conmovieron muchísimo, por lo que no se alejó o le regañó. Al contrario, le permitió que lo envolviera en un cálido abrazo. Siendo honesto, por segunda vez en la vida revivió la sensación de sentirse apreciado por alguien que no fuera de su familia. La primera ocasión había sido protagonizada por el príncipe Park, pero la que acaba de vivir también le ablandó el corazón.

Una pena haber hecho una promesa de la que no podía escapar.

Fue como si su mano tomará vida propia, porque no podía evitar sacar la filosa daga con la que debía cumplir su deber.

"¡No lo hagas!" "¡Por favor, no!"

Suplicó al hechicero que muy seguramente lo estaba controlando cual marioneta.

Fue imposible detenerse a tiempo. Ya era demasiado tarde cuando vio su mano empuñando la cuchilla que deslizó con destreza entre su cuerpo y el ajeno.

Despidiendo para siempre al coqueto caballero.

Jay se desvaneció en el suelo y con ello también su máscara, revelando su verdadera identidad, mientras un charco de sangre se extendía debajo de su cuerpo.

En el momento en que Yoongi reaccionó su mundo cayó en pedazos. Al mismo tiempo en que el hechicero celebraba que su plan saliera a la perfección porque jugó muy bien con sus cartas, matando a dos pájaros de un tiro.

¿Cómo pudo hacer tal atrocidad?

Había apuñalado a su gran amor, porque el joven tras esa máscara de piedras preciosas era el príncipe Jimin, quien se presentó ante el bajo un seudónimo, ya que a fin de cuentas uno de los motivos ocultos del baile era el de compartir con otras personas siendo uno mismo.

Pero lo que no le fue difícil intuir fue que no pudo reconocerlo en su totalidad gracias a los sucios trucos del hechicero, pues alteró su sentido de la vista y la audición para que viera y escuchará cosas diferentes.

Porque Yoongi jamás podría confundir los ojos esmeraldas del príncipe y su voz melodiosa que eran tan únicas como los diamantes de la corona que el susodicho solía portar. Pero el desconocido le mostró todo lo contrario, consiguiendo que ejecutara su objetivo. Soltó la daga como si le quemara la piel, comenzando a sollozar, mientras colocaba en su regazo al príncipe que a cada segundo se debilitaba más por la herida certera en su abdomen.

—Perdóname por favor, perdóname.

Repetía una y otra vez, acariciando la suave mejilla que se tornó pálida en cuestión de segundos, mientras las campanas resonaban a la lejanía anunciando que tal suceso se dio a la medianoche.

Con dificultad, el príncipe levantó su rostro para encarar al doncel de cabellera oscura. Estaba tan bonito, pero le destrozaba verlo de esa manera. Por su comportamiento podía hacerse una idea de que de algún modo fue manipulado y algo le decía que ya imaginaba quien podía ser el culpable. Aquel hechicero que no soportó que rechazará a su hija por el amor platónico que tenía por el doncel de mirada felina.

Jimin le miró por unos instantes, acortando la distancia al tomar el rostro ajeno con suavidad para besar la nariz del joven de piel nívea. Yoongi percibió como la dermis impropia se volvía más fría por el descenso de temperatura.
Y con las pocas fuerzas que le quedaban al príncipe susurró unas palabras de consuelo que apaciguaron un poco su roto corazón.

—No te preocupes, Yoon...

Un grito ahogado quedó atrapado en la garganta del doncel, pues el príncipe todavía se acordaba de él. Lo cierto era que el heredero de los Park lo reconoció desde el primer momento en que lo vio entrar.

Alguien como Yoongi era difícil de ignorar, más aún al tratarse de su amor de infancia, al que solía observar de lejos siendo la persona más trabajadora, amigable y responsable cuando andaba encubierto por su reino.

¿Cómo no caer más por él?

No importaba que los lujos y riquezas no estuvieran de su lado, porque con su enorme bondad y alma pura era suficiente.

No quería a nadie más que no fuera aquel doncel a su lado. El baile solamente era una manera de disimular que su padre le pidió realizar para no levantar sospechas acerca de que la persona que reinaría junto a él fue escogida desde hace mucho tiempo atrás. Ya después buscaría una manera de excusarse ante la gente por no mostrar al dichoso doncel o bendecida doncella que se convertiría en su pareja.

Por esa razón es que se alegró tanto de verle en el baile, no pudiendo contenerse al acercarse lo más rápido que sus pies se lo permitieron. Parecía irreal que estuviera ahí, aun cuando sabía de las pocas posibilidades de que asistiera gracias a la familia egoísta que lo acogió. A día de hoy ya sabía de lo que los Lee eran capaces.

Pero gracias a su aparición inesperada, no sería necesario convocarle al día siguiente en el palacio, porque finalmente aprovecharía a presentarlo ante todos como la persona que más le interesaba en todo el reino.

—Fue un placer morir por obra de tus delicadas manos, te quiero.

Y de esta manera, sus ojos se cerraron para la eternidad, mientras un suspiro escapaba de sus labios.

—Yo también te quiero, te prometo que nos volveremos a ver en otra vida y esa vez será para bien.

Yoongi le correspondió, dejando un beso en su frente, mientras con aquel puñal con el que puso fin a la vida del príncipe, también le dio terminación a la propia.

Demostrando que un amor sincero como el de ellos tuvo que ser marcado con sangre solo para que sus corazones se unieran para siempre.

Fin

Gracias por leer, espero que, a pesar de este final agridulce, disfrutaran de una de mis primeras historias en la plataforma, pues decidí mejorarla y adaptarla al jimsu. Eso sí, perdonen los apodos random que les puse, la creatividad me falló en ese aspecto, pero dejando eso de lado, amé el resultado y como información extra de la historia, les puedo comentar que está inspirada en la canción "cendrillon" de vocaloid por si gustan buscarla. Nos leemos pronto, no olviden hacerme saber que les pareció en los comentarios. 

-Shiro🌙

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