Capítulo 1

-¡Aura! ¡Aura! ¡Despierta!-

-¿Eh?- Me incorporé rápidamente del sillón cama en el que me encontraba, mientras un pequeño pokemon azul me lamía el rostro tratando de despertarme.

-Tienes el sueño pesado, ¿Sabes?- Dijo riéndose un chico a mi costado.

Me estiré con gusto sentada en la cama.- Ah, que rico es estirarse.- Dije olvidándome del mundo.

El chico volvió a reír.

Hice memoria, recordando el sueño que habia tenido hace poco.- Oye, Bruno.- Me referí al chico a mi lado.

-¿Qué pasa?-

-¿Tú... ¿Tú crees en los sueños premonitorios?- Dije un poco insegura acariciando al pokemon azul.

-En realidad nunca había pensado en eso...- Dijo meditándolo.- ¿Por qué? ¿Acaso acabas de tener uno?- Dijo acercándose emocionado.

Este chico me recordaba a un pequeño growlithe. Sonreí.- Creo que sí, vi a un chico que no habia conocido antes y...- Me sonroje al pensar en el resto del sueño.

-¿Y...?- Repitió.

-N-Nada.- Dije riendo.

-Mm.- Me miró sospechando, pero no preguntó más.- Bueno, te dejo para que te cambies, tenemos que llegar a Pueblo Petalia hoy sí o sí.- Dijo saliendo de la habitación.

Me volví a recostar en la cama. Es cierto, ayer comencé mi aventura como entrenadora dispuesta a conseguir todas las medallas. Acaricié al mudkip que estaba dormido a mi costado.

-Pid.- Escuché al pequeño pidgey que habia traido conmigo desde Johto, a quien habia tenido desde huevo. Se acercó con cautela a mí esperando una caricia, la cual se la di con gusto.

Cerré mis ojos para recordar el rostro de aquel chico que apareció en mi sueño.- Blasco...- Repetí su nombre sin darme cuenta. Abrí los ojos para empezar el día de una vez.

Tenía que ir a Petalia para ver a mi padre, la razón por la que estaba aquí, Bruno me estaba acompañando de camino. Ahora estábamos en el Centro Pokemon de Pueblo Escaso, donde habíamos decidido pasar la noche luego del combate que tuvimos, en la cual gané.

Me puse la ropa que mi madre había hecho para mí y salí de la habitación asegurándome de no olvidar nada y dejar todo ordenado.

-¿Lista?- Dijo Bruno en la sala del CP jugando con su Treecko.

-Lista.- Asentí con la cabeza mientras Orbey, mi pidgey, se posaba en mi hombro y Muffin, mi mudkip, se posicionaba a mi costado.

-Entonces vamos.- Dijo sonriendo mientras salíamos.

Ya estábamos en la Ruta 102.

-¡El último en llegar es un exeggcute podrido!- Gritó Bruno, comenzando a correr, junto con Treecko.

-¡Bruno, espera!- Demasiado tarde, este chico no puede quedarse quieto.

Luego de luchar contra algunos entrenadores finalmente estabamos por llegar.

-¡Aura! ¡Ven aquí!- Ahí estás.- Mira, mira.- Observé en dirección a donde señalaba.

-Wow.- Dije impresionada.

-Son una mancha de beautifly.- Asentí impresionada, eran en verdad preciosos.- Es la primera vez que ves uno, ¿Verdad?-

Volví a asentir, anonadada por la belleza de aquellos pokemon de tipo bicho.

-Bueno, Ciudad Petalia está aquí.- Dijo una vez se perdieron de vista los pokemon.

-Al final llegamos.- Dije estirando mi brazo para que Pidgey se posara encima.

-Bueno, voy a darme una vuelta por ahí.- Me observó por última vez.- ¿Te parece bien si nos encontramos de nuevo en Ciudad Ferrica?-

-Claro, no hay problema.- Sonreí.- Fuiste muy amable en acompañarme hasta aquí desde el principio.-

-No es nada, es lo que hacen los amigos.- Me devolvió la sonrisa.- Bueno, aún quedan muchos pokemon para completar mi pokedex... Adiós.- Dijo alejándose mientras se despedía con su mano.

-Bueno, vamos a ver a papá.- Les dije a Orbey y a Muffin.

Entramos al gimnasio de tipo Normal, con un poco de vergüenza avance hasta donde supuse que estaría mi padre.

-¡Papá!- Grité entusiasmada, mientras corría en su dirección para abrazarlo.

-Aura...- Dijo sorprendido correspondiendo mi abrazo.- No esperaba que vinieras tan rápido.- Nos separamos y vio por detrás de mí.- ¿Acaso has venido sola?- Preguntó sorprendido.

-Sí.- Afirmé con seguridad. Mis dos compañeros se acercaron con cautela.

-Ah, ya entiendo.- Dijo feliz de ver al pokemon azul.- Felicidades por haberlo recibido.-

-También me dieron una pokedex.- Continúe feliz.

-¿En serio? Eso es maravilloso...- Estaba por continuar cuando de pronto apareció un joven por la puerta.

Miré sorprendida, era un chico de cabello verde con ojos celestes, era pálido y usaba ropas de colores bajos. Era el chico que apareció en mi sueño.

-Disculpa, ¿Quien eres?- Le preguntó mi padre con tono intimidante.

-Soy Blasco... Vengo a que me ayude a capturar a mi primer pokemon.-

-Ah, ya lo recuerdo.- Hizo una pausa.- ¿Vas a mudarte a Pueblo Verdegal, no?-

-Así es, y bueno, queria llevarme un pokemon para no sentirme tan solo...- Dijo bajando el volumen de su voz. Este chico es muy adorable.

Recordé el sueño y me sonroje al pensar en el beso.

-Bueno, Aura, ¿Qué tal si lo ayudas a conseguir a su primer pokemon?- Dijo mi padre.

-¿Eh?- Dije aún roja por el pensamiento anterior.

-¿En serio harías eso por mí?- Dijo aquel chico acercándose a mi con ojos de cachorrito.

-Claro.- Dije ya más tranquila, dandole una sonrisa.

-Bueno, toma estas pokeball.- Dijo entregándoselas.- Tambien te voy a prestar este Zigzagoon para que te sea más fácil.

-¡Muchas Gracias!- Dijo sonriente.- ¿Vamos?- Asentí.

Salimos en camino hacía la Ruta 102.

-Bueno, lo primero que se hace es entrar en la hierba alta.- Habló, parecía que no necesitaba mi ayuda en primer lugar.-¿Verdad?- Preguntó por mi opinión.

-Así es.- Respondí acercándome a él.- Ahora debemos buscar un pokemon, ¿Ya has decidido cual quieres?-

-Leí una revista sobre los Ralts...- Dijo tímido.- Creo que son interesantes, además de que son de tipo psíquico/hada.- Dijo entusiasmado.

-Entonces busquemos alguno.- Él asintió.

Pasaron unos buenos 20 minutos hasta que encontramos huellas características del pokemon que buscábamos.

-Mira, Aura.- Dijo sonriendo.

-Vamos por buen camino, hay que seguirlas.-

De pronto, llegamos a encontrar una pareja de Ralts comiendo bayas.

-Blasco, es tu oportunidad.- Le susurré.

-Pero hay dos...- Dijo un poco intimidado.

-No te preocupes, si necesitas ayuda aquí estaré.- Puse mi mano sobre su hombo, logrando tranquilizarlo.

-Esta bien.- Dijo saltando y lanzando la pokeball.

El pokemon marrón salió con el propósito de atacar al ralts.

Ahora que me fijaba bien, el ralts al que atacó era de diferente color...

-¡Un shiny!- Dije impresionada.- ¡Vamos, Blasco, tú puedes!- Dije dándole ánimos.

Pero el otro ralts, no se iba a quedar viendo lo que le hacían a su amigo, estaba a punto de atacar al zigzagoon.

-Orbey, tornado.- Rápido, el pokemon volador llamó la atención del ralts, tratando de zafarse de la trampa de mi pokemon.- ¡Blasco, es ahora!- Le dije que lanzara la pokeball. Él asintió y lo hizo.

Uno, dos, tres.

-¡Increible!- Celebré.- ¡Felicidades!-

-Lo... Lo logré...- Dijo mirando la pokeball en su mano con lágrimas en los ojos.- ¡Muchas gracias!- Dijo abrazandome.

Me sobresalte un poco, pero correspondí su abrazo.- Todo lo hiciste tú, solo estuve dando apoyo moral.- Dije restándole importancia.

-Aún así estoy feliz.- Dijo ya separados.

Pero el otro ralts no se veía muy contento, me agaché.- Extrañas a tu amigo, ¿No?- Pregunté tranquila.- Si quieres puedes venir conmigo, así volverás a verlo y crecerán a la par... Aunque suena algo egoísta por mi parte.- Bajé la mirada.- Pero te aseguro que volverás a ver a tu amigo... ¿Que dices?- Levanté la vista extendiendo un poco mi mano en su dirección.

El pokemon un poco tímido miro en mi dirección, junto a mí estaban mis otros dos pokemon.- ¡Ralts!- Afirmó, colocando su manita encima de mi mano.

-¡Bien!- Saqué una pokeball.- Cuando quieras.- La coloqué en frente de él, quien rápido la tocó y se dejó absorber.- Bienvenido a la familia.- Sonreí a la pokeball.

-¡Increible!- Dijo Blasco.- No sabia que existían otras formas de capturar pokemon.- Me miró impresionado.

-No es nada.- le resté importancia.- ¿Te parece bien si los sacamos a la vez?- Pregunté.

-Claro.- Observó su pokeball.- Sal, Ralts.- Le dijo.

-Anda, Kurota.- Los sacamos a la vez.

-¿Kurota?- Preguntó él.

-Tiene cara de Kurota.- Sonreí.

-¡Ralts!-

-Parece que a él le gusta.- Sonrió Blasco.

Observé el cielo.- Será mejor que volvamos.-

-Tienes razón.-

-Ha sido un gusto conocerte, Blasco.- Le dediqué una gran sonrisa.

-A mi también me has agradado mucho.- Comenzamos a caminar con los pokemon jugando adelante de nosotros.

-Espero volver a verte.- Dije sonrojada.

Asintió igual que yo.- Yo también espero verte.- Lo miré a los ojos.- Y-Ya sabes, porque Ralts extrañará a Kurota y-y...- Tartamudeó.

Me reí junto con él.- Oh. Ya llegamos.- Miré el pueblo.

-Voy al gimnasio de tu padre antes de ir a mi casa.- Dijo adelantando un paso.

-Voy a pasar por el Centro Pokemon antes...- Observé a Kurota.- Ya nos veremos pronto.- Me despedí.

-Sí.- Asintió.

Los pokemon se despidieron y continuamos cada quien con nuestro camino.

Pero nos volveremos a ver

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top