❄ 3 ❄

—Un desayuno buffet, una comida buffet y una cena buffet. Eso incluye su hospedaje, lo dice bien claro en el anuncio...

Clara escuchaba las quejas del cliente con una parte muy pequeña de su mente. El resto de ella estaba enfocada en la nota. Trataba de descifrar si había visto esos trazos antes, tanto detalle en aquel pedazo de papel le provocaba cosquillas en el estómago.

—... ¿Entonces? —cuestionó el huésped agitando un panfleto frente a Clara.

—Sí incluye su desayuno, señor. Pero este termina a medio día. Pronto comenzará la hora de comida, si gusta esperar...

—¡Yo pagué por mi buffet! —soltó el hombre moviendo nuevamente aquella hoja de papel arrugada.

Mientras intentaba convencer al huésped de que aquello no era una estafa, Clara deslizaba la mirada discretamente hacia el buzón de quejas. Se preguntaba si la nota se trataría de un simple detalle hecho por impulso, o si se convertiría en una rutina.

Por la espalda le recorrió un río de chispas. Pensarse encontrando una nota diaria le hizo sonreír, aun cuando la cara del huésped empezaba a ponerse roja.

Afortunadamente, toda la situación se vio templada cuando Michelle llegó a la recepción con ese ángel maravilloso que portaba. Preguntó sobre las incomodidades de su cliente y le ofreció aumentar un buffet después de su fecha de salida para evitar disgustos.

En otras circunstancias, Clara hubiera tomado nota de las frases y los gestos que usaba Michelle para ser tan efectiva en el trabajo, pero aquel día solamente podía inclinarse levemente para poder divisar si el que llegaba con un carrito vacío era Brandon.

En cuanto sus miradas se cruzaron, Clara le hizo una seña con las manos. Ambos sabían que aquella era la clave privada en caso de emergencia. Brandon soltó el carrito con discreción, y después de estacionarlo en el área adecuada, se dirigió al fondo del lobby.

La chica esperó a que el huésped se retirara, guiado por Gino hacia el comedor, con esa enorme sonrisa de triunfo en el rostro; para decirle a Michelle que necesitaba ir al baño con urgencia.

Aquel lado del lobby solamente tenía un par de sillones de piel sintética crema (se enfriaban demasiado en esa época) y la entrada a unos pequeños baños de personal. Tal sitio había sido el punto de encuentro perfecto de todos los empleados, incluyendo a Clara y Brandon, que se reunían justo en la entrada de los mismos, dicha que también quedaba oculta a la vista.

—¿Qué pasa? Gracias por llamarme aquí, honestamente, quería huir de Michelle. Desde la mañana me busca para traer todos los regalos de la bodega y no tengo ánimo de acomodar todos esos obsequios bajo el árbol.

El rostro de Clara demostraba una emoción incontenible. Asintió rápidamente en un intento por demostrarle a Brandon que había escuchado lo que dijo, sin embargo, pronto sacó de su chaleco guinda aquella hermosa nota roja para extenderla hacia su amigo y desplazar cualquier otro tema de conversación.

—No entiendo, ¿qué es esto?, ¿quién te lo dio? —preguntó el chico en cuanto terminó de leer aquella nota.

—No tengo ni la menor idea. —Clara tenía la voz empapada de emoción—. Esa es la mejor parte, es un admirador secreto.

Brandon se quedó mirando un segundo la nota con atención. La cerró y la abrió, al igual que la chica en su momento, creyendo que quizá era una broma o un truco de ilusionismo por parte de la vida.

—Bueno... Pues, felicidades —soltó el chico regresando la nota.

—¿Felicidades? ¿Lo que tienes que decir es "felicidades"?

—No sé qué se dice en estos casos, Clara. Es bueno que tengas un admirador secreto, supongo. Algo aterrador también, pero... no sé... ¿Suerte encontrándolo?

Clara suspiró con fuerza, llevándose una mano a la frente.

—¿Admirador secreto? ¿No te emociona ni un poquito preguntarte quién es? —exclamó la chica volviendo a abrir la nota—. Es de esas cosas que tienen un encanto propio.

—¿Y ahora qué harás? ¿Lo buscarás? —cuestionó el chico intentando decir algo práctico sobre la situación.

—Me gustaría, pero no sé cómo. Tenemos cupo lleno, podría ser cualquiera.

El muchacho volvió a tomar la nota entre sus manos para examinarla con mucho más cuidado.

—Eres la recepcionista, no tendrás mucha dificultad para obtener los datos de cada persona registrada. Podemos hacer una lista de cosas que serán nuestro filtro para tu... "Admirador secreto"... ¿De verdad no te provoca algo esa palabra? Suena horrible.

—A mí me resulta encantadora, gracias —respondió Clara tomando la nota de vuelta.

Quizá Brandon tenía razón y encontrar a su admirador secreto podría estar dentro de sus posibilidades. Imaginarse en esta nueva aventura le provocó una ola de adrenalina que dio como resultado esa risa avergonzada.

—¿Me ayudarías?

El chico estaba a punto de decir que no, porque no le gustaba verse involucrado en ese tipo de asuntos, pero  sentía demasiado aprecio por Clara y negarse a participar, cuando se mostraba tan ilusionada, no le resultaba sencillo.

—Nos vemos en el comedor y hacemos la lista. Pero no te obsesiones con esto, Clara. ¿De acuerdo? Quizá solo fue alguno de los turistas que se fue. —El entrecejo de la chica cayó y su amigo solo pudo levantar los hombros—. Solo dije que era una posibilidad. Como sea, regresa a la recepción antes de que Michelle me encuentre para...

—¡Los regalos, Brandon! —gritaba Michelle que se iba acercando por el pasillo—. ¡Qué bueno que te veo! Los regalos para el intercambio entre nosotros, ya tienen que ir en el árbol. Toma uno de los carritos para las maletas y llévalos todos, por favor. Oh, y acomódalos para que luzcan hermosos.

—Michelle —dijo Brandon tratando de moderar su disgusto—, creo que Gino hará un mejor trabajo, tiene buen ojo para esto de la Navidad. La otra vez no lo alejábamos de las nochebuenas y...

—Te lo pedí a ti —remarcó la gerente retomando su porte autoritario.

El joven simplemente asintió con una sonrisa torcida y miró rápidamente a Clara antes de regresar al trabajo.

Durante toda esa primera parte de la jornada, Clara se puso a reflexionar sobre el tipo de persona que sería aquel que le escribió la nota. Era complicado pensar en aspectos que unirían al autor de la misma, pero la imaginación le llegó de golpe mientras su mejor amigo llegaba con un plato de arroz con pollo crujiente en el comedor de los empleados.

—Congelarme cada día de mi vida llevando maletas, vale la pena solo porque nos dejan comer lo que sobra del buffet —expresó el chico extendiendo el plato correspondiente hacia Clara.

—Tiene que ser soltero —dijo la chica de la nada, mientras desenvolvía el tenedor que el chico acomodó en una servilleta.

—¿Disculpa?

—Tiene que ser un registro de soltero, porque muchos han venido en familia. —Tomó la pluma que había puesto frente a ella para escribir en otra servilleta cercana.

—Ay, Clara. Por supuesto que podría ser casado, digo, no porque te haya escrito eso significa que es el rey de los principios morales.

Brandon notó que su opinión quedaba sepultada al tiempo que Clara colocaba dos rayas fuertes sobre la frase "es alguien soltero".

—Quizá es cierto, pero si no lo encuentro por haber buscado solo solteros, creo que es una señal de que estoy mejor así.

Brandon asintió en acuerdo con su afirmación y se llevó un bocado hacia él antes de empezar a pensar en otra cosa que podría ayudarles a resolver ese misterio.

—Los que marcaron el check-in en el servicio de librería. Si te dijo que estaba leyendo el mismo libro que tú, seguro es porque es un nerd de lo peor —añadió el chico señalando la servilleta—. Anota: nerd.

—Ya, deja mi servilleta. —Clara movió sus manos como si intentara espantar una mosca y después escribió "nerd" con letra rápida, como tratando de restarle importancia.

—Pon una edad promedio también, podría tener noventa y seis años y tú estás suspirando por él.

El chico asintió, esta vez para sí mismo. En muchas ocasiones, no alcanzaba a percibir cuando su humor seco daba la apariencia de hostilidad, así que en ese instante tan solo pudo mostrar un gesto de orgullo por las excelentes ideas que estaba proporcionando.

—¿Dónde estaba la nota? —cuestionó Brandon señalando a Clara con el tenedor.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top