❄ 17 ❄
Todo el caos que se había suscitado unos días antes, ahora terminaba en calma. Era casi como una postal navideña, con todos sonriéndose, las personas avanzando sin prisa por la recepción y la gente desprendiendo bondad en la mirada.
Los empleados estaban como Clara, coqueteándole al reloj, contando las horas para que su fiesta navideña comenzara. Y no era tanto por el festejo en sí, sino porque todo mundo adora que el horario laboral sea recortado, en especial si hay comida de Alhelí involucrada.
—Buenos días, Clara —saludó Gino con una enorme sonrisa—. Tengo un traje precioso guardado en los vestidores. Será toda una sensación en la fiesta.
—Me alegro mucho —respondió la chica soltando una risa tierna—. Yo también estoy emocionada. Recuerda lo que te dije, cúbreme la espalda para ir a los trineos cuando acabe la fiesta.
—¡Lo predijiste! Antes de que te invitara, me habías pedido ayuda. ¿No te parece predestinado?
Esa palabra le gustaba mucho a Clara, en definitiva. Si uno le agregaba el factor "destino" a cualquier cosa, tomaba mayor importancia, un toque imperdible además. Levantó la mirada hacia las decoraciones, nuevamente respirando todo aquello que le parecía impregnado del espíritu navideño.
—¿Me ayudas a maquillarme? —preguntó Clara sonriéndole a su amigo.
—¡Claro! Esto es... lo mejor que pudo haber pasado, ¿no crees? Lo de las notas. Ahora la fiesta también es más especial.
Cuando faltaban unas horas, unos duendecitos se habían puesto de acuerdo para empujar las manecillas, porque, por primera vez, el tiempo voló. Gino pasó por ella al escritorio, el aire festivo entre los colaboradores subía como la espuma de la sidra.
Para esa hora, la mayoría de los que se hospedaban en el Villa ya estaban acurrucados en sus camas, leyendo un buen libro o revisando qué había en la televisión. El buffet de la cena ya estaba cerrado y tan solo quedaba la tranquilidad de la noche que empezaba a caer.
—Creí que el turno nunca terminaría, ¿qué están haciendo? —preguntó Brandon observando a la chica que se encontraba en un banquito de los vestidores, aún con su uniforme, y el cabello recogido en una coleta.
Gino sostenía una brocha de maquillaje y le llenaba el párpado de sombra morada. Él era muy bueno en esas cosas, más que Clara, por eso siempre se convertía en su estilista cuando se daba la ocasión.
—Nos estamos alistando. Tú deberías hacer lo mismo, ¿o crees que te veremos en la fiesta con esa pinta? —cuestionó Gino regresando a su labor.
—Anda, Brandon, relájate. Es mi primera fiesta —dijo la rubia sonriendo, al tiempo que la seguían alistando.
El chico giró los ojos y empezó a caminar hacia las puertas de los vestidores privados. Salió antes de que hubieran terminado de maquillar a Clara, con un traje común, tan solo se puso un poco de gel en el cabello y gotas de loción cerca del cuello de la camisa.
—Qué galán —dijo Clara mientras le ponían el brillo labial.
—Nos vemos —soltó su amigo riendo al tiempo que se encaminaba al salón de fiestas.
Gino terminó de arreglarle el cabello. Quiso marcar más aún su cabello rizado, así que se tomó el tiempo de conectar una pequeña tenaza que tenían guardada en los casilleros, para dejar a Clara impecable. Al final, colocó un pequeño broche de galleta de jengibre a un lado y aplaudió orgulloso de su propio trabajo.
—Cámbiate con mucho cuidado, Clara. Yo me pondré mi traje rápido y voy al salón para que me den la cámara. ¡Es el mejor día!
Gino se colocó un atuendo color violeta metálico. Lucía combinado con una camisa y corbata azul oscuro y un broche de árbol de Navidad dorado que le daba todo el toque a su conjunto.
En cuanto Michelle le dio la cámara, una sonrisa se dibujó en su alma. Se colocó en pose de camarógrafo y comenzó a recorrer todo el salón. El techo, al que también le habían puesto las trampillas de nieve falsa, ahora soltaba un poco de vez en cuando, dando la impresión de que se encontraban debajo de una dulce y suave nevada. Las luces se estaban reflejando contentas sobre las caras de los asistentes que estaban orgullosos de sus propios atuendos.
—¡Lindo traje, Gino! —le gritó una de las camareras al chico, levantando sus pulgares.
—¡Gracias! ¡Saldrás más veces en la película por eso!
—No es una película —comentó Brandon cruzándose de brazos.
—Ay, vamos. No estés amargado. Hasta Jeffrey está contento.
El portero bailaba la música suave, presumiendo un esmoking tan perfecto, como todo lo que tuviera que ver con él. Comía un canapé de salmón, mientras vigilaba qué regalo de los del árbol le parecía más apetitoso.
—¿Qué te pasa? —preguntó Gino dirigiendo el lente a la cara de su amigo—. Confiésalo a la cámara.
—No lo sé. Supongo que estoy estresado por la semana, no sé. Trabajamos muy duro.
El chico apartó la cámara y, de pronto, hubo un breve silencio. Por la puerta, se vio un destello distinto. No, no quería que eso pasara porque era demasiado predecible. Una canción de piano y ella entrando por la puerta. El vestido violeta hondeando en el viento, su cabello perfecto, ella le sonreía y él... No, definitivamente no quería que eso pasara.
—¿No sabes de puntualidad? —soltó finalmente mirando hacia otro lado.
—¿Qué le pasa? Hasta Jeffrey está contento —repitió la chica mientras era enfocada por Gino.
—No sé, pero ¡quedaste hermosa! ¡Ah, ya sé, ya sé! La fiesta ya tiene que dar inicio y se me acaba de ocurrir algo genial.
Gino salió corriendo hacia donde estaba el equipo de sonido y el pequeño micrófono que habían instalado. Mientras tanto, Clara dio una vuelta teatral y posó frente a su amigo.
—Del uno al diez, ¿qué tan buen trabajo hizo Gino?
Sostuvo un poco más fuerte la copa de sidra que había tomado entre las manos. No, no, no. No era posible que eso estuviera pasando en ese momento. Justo en ese momento.
—¡Amigos! ¡Bienvenidos a la fiesta navideña anual del hotel "The Little Villa"! ¡Quiero escuchar lo orgullosos que están de este sitio! —gritó Gino al tiempo que todos levantaban las manos aplaudiendo y gritando—. Bien, todos hemos trabajado mucho en esta fiesta... sé que este año se llevará las palmas y se guardará en nuestra memoria como el mejor de todos. ¡Quiero dar inicio a esta gran fiesta! Así que he elegido, como su camarógrafo oficial, a las dos personas que abrirán el baile este año. Mis dos mejores amigos y los que le dan brillo a la recepción y a la... botonería, o como se llame. ¡Brandon y Clara!
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