Pasaron días, los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses, y en un abrir y cerrar de ojos, ya eran años. Años en los que no había rastro alguno del paradero de aquel que fue un reconocido y admirado director de cine.

Cuando recién sucedió, surgió mucha preocupación y se hicieron las respectivas investigaciones pasadas las 48 horas del suceso.

De acuerdo a los testimonios, el último día que lo vieron fue como cualquier otro, todos llegaron temprano, trabajaron en la filmación de un metraje, entre ratos se daban un par de descansos para reponer fuerzas o comer, pero era nada inusual; al anochecer cada uno se despidió y fueron a sus casas, sin imaginar que su mundo se pondría de cabeza de un modo tan inesperado.

Lastimosamente nadie sabría por qué ruta se dirigió para que le sucediera lo que sea que le ocurrió, ni tampoco el último instante exacto de su trayecto, pues como él contaba con un enorme tren lo suficientemente seguro para ir a su morada, nadie nunca se vio en la necesidad de fijarse si llegaba con bien a su casa, a la cual, por cierto, nunca más regresó.

No había pasado algo parecido jamás, y fue un golpe muy impactante para todos.

Luego de buscar incansablemente y no encontrar ninguna pista o prueba para darle seguimiento, al final quedó como un caso sin solución y lo dieron por muerto, redactaron un acta de defunción.

Como el desaparecido poseía un estudio, y este, a su vez, era una propiedad que compartía con un distinguido pingüino, se tuvieron que realizar varias pláticas entre abogados, y como ningún familiar fue a reclamar el estudio, al final todos aquellos bienes pasaron a ser de la otra ave, después de eso, allí terminó el asunto legal.

Cumplido el séptimo año, todos los del estudio hicieron una pequeña ceremonia en su honor por ser el día exacto en el que desapareció. Melancólicos, asistieron los Express Owls, antiguos empleados del búho, los Moon Penguins, actuales empleados de su rival en el terreno cinematográfico, y DJ Grooves, aquel que un día llegó a ser su más grande competencia en el ámbito laboral.

Igual que las anteriores ocasiones, se reunieron en un bonito altar con flores y ofrendas dedicado a la memoria del ave amarilla, la cual, desde luego, poseía una foto enmarcada del occiso en el centro, luciendo como el cascarrabias que fue. La sala de reunión lentamente se llenó de sollozos y llantos desesperados por una respuesta, a pesar de su violenta manera de ser y de sus malos tratos en lo laboral; él no merecía ese final desconocido, si debía morir, tenía que hacerlo por alguna enfermedad natural causada por vejez y alrededor de sus seres queridos, pero, lamentablemente sucesos así no podían revertirse, no obstante, la impotencia y culpa era un sentimiento que todos albergaban en sus corazones, y eso no se iría jamás.

Al culminar ese instante con tanto sufrimiento emocional, todos se fueron, a excepción del director de cine sobrante, el cual permaneció ahí otro rato, con una expresión indescifrable. Subió a su auto y regresó a su hogar, el cual era mucho más lujoso que antes, porque se había quedado con todo el estudio y sus ganancias, claro está.

-Darling, estoy en casa.

Cerró la puerta al entrar, se quitó el abrigo y dejó sus llaves en la mesa de la sala; no recibió respuesta, solo hubo un gran silencio, supuso que simplemente no lo había oído.

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—¿ Qué me hiciste ? ¿ P-Por qué estoy aquí ? 

A veces decía cosas sin sentido, no entendía el significado de sus palabras.

—Te odio.

Pero otras veces le decía cuánto lo amaba y eso verdaderamente hacía vibrar su corazón, era muy dulce cuando se lo proponía.

—Ya no puedo más. T-Te lo suplico, déjame ir …

Lloraba tanto todos los días, y eso le alegraba, que sintiera la misma felicidad que él al punto de romper en llanto por la dicha … le daba ternura.

—Te la pasas diciendo que me amas y que harías todo por mí. Pero no eres más que un hipócrita, maldito imbécil.

Suspiró, estaba comenzando a hartarse de su insistencia con querer iniciar una discusión sin razón alguna. Dejaron de ser enemigos desde hacía tiempo, ya no había necesidad de esas riñas.

—Lo único que quiero es ... ver a mi familia por última vez.

Un vacío absoluto. No supo lo que pasó, cuando recuperó la razón, vio un montón de hermosas rosas rojas caer en la habitación, y pintaron el piso de carmesí, quedó en shock, ese color fue tan hipnotizante y su olor tan dulce que sin pensarlo se atrevió a darle una probada, era perfecta como todo en él; una mueca torcida similar a una "sonrisa" se le plasmó, su visión se tornó acuosa y gotas de agua salada resbalaron por todo su rostro, mientras quedó de rodillas en el suelo, aunque ya se esperaba que tarde o temprano eso sucedería, sintió que fue demasiado pronto.

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Después de tomar un relajante baño que calmó por completo su mente, secó su bellísimo cabello afro y su cuerpo regordete, el cual procedió a cubrir con una elegante bata para dormir, pues se había hecho de noche.

Entró a la habitación que compartía con el amor de su vida, la cual parecía un frigorífico; cualquier otra especie consideraría esa temperatura dentro del cuarto como "insoportable", pero no él, él la adoraba.

-¿ Te dormiste ? Oh … bueeno, no te molestaré, pero mañana no te librarás de mí~

Abrazó a su pareja con gran felicidad, pues le transmitía calma, y como al querer darle más mimos necesitaba verla, quitó la manta de su cuerpo para contemplar mejor su belleza.

Era espantoso y vomitivo, un cadáver de baja estatura yacía en la cama, con gran parte de su cuerpo en estado de descomposición, pero se mantenía "estable" por la temperatura de la habitación y contenía una gran cantidad de yeso en varias zonas, por nulos intentos de cubrir aquellas zonas podridas. Quien lo conociera en vida lloraría al verlo, con tantas reparaciones ya parecía solo un simple muñeco, de ojos de vidrio, cuerpo rígido y de corazón palpitante inexistente.

—Me alegra que desde ese día recapacitaste. No necesitas a nadie más, y lo sabes, ¿ verdad ?

Una grotesca escena pintada como un colorido cuento de hadas.

—El único que debes querer siempre a tu lado soy yo, Conductor. Y del mismo modo,  yo tengo y tendré eternamente ojos solo para ti, cariño, nunca lo dudes.

Le dio un suave beso en la frente que duró casi una eternidad, observó su pequeña lámpara en la mesa de noche y se acercó a ella, la cual apagó para sumirse en una completa oscuridad con su adorado.

—Good night, darling.

En la esquelética mano izquierda del muerto, yacía un hermoso y reluciente anillo de oro auténtico. Conductor no cumplía 7 años de su fallecimiento, no, nada de eso, Grooves era el que cumplía 7 años casado con su amor, su único y verdadero amor.

// Me demoro tres años en actualizar, y tras eso vengo y traigo un one-shot todo trágico y con angst, perdón- JAJSJAJSJ 😞💕