Capítulo 6+
Olivia+
La clase del prof... de Harry se estaba haciendo eterna. Quería que se terminara para poder dejarle las cosas claras acerca de lo de «jugar un poquito».
Me importaban muchísimo mis notas, pero no quería ser su juguetito. Era mejor que eso (mucho más en realidad) y no iba a permitir que me redujese a algo que no era.
Podía conseguir buenas notas por mí misma. Si continuaba haciendo lo que estaba haciendo con él, lo único que al final conseguiría sería arruinarme. Además, era virgen y preferiría seguir siéndolo. Podrían llamarme mojigata, pero era la pura verdad. No quería relacionarme con mi profesor.
—Bien, ahora asegúrense de entregarme la práctica por la mañana o contrataré a un mono para que les pegue con un consolador. La clase ha terminado —dijo Harry. Fruncí las cejas ante sus extrañas palabras.
Todo el mundo recogió sus cosas y salió pitando por la puerta, mientras yo permanecía en mi sitio. Mi queridísimo profesor me sonrió con malicia e hice todo lo posible por mantener el rostro inexpresivo.
—¿Qué tal ha amanecido hoy, Olivia? —me preguntó mientras cerraba la puerta de clase con pestillo.
—Profesor, yo... lo siento pero no puedo seguir con esto. No es apropiado, y además yo no soy de esas. Soy inteligente y conseguiré hacerlo perfecto en clase —dije con impasibilidad.
Contrajo su rostro, enfadado por lo que acababa de decirle. Aunque al segundo cambió la expresión de enfado por una sonrisa lasciva.
—Tu chulería me la pone dura, nena —dijo lentamente con acento más marcado. Estuve a punto de desmayarme.
¿Cómo? No.
—Es muy inapropiado de su parte decirme algo así —tartamudeé, sonrojándome a malas penas.
—Qué mojigata eres. Intenta relajarte y disfrutar de la vida un poco más —se acercó a mí y se sentó en mi pupitre—. Ven que te destense un poco —susurró mientras me cogía de la barbilla para poder conectar a malas penas mis labios con los suyos.
Al instante en que se unieron, gimió en mi boca mientras mi cuerpo temblaba ante tal contacto. Aumentó la presión de sus besos y ni siquiera vaciló a la hora de introducir su lengua en mi boca.
Sus acciones —tanto el jugueteo de su lengua como la presión de sus labios— me estaban poniendo cachonda. Madre mía...
Sus manos subieron hasta mi cuello para poder separarse y recuperar el aliento.
—Levántate —exigió, y a pesar de que me encontraba demasiado perdida para objetar algo, lo hice. Jamás pensé que echaría un polvo en una situación como ésta.
El profesor... Harry (como fuese que debiera llamarle ahora) me guió hasta su escritorio y se sentó en su gran silla de color negro. Permanecí de pie incómoda mientras él se daba unas palmaditas en el regazo, indicándome que tomara asiento.
Al no obedecerle, puso los ojos en blanco y me colocó sobre su regazo, a horcajadas.
—Eres tan joven e inocente, pequeña —gruñó, mordisqueándome el lóbulo de la oreja—. ¿Quieres que daddy te corrompa? ¿Quieres que te toque para volver a ser una chica mala, mm?
Se me entrecortaba la respiración intentando mantener el pulso estable. Lo único que había logrado con sus palabras obscenas era aumentar mi deseo, mis ganas. Su actitud de pervertido iba en aumento, incluso más que lo que había sucedido ayer.
Estaba claro que Harry era una persona atractiva, pero ahora me daba cuenta de la influencia que ejercía en mí. Era un pervertido arrogante y sin embargo aquí estaba yo, a horcajadas sobre él, mientras depositaba pequeños besos en mi cuello.
—Dime una cosa —susurró—. ¿Cuándo deseas correrte para daddy?
Gemí en respuesta al ver que Harry había dado con mi punto débil. Le sujeté con fuerza la corbata mientras ascendía su mano por mi muslo y la colocaba sobre mi feminidad.
—Dilo —exigió, irritado—. Dime qué quieres.
Sacudí la cabeza ante sus exigencias, aunque acabé pegando un brinco cuando hizo presión con su pulgar. Sentí una punzada.
—Yo... quiero que me toques, Harry —susurré, avergonzándome de mí misma.
—Lo siento, pero no sé quién ese tal Harry —rechinó los dientes. Mantenía la mano entera sobre mi humedad, divirtiéndose con mis gemidos de placer y de deseo.
—Tócame daddy —gemí en voz alta.
Introdujo el pulgar en mi ropa interior y empezó a acariciarme el clítoris. Me abrumaba el placer que experimentaba ante sus movimientos. Arqueé la espalda para poder recibirlo, dejando escapar pequeños gritos.
—Shh, pequeña. No querrás causarle a daddy problemas, ¿verdad? —masculló, y sus manos ascendieron por el vértice de mis muslos. Jadeé ante sus tentadores movimientos.
Clavó sus ojos color esmeralda en mí, aunque ahora eran de un verde más oscuro. Se mordió el labio inferior —ahora hinchado— mientras deslizaba lentamente un dedo dentro de mí.
—Madre mía, estás tan húmeda... —soltó una especie de gemido ante mi estado de excitación. Aunque en realidad eso no lo complació.
Movía lentamente su dedo en mi interior mientras yo intentaba absorber las sensaciones que eso me brindaba. Al principio fue algo extraño, al igual que ayer, pero con cada movimiento de su dedo y las caricias de su pulgar en mi clítoris sentía cómo una espiral de placer recorría todo mi cuerpo.
—Daddy... —gemí, e inconscientemente alcé un poco la pelvis. Harry maldijo entre dientes y deslizó otro dedo sin previo aviso.
Aumentó el ritmo de sus dedos en mi interior. Tuve que morderme el labio para controlar mis jadeos, mientras el calor aumentaba en la parte baja de mi abdomen.
El pulso me iba a mil por hora cuando él empezó a coger ritmo y añadió un dedo más. Continuó igualando el movimiento de sus tres dedos con las caricias de su pulgar sobre la parte más sensible de mi cuerpo.
En sus ojos predominaba la determinación. El calor que envolvía a mi cuerpo era intenso, al igual que su actividad.
Ni siquiera podía sostenerle la mirada, me sentía perdida. Y me dejé sucumbir ante la espiral de sensaciones, consumiéndome lentamente.
—Córrete en los dedos de daddy, nena.
Mi cuerpo tembló, liberándose de la creciente presión. Abrí la boca y cerré los ojos con fuerza, echando la cabeza hacia atrás.
—¡Daddy! —grité, y él empujó por última vez sus dedos en mi interior. Tenía los nudillos de las manos blancos de apretarle con fuerza la corbata.
Recosté la cabeza en su pecho y sacó sus dedos de mí. Me separó de él.
—Chupa.
Alzó sus dedos a la altura de mi rostro, brillantes. Fruncí el ceño pero acabé haciendo lo que me había ordenado; chupé sus dedos hasta dejarlos limpios.
—Bien hecho, pequeña —dijo, y volví a esconder mi rostro en su pecho—. Pero intenta no ahogarme la próxima vez. Ese es mi trabajo.
Me sonrojé y solté la corbata. Harry se rió entre dientes.
Permanecimos sentados durante un rato y aproveché para tranquilizarme mientras sus manos se deslizaban por mi espalda.
—¿Por qué no me has entregado el trabajo de Hemingway? —me preguntó Harry, y con cuidado se separó de mí.
Me miró arqueando las cejas. Intenté inventarme algo con lo que responderle. Apenas podía mirarle después de lo que le había permitido hacerme por segunda vez consecutiva... y mucho menos hablarle.
"Oh. He estado muy ocupada llorando porque soy una mierda de persona y tú eres un capullo," pensé.
—Se me ha olvidado —musité en voz baja. De sus rosáceos labios surcó una sonrisa y me pellizcó la mejilla. Sentí mariposas en el estómago ante su gesto.
—¿A mi perfecto ángel se le ha olvidado? Me has decepcionado Olivia, en serio. Ahora no puedes dormirte en los laureles —dijo irritado. Pero lo único que captó mi atención fue: perfecto ángel.
—Lo siento, daddy. No volverá a ocurrir —le hice un puchero.
Su sonrisa se hizo aún más grande y se acercó hasta hacerse con mi labio inferior. Yo también sonreí y le coloqué bien la corbata.
—Me temo que tengo que corregir trabajos y tú tienes que hacer una reseña, así que vete —dijo Harry, impidiéndomelo.
—Vale —susurré, e intenté ignorar el dolor que empezaba a renacer en mi pecho. Hice un esfuerzo por esconder mi confusión, me tragué el nudo que se me había formado en la garganta y asentí con la cabeza.
Fui corriendo a mi pupitre y recogí mis cosas. Sin darme cuenta, ya había dejado su clase atrás.
Y de nuevo volvía a sentirme dolida y culpable por lo estúpida que era.
| ¡¡Hola!! Al fin nuevo capítulo, y bastante intenso jaja. Como habréis visto he decidido mantener la palabra daddy, pero si a alguien le supone un problema que me lo diga. De todas formas, espero que hayáis disfrutado y no os olvidéis de votad y comentad ((:
Por cierto, para l@s lector@s de mi otra traducción Wicked, os aviso de que ya he subido el prólogo de la secuela Darker.
Todos los créditos para horanshair, escritora de la historia. |
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top