Capítulo 4+

Olivia+

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—¡Lo dudo! —me gritó en la cara, y después le pegó un puñetazo a la pared.

Lloriqueé cuando sentí sus manos en mi cintura.

—¡Es cierto! —le contesté gritando.

Él pegó su cuerpo al mío y al instante sentí algo duro contra mi estómago. Me mordí el labio para intentar dejar de sollozar.

—¿Quieres un sobresaliente? ¿Lo quieres? —susurró maléficamente.

—Mucho.

—¿Qué estás dispuesta a hacer para conseguirlo? —gruñó y sus ojos se oscurecieron. Estaban llenos de lujuria y rabia. Era algo abrumador.

—Cualquier cosa —suspiré. Su perversa sonrisa volvió a hacer su aparición mientras se inclinaba hacia delante. Sentí su aliento pegado a mis labios mientras sus ojos se iban cerrando lentamente.

Hasta que sus labios se encontraron con los míos.

Me abrumó la conmoción. Mis labios se mantenían inmóviles mientras los suyos se movían con desesperación. Eran tan suaves que incluso me temblaban las piernas. Quería devolverle el beso, pero era mi profesor.

Sus labios majaseaban suavemente los míos en un acto de dulzura, aunque me di cuenta de que eso lo estaba impacientando.

Se apartó de mí para poder mirarme a los ojos. Descansó su frente sobre la mía mientras sus ojos brillan a causa del deseo. Ambos teníamos la respiración entrecortada; aunque yo no le hubiese devuelto el beso.

—Has dicho cualquier cosa —susurró. Abrí los labios inconscientemente al darme cuenta de mis palabras, y tragué saliva nerviosa. Su mirada, oscura y perversa, esperaba impacientemente a que yo dijese algo.

Asentí con la cabeza, provocando el roce de nuestros labios.

—Entonces bésame —dijo justo antes de impactar sus labios contra los míos. A mis labios les costó un minuto reaccionar. Después, le seguí el juego y los moví al compás.

Me sentía increíble. Ser testigo de su cuerpo pegado al mío, de sus labios moviéndose inquietos, de nuestros descontrolados latidos y de sus manos agarrándome con fuerza por las caderas. Llevé mis manos de su tonificado pecho a su suave cabello.

Cuando sentí su lengua recorrer la superficie de mi labio inferior, jadeé. Metió la lengua y pronto comenzó a jugar al compás de la mía. Le dejé que llevase el liderazgo porque yo no sabía lo que estaba haciendo.

Al estirar de uno de sus rizos, escuché un tosco gemido. Y ese sonido sacudió todo mi cuerpo. El profesor Styles metió las manos por debajo de mi camiseta y lentamente delineó con sus dedos mi espina dorsal. Empecé a sentir un hormigueo por aquellos lugares por los que sus yemas jugueteaban. Nunca había sentido algo tan vívido.

Movió sus grandes manos hacia abajo y apretó con fuerza mi culo. Se me escapó una especie de sonido entre un jadeo y un gemido que me sorprendió. Harry gimió mientras pegaba aún más su erección contra mi estómago, lo cual me ruborizó. Agarró con sus dientes mi labio inferior y tiró de él hasta soltarlo.

—Arriba —ordenó, y colocó ambas manos en mis muslos. Con un salto, enrosqué las piernas alrededor de su cintura y él aprovechó para pegarme contra la pared y volver a conectar nuestros labios.

Esto no estaba bien. No era solamente mi profesor, sino también un gran capullo. Pero aquí estaba yo, enrollándome con él. Me sabía mal sentirme tan a gusto con esto.

Nuestros besos estaban llenos de deseo, de desesperación. Incluso empecé a sentir un poco de hinchazón en los labios. Y justo cuando pensaba lo bien que se sentía, comenzó a mover su cuerpo contra el mío.

Solté un par de gemidos y lo agarré con más fuerza del pelo, mientras él descendía sus labios por mi mandíbula. Sus movimientos de cadera eran extremadamente lentos, y me estaban volviendo loca. Comenzó a plantar besos húmedos por toda mi mandíbula y por el cuello. Succionó y mordió la piel de éste, haciéndome gemir. Él también gimió varias veces contra mi piel a causa del roce de su erección contra mi cuerpo.

Sus labios pasaron de mi cuello a mi oreja, donde empezó a chupar. Mordió con cuidado, aunque tuve que morderme el labio para reprimir las ganas de chillar de placer.

—Buena chica —me susurró lentamente en el oído—. Creo que acabas de ganarte un sobresaliente.

Su aliento frío rozó mi cuello antes de separarse y clavar su mirada en mí. Ambos intentábamos recuperar el aliento mientras nos mirábamos a los ojos. Él tenía los labios hinchados, y probablemente yo también.

Lentamente volví a tocar el suelo con los pies, aunque me temblaron las piernas. Aún agarraba su pelo con los dedos en busca de apoyo. Antes de separarse por completo, plantó un dulce beso en la comisura de mis labios, y caminó de nuevo a su escritorio.

—Puede retirarse, señorita Wells —dijo en tono monótono. Lo vi remover algunos papeles cuando iba de camino a mi pupitre para coger mis cosas.

Mi cabeza era un batiburrillo de pensamientos. Más que antes. Estaba confundida por lo que acababa de pasar. Me sorprendía lo rápido que había caído en sus redes. Seguro que obtendría una buena calificación por lo que acababa de hacer, pero no era una de la que me sintiera orgullosa.

Caminé hacia la puerta mientras él permanecía sentado en su silla. ¿Ahora quería comportarse como un profesor?

Suspiré, antes de abrir la puerta.

—Adiós, profesor Styles.

Él tan sólo asintió a modo de respuesta. Salí del aula y caminé por el pasillo lo más rápido posible.

De camino a mi dormitorio, no pude evitar recordar de nuevo lo sucedido. Ahora me sentía culpable y me arrepentía de lo que había hecho. Incluso sopesé la idea de no ir mañana a clases, pero sabía que tenía que ir. Ojalá tuviese a alguien con quien hablar, pues la única persona con la que me comunicaba era mi madre. Y nunca podría contarle lo sucedido. Era una decepción como persona.

Cuando fui a abrir la puerta, se me escapó una lágrima. Genial. Ahora también era patética. Al segundo de cruzar el umbral de la puerta, me desplomé sobre la cama y me escondí entre las sábanas.

Tenía que parar esto antes de que fuese a más.

••

Hoy me había despertado con la intención de arreglar lo que sucedió ayer.

Después de ducharme, escogí un vestido blanco de manga larga y unos botines marrones. Me ricé el pelo y me puse un poco de maquillaje. Mi objetivo era asimilarme lo máximo a lo perfecto para así ocultar cómo me sentía; igual que hacía mi madre.

Tenía tres clases antes de la suya. Todo el mundo tenía las asignaturas principales repartidas los lunes, los martes y los miércoles. Mientras que los jueves y los viernes se dividían entre las asignaturas secundarias y la restante principal. Ese sistema me confundía, pero aparentemente era una forma inteligente de hacerlo.

Sin más rodeos, tenía su clase sí o sí. Menos mal que disponía de tiempo suficiente para prepararme.

Entré en mi primera clase y tomé asiento. Era mi primera vez aquí. Me senté en la primera fila al lado de una chica rubia que llevaba una trenza. Al sacar mis cosas, escuché una dulce voz.

—Hola, soy Hannah —dijo, alargando el brazo.

—Hola. Yo soy Olivia —le respondí, estrechándole la mano. Tenía un aspecto impecable.

—Qué bonito nombre. Deberíamos ser amigas.

Me sorprendió lo lanzada que era. Pero no iba a dejar que por culpa de unas tonterías me quedase sin la oportunidad de hacer una amiga. Además, la necesitaba.

—Vale —dije, antes de que el profesor entrara. Probablemente rondaría los 40 y tenía algo de pelo en los laterales. Claramente no era como el profesor Styles. En verdad, ningún profesor era tan atractivo como él.

Nunca podré sacármelo de la cabeza.

| Hola :) 

Siento muchísimo el retraso pero al fin tenéis el capítulo. Y como os dije, con salseo. Así que no se os olvide votad y comentad. ¡¡Y muchas gracias por casi las 1,5k visitas!!

Espero no tardar en publicar el siguiente.

Todos los créditos para horanshair, autora de la historia. |


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