De regreso a casa
—Sabes que puedes contar conmigo —habla de la manera más dulce que he podido escuchar.
—No sé por qué dices eso, siempre hablo contigo —trato de ser clara en mis palabras, hay algo extraño en su llamada.
—Ya me contaron y no puedes seguir ignorándome.
Ya sabía que Mariana no se iba a quedar callada, después de salir del restaurante prácticamente corriendo, no iba a estar tranquila, sé que debo llamarla, pero no aún.
—Y qué quieres que te diga.
—¿Extrañas a Jacobo, aún lo amas? —pregunta tímidamente y con algo de extrañes.
—Por Jacobo no siento nada, lo que pasó, pasó —puntualizo, trato que ella entienda.
—¿Y por qué estabas tan triste?
—No sé, pero me acordé de todos los momentos que habíamos compartido.
—Realmente fueron muy pocos —comenta con algo de ironía, la entiendo.
—No fue el cariño lo que más me afectó, fue el hecho de dar más de mí, mientras que él olvidaba e ignoraba lo que yo sentía. Fueron todas las mentiras que me creía, además…
No podía seguir, si recordaba el pasado sería lastimar más mi futuro.
—Sabes que odio a tu ex, si lo fuera por la distancia que nos separa llegaría hasta él y le partiría la...
—Oye tranquila —tengo que ponerle un paro a mi amiga—. Sé que lo odias, yo también, pero eso no significa que lo mates a la primera.
—Le advertí a ese idiota que no te lastimara y ¿qué fue lo que te hizo? Dime —parece rechistar en cada palabra.
—Será mejor que lo olvidemos del todo —la tensión parece ir aumentando en nuestra conversación—. Pensar en él hará que se vuelva importante, y es lo que menos queremos.
—Tienes razón —se escucha un suspiro, sé que le cuesta olvidar el tema, ella me sobre protege más que mi mamá—. Tengo entendido que estas por llegar, apenas aterrices quiero que hables con Claudia sobre el nuevo catálogo que se ha impuesto este semestre.
—¿Y a ti qué te pareció? —mi pregunta está llena de entusiasmo y trato de sonreir.
—Me gustó mucho, trabajamos en el con gran esmero —por fortuna su tono de voz es similar al mio.
Afortunadamente la confección es un tema que puede provocar cambios positivos, y es muy agradable saber que las dos tenemos ese gusto. Miro por la ventana y el cielo parece brillar por la luz del sol, de seguro allá afuera las personas caminan con algún paraguas para protegerse de este, recuerdo mi salida dentro de poco y creo tener algunos detalles que revisar.
—Te dejo, quiero revisar los últimos detalles antes de salir.
—Quiero que te cuides mucho, ya cuando llegues hablamos de todo lo que pasó mientras estabas lejos —me río porque sé que no es una petición, es una demanda.
—Adiós y un beso a Martín —comento cariñosamente.
—Cada vez que hablamos se mueve mucho; adiós hermanita.
Cada vez que hablo con Julia, es como si hablara con la CIA, en serio que pregunta demasiado y más ahora que Mariana le contó todo sobre lo ocurrido en la mañana, tengo miedo de ocultarle algo, ya que pronto ella lo sabe y en el estado que ahora se encuentra puede exagerar las cosas.
Busco en mi habitación las dos maletas que llevaré en mi viaje, sé que es mucho, pero tengo algunos regalos que llevar. Reviso, de nuevo, que todo se encuentre allí, repaso en mi mente que todos mis asuntos de la agenda de modelaje estén en orden y antes de verificarlo en mi portátil llaman a la puerta.
Usualmente recibo de antemano la llamada de recepción para anunciar alguna llegada, posiblemente me encontraba ocupada y no escuche el teléfono; aunque son pocas las personas que no necesitan ser anunciadas estoy segura de que no dejarían subir a cualquier persona.
En fin, abro la puerta y me encuentro con un mensajero.
—Buenos días, ¿usted es la señorita Antonia Castillo Leite?
—Sí señor, soy yo —respondo un poco confundida.
—Me puede firmar acá.
Me muestra una hoja de recibido, pero no sé qué es lo que recibiré.
—Disculpe ¿qué es lo que han enviado? —me siento algo perdida con esta llegada.
Veo como el mensajero busca a sus pies un hermoso arreglo floral, grande y muy colorido, me encanta y es mío, al parecer. Olvido por un momento mi desconcierto y firmo el documento y cuando me hace entrega del arreglo el mensajero se va.
—Esta vaina pesa —comento al recibirlo y el mensajero solo me mira por unos segundos y se va.
Busco la mesa de la sala y deposito allí mi regalo, y busco alguna tarjeta que me indique quien lo envió, busco entre las flores y la encuentro.
Eres una mujer muy bella y nadie merece tus lágrimas.
C.
Está escrito en una hermosa caligrafía, pero no hay nada más que una C como firma, me gustó el regalo, pero es algo extraño, puede ser de algún admirador, sin embargo, él sabe algo de mí, aquel mensaje no ha sido enviado por casualidad.
Pienso y pienso y nadie se me viene a la cabeza ahora, no he hablado con nadie, a excepción de Julia, mis amigos del trabajo ignoran algunos hechos de mi vida. En este momento me carcome la incertidumbre.
It's close to midnight
And something evil's lurking in the dark
Under the moonlight
You see a sight that almost stops your heart.
You try to scream
But terror takes the sound before you make it
You start to freeze
As horror looks you right between the eyes
You're paralyzed.
Mi celular empieza a sonar y según la pantalla es Mariana.
—Hola com…
—No entiendo por qué no me has llamado, me tenías muy angustiada —su voz lo demuestra.
—Estaba a punto de llamarte, tenía el teléfono a la mano.
Mentira, mentira, realmente la iba a llamar más tarde, sobre todo para reclamar el por qué no guardó el secreto, un desafortunado momento que ya pasó y al cual no debería de haberle dado mucha importancia..
—¿Julia te llamó? —indaga con cautela.
—Me estás contando o me estás preguntando —replico ante su pregunta.
—Era por tu bien —se defiende.
—Me hablas como si estuviera a punto de quitarme la vida o estuviera dejando las drogas —creo que ella siente que mi juventud significa inmadurez—, estoy bien, ¿qué quieres que te diga?.
—Lo siento, debí respetar tu silencio y tu espacio —parece que está realmente arrepentida.
—Sé qué te preocupaste, pero sólo necesitaba algo de tiempo, esta mañana no estaba del todo bien, lo acepto, pero ya me siento mejor. Cambiando de tema, llegó un arreglo floral a mi apartamento.
—¿Y qué hay con eso? —pregunta menos alterada, con mayor calma.
—La tarjeta no decía claramente quien lo envío.
—Eres una mujer fantástica, de seguro fue un admirador secreto y de seguro debes tener muchos —comenta como si fuera lo más obvio.
—¿Eso crees? —a pesar de su comentario no me siento del todo segura.
—Debes estar tranquila, mañana será un gran día, viajarás a casa para desconectarte de este caótico país —me anima.
—Trataré de hacerlo si me prometes dejar este tema de Jacobo atrás.
—Trato hecho él es agua pasada; te dejo José me necesita.
Había olvidado por completo los planes que ellos tenían después del desayuno, soy una idiota arruina momentos especiales.
—Por favor perdóname sé que…
—No te culpes —Mariana me interrumpe—. De igual manera José está ocupado con la empresa y eso lo tiene algo estresado, realmente no culpo a nadie, este no fue nuestro día ya vendrán mejores.
—Tienes razón, por favor envíale saludos a José.
—Así lo haré, adiós.
Terminó la llamada, siento que puedo respirar mucho mejor, tal vez el peso que tenía encima era el pensar que yo era la culpable de este día, o quizás una parte de mi sí lo es, no debí mostrarme débil frente al tema de mi ex.
Camino hacia el sofá de la sala y prendo la televisión, busco mi cuenta en Netflix y continuó con la serie que he visto durante esta semana, ahora me encuentro libre para hacer lo que quiero y sin estar escuchando reclamos.
No sé cuánto tiempo pasó, tal vez fueron un par de horas, pero de nuevo estaban tocando el timbre, y no había recibido una llamada previa. Al parecer la recepcionista conoce muy bien a mis visitas para no comunicarse, definitivamente tendré que hablar con ella.
Tomo el control de la televisión y decidí poner en pausa mi serie, no quiero perder más detalles; me acerco a la mirilla de la puerta y la persona de allí me asombra un poco, así que abro.
—Realmente no te esperaba aquí —no recibo ni un saludo de su parte.
José decide pasar directamente a la cocina y busca un vaso para servirse algo de agua. Me acerco a él quien mira de pies a cabeza como si me estuviera detallando y ante su mirada me siento algo expuesta.
—Tienes las maletas listas, ¿no es así? —no siento que sea una pregunta, es como una orden.
—Están listas —murmuro.
—Hace unos minutos recibí una llamada de la aerolínea en la cual habías reservado tu vuelo y presentó un problema y…
—No puede ser, todo estaba listo para el viaje —me alarmo ante sus palabras.
—Déjame terminar —José estaba algo molesto así que me callé de inmediato— la aerolínea canceló algunos vuelos, debido a problemas con los aeropuertos, así que decidieron adelantarlos y tu vuelo sale dentro de —mira su reloj— dos horas.
—¿¡Dos horas!? —grito, el tiempo es corto.
—Sí, será mejor que te arregles un poco yo te llevaré al aeropuerto.
Salgo de inmediato a mi cuarto y entro al baño, busco algo de maquillaje para mis labios y algo de rubor.
—Me llevaré tus maletas.
Escucho a José en mi cuarto, afortunadamente mis maletas no son tan grandes y se encuentran listas; mientras escucho las ruedas alejarse de mi habitación termino de arreglarme y busco mi bolso verificando que allí se encuentren mis documentos, antes de salir del apartamento busco mi chaqueta y finalmente salgo de allí.
—Hola, Susan —la recepcionista del apartamento se encuentra algo ocupada con las llamadas, pero al verme me dedica algo de tiempo— saldré por algún tiempo y necesito que las personas de limpieza realicen su trabajo con normalidad y por último necesito que revisen las bombillas, unas necesitan de un cambio.
—No sé preocupe señorita, deje todo en mis manos —indica con una linda sonrisa..
—Te lo agradezco, muchas gracias.
Salgo corriendo y subo de inmediato al auto de José.
—Gracias por ayudarme —hablo algo agitada.
—Soy tu manager, eso significa que estoy para ayudarte no solo en el trabajo, también fuera de él, de igual manera soy el encargado de organizar tus viajes y demás.
—Espero no causar contratiempos en tu empresa —comento tímidamente.
—Me ayudas a salir de aquel tema estresante —su voz deja de ser dura y su rostro se suaviza un poco.
Terminó la conversación con mi amigo, no es fácil sacar un tema de él cuando se encuentra cansado o de mal humor.
El viaje fue rápido, no transitábamos en horario de la noche, donde muchas personas salen de su trabajo haciendo que las calles y avenidas se encuentren algo llenas y difíciles de movilizar, así que fue fácil llegar al aeropuerto.
El tiempo pasó demasiado rápido y entre el papeleo para la confirmación de mis documentos y el registro de mi equipaje solo tenía algunos minutos antes de salir, ya que mi viaje ya estaba siendo anunciado.
Me acerco a José y lo abrazo, solo de manera fugaz ya que él odia las demostraciones de afecto en público y también en privado.
—Quiero mantenerme informado de tu llegada a Bogotá, solo así estaremos tranquilos —me ordena y siento que aquello me produce algo de gracia.
Sé que se refiere a Mariana.
—Por supuesto papá —bromeo.
Escucho el último llamado para abordar el avión, doy una última mirada a mi amigo antes de marcharme.
Tengo la suerte de no compartir el asiento, miro por la ventanilla y observo la ciudad, miro mi reloj y veo que pronto serán las cinco de la tarde, llegaré a Bogotá cuando la noche esté cayendo y no quiero molestar a mi tía, así que en mi celular busco la página de algunos hoteles cercanos al aeropuerto y me cercioro que tenga habitaciones disponibles, al menos para pasar esta noche. Encuentro un hotel modesto, según las imágenes y la descripción del hotel nadie te molestará allí, estarás más tranquilo, cuenta con todas las comodidades, miro el precio y reservo una habitación. Ahora más tranquila, busco mis audífonos, los conecto a mi celular y en mis archivos busco mi música favorita para disfrutar del viaje.
Les informo a los pasajeros que dentro de unos minutos llegaremos a la ciudad de Bogotá, por favor abrochar sus cinturones de seguridad.
Despierto poco a poco, noto que mis audífonos cuelgan de mi cuello, al parecer mientras dormía se habían caído, aunque no me acuerdo bien en qué momento me dormí; sigo las instrucciones de la auxiliar de vuelo y abrocho mi cinturón, espero unos minutos y siento como el avión aterriza, me alegra el saber que estoy de nuevo en casa.
Después de recibir mis maletas y salir del aeropuerto pido un taxi y me dirijo al hotel. Durante el camino tomo mi celular y le envío un mensaje a Mariana y José, sobre mi llegada a la ciudad, espero que se encuentren bien, a veces se preocupan más por mí que por ellos mismos. Al llegar al hotel me registro y posteriormente subo a mi habitación por esta noche, no sé por qué, pero me siento cansada y no es por el viaje, ya que dormí algo, así que debe ser por comida, ya que desde la salida de New York no he comido nada. Llamo al servicio del hotel y pido un plato ligero, no quiero que la comida me llegue a hacer daño durante la noche.
Me acuesto en la cama y miro la televisión, según los canales regionales hay normalidad en el país, pero algunos departamentos presentan altercados entre estudiantes y la policía, al parecer el gobierno ha incumplido algunos tratos, no me sorprende, el país está en manos de unos buenos para nada, sé que hay excepciones, pero son muy pocas.
Recibo la comida y de nuevo me acerco a la cama, trato de buscar algo en los canales, hasta que encuentro una programación de algunas películas (lo único interesante que encuentro hasta ahora)que no he visto y me quedo allí.
———
11 octubre 2019
Miró el reloj y son las cuatro de la mañana he dormido bien, tomó el celular que se encuentra en la mesa de noche y lo enciendo, veo que tengo algunos mensajes y ninguno me llama la atención, son lo típicos mensajes de buenos días y saludos, al parecer el grupo familiar ha estado muy activo estos días. Mientras leo hay uno que llama mi atención, sobre todo porque me nombran a mí, según ellos he estado muy distanciada, sé que es verdad, pero ha sido por motivos laborales, algunos mensajes son algo molestos, tal vez piensan que el hecho de vivir fuera del país hace que todo sea fácil o tenga todo el tiempo he incluso todo el dinero del mundo; en fin son mensajes que no contesto no hay nada benéfico en ellos.
¿Ya estás en Bogotá?
Un mensaje llega a mi celular y según el remitente es mi tía así que la llamo.
El teléfono suena varias veces, pero nadie contesta así que trato de nuevo, hasta que en mi último intento alguien contesta.
—Buenas, vida mía ¿cómo estás? —parece cantar en cada palabra.
Me da risa escuchar su típico saludo, es algo que empezaba a extrañar.
—Hola tía estoy bien gracias a Dios y tú ¿cómo estás?
—Bien, esperando ansiosa tu llamada, al parecer nos tenías muy olvidados —habla con serenidad.
Ahí está el sermón de siempre, creo que todos quieren hacerme sentir culpable al no hablar con alguien en estos días, admito que no he llamado, pero siempre he estado al tanto de mi familia, saber que necesitan o cómo están.
—El trabajo ha ocupado todo mi tiempo, pero ahora ya estoy en casa y podré compartir con todos ustedes —le informo.
—¿Por qué te quedaste en un hotel y no me llamaste? Acaso nos desprecias —se queja y su voz es una mezcla de enfado y tristeza.
—Claro que no, no quería molestarlos había llegado en la noche y ya había hecho la reservación en el hotel, pero no te preocupes solo era por el día de ayer, hoy comeré acá y…
—Ni siquiera lo pienses — mi tía me interrumpe algo molesta y no sé el motivo — ya estamos despiertos y preparando el desayuno será mejor que salgas ahora mismo del hotel y llegues aquí.
Esto es imposible, no tardó en llegar y ya me están regañando, vaya familia.
—Está bien, en este momento saldré del hotel, pediré un taxi para llegar —siento haber perdido una batalla.
—Te estamos esperando por favor cuídate, adiós —su tono de voz vuelve a ser el mismo que al contestar.
Y antes que me pudiera despedir que cuelga, amo a mi tía Karen, pero tiene un singular sentido del humor, sin importar todo lo loca que puede ser, es mi tía favorita.
Arreglo todo en el hotel, afortunadamente no había desempacado mis cosas así que mis maletas siguen intactas lo que favorece mi salida. Lo único que tomo antes de salir es una taza de café, para poder mantenerme despierta y con algo de ánimos, el beneficio de la cafeína.
Miro la casa en la cual me alojaré por unos días, todavía no sé cuántos, pero espero que no sean muchos, quiero estar con mis papás.
—Vaya, por poco olvido comunicarme con Claudia, tengo que mirar el catálogo, aprobarlo e iniciar con las confecciones —comento para mi misma.
Tengo una memoria olvidadiza, pero ya sé que haré hoy en la tarde. Toco el timbre y espero ser recibida, pero al parecer no hay nadie. Amo a mi tía.
—Hola hija, llegaste rápido.
Me sorprendo un poco al escucharla, mi tía Karen está detrás de mí y trae consigo algunos paquetes, de seguro estuvo en el supermercado. Viene con su novio, no sé como se llama, no hablo muy seguido con ella, mucho menos con él.
—Por favor cariño, toma las maletas de la niña, mientras abro la puerta y después las llevas a la habitación —le señala a quien la acompaña.
Me quedo de pie viendo como todos se mueven, excepto yo.
—No pensarás quedarte allí todo el día, de seguro no has comido nada ¡Ey! Antonia —pasa sus manos frente a mi rostro— ¿Estás bien?
—Gr-gracias tía, disculpa.
Parece que estoy ida, pero gracias al grito de mi tía vuelvo en sí.
Ya dentro de la casa mi tía me recibe con un abrazo y sus palabras de "te quiero mucho" "estás muy bella" y demas, saludo de mano a su novio, es algo callado, pero me cae bien. Mi tía Karen me lleva al comedor donde espero unos minutos para después poder desayunar y ser atacada por sus preguntas.
—¿Cuántos días estarás en Bogotá?
—Realmente no lo sé bien, tal vez un par de días mientras organizó unos temas con Claudia sobre la empresa —hablo con tranquilidad mientras tomo la mantequilla y la unto en mi tostada.
—¿Has hablado con Jacobo?
La comida se queda atorada en mi garganta, aquella pregunta me toma por sorpresa. Toso con fuerza, siento que me estoy ahogando.
—¡Dios mío! Antonia toma algo de agua —su voz y rostro son de total sorpresa.
Tomo el vaso y trato de beber, pero siento que no sirve, tomó otro sorbo y parece funcionar. Regulo mis respiraciones y ya más tranquila miro a mi tía.
—¿Por qué preguntas por él? —inquiero.
—Había llamado ayer preguntando por ti, pero si sabía que te ibas a poner así no te hubiera dicho nada.
No sé que se trae ese idiota, han pasado dos años y parece no superar nuestra fallida relación, pero lo peor que hace es inmiscuir a mi familia en asuntos que son personales.
—Sabes que no me agrada hablar sobre él —le recuerdo y mi voz es suave, no quiero generar una discusión sin sentido en la mesa.
—Parecía algo preocupado, pero no te preocupes no le dije nada sobre ti —me sonríe— trate de ser muy amable con él para mandarlo a la mierda.
—Oh, que decente señora Karen —río antes sus palabras.
—Siempre mi vida —bromea.
Nos reímos un rato mientras comíamos, no puedo creer que Jacobo esté de nuevo en una conversación, la paciencia con ese hombre se está agotando y no seré nada amable con él en una próxima vez.
—¿Has pensado en trabajar en tu empresa y dejar de estar modelando?
Dejo de comer por un momento, esa pregunta me ha dejado con la guardia baja, realmente no la esperaba y siento que pregunta con algo de molestia, ya que estoy siempre fuera de casa o porque quiere que me haga cargo de ella.
—Las tiendas están en buenas manos —comento segura y de forma apacible— la carrera de modelaje no es un impedimento para que me pueda desenvolver en ambas áreas, siempre recibo un informe acerca de los movimientos realizados allí, no se puede realizar algún cambio si no lo he aceptado previamente. Además es una empresa compartida y lo sabes.
La idea de El Dorado fue creado por Julia, Claudia y por mí, especializada en la creación y comercialización de prendas de vestir y accesorios, ahora ha logrado extenderse a varios puntos del país e inclusive nuestras tiendas se pueden encontrar en internet. En fin, no soy la única con voz y mando allí, es una colaboración conjunta entre socias.
—Solo quiero que no te distraigas solo en una cosa, tus tiendas han logrado llegar a varios lugares y por eso mismo tienes que estar más al pendiente —trata de ser objetiva ante la situación.
—No tienes por qué preocuparte, todo está bien y no hay nada de qué preocuparse —la palabra “nada” sale con mayor énfasis, tomo un vaso con jugo y se lo ofrezco a lo que ella lo toma de inmediato.
Doy por terminado el tema, sigo desayunando, aunque no tengo el mismo apetito de esta mañana, me aseguro de tener el máximo de energía para empezar y terminar bien el día.
Me siento bien, aunque no sé qué hacer ahora, ya hablé con mi tía de los temas que creía le podrían interesar y discutimos algunas veces, ella tiene sus ideas sobre la moda y los desfiles y claramente yo tengo otras. Ella es un alma libre, realmente lo contrario a mis padres, le gusta arriesgarse más y me gusta, pero en algunos casos me gana más el pudor, me motiva a salir en pasarela usando lencería, inclusive me dice que cuento con todo su apoyo sobre los desnudos, eso culpa mía, después de contarle sobre una propuesta de trabajo, llegaría a ser la portada de Playboy, pero realmente no me encuentro preparada para eso.
Acerca de la ropa interior lo pienso, pero no estoy del todo preparada para mostrar más piel; y ahora siento que está algo en contra de estar entre las pasarelas, creo ya no entenderla.
Siento mi celular vibrar en mi jean, así que lo tomo y miro, un mensaje de Claudia.
Sé que estás en la capital, me gustaría que te acercaras para hablar y de paso salir a tomar unos tragos, tu llegada es un excelente motivo para celebrar. Necesito salir un poco, parece que mi vida social es escasa.
Besos.
Al parecer mi amiga necesita salir y "tomar" aire fresco, pero algo me dice que necesita desahogarse por algo, o más bien por alguien. Decido responder:
Me arreglo y dentro de poco llego; creo que ambas necesitamos salir.
El mensaje no tarda en ser leído y respondido.
Te estoy esperando <3
Me doy un a ducha rápida y me visto, optó por un maquillaje sencillo, aunque quiero impresionar un poco así que utilizo un labial de color rojo y me dirijo a la salida, pero…
—Te ves muy bella ¿con quién te vas a ver? —una pregunta me detiene a medio camino.
Miro a mi tía quien se encuentra en la sala mirando algo en el televisor, parece concentrada, pero sé que tiene gran curiosidad de mi salida, además estoy quedándome en su casa y debe saber la hora en la cual llegaré.
—Ahora que me encuentro en Bogotá aprovecharé para hablar con Claudia.
Observó su cara, al parecer la noticia la tranquiliza, ya que su rostro luce más relajado que antes.
—Me llamas si te demoras —veo que se levanta, camina hacia mí y me entrega una llave—. Es la copia de la llave de la casa, si llegas tarde o no hay nadie para que no te quedes afuera.
Abrazo a mi tía, le doy un beso en la mejilla y salgo de la casa, miro a mi alrededor para localizar un taxi y al verlo le hago una seña y él se detiene, le indico la dirección y partimos hacia allí; tengo la sensación que hoy va a pasar algo estando con Claudia, y creo que no me va a gustar.
La canción que suena en el celular de Antonia es Thriller de Michael Jackson, a la chica le encanta este cantante :)
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top