Los capítulos de la novela se van acomodando, igual que los vagones de un tren.

   Lo primero es documentarme, leo muchos libros de Historia y de interés general. Lo hago con ganas, además, porque suelo escribir sobre temas que me apasionan. Recorro librerías, Internet y voy reuniendo los ejemplares de mi biblioteca particular. ¡Adoro buscar en Iberlibro y Amazon esas obras que han sido descatalogadas! Por ejemplo, mientras escribía el segundo de la médium iba avanzando en esta etapa para el tercero.

  Normalmente tengo un esquema general del desarrollo de toda la novela, es decir, desde dónde voy y hasta dónde quiero llegar. Muchas veces los personajes se rebelan y hay que adaptarse. Siempre me guardo información, no se lo digo todo al lector para que deje volar su imaginación. 

  Para hacer los capítulos yo suelo ir soltando ideas en esos cuadernos que visteis y que llevo a todos lados, sin que me importe mucho la redacción ni el orden. Cuando estaba en el primer libro de la médium ya tenía partes del tercero escritas. Organizo todo en distintos capítulos, cada uno con su unidad temática predominante. Suelo trabajar con tres al mismo tiempo: el que estoy escribiendo y las ideas que voy a poner en los dos siguientes. Parece un poco liante pero todo lo tengo muy organizado y ¡me encanta!