Prologue

El galopar de los caballos se escuchaba firmemente sobre la tierra, la docena de imponentes soldados avanzaba a gran velocidad buscando cumplir los deseos de su reina raudamente, ¿pero era si quiera posible?, encontrar a una joven la cuál tiene la capacidad de alterar la naturaleza a gusto, rumores que se extienden a lo largo de los siglos hasta ese día como un secreto a voces, pueblerinos que dicen haber visto una dama hacer florecer el más decadente manzano en cuestión de segundos.

La chica era un misterio, nadie sabía su nombre, su procedencia y según la extensión de los relatos su edad podría estar cerca de los cientos de años, lo único que los más aficionados a las leyendas establecían, era que tal joven tenía una larga cabellera rojiza que usualmente adornaba con una tiara de flores silvestres. Luego de casi toda una temporada buscando, la misión parecía estar destinada a fracasar y el ejercito se preparaban para una noche de descanso antes de volver al reino con las manos vacías, la reina definitivamente no estaría feliz y para los soldados era seguro que correría sangre. Pero ciertamente no esperaban que fuera tan pronto, el otoño casi terminaba y los humanos no eran los únicos que se preparaban para la llegada del invierno, muchos animales habían salido a cazar esa noche para abastecerse de comida durante su hibernacion, especialmente lobos.


Era tarde en la noche, Finn nunca se había quedado despierto hasta tales horas, pero le preocupaba como reaccionaria su hermana a su fracaso, Ravenna necesitaba desesperadamente éste milagro, el reino estaba en constante decadencia, las tierras no producían frutos y los animales para caza en el bosque eran cada vez más escasos, lo que daba paso a la hambruna y en consecuencia a una alta taza de mortalidad en el pueblo, no era algo nuevo para ellos, era bien sabido que la magia de la hechicera era tóxica, normalmente a éste punto solamente dejarían el reino, buscarían algún gobernante ingenuo, y conquistarían otro, pero no había otro reino, el ciclo vicioso que habían mantenido durante tanto tiempo para satisfacer la necesidad de poder de su hermana había llegado a su fin, Ravenna había pasado por cada reino y dejado en la ruina a todos ellos, la gran mayoría de ellos ni siquiera existían hoy en día. El rubio miró directo a la luna esperando su hermana tuviera algo de piedad en él, luego lo notó ese extraño color en la brillante luna, un amarillo lentamente tornándose a naranja, varias de las historias que habían escuchado, específicamente las que provenían de los sacerdotes católicos contaban como cada vez que la joven realizara alguno de estos actos mágicos que fuera en contra de la naturaleza su poder se reflejaba en la luna como si fuera un espejo, la chica debía estar cerca, les convenía que estuviera cerca y lo estaba, lastima que los lobos estaban aún más cerca.

A no más de 60 metros una figura pelirroja se alzaba en la oscuridad mientras realizaba un pequeño hechizo para mantener con vida a un venado luego de haber dado a luz a un pequeño cervatillo, no era un hechizo complicado de ejecutar, pero ciertamente tendría que tomar un descanso para restaurar su energía drenada, luego de asegurarse que ambos ciervos estaban en buenas condiciones se levantó para marcharse y descansar, seguramente entre las raíces de algún viejo roble, pero allí fue cuando lo oyó, un desgarrador grito humano, y Maeve jura que se hubiera ido sinó fuera porque a ese grito le siguieron muchos más de diferentes personas, en una misma, o incluso peor, agonía, y por más que quiso no pudo hacer la vista gorda, corrió lo más rápido que sus piernas humanas le permitieron y cuando el olor a sangre empezó a hacerse presente supo que iba en la dirección correcta. Pronto una masacre se dibujo frente a sus ojos, cuerpos inertes tanto de humanos como de lobos se esparcían en el suelo, sin embargo era más que obvio que la fauna iba ganando éste enfrentamiento, respiró ondo, todo éste asunto no era de su incumbencia, y definitivamente no le debía nada a los humanos como para brindarles su ayuda, pero algo dentro de ella le impedía dejar que aquellos soldados murieran, cómo fuera, ella los ayudo, y uso todo lo que le quedaba de energía para levantar una barrera de espinas lo más rápido que pudo, ciertamente la barrera no era muy alta ni muy estable a decir verdad, pero fue suficiente para ahuyentar a los lobos del lugar, la joven vió cómo lo que quedaba de la manada se alejaba, justo antes de caer inconsciente al piso.


El general oscuro acababa de salvar a Finn y a uno de sus soldados cuando vió caer el cuerpo de la pelirroja, extrañado se acercó a trotes mientras veía al rededor, dándose cuenta de que dicha dama era la razón del muro de espinas que les había salvado la vida, y cuando Finn se acercó a su lado fue que se percató de la ya ligeramente dañada corona de flores a un lado de la cabeza de la chica, una sonrisa se dibujo en su rostro

- Como un ángel caído del cielo

- No es hora de hacer bromas general, cerciórese de que la chica esté bien, evaluaré nuestras pérdidas, partiremos en cuanto todo esté en orden


Y así en aproximadamente tres horas lo que quedaba del ejercito oscuro se dirigió de nuevo a su reino, para entregarle una victoria a su reina y algunas perdidas a las familias del pueblo, pero gracias a la joven ,que descansaba plácidamente en la parte de atrás de una de las carretas, no habían sido muchas más

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