Capítulo 25 "Épico y asombroso"
Conversamos de temas triviales mientras se abría paso entre los automóviles, llevándome a Dios sabe dónde, riendo cada vez que lo abrazaba más fuerte, temiendo por mi vida cuando aceleraba, disminuyendo la velocidad hasta sentir mi agarre más ligero en su cuerpo.
Me gustaba que fuera considerado hasta en los más mínimos detalles, es como si Smile analizara todo a su alrededor y al mismo tiempo, siempre estuviese relajado, como si todo estuviese bajo control siempre.
— ¡Llegamos!
Anunció apagando el motor de su motocicleta.
Bajé de la moto y esperé a que hiciera lo mismo, viendo una enorme pizzería frente a nuestros ojos, a nuestro alrededor, un montón de juegos mecánicos, caballitos, montañas rusas, una enorme rueda de la fortuna, un sector lleno de arcades, sillas voladoras, comida rápida, algodones de azúcar con formas, joder había mucho para mirar, todo estaba iluminado con luces de colores, las personas parecían relajadas y felices, todo el mundo lo estaba pasando increíble.
— ¡Qué bonito lugar! ¿Cómo es que nunca me enteré de su existencia?
— Es un parque temático que viene aquí dos veces al año, y coincidió que estuvieras aquí en esta ocasión — sonriendo— Es muy divertido, hay muchos juegos ¿Te gustan los juegos? Quizá debí preguntar primero si te gustan esta clase de lugares.
Ahí estaba otra vez esa sonrisa cargada de nervios.
— ¿Bromeas? Siempre quise venir a un lugar como este — viendo maravillada todo lo que nos rodeaba— Smile, me encanta, gracias por traerme.
Sonrió amplio, sonrojándose, acercándose lentamente hasta tomar mi mano.
— Vamos adentro — señalando la pizzería— hice una reservación, este lugar se llena muy rápido.
Devolví la sonrisa, dando un apretón a su mano, tomándola con seguridad, siguiéndolo al interior, parando frente al escritorio dónde una bella mujer esperaba.
— Buenas noches — dijo este— Tengo una reservación.
— ¿Nombre, señor?
— Smile Ivanov.
Tecleó con rapidez, observando la pantalla.
— Efectivamente señor — llamó a uno de los meseros— Jacob los llevará a su mesa y los atenderá el día de hoy, disfrute su comida.
— Muchas gracias.
Respondió este, saludó al mesero y sin soltar mi mano, nos llevó al segundo piso, a una bonita mesa con un candelabro en el centro, tres velas encendidas en él, desde esta ubicación, podíamos ver todo el parque, era increíblemente grande y hermoso.
El chico nos habló sobre el tipo de pizza que ofrecían y los bebestibles que podíamos elegir, Smile y yo terminamos eligiendo una pizza para dos, vegetariana, unas papas fritas y dos coca colas, ahora sólo debíamos esperar a que nuestros pedidos llegaran.
— Oye Jules ¿Qué tal las cosas con Tyler? Parecían muy cómodos antes.
— Pues bien, digo... normal — encogiéndome de hombros— Lo hablamos bien al llegar aquí y nos dimos cuenta que ninguno tenía sentimientos románticos por el otro, era dependencia emocional.
Agradeciendo al mesero que apareció sorpresivamente con las bebidas.
— ¿Y lo del dinero? diez mil dólares Jules... eso es demasiado.
— No me quiso decir, pero de seguro no fue todo para el viaje, hay algo más, pero si lo solucionó, ya no hay de qué preocuparse.
Se encogió de hombros, bebiendo de su bebida.
— Tyler sabrá, él es el experto en esto.
Las papas llegaron antes de que la conversación se volviera incómoda, no quería hablar de una antigua "Relación" fallida, si se le podía llamar así, estábamos aquí para divertirnos, para celebrar, por ambos.
— Felicidades por tu primer sueldo.
Tomando una patata, untándola en kétchup.
— Y felicidades a ti, por tu nueva casa.
Inclinándose sobre la mesa, robándome la patata, deslizando su lengua por mis dedos para quitar el resto de kétchup.
— ¡Oye! Esa era mi patata.
Protestando entre risas.
— Ten, llorica — tomó una patata, untándola en kétchup, acercándola a mi boca— Te la devuelvo.
Abrí la boca y recibí la patata, golpeando su pierna con mi zapato.
— Eso es por llamarme llorica.
— ¿Quieres jugar rudo? Soy muy buen jugador Jules.
— Hagamos un reto, elije un juego, el que pierda, invita los helados más tarde ¿Qué dices?
— Que tipo de juego — levantándose emocionado— Soy muy bueno Jules, puedo ganarte antes de que te des cuenta.
Iba a sentarse otra vez, pero la niña que estaba sentada tras nosotros, encontró muy interesante quitar la silla antes de que el trasero de Smile la tocara, ambos estallamos en carcajadas cuando este quedó literalmente sentado en el piso, la madre de la niña pidió disculpas muchas veces, con el rostro rojo de la vergüenza, la niña que no debía tener más de cuatro años, reía con nosotros, cubriendo su boca con esas pequeñas manitos.
— No se preocupe, los niños son niños, las travesuras no me molestan.
Le hizo saber Smile a la mujer.
— Discúlpenme otra vez, lo siento.
Me levanté de la silla, rodeé la mesa y estiré mi mano hacia él.
— Alguien me dijo que debo cuidarte, porque estás un poco tontito.
Sin borrar su sonrisa, tomó mi mano y se levantó del piso.
— Es algo que Angry diría ¿Angry te dijo?
Asentí.
— Me dijo muchas cosas más, pero esas las revelaré cuando llegue el momento.
Le guiñé un ojo y regresé a mi lugar en la mesa, justo en ese momento, la pizza llegó.
Comimos entre bromas y risas, Smile era divertido, liviano, tenía variados temas de conversación, era amable, comprensivo, y coqueto por naturaleza, continuamente me miraba de forma diferente, como si yo fuese su presa, como si fuese más deliciosa que la pizza a medio comer entre nosotros.
Su mirada me hizo removerme muchas veces de mi asiento, y no por incomodidad, mi vientre bajo se daba cuenta de cosas que mi cabeza no comprendía.
Me gusta la manera en la que me mira, como si fuera lo unico que está a su alrededor. Tyler nunca me miró así, yo era su opción más cercana, la más disponible y conveniente entre todas las demás, pero Smile... Smile me mira como si no hubiese otra posibilidad, como si nadie más fuera una opción.
Saliendo de la pizzería, ambos casi sin poder moverse, joder, comimos demasiado, y eso que compartimos con la pequeña niña que no dejaba de venir a nuestra mesa, hablando en ese idioma entre la congruencia y la invención que sólo ellos y sus padres entendían, haciéndonos reír, caminamos hacia el primer juego que se nos cruzó.
— Smile ¿Podemos subir a los caballitos? Siempre quise subir a los caballitos.
— ¡Claro! ¡Pido el caballito negro! ¡Arre!
Hicimos la fila emocionados, había al menos veinte personas frente a nosotros, pero había tantos lugares disponibles en el carrusel, que en la segunda vuelta, pudimos escoger qué caballo queríamos montar, uno junto al otro, subiendo y bajando al ritmo de la melodía, viendo a los pequeños y sus padres a nuestro alrededor, éramos prácticamente los únicos adultos aquí, adultos a quienes les robaron la niñez, y ahora podíamos disfrutar todo lo que quisiéramos sin ataduras ni problemas.
Nuestra siguiente para fue la montaña rusa, la primera vez que subimos, ambos en la primera fila ¡Dios! Si no hubiese estado tan asustada, me hubiese reído de Smile, me abrazó con fuerza mientras caíamos, ocultando su rostro en mi cuello, balbuceando: "Gritaría por mi mamá, pero odio a esa perra" temblando de pies a cabeza mientras acelerábamos y quedábamos de cabeza cada cinco segundos. Bajamos del juego temblando como dos gelatinas, sintiendo la comida atascada en la garganta, no fue buena idea comer tanto si íbamos a subir a este tipo de juegos, y como somos dos masoquistas, hicimos la fila una segunda y tercera vez, permitiéndonos disfrutar de la adrenalina que se apoderaba de nuestros cuerpos.
Era hora de cumplir con el reto que estipulamos antes en la pizzería, elegimos dispararle a patitos de juguete que se movían en círculos, en resumen, ambos apestamos, no pudimos darle a ningún maldito pato, pero de todas maneras le invité unos helados enormes en rollitos, cinco rollitos en total, con salsa de chocolate y muchas chispas de chocolate encima, su sabor de helado preferido era el chocolate, y que curioso, el mío también lo era.
Paseamos por el parque de diversiones mientras comíamos helado, compramos unas orejas de gato en el camino, intentamos suerte en otro juego, lanzando aros a botellas en el piso, en ese nos fue mejor, no dimos pena ajena, Smile ganó y me dejó elegir uno de los enormes peluches, decidí llevar conmigo al gatito de enorme sonrisa que me observaba desde la pared, de alguna manera, se parecía a Smile.
— Esta es la mejor y única cita que he tenido.
Le dije de pronto, mientras nos formábamos para subir a la rueda de la fortuna.
Quería saber qué perspectiva tenía Smile sobre esto.
— ¿La única?
Sorprendido.
— Nunca nadie me invitó a una — encogiéndome de hombros— nunca antes de venir aquí me involucré con alguien, así que... sí, es mi primera cita.
Poco a poco se acercó, tomando mi meñique con el suyo.
— Yo sólo... quería que tuviéramos tiempo a solas, siempre hay alguien a nuestro alrededor y yo... yo quería que me vieras de otra manera.
Levanté la mirada que hasta el momento se mantuvo enfocada en nuestros meñiques unidos, viendo a Smile serio, sin atisbos de burla en su mirada.
Él hablaba en serio.
— Smile... yo...
— ¡Es su turno!
Interrumpió el chico que abrió las puertas para que entráramos, nos tomó tan desprevenidos, que ambos dimos un brinco de la impresión, estábamos inmersos en nuestra propia burbuja y ese hombre la reventó con su estruendosa voz.
— Claro, claro, adentro.
Dijo Smile.
Subió primero y tomó mi mano para ayudarme a subir, el hombre cerró la puerta, dejándonos en nuestra propia burbuja de plástico por lo que serían al menos diez minutos.
— ¿Qué me decías?
Observándome desde el otro asiento, ambos frente a frente.
— Decía que he estado pensando mucho este último mes.
— En qué has estado pensando.
— Sonará feo, pero he hecho muchas comparaciones.
— Comparaciones de qué.
Ladeando la cabeza.
Confundido.
— Entre tú y Tyler...
— Ah...
Notoriamente incómodo.
— Los primeros días, luego de romper, comencé a pensar en si había hecho lo correcto o sólo fue por sentirme herida y en constante guerra, así que me puse a analizar todos mis recuerdos desde el primer día que llegué aquí.
— ¿Y a qué conclusión llegaste?
— Que soy una idiota.
— No entiendo... ¿Por qué una idiota?
— Porque Tyler siempre me trató como un... cachorro que tenía que cuidar, siempre me mantenía oculta a sus espaldas, como Aiden, oculta, pero sin los golpes y todo eso, inferior, débil, así me sentía, y entre esos recuerdos, también estabas tú, me protegiste la primera vez que nos encontramos, me enseñaste a pelear, me enseñaste a defenderme para sobrevivir por mi cuenta, siempre caminamos juntos, nunca te sentiste superior a mí por el hecho de ser un chico, y he visto mucho de eso por aquí, tú no eres machista, eres atento, y detallista, y, y siempre te das cuenta de las cosas que pasan por mi cabeza, me apoyaste cuando me sentía abrumada por el nuevo puesto de trabajo, inclusive ahora trabajamos juntos, asistimos a reuniones y los viajes, y... y siempre has estado ahí Smile, tú siempre has estado ahí ¿Cómo fui tan tonta para no darme cuenta? Prefería pasar el tiempo contigo que con Tyler, si algo te sucedía, perdía la cabeza y corría sin importar el peligro para poder ayudarte, joder... siempre has sido tú ¿Cómo no me di cuenta? Siempre...
Callé.
Callé porque los labios de Smile suavemente se posaron sobre los míos mientras sus manos acunaban mi rostro, moviéndose delicadamente, lamiendo mi labio inferior, indicándome sus intenciones, siempre siendo un caballero. Llevé mis manos a su cabello, acercándolo a mí, abrí la boca y acaricié mi lengua con la suya, sintiéndolo tan unico, tan personal, tan... especial.
Es la primera vez que siento lo que mi madre describió como amor.
"Una explosión de colores y sensaciones en el estómago. Un hormigueo en cada una de las extremidades del cuerpo. El unico momento en el que el corazón y el cerebro se conectan"
Así me sentía hoy.
Dejé de besarlo cuando las luces iluminaron nuestro rostro y el ruido de las explosiones se hicieron presentes, un montón de fuegos artificiales eran lanzados en la laguna artificial al final de la feria.
— Es media noche — dijo Smile— Esto siempre sucede a media noche.
Acaricié su cabello, adorando la sensación de sus risos entre mis dedos.
— Siempre que estaba contigo, nada más importaba ¿Por qué... fui tan tonta? —No lo entendía, realmente no entendía cómo lo dejé pasar— Nunca pensé que pudiese ser correspondida, en mi inconsciente, me decía a mí misma que jamás me mirarías como yo te miraba, era una amiga para ti.
— Cuando estoy contigo, todo es unico, épico y maravilloso — describió— quería estar contigo como diera lugar, si no podía salir contigo, porque era un maldito prostituto, porque tú ya salías con alguien más, sería el mejor de los amigos, nunca creí que tendría la oportunidad de demostrar que tú eres eso por lo que vale la pena luchar, nunca creí que me sentiría tan cómodo con alguien, como si las piezas por fin encajaran. Mi lugar, es contigo Jules, y quiero ser egoista, quiero que seas mía... quiero... quiero ser tuyo.
Sé que estábamos en medio de un momento romántico, pero... pero mi cuerpo tiene necesidades ¿Saben? Me hormiguea el vientre bajo, mi vagina se humedece, la boca se me seca, y esa mirada hambrienta con la que me observaba, no hacía más que aumentar mi deseo.
— ¿Quieres quedarte en mi casa esta noche?
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HOLA HOLA MIS AMORES!
TRAJE UN NUEVO CAPÍTULO MÁS PRONTO DE LO NORMAL, ME TENÍA ENTUSIASMADA LA CITA DE ESTOS DOS
¡SI FUE ÉPICA Y ASOMBROSAAA!
ESTOS DOS TUVIERON QUÍMICA DESDE EL MINUTO UNO, AMBOS SE CONVENCIERON DE QUE NO ERAN PARA EL OTRO E IGNORARON LO QUE SENTÍAN, PENSANDO QUE SER AMIGOS ERA MEJOR QUE NADA.
SMILE BEBEEEEEEE SIEMPRE HA SIDO MI PERSONAJE PREFERIDO
SE VENDRÁ DELICIOSO? NUNCA HEMOS LEIDO EL TIPO DE SEXO QUE LE GUSTA A SMILE
¿CÓMO SERÁ?
¡NOS LEEMOS PRONTO MIS AMORES!
MUCHOS BESOOOS
QUE TENGAN BUENA TARDEEE (O LO QUE SEA, AQUI SON LAS 16:32 DE LA TARDE)
❤❤❤😚😚😚😘😘😘😘
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