CAPÍTULO 9

— Pues se ve bastante bien — Bram dijo, cruzándose de brazos, observando la montura que habían fabricado

Hicca, a su lado, asintió con satisfacción.

El pelinegro se había encargado a medias de la montura, mientras que la castaña resolvió por su cuenta las nuevas modificaciones de la aleta mecánica.

A la mañana siguiente, ambos llevaron el equipo al bosque y bajaron por el hoyo, encontrando a un Furia Nocturna dormido, que solo abrió un ojo para verlos y luego continuó durmiendo.

— Veo que ya nos tiene más confianza — Bram dijo, poniéndole a Chimuelo la montura, con delicadeza

— Creo que solo ha entendido que necesitará ayuda para volver a volar — Hicca se encogió de hombros, acariciando la cabeza del dragón, solo para alejar su mano al momento de que Chimuelo le mostró los dientes

Una vez instaladas ambas cosas, Chimuelo finalmente se levantó, animado como una roca podría estarlo, se veía resignado y algo molesto, sin duda, no le gustaba la idea de ser montado, pero su ansia por volar otra vez era mayor a su orgullo.

— Suerte — Bram le ayudó a subirse a la montura, Hicca no tenía mucha idea de qué hacer

Tras unos intentos de vuelo, en los que la chica estuvo haciendo algunas pruebas y Chimuelo interpretaba las señales, finalmente despegaron.

El pelinegro vio fijamente la cuerda que la castaña sostenía en su mano izquierda...había llegado el momento.

Hicca jaló de más la cuerda, lo que le provocó un ángulo brusco a la cola mecánica, y por la fuerza, la aleta metálica dominó sobre la sana, mandando al dragón repentinamente hacia un lado.

Bram vio a Hicca caer del dragón, fue inteligente al volar sobre el agua.

— ¿Estás bien? — se acercó a ella, ofreciéndole una mano para salir del agua

— Nop, claro que no — Hicca frunció el ceño, sacudiéndose un poco para quitarse el agua

Chimuelo igual salió del lago y se sacudió, viendo con molestia a la castaña

— ¡OYE! ¡ESTOY APRENDIENDO! — la chica le gritó a Chimuelo, que rodó los ojos y usó una flama baja para calentar el suelo por debajo de él





— ¿No crees que es algo...uhm...no sé, ¿Incómodo? — Bram preguntó, ayudando nuevamente a Hicca a subirse sobre Chimuelo

La razón de su comentario era simple, la castaña ahora tenía la cuerda amarrada a su pie.

— Sí, pero necesito sujetarme con ambas manos, tengo la sensación de que esta cosa no podría aguantar mucho — Hicca suspiró, agarrando la correa que estaba sujeta a su cinturón, para mantenerla sobre Chimuelo

— ...No jales demasiado fuerte — Bram le recordó, asiéndola asentir varias veces

El pelinegro se alejó y vio a Chimuelo e Hicca despegar.

Era bueno que ya se hubieran coordinado para volar apenas dejaran de tocar el suelo, lo malo que la chica aún no dominaba los ángulos en los que debía mover la cuerda, principalmente porque no tiene una buena posición para hacerlo.

Bram los vio dar un par de vueltas sobre el lago, se mantuvieron suficientemente estables como para que Hicca tomara confianza y decidiera que podía afrontar un reto más grande.

— ¡BRAM! — lo llamó, dando vueltas en el aire — ¡EXPLORARÉ EL BOSQUE! — le avisó antes de salir volando junto a Chimuelo, de forma torpe y con algunos fallos, pero era aceptable

El chico suspiró, corriendo para salir del agujero y perseguir a Hicca.

Fue más complicado para él, pues los árboles lo llevaban a perder de vista al Furia Nocturna de vez en cuando, y en una de esas ocasiones, escuchó el grito de la castaña, antes de oír un golpe en el suelo, no fue muy fuerte, pero era lo suficientemente ruidoso para guiarlo a ellos.

Salió del bosque y entró a un pastizal de hierbas altas, y al hacerlas a un lado, se sorprendió.

— ¿Qué está haciendo? — Bram preguntó, levantando una ceja

Chimuelo no estaba rodando sobre las hierbas como en la película, más bien, simplemente se frotaba con ellas, sin revolcarse como un cerdo en el lodo.

— Creo que se está rascando — Hicca se encogió de hombros, agachándose para tomar un poco de la hierba y verla detenidamente

Bram hizo lo mismo, y ahora se dio cuenta.

La hierba era rígida, y teniendo en cuenta que las escamas de dragón tenían fama de impenetrables, seguramente les gustaban estas plantas porque podía usarlas para rascarse.

— "He visto un poco a Chimuelo, y creo que tiene una que otra garrapata...sería algo normal en dragones" — pensó

Hicca se acercó a Chimuelo, mostrándole la hierba en su mano.

El dragón la miró unos instantes, luego hizo algo así como un gorgojeo y mostró su cuello, la castaña le rascó en el sitio, luego usó su otra mano para rascarle debajo del hocico.

Para su sorpresa, el Furia Nocturna se quedó paralizado un segundo antes de dejarse caer en el suelo, con los ojos cerrados y una especie de sonrisa en su rostro.

— ¿Uh? — la castaña observó la mano responsable de eso y sonrió, mirando a Bram





Bram e Hicca charlaban entre sí, claramente la castaña estaba emocionada.

Ambos se encontraban en el comedor de la cueva, y por ello, su charla tenía poco o nada que ver con Chimuelo, por obvias razones, y se limitaban a hablar un poco de los dragones en general, y en especial, lo que ha estado sucediendo los últimos días en el ruedo.

— ¿Crees que un susurro mortal tendría su punto ciego quedándose quieto? Quiero decir, es ciego, pero creo que realmente los ojos no le hacen falta — Hicca preguntó, sentándose junto al pelinegro

Antes de que Bram pudiese responder, varios vikingos se acercaron a la castaña.

El chico frunció el ceño al ver como Patán empujaba un poco a la chica para poder sentarse a su lado, mientras que otros vikingos comenzaron a rodearlos.

— ¡TIENES QUE ENSEÑARME A HACER ESO! — Patán habló, con una gran sonrisa en su rostro

— Uhm, ¿Ha-Hacer qué? — ella preguntó, visiblemente incómoda, con una sonrisa falsa en su rostro

Para propia sorpresa de Hicca, se dio cuenta de algo; quería que los demás la notaran y apreciaran...pero quería que fuese por algo que ella disfrutara.

— ¡LO QUE HICISTE CON EL NADDER! ¡APENAS LO TOCASTE EN UN COSTADO Y PAAM! — Patán hizo ayuda visual con sus manos, para luego golpear la mesa, asustando un poco a la chica

— Oh, oh, no te olvides de lo del Terrible Terror, ¡SOLO TE ACERCARSE Y EL PEQUEÑO COMENZÓ A HUIR DE TI! — Patapez la halagó, metiéndose entre Bram e Hicca para poder verla, sin darse cuenta de que por su...'torso ancho' había golpeado al pelinegro

Oh sí, eso fue suficiente para él.

Patapez fue golpeado en el rostro por Bram, que seguía sentado, solo había levantado con fuerza su brazo para que sus nudillos lo golpearan.

Debido a la emoción que todos sentían, nadie realmente le prestó atención, excepto Hicca, que sonrió nerviosamente al pelinegro, sin saber qué hacer.

Bram tuvo una iluminación...en la película hubo un buen time skip en la relación de Hipo y Chimuelo, sin embargo, al vivirlo de primera mano, el pelinegro estuvo semana y media durmiendo aproximadamente dos horas cada día, haciendo modificaciones y en especial, ayudando a Hicca a crear el pedal, algo que tardó más de dos días.

Por ello, él vio esto como su chance de vengarse por esa 'Omisión de información' de la película, y simplemente se levantó, dándole una sonrisa burlona a la castaña, para luego irse.

Pudo sentir la mirada de la chica quemando en su nuca, así que miró sobre su hombro y le guiñó un ojo, Hicca rodó los ojos y sonrió nerviosamente.

Bram salió del comedor y fue al bosque, pero antes de adentrarse, volteó sobre su hombro, y vio a Hicca salir de la cueva y correr hacia el lado opuesto, hacia donde estaba Chimuelo.

Si su mente no le fallaba, ahora la castaña debería intentar el primer vuelo con Chimuelo...el primero a gran velocidad, básicamente, esa escena épica de la película.

Le hubiera gustado estar ahí, pero observar eso desde tierra era mucho más aburrido que lo que enseñaron en la película, e Hicca claramente no lo iba a dejar subirse porque aún era muy novata.

Le deseó lo mejor y continuó su camino al bosque, quería mejorar un poco más su fuerza partiendo troncos, pues gracias a ello tenía esa espalda, y también esos brazos.

Antes de llegar, escuchó varios quejidos, frutos de un entrenamiento intenso, también escuchó madera siendo atravesada y algo cortando el aire.

Se asomó y vio a Astrid.

Ella lanzó su hacha a un árbol, clavándola a la perfección, dio una marometa y al levantarse tomó el mango del hacha, lo levantó un poco y después lo bajó bruscamente, desatacándola y luego la quitó, dando otra marometa hacia un lado y lista para volver a lanzar su hacha.

— Veo que alguien te hizo enojar — Bram la sorprendió, recargado en un árbol, al que Astrid estaba por lanzar su arma

— ¿Br-Bram? ¿Qué ha-haces aquí? — ella preguntó, bajando su hacha y respirando agitadamente

— Quería practicar un poco...pero veo que estabas tan molesta como para usar mi parte de los troncos — él caminó hacia ella, girando la cabeza para ver un montículo de trozos de madera irregulares que alguna vez fueron troncos

Al oír sus palabras, la rubia bufó, desviando la mirada.

Bram la vio, levantó una ceja y se acercó un poco más, inclinándose levemente para que sus ojos estén a la misma altura que los de ella, y al verla viendo a otro lado, le puso una mano suavemente en el hombro, lo que la puso tensa y la obligó a verlo al instante.

— Sabes que yo sé cómo eres realmente, ¿Verdad? Conmigo no tienes por qué hacerte la dura — le explicó, mirándola con serenidad

Astrid frunció más el ceño viéndolo fijamente, no obstante, no pudo soportarlo más y solo suspiró, volviendo a desviar la mirada.

Retrocedió y se sentó, recargándose en la gran roca tras ella.

— E-Es solo que...ogh — intentó explicar, pero no tenía ni idea de por dónde empezar, así que se frustró y abrazó sus piernas

Bram se sentó a su lado, con una rodilla cerca de su pecho y la otra pierna extendida, uno de sus brazos se recargaba en su rodilla flexionada, mientras el otro tocaba el suelo.

No dijo absolutamente nada, solo esperó pacientemente a que ella ordenara sus pensamientos.

— Es Hicca — finalmente, lo soltó — Ya sabes...en el entrenamiento de hoy dominó por completo al dragón...igual que las últimas seis veces — se abrazó con más fuerza — Digo, me alegra que ella esté mejorando, y que cuando el jefe llegue esté contento con ella al fin...pero yo... — volvió a suspirar

— ... — Bram se quedó callado unos instantes, pensando en qué decir — ...Sientes que estás fracasando — finalmente, continuó con lo que ella quería decir

Sin mirarlo, la rubia asintió.

— Juré por mi tío que...sería la mejor, que yo sería grande, y que protegería a todos en la aldea...y es como si cada paso que diera fuera el equivocado, cada vez que estoy cerca de un dragón hago algo mal y entonces Hicca entra y se encarga sin ayuda...¿Cómo lo hace? — su frustración y tristeza fue reemplaza por enojo lentamente

Nuevamente, ella se quedó en silencio, sin embargo, Bram no dijo nada, sabía que aún no había terminado.

— Tantos años en los que ella no demostró una sola pizca de talento, ¡PEOR AÚN! ¡UNA SOLA PIZCA DE INTERÉS! — gritó

Eso sorprendió un poco al pelinegro, ¿Ella se había dado cuenta de que Hicca realmente no quería cazar dragones? Sin duda, era muy observadora, pero al mismo tiempo eso debía hacerlo más frustrante para Astrid.

Imagina que amas dibujar; Pasas horas y horas todos los días perfeccionando cada trazo, cada sombra y cada ángulo al punto que has llenado cientos de hojas con bocetos, enfrentándote al fracaso una y otra vez, pero sigues con la cabeza en alto

Entonces, un día, alguien que nunca ha tocado un lápiz se sienta junto a ti, toma una hoja y, sin esfuerzo, crea una obra increíble. Simplemente se ríe y dice: "Bah, no es para tanto"

Pues eso mismo es lo que Astrid está sintiendo.

— ...~Doy lo mejor...y parece que ha sido inútil~ — suavizó su voz, escondiendo su rostro por completo en sus rodillas, sabía que quejarse no resolvía nada...¿Pero está mal sacar lo que te carcome?

Bram pensó un poco más, quizá él motivaba esa idea que la chica tenía de sí misma, después de todo, Astrid nunca ha podido ganarle desde hace años, pero parece que no le molesta realmente, cosa que es totalmente diferente con Hicca.

— ¿Recuerdas cuando no tenías la fuerza suficiente para clavar el hacha en la madera? — Bram empezó, señalando un árbol al azar — Te frustraste bastante, casi lloras del enojo...y ahora lo haces como si fuera un simple juego de niños —

Astrid levantó ligeramente la mirada, recordándolo.

— ¿Recuerdas que cuando entramos al ruedo no podías lanzar tu hacha a los dragones que se movían demasiado? Pues ayer lanzaste tu escudo hacia ese Nadder desde una posición desventajosa, y aun así le diste con buena fuerza — le sonrió, luego regresó su mirada al frente — Es un camino, Astrid, si te preguntas por mí, te aseguro que empecé a entrenar al menos tres años antes que tú —

La rubia sonrió un poco, conteniendo las lágrimas que querían escapar al sentirse más aliviada y sobre todo, comprendida.

— Pero te sigo de cerca, ¿No? — ella se rio un poco, sintiendo como su ánimo se elevaba

— ¡JA! Digamos que te supero por un año entero de práctica — él también sonrió, animado 

— ¿Qué hay de Estoico? Dicen que cuando tenía la mitad de nuestra edad partía rocas a puro cabezazo — Astrid preguntó, esta vez con tal molestar un poco

— Hay quienes nacen siendo monstruos, por ejemplo, Estoico, que mataba dragones cuando era un bebé...ahhh, hace solo unos pocos centímetros — Bram le siguió el juego, haciendo una pequeña broma

Finalmente, Astrid sonrió tiernamente, agradecida por lo que estaba haciendo el chico.

— Algunos simplemente pueden más que otros, pero si hay quienes nacen mejores que tú... — le sonrió ampliamente — ¿Qué ese no es motivo suficiente para trabajar por superarlos? —

Con esas palabras, ella no pudo aguantar más.

Bram se sorprendió cuando la chica dejó caer su cabeza en su hombro, con los ojos cerrados y con un rubor pequeño en su rostro.

— ~Gracias~ — ella sonrió levemente

Bram sonrió levemente, devolviendo su mirada al frente y relajando tanto como pudo su hombro para que fuera más cómodo para Astrid.

— Siempre puedes contar conmigo —

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Bueno, el cap termina por aquí, yo diría que está bien, ¿No? Si voy a hacer un trío, hay que hacerlo bien, ¿No creen? Recuerden usar condón, cepillarse los dientes, obedecer a su mami y no robar, a mí no me queda nada más que decir más que adiós, así que...


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