CAPÍTULO 14
Bram junto a Astrid estaban explorando una cueva, con antorchas en mano y con sus armas listas para el ataque.
— ¿Crees que encontremos algún dragón aquí? — Astrid preguntó, mirando las estalactitas sobre su cabeza
La cueva era demasiado angosta como para que un dragón promedio entrase, sin embargo, era más que suficiente para, por ejemplo una manada de Susurros Mortales, y hasta eso era improbable.
— Tal vez, no estoy seguro — él respondió, mirando al frente — ¡WOW! — Bram la detuvo de su caminata
Frente a ellos había un pozo, era complicado observar más allá de sus pies por lo profundo que era.
El pelinegro miró a su alrededor, tratando de ver algo más.
— ¡AHÍ! — Astrid señaló hacia arriba, donde había una segunda cueva — Seguramente hay otra entrada en algún lado — ella dedujo, con una idea formándose en su mente
Bram miró la cueva unos segundos, luego volvió a ver el pozo, decidido a bajar.
— ¿Me sigues? — el pelinegro le sonrió a la chica, tomando el hacha de en su espalda
— Jhm, por supuesto — Astrid también levantó su hacha, acercándose al chico y dándole un beso en la mejilla
El pelinegro dio un gran salto para poder llegar a la pared de enfrente, y al llegar usó sus manos y pies para deslizarse en ella por el pozo. Aunque no levantó la cabeza, escuchó el impacto de las piernas de Astrid sobre él, acompañado del sonido de deslizamiento.
Bram arrojó su antorcha para poder ver que tan largo era el tramo, contó solo dos segundos y pudo ver la antorcha chocando con el suelo.
Inmediatamente enterró su hacha en la roca, ralentizando su caída rápidamente, viendo una segunda antorcha caer.
Cuando estaba por llegar, aplicó más fuerza, disminuyendo aún más la velocidad.
Saltó de la pared y rodó en el suelo, volviendo a tomar la antorcha y levantándola rápidamente para asegurarse de que no estaban en peligro.
Afortunadamente no había nada peligroso delante de suyo, así que relajó su postura, al mismo tiempo que escuchaba un choque leve con el piso que iba hacia él.
— ¿Qué tal? — Bram preguntó, mirando sobre su hombro, con una leve sonrisa
— No estuvo mal — Astrid sonrió, tomando su hombro y girándolo un poco en su lugar, tenía el hacha en mano — Aún no domino la postura exacta — dejó su hombro y dio unos pasos al frente
Había un gran agujero frente a ellos...pero no era como la entrada de una cueva, tenía demasiada simetría, sin mencionar la forma irregular.
Entrecerrando los ojos, Bram se dio la vuelta, caminando con la antorcha en mano, iluminando un segundo agujero, de iguales dimensiones.
— Demonios — Astrid maldijo, tragando saliva — Creo que es un...— miró detenidamente el agujero, viendo las marcas y un líquido verdoso viscoso en partes de los escombros — ...~Destroza Cavernas~ —
— Se abrió paso — el chico terminó por ella, iluminando un poco más de cerca para saber de qué dirección vino — Salió de aquí — se dio la vuelta nuevamente — Y continuó por allá —
Se miraron entre sí, luego corrieron por donde el dragón debió haberse ido.
Aunque antes de irse por completo, Bram lanzó con todas sus fuerzas varias rocas a las paredes, con cierto ritmo, después continuó corriendo, ambos entrando al boquete.
El ruido que había causado era una señal, Chimuelo podría percibirla con facilidad, pues no caminaron demasiado en la cueva, dependería de ellos encontrar otra entrada para no tener dificultades.
— ¿Crees que aún tengamos tiempo? — Astrid preguntó, por experiencia sabía que si el dragón había hecho el túnel hace un buen rato, seguramente ya sería demasiado tarde
— Si nos damos prisa, quizá — Bram continuó corriendo, con la antorcha en mano, siguiendo la ruta por la que el dragón probablemente habría pasado
Siendo que están solos, los chances de ganar eran bajos, aunque no mínimos, tal vez el Destroza Cavernas fuera casi inmune a la mayoría de disparos de dragones...pero un buen hachazo en un punto suficientemente suave lo mataría seguro.
Bram sabía lo especial que era este dragón, sobre todo lo inteligente que era, por lo que ya estaba pensando en algún plan.
— ¿Hay alguna forma de darle la vuelta? — fue turno de Bram de preguntar
— Bueno... - ella se quedó callada un par de segundos - No le gusta que se le suban encima — escuchando eso, la mente de Bram viajó a cierto animal...un cocodrilo
Si su idea era correcta...jo, esto ya estaba ganado.
Sonrió levemente, le dolería como nunca, sin embargo, estaba dispuesto a sufrir un rato con tal de ganar.
Luego de unos minutos más, finalmente llegaron al destino del Destroza Cavernas.
— ~Por Odín~ — Astrid susurró, sorprendida, viendo el escenario frente a ella
Había un dragón moribundo, ensangrentado y tratando de levantarse, pero un gran hueco con el abdomen no se lo permitía.
A un par de metro, estaba el Destroza Cavernas, comiendo huevos uno por uno, había cáscaras por todos lados.
El dragón dejó de comer inmediatamente, girándose para verlos, estaba quieto, moviendo lentamente sus ojos sobre ellos, analizando la situación.
Sin perder un solo segundo extra, lanzó el líquido verde desde su robusta cola hacia ambos.
Esquivándolo por poco, rodaron por el suelo, levantándose y corriendo hacia el Destroza Cavernas, Bram corrió por la derecha, y Astrid por la izquierda, los dos con sus hachas listas.
Al verse abrumado por ambos frentes, el Destroza Cavernas rugió, moviéndose rápidamente para tomar distancia y tener a ambos en una misma línea de ataque.
Bram, el más cercano al dragón, dio una voltereta hacia él, esquivando nuevamente el disparo desde su cola. Apenas se puso de pie volvió a rodar para evitar el líquido hirviente.
El Destroza Cavernas lanzó desde su boca una bola de fuego verde, que impactó sobre el líquido viscoso en el suelo, uno que Astrid estaba a punto de pisar.
Al mismo tiempo que hizo eso, mantuvo sus mandíbulas abiertas para darle un mordisco al pelinegro.
Astrid retrocedió cuando una pared de llamas verdosas se levantó a pocos centímetros de ella, se tapó los ojos y sintió el calor abrazador.
Bram usó la punta del mango para golpear el hocico del dragón, desviándolo y dejando expuesta su zona baja del cuello.
Aprovechando la posición de su hacha, atacó por abajo, directo a la piel suave del cuello.
Lamentablemente, el Destroza Cavernas reaccionó rápidamente, alejándose y solo recibiendo un corte menor.
Volteó para ver a la rubia acercándose a su costado, la había sentido corriendo hacia él.
Astrid saltó, con la intención de caer sobre él, el dragón lo vio venir, moviéndose rápidamente hacia adelante.
No obstante, rugió de dolor cuando Bram clavó su hacha en su pata trasera, reteniéndolo.
La rubia cayó sobre los bultos en su espalda, levantando su hacha y dejándola caer con toda su fuerza sobre el costado del cuello del Destroza Cavernas.
La hoja cortó piel y carne hasta llegar a la vértebra, que fue imposible de cortar para ella.
Retiró su hacha y saltó lejos del dragón, que empezó a convulsionar, soltando litros y litros del líquido verde que salía de sus bultos, que lo rodeó, cayendo incluso sobre su herida.
Finalmente, se quedó inmóvil, dejándose caer y cerrando los ojos, a la vez que dejaba de expulsar aquel líquido.
Ambos jóvenes se pararon frente al cadáver, desconcertados.
— Eso fue... — Astrid se paró a su lado, con la mirada igual de seria, ella también se dio cuenta
— Muy fácil...demasiado para un clase misterio como este — el pelinegro desvió la mirada, volteando a todas direcciones con ojos vigilantes
Según la historia de Hicca y Astrid, cuando salvaron un nido de dragones Gusafuego, había un dragón extraño, uno que llamaron Destroza Cavernas, era fuerte, rápido, con habilidades asombrosas, pero, sobre todo, muy inteligente.
¿Sería que este era un Destroza Cavernas joven y sin mucha experiencia? Era posible.
— ¡BRAM! ¡CUIDADO! — Astrid le gritó, retrocediendo instintivamente al ver como los ojos del dragón se abrían de golpe
Cuando el chico regresó la mirada al dragón, lo encontró con las mandíbulas bien abiertas en su dirección, a punto de masticarlo.
— "¡DESGRACIADO! ¡SE HIZO EL MUERTO! " —
Reaccionando al instante, apenas fue capaz de poner su hacha entre el Destroza Cavernas y él.
Por el peso del dragón, Bram cayó al suelo y fue arrastrado hasta una de las paredes, aplicando toda la fuerza que pudo para evitar que la bestia le diera un bocado, si eso pasara, estaría completamente jodido.
Astrid se acercó, pero el dragón usó su robusta cola para golearla y mandarla a chocar con una pared.
— ¡GRAAHG! — gruñó de dolor, tomando su hombro, una de las rocas la había cortado
Bram consiguió desviar al dragón, y usó la abertura para ponerse de pie.
No recibió un solo descanso, pues el dragón se volvió a lanzar hacia él, con las mandíbulas abiertas de par en par.
Bram aprovechó que la bestia no podría usar su vista y movió su hacha para meterla en su boca.
Debido a la forma de su hacha, que era parecida a una media luna, los picos se enterraron profundamente en el dragón.
El Destroza Cavernas rápidamente intentó de retroceder, sin conseguirlo, se había quedado atorado.
Usando las patas, intentó retirar el hacha, sin éxito, aunque logró hacer rasguños profundos en las muñecas del chico.
Bram dio salto, consiguiendo subir a la espalda del Destroza Cavernas, abrazándolo con brazos y piernas.
Ahora sin la fuerza del pelinegro en la empuñadura, el dragón se deshizo de ella, retorciéndose para quitarse de encima al chico, que estaba aferrado a él.
Estos movimientos terminaron por desangrar aún más al dragón, que volvió a expulsar el líquido en su espalda, cubriendo nuevamente su herida, que dejó de sangrar.
Por supuesto, Bram terminó bañado del líquido, pero eso no lo detuvo.
Cansando de lidiar con el pequeño humano, el Destroza Cavernas dio vueltas sobre sí mismo, aplastando al muchacho, que gruñía de dolor.
Gracias al líquido verde que lo cubría, consiguió resbalarse en el suelo, y no ser aplastado completamente.
En dado momento, el dragón se detuvo, respirando agitadamente, tratando de recuperarse.
Había quedado con el abdomen viendo al techo.
Astrid, algo herida y con expresión furiosa, saltó, con el hacha levantada, clavándola en el estómago del Destroza Cavernas, abriéndolo, esta vez, matándolo de verdad.
Bram se deslizó por debajo del cadáver, gracias al líquido, y se acercó a ella.
Ambos se miraron fijamente, después chocaron sus frentes, tomando con una mano la cabeza del otro.
Este era el gesto usual entre dos personas que valoraban y apreciaban enormemente a la otra.
— Revisemos, ¿Okey? — Bram le habló, moviendo los ojos hacia el nido destruido, realmente no tenía mucha fe de que algún huevo haya sobrevivido
— Yo revisaré al dragón — ella tomó su tarea
Se apartaron del choque de frentes y ambos fueron a sus sitios de interés con rapidez, ese pequeño momento también sirvió como un pequeño descanso.
Astrid llegó con el dragón, y se arrodilló junto a él, lo observó detenidamente...no había nada que hacer, el agujero en su abdomen era demasiado grande, y sobre todo, profundo como para hacer algo.
Ella solo pudo acariciar su cabeza, tratando de consolarlo. Por su parte, el dragón nunca apartó su débil mirada de Bram, que se movía lentamente entre los restos de huevos, buscando algún signo de vida.
El pelinegro frunció el ceño...llegaron tarde.
Escuchó el crujir de uno de los cascarones, lo que le llevó a mirar rápidamente en esa dirección.
Uno de los huevos estaba cerca de una especie de agujero en la roca, este cascarón era el más alejado de la entrada forzada que hizo el Destroza Cavernas, y también se veía demasiado intacto como para que él lo haya masticado.
Bram se acercó, agachándose para observar...escuchó un leve gruñido, o al menos el intento de uno, pues era demasiado agudo.
Pudo ver a una cría de dragón, sus escamas negras, similares a las del dragón moribundo, dejaron en claro quién era la madre.
Desde luego, apenas estaba en desarrollo, y si vio lo que pasó...
— "Oh..." — su mente llegó a una conclusión, seguramente esto lo acompañará por un largo tiempo — Ven aquí, amigo, no te haré daño — ofreció su mano, suavizando su mirada
Astrid lo vio desde la distancia, el dragón moribundo junto a ella también lo veía, sus ojos abriéndose un poco más, tomando fuerzas suficientes para poder arrastrarse levemente, aunque solo fue un instante. Tal parece que se había rendido.
Luego de unos segundos, Bram aprovechó un descuido de la cría para poder sujetarlo.
Desde luego, el pequeño se resistió, tratando de mantenerse con vida, ¿Pero qué podría hacer?
El joven tomó con cuidado al pequeño dragón histérico, que luego de unos segundos de forcejeo se rindió, quedándose quieto, con los ojos bien abiertos y observándolo obsesivamente, los costados de su pequeño cuerpo se hundían e hinchaban rápidamente, dejando ver su acelerada respiración por el miedo.
Lentamente, caminó hacia el dragón a punto de morir, acercando a la pequeña cría a su rostro.
La dragona gruñó suavemente, acercando más su rostro al pequeño, que simplemente la miró, chillando y acortando un poco la distancia entre ambos, tocándola con sus pequeñas patas, y frotando su hocico con ella.
La madre de la cría suavizó más su mirada, como si estuviese aliviada, y, a la vez que sus ojos se cristalizaban, los fue cerrando lentamente, dando su último aliento.
Bram se sintió mal por esto, pero no había nada que él pudiese hacer.
Astrid y Bram se alejaron lentamente del cadáver, mientras la pequeña cría chillaba hacia su madre, tratando de despertarla, no comprendiendo la razón real de su falta de movimiento.
Ambos continuaron caminando por el túnel creado por el Destroza Cavernas, en silencio, simplemente no había nada que decir.
Astrid llevaba la antorcha que iluminaba el camino, mientras que el pelinegro caminaba a su lado.
La cría en los brazos de Bram parecía dormida, pero él sabía que estaba procesando todo, si así se puede poner, sea como sea, es evidente que está triste, tanto como un hijo que pierde a su madre frente a sus ojos debería.
Cuando estaban más o menos a la mitad, finalmente escucharon movimiento más adelante, sus compañeros habían llegado.
— ¡BRAM! — Hicca, montada en Chimuelo, se detuvo a su lado
Por un momento, ambos se estiraron suavemente para chocar sus frentes, tal cual pasó con Astrid, luego se separaron y Bram vio la preocupación bien marcada en el rostro de la castaña
— ¿Están bien? —
— Digamos que fue...desafortunado — Bram le respondió, algo adolorido
Por supuesto, la castaña notó su tono de voz, sin embargo, no dijo nada al respecto, en su lugar, desvió la mirada a la cría en brazos del pelinegro.
— ¿Qué? ¿Acaso ustedes dos tuvieron a un hijo ahí? — Patán, tratando de aliviar la tensión, bromeó, levantándose un poco en su montura para observar mejor aquello en los brazos del pelinegro
Astrid se ruborizó levemente, aunque sus pensamientos rápidamente lo ignoraron y volvió a su expresión dura.
— Ahora está solo...yo me haré cargo de él — Bram habló, mirando al pequeño dragón — Ahora, vámonos, imagino que encontraron una ruta alternativa, ¿Cierto? — se subió a chimuelo y abrazó a Hicca con un brazo, pegándose un poco a ella para que la cría no se mueva demasiado
Astrid, en cambio, se subió a Tormenta, el Nadder estaba detrás de Chimuelo.
— De acuerdo, es hora de irnos — Hicca ordenó, dando la vuelta al Furia Nocturna, y, en fila, todos se retiraron
Bram no tenía idea de qué, tras esta experiencia tan horrible, el pequeño cuerpo de la cría soltaría ciertas hormonas que impulsarían su crecimiento.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Bien, aquí termina este capítulo, una disculpa por la tardanza pero digamos que me estaba tomando un pequeño descanso. Recuerden usar condón, cepillarse los dientes, obedecer a su mami y no robar, a mí no me queda nada más que decir más que adiós, así que...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top