CAPÍTULO 13
Bram saltó a un lado, esquivando otra llamarada, luego corrió alrededor del dragón, el Pesadilla Monstruosa preparó su siguiente disparo, sin embargo, se detuvo al ver que su compañero estaba tras el pelinegro.
La precaución del dragón no pasó desapercibida por el chico, por lo que pensó rápidamente en otras estrategias.
— ¡SON MUY CUIDADOSOS ENTRE SÍ! — Bram gritó, blandiendo su hacha directamente hacia una de las alas del dragón
El hacha cortó la membrana delgada como si fuese una simple hoja, cosa que resultó en una pequeña fuente de sangre que duró un par de segundos.
La bestia rugió e inmediatamente apartó el ala herida, lanzándole al pelinegro otra pequeña llamarada.
Bram la esquivó dando una marometa, pero sus ojos se abrieron en grande al ver una cola acercándose a su abdomen a gran velocidad.
— ¡CUIDADO! — Patón gritó, dándose cuenta tarde de lo que su oponente iba a hacer
El pelinegro fue golpeado y mandado a volar, Patón, a diferencia de su actuar usual, esta vez optó por dar un paso atrás y observar muy detenidamente lo que sucedía.
El Pesadilla Monstruosa que había golpeado al pelinegro le gruñó suavemente al dragón herido, que se quejó mientras retomando su postura.
Bram se levantó, sujetando su estómago, adolorido.
Al ver a ambos dragones, no pudo evitar pensar en algo.
— "Deben de ser una pareja" — gruñó, tomando su hacha con fuerza
Miró a su lado, pudo ver a Patón, era claro que se hacía la misma idea que él. Como sea, realmente no importaba, si seguían peleando, no habría de otra.
Ambos dragones los miraron, nuevamente, el dragón con la cola intacta miraba fijamente a Patón, mientras que el Pesadilla Monstruosa herido no quitó su vista de Bram.
Ambos humanos tomaron la iniciativa, lanzándose al ataque, sin verdaderas intenciones de atacar, pues estaban más concentrados en estar alertas de alguna trampa o ataque inesperado.
Cuando estuvieron suficientemente cerca, la pareja de dragones cambió de objetivos rápidamente, lanzando una llamarada sorpresa a cada uno.
— ¡DESGRACIADOS! — Patón se cubrió instintivamente con su capa, alejándose del fuego y quitándose de inmediato su capa en llamas
Bram se tiró al piso, esquivando por muy poco la llamarada.
Antes de que pudiera al menos levantarse, el Pesadilla Monstruosa que lo había atacado puso su pata sobre él, afortunadamente, las propias garras de la bestia le impidieron aplastarlo.
Tomó su hacha y la clavó en la pierna del dragón, obligándolo a dejarlo libre.
El Pesadilla Monstruosa rugió de dolor y furia, lanzándose nuevamente, con la intención de morderlo.
El pelinegro no dudó y se hizo a un lado, dejando que la cabeza del dragón pasara de largo, y fue entonces cuando levantó el hacha, listo para decapitarlo.
Al bajar el hacha con toda su fuerza, sintió una ligera resistencia, y después escuchó el sonido de la carne chocando contra el suelo...la cabeza del dragón había sido separada del resto de su cuerpo.
Se cubrió los oídos ante un potente rugido y miró sobre su hombro...el otro dragón ya tenía sus mandíbulas abiertas de par en par, a punto de devorarlo.
— "¡MIERDA! ¡QUÍTATE!" — su mente gritó, y su cuerpo acató al instante
Dio un paso atrás al mismo tiempo que se movía hacia un lado, desafortunadamente, los dientes del dragón consiguieron clavarse en su piel lo suficiente para cortarlo profundamente, dando lugar a la sangre.
— ¡AGHH! — Bram se quejó, moviéndose para retirar los dientes del furioso dragón
Se sujetó el pecho, sintiendo como la cálida sangre recorría su mano, siguiendo por su antebrazo hasta llegar al codo.
La bestia le rugió y lo embistió nuevamente, llena de furia, pero esta vez fue detenida.
Patón arrojó su martillo a la cabeza del Pesadilla Monstruosa, dejándolo en el suelo, y luego, tomando otra vez su martillo, saltó sobre él, golpeándolo con brutalidad hasta dejar su cráneo hecho una masa de carne y huesos.
Bram y Patón respiraban agitadamente, sujetándose los puntos donde había mayor dolor, pues el chico estaba desangrándose y el cabezilla de los Jorgenson había recibido quemaduras en su brazo, además de que ambos habían recibido golpes fuertes.
Estaban simplemente demasiado cansados para continuar, incluso aunque la pelea solo haya durado algunos minutos.
Se escuchó un fuerte estruendo en donde estaba el Muerte Roja, y luego hubo silencio, el chico entendió que eso debía ser cuando Chimuelo atacó al dragón con aún más fuerza, derribándolo.
Dejó a ambos dragones derribados de lado y se asomó un poco desde su lugar para ver lo que sucedería.
El resto de vikingos habían llegado con toda la madera que pudieron, pero al oír — y en algunos casos, ver — el estruendo causado por la caída del enorme dragón, se detuvieron y se dedicaron a observar, anonadados. Bram estuvo entre ellos.
Acercándose más, vio al resto de los chicos, todos igual de embobados por la escena, Astrid fue la única que lo vio llegar.
— Parece que las cosas están mejor de tu lado — ella le dijo, mirando como ambos Pesadillas Monstruosas estaban en el suelo
— No tanto — Bram señaló la herida gigante en su pecho
— ¡POR ODÍN! ¿¡QUÉ TE PASÓ!? — la rubia pareció notarlo al fin, mostrándose claramente preocupada
— Tranquila, sanará...lo que me preocupa e_ — sus palabras se cortaron al ver una enorme membrana levantándose de uno de los costados del Muerte Roja — ...es eso — terminó sus palabras, tragando saliva
El dragón gigante se levantó lentamente, siendo aún más evidente su monstruoso peso y tamaño.
Cuando estuvo por completo en sus cuatro patas, extendió sus alas, pero no se elevó por los aires para perseguir a Hicca, en su lugar, rugió al cielo, a Chimuelo, que nuevamente se dejaba caer al gigante para dispararle de nuevo su plasma.
El Muerte Roja batió con una fuerza titánica sus alas, afectando al aire a su alrededor. Bram, incluso estando a varias decenas de metros, pudo sentir la ráfaga de aire chocar con él.
Antes de apartar la mirada vio como la caída en picada de Chimuelo era interrumpida para poder esquivar la ráfaga invisible.
Como el dragón monstruoso no había empezado a volar, y no es como que realmente pudiera hacerlo, Bram estaba indeciso, ¿Debería intervenir de alguna manera?
Bram simplemente suspiró, no sabía cómo es que debería intervenir, quizá si no hubiera matado a esos dragones habría podido aprovechar su ayuda e ir a apoyar a Hicca, ¿Había cometido un error?
Se maldijo a sí mismo, sin estar seguro de qué hacer.
Durante varios segundos, fue ver como el Muerte Roja seguía intentando derribar al furia nocturna con las ráfagas de aire, aunque eso no se traducía en un espectáculo aburrido para los berkianos.
— ¡TÚ PUEDES HICCA! — Bocón la apoyó, con ambos brazos al aire
Sin embargo, no pudo mantenerse en esa posición, pues tuvo que cubrirse del aire.
Chimuelo continuó disparando su plasma hacia el Muerte Roja, aunque parecía no causar demasiado daño. Si Hicca quería matarlo por daño multiorgánico, Chimuelo se cansaría antes que el masivo dragón.
A pesar de que todos apoyan a la chica, Bram es el único que realmente piensa a detalle en lo que está sucediendo.
Comprende que, ya que el Muerte Roja no volará, no pueden prenderle fuego del modo en que se hizo en la película, y por ello, quizá realmente aquella explosión no pueda ocurrir...para empezar, ¿A qué mierda se debió la explosión del dragón?
Obviamente el gas de su fuego tenía algo que ver, la cosa es que debía haber explotado prácticamente a los pocos segundos por todos los gases acumulados en sus órganos de almacén.
Aunque teniendo en cuenta el hecho de que en este mundo se seguían al menos ciertas leyes de la física...tal vez realmente hacer lo mismo sería más que suficiente.
Sin demasiadas esperanzas, y buscando mentalmente algún plan B, continuó observando la pelea entre el Muerte Roja y Chimuelo, sintiéndose más impotente como nunca antes había sentido.
Finalmente llegó el momento, el dragón gigante tomó una gran bocanada de aire.
Hicca vio el gas acumulándose en la garganta del Muerte Roja, así que le tocó la cabeza a Chimuelo y cayeron en picada hacia él.
— ¡AHORA, AMIGO! — la castaña soltó su grito
El silbido se escuchó y el Furia Nocturna disparó su plasma, tristemente, no fue suficiente.
Desde su lugar, Bram pudo ver como el monstruoso dragón abría en grande los ojos...debió haberlo escuchado.
Cerró de inmediato sus fauces, por lo que el disparó chocó directamente con su rostro, dejando una nube de humo.
Todo Berk jadeó, y no tuvieron que esperar mucho, pues el dragón se movió soltando un fuerte rugido...uno de sus dientes se había desprendido.
Ahora completamente enfurecido, mantuvo la cabeza abajo, al nivel del suelo y volvió a inhalar una gran cantidad de aire.
La bestial llamarada que salió de su hocico derritió la roca bajo el hocico del Muerte Roja, y el dragón levantó la cabeza, siguiendo a Chimuelo.
El Furia Nocturna se veía nervioso, esquivando con ayuda de Hicca el fuego que iba hacia él.
Fue entonces cuando el Muerte Roja decidió que había tenido suficiente, comenzó a mover la cabeza como un maldito animal rabioso, de un lado a otro en todas direcciones, y usó sus alas para darle más rango a su fuego.
Inevitablemente Chimuelo tuvo que hacer maniobras mucho más complejas y agotadoras para evitar acabar como pollo frito.
— Ay no — Hicca miró la cola de Chimuelo, se quemaba lentamente
Aunque el fuego no le dio directamente a la cola, el calor era tan intenso que le terminó afectando.
Viendo desde el suelo, Bram tuvo una idea, así que corrió hacia el Muerte Roja con su hacha en mano, tomando de la cintura de Astrid su cuchillo, saliendo de la fila de vikingos espectadores.
— ¡BRAM! — Estoico gritó su nombre, corriendo tras él — ¡RETROCEDE! ¡ES MUY PELIGROSO! — preocupado, trató de seguirle el paso, pero el joven era más rápido
Astrid iba a seguirlos, no obstante, se detuvo al dar un par de pasos, giró la cabeza para ver a su Nadder, algo herido, pero aún de pie, no dudó y corrió hacia él.
Bram saltó a la pierna del dragón gigante, con su hacha boca arriba, y clavó la punta en la dura piel, fue tan insignificante que el Muerte Roja ni siquiera lo notó, pero era más que suficiente para escalar.
Repitiendo la acción con el cuchillo, subió tan rápido como podía, y apenas estuvo en el 'hombro' del dragón, este había vuelto a agachar la cabeza a nivel del suelo, tomando otra fuerte inhalación, incluso mayor a la anterior, aún con el cielo brillando de colores naranjas y rojizos por la llamarada que se mantenía en el aire.
Bram corrió por el lomo de la bestia, hasta llegar a su cabeza, y sin detenerse un poco levantó el hacha.
Hicca veía desde el cielo al chico, no tardó en saber qué es lo que iba a hacer.
— ¡CHIMUELO! ¡ABAJO! — presionó la palanca de su pie e inmediatamente cayeron en picada, atravesando una de las nubes de fuego, lo que terminó por quemar la tela de la prótesis, perdiendo automáticamente la capacidad de guiar al dragón, pero no se detuvieron
Bajándola con toda su fuerza el hacha en uno de los ojos del Muerte Roja, Bram perforó limpiamente el tejido blando, causando gran dolor en el dragón, pues también había cortado los nervios.
Levantó la cabeza bruscamente, rugiendo por el dolor, causando que el chico cayera.
Durante su caída escuchó el característico silbido del Furia Nocturna, que disparó limpiamente a la garganta del dragón gigante.
Pasados unos segundos...el fuego comenzó a salir de su cuerpo, como una hoya a presión.
Mientras Bram caía, fue agarrado por una garras, levantó la mirada y vio las escamas azuladas de Tormenta, el Nadder de Astrid.
Ahora a salvo, levantó rápidamente la mirada hacia la mancha negra en el cielo que descendía a gran velocidad.
Hicca ya no tenía la dirección, pero Chimuelo usó sus alas para intentar ir más a la izquierda, esquivando el cuerpo en llamas del Muerte Roja...pero la cola del dragón se levantó por la memoria muscular, interponiéndose en el camino.
— No ¡NOO! — la castaña gritó, mientras el Furia Nocturna intentaba usar sus alas para quitarse del camino, pero la fuerza con la que entraron era demasiada, así que lo único que hizo fue ralentizar la caída
Chimuelo fue golpeado por el mazo en la cola de la bestia, lo que dejó a Hicca inconsciente y la mandó a volar de la montura.
Ambos hicieron una pequeña parábola y volvieron a descender hacia las llamas del cuerpo del Muerte Roja, el Furia Nocturna rugía de desesperación, tratando de estabilizarse sin perder nunca de vista a la castaña inconsciente.
Cuando logró mantenerse en una línea, usó sus alas para impulsarse a la chica.
No la alcanzaría, él estaba demasiado lejos y las llamas estaban a punto de engullirla...la desesperación se apoderó del dragón y abrió sus fauces, acercándose hacia el pie izquierdo de Hicca en un intento de atraparla.
Astrid bajó a Bram, y él, junto a Estoico inmediatamente corrieron hacia la pared de llamas, deteniéndose frente a ella.
— ¡BRAM! ¡TÚ VE A LA IZQUIERDA! — una desesperación que nunca se había oído en el jefe de la aldea fue palpable, al mismo tiempo que señalaba la dirección
Ambos rodearon las llamas por direcciones opuestas, esperando que Hicca estuviera fuera de ellas, o por lo menos poder visualizarla entre el fuego para salvarla.
El problema era que las llamas eran demasiado densas, impidiendo por completo la vista de algo más allá del fuego.
Pasados unos minutos, cuando todo el gas se acabó, hubo una lluvia de cenizas, y sin importar las altas temperaturas, Bram y Estoico se metieron al caos, oliendo la carne quemada y muchos otros olores que no reconocían.
— ¡HICCA! — Bram gritó, saltando sobre uno de los huesos quemados del dragón muerto, esperando verla, estaba preocupado, incluso sabiendo que seguramente habría sobrevivido, el sentimiento no disminuía
— ¡HIJA! — el padre de la chica estaba igual o peor que el pelinegro, había perdido la compostura y su lenguaje corporal solo mostraba desesperación total
Bram entrecerró los ojos y pudo divisar en una nube de polvo una silueta oscura, más oscura que la ceniza, y cuando el polvo se dispersó un poco más, pudo distinguir los apéndices de la cabeza del Furia Nocturna.
— ¡POR ALLÁ! — le avisó al jefe, saltando de su lugar y corriendo rápidamente hacia Chimuelo
Estoico se detuvo un poco, viendo al pelinegro correr hacia el dragón que él mismo había capturado y posteriormente liberado.
Corrió también y al llegar, vio al chico acariciando la cabeza del dragón, como si intentara despertarlo.
Chimuelo abrió los ojos levemente, viendo a Estoico caer arrodillado frente a él, observando en estado de shock la que fue la silla de montura sobre la que iba su hija, ahora siendo un amasijo de alambres y metal fundido.
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— Ohhh...hija...perdóname — bajando la cabeza, el jefe de la aldea soltó esas palabras sintiendo un peso como el que nunca antes en su vida
Bram miró sobre su hombro, los vikingos se estaban acercando a paso rápido, mirando al gran Estoico el Vasto de rodillas, con la cabeza baja, e inmediatamente se entristecieron, agachando sus cabezas.
Los dragones estaban tras ellos, sin poder ver a aquella persona que había confiado en ellos y les dio la oportunidad de seguir siendo libres y de tener una razón de vida.
Chimuelo no hizo ni un ruido y, mirando a Estoico, levantó su ala, luego bajó la que rodeaba algo.
El jefe de la aldea abrió los ojos, la esperanza volvía a ver en ellos. Cuando el ala de Chimuelo bajó por completo, pudo ver el cuerpo de su hija, y no dudó en tomar en sus brazos.
Le acarició el rostro, viendo que estaba prácticamente intacta, se quitó rápidamente el casco, acercando su oreja al pecho de Hicca, y se quedó estático.
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— Está viva ¡LA TRAJISTE CON VIDA! — su voz finalmente se quebró, y unas lágrimas de alegría bajaron por su rostro
Al oír a su jefe, todos recuperaron el ánimo, levantando los brazos y vitoreando porque no solo Hicca estaba viva, sino porque gracias a ella, nadie murió en esta pelea.
Los dragones rugieron al cielo de alegría.
Estoico llevó su mano con suavidad al hocico de Chimuelo, algo que nunca pensó que haría nunca.
— ~Gracias...por cuidar a mi hija~ — sus palabras fueron únicamente hacia el Furia Nocturna, que simplemente volvió a cerrar los ojos, ahora libre de la tensión que sentía por su amiga humana
Bram sonrió, se limpió una lágrima que estaba por escaparse de sus ojos, luego se giró hacia los vikingos.
— ¡CONSTRUYAMOS LAS BARCAS! ¡RÁPIDO! ¡NECESITAMOS TRATAR A HICCA Y ASEGURARNOS DE QUE DESPIERTE EN SU AMADO HOGAR! — levantó el puño y ordenó
Inmediatamente todos los vikingos corrieron con fervor hacia los trozos de madera de otros botes, y con ayuda de los tragones comenzaron a destruirlos, o en caso de los más intactos, a ponerles parches.
Por la emoción del momento, Estoico no había notado que el pie izquierdo de su hija estaba roto, prácticamente era insalvable parte de su pie y un poco más arriba de la conexión con el resto de la pierna.
Estaba fuera de peligro, pues el sangrado era demasiado lento para que muriera o se debilitara considerablemente...pero si no era tratada podría llevarse una mala experiencia...más de lo que ya ha pasado.
— Mhmm...ghmm — Hicca abrió lentamente sus ojos, viendo un techo de madera
Bajó la mirada y vio su cuarto, lo exploró un poco con la mirada, mientras lo que había sucedido regresaba a su mente, realmente no tenía fuerzas para preguntarse si había muerto
Sintió una agradable sensación en su mano, así que volteó...y ahí estaba, Bram sujetaba su mano con fuerza, él estaba dormido, recostado suavemente sobre uno de sus muslos, en cualquier momento su cabeza caería por la mala posición.
Con su mano libre atrajo la cabeza del chico hacia su regazo, acariciándole la cabeza mientras se acomodaba para estar sentada.
Incluso ahora, no podía dejar de admirar a su novio...espera, ¿Novio?
— "Es cierto...lo hicimos de manera indirecta...jhm" — Hicca se rio un poco de ese pensamiento, sabía que realmente no importaba si habían formalizado algo con claridad, ahora él era de ella, y ella de él
Escuchó un ruido y levantó la mirada, viendo a Chimuelo observándola fijamente.
El dragón descendió de inmediato, dando saltitos de alegría al verla despierta, se acercó un poco a ella para estar seguro, y luego comenzó a saltar por la pequeña habitación para su tamaño, causando un desastre total y golpeando accidentalmente a la castaña con su cola suavemente.
— Wow, ¿Estás en mi casa? — preguntó, realmente sin poder creérselo — Ayy nooo, estás en mi casa, ¿Mi papá sabe que estás aquí? — volvió a preguntar como si Chimuelo pudiera responderle
El dragón dejó de brincar y se acercó.
La castaña sintió el movimiento en su regazo, y desvió la mirada, observando a Bram despertando lentamente por el escándalo de Chimuelo.
Levantó la cabeza, y se congeló al verla.
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— ¡AL FIN DESPERTASTE! — lleno de emoción, el pelinegro gritó, lanzándose a abrazarla
— ¡OUU! — aunque a Hicca le encantó, sintió algo fuera de lugar en su cuerpo, así que se quedó quieta, procesándolo
— ¡OH! ¡PERDÓN! — el chico se alejó un poco de ella, preocupado — ¿Te lastimé? — le tomó la mano
La castaña lo miró, después miró las sábanas, las retiró y abrió ampliamente los ojos.
Bram no pudo evitar sentirse mal, sin embargo, la chica se sentó en el borde de su cama, al lado de él.
Su pie izquierdo había sido reemplazado por una pieza metálica que ahora sería su nuevo pie.
Tragó saliva y se levantó.
El pelinegro también se puso de pie junto a ella, con los brazos algo extendidos para tomarla en caso de que cayera.
Hicca respiró fuerte, se puso firme y dio un paso, cayendo de inmediato a los brazos de Bram, que la había logrado atrapar.
— Tranquila, aún es demasiado pronto, te acostumbrarás — la apoyó a caminar lentamente a la puerta de la habitación
— Uhm, quizá no está tan mal, ¿Sabes? — ella bromeó un poco para aliviar su miedo, acariciando suavemente el pecho del pelinegro para indicarle a lo que se refería
Chimuelo salió de la habitación tras ellos, con algo de esfuerzo por el tamaño, pero no los siguió, la escalera era demasiado estrecha para él, así que salió por la gran ventana del pequeño pasillo.
Apoyando a la castaña para bajar las escaleras.
— Dime, ¿Acaso me morí? — con más tranquilidad, ella preguntó
— Ya quisieras, aún tienes muuucho con lo que lidiar — él le sonrió
Cuando finalmente llegaron al pie de las escaleras, Hicca volvió a hablar.
— Oye, Bram — lo llamó, ganándose su atención — ¿Qué dijo mi papá? — preguntó con algo de temor, sabía que, aunque al parecer Estoico pareció entrar en razón, le sería difícil adaptarse
— Ya lo verás — fue todo lo que el pelinegro dijo
La chica extendió su mano para abrir la puerta, jaló la perilla y lo primero que vio fue a un Pesadilla Monstruosa rugiéndole, como si fuese a disparar su fuego.
Inmediatamente cerró la puerta, y esperó algunos segundos, y al ver que la puerta no se prendía en llamas, volvió a abrirla lentamente.
— ¡UNA VEZ MÁS! ¡NO ME ALCANZARÁN! — Patán grito, montando a Colmillo, luego fue seguido por Patapez en su Gronckle y otros dragones
Ambos salieron de la casa de la castaña, e Hicca observó completamente impactada la aldea.
Dragones aquí y allá, dragones sobre las casas como aves, algunos dragones ayudando a los vikingos a llevar cosas pesadas, incluso había un vikingo que llevaba a dos Nadders como si fuesen ganado.
— Ja...lo sabía...estoy muerta — ella sonrió con incredulidad
— ¡JAJA! ¡NO! ¡PERO CASI LO LOGRAS! — Estoico llegó, con una gran sonrisa en su rostro, llegando a su lado y mostrando el nuevo Berk
Hicca miró toda la aldea aún con los ojos bien abiertos, aunque ahora tenía una pequeña sonrisa adornando su rostro.
— Toma esto, Hicca — Bocón se acercó con una nueva cola mecánica para Chimuelo
La castaña tomó el regalo, sintiendo el peso, que no difería demasiado de la que ella y Bram habían hecho, pero sin duda se veía mejor, cosa que le mostraba una vez más que el herrero aún tenía mucho que enseñar.
— ¿Qué opinas de mi obra maestra? — Bocón preguntó dirigiéndose al pie faltante de la castaña, que de inmediato bajó la mirada para ver, moviendo su pierna para verlo mejor
— Meh, le puedo hacer unos ajustes — ella bromeó, cosa a la que todos respondieron con risas
— ¡FURIA NOCTURNA ! ¡AL SUELO! — un vikingo gritó, a la vez que Chimuelo aterrizaba sobre sus hombros, desestabilizándolo y luego saltó hacia otro vikingo
El dragón no le quitó la mirada a Hicca, y cuando finalmente dejó de derribar a las personas, ladeó la cabeza, viendo la prótesis.
Con ayuda de Bram, la castaña se acercó a su amigo dragónico, poniéndole la cola ante la atenta mirada de muchos, incluida la mirada orgullosa de su padre.
Cuando le terminó de poner la cola, Hicca se subió a la montura, que había sido reconstruida por Bocón. La palanca en la que iba su pie ahora estaba modificada para su propia prótesis.
Hicca miró la aldea, tan diferente a lo que recordaba, ahora de verdad se sentía como un hogar.
— ¡HICCA! — Patán gritó a su lado, ganándose su atención — ¿¡UNA CARRERA!? — preguntó mientras los gemelos, montados en su dragón, también se acercaban
La castaña simplemente sonrió ampliamente, asintiendo y mirando al frente.
— ¡SALGAN! — Bocón decidió ser quien diera la señal, y al lado de Estoico, observaron como volaban rápidamente, alejándose y dando vueltas
Bram observó la carrera distante con una sonrisa en su rostro, ahora se sentía mucho más cómodo que antes.
— ¿Cómo estás? — una voz sonó a su lado, y al voltear, encontró a Astrid, cruzada de brazos, pero sonriendo levemente
— Creo que no podría pedir más — él respondió
— Ja...Sabes que me debes un almuerzo, ¿Cierto? — la rubia le levantó la camisa, mostrando una cicatriz de buen tamaño cruzando su pecho
El pelinegro se sorprendió, luego pasó su mano por la antigua herida, debido a la preocupación por Hicca, la había olvidado por completo.
Tal parece que Astrid no se había olvidado del trato que hicieron.
— Claro — le sonrió, regresando la mirada a la carrera, los jinetes y sus dragones estaban regresando a altas velocidades, parece que era la etapa final
Ambos se quedaron en silencio, mirando al ganador...que desde luego, fue Hicca con su poderoso Furia Nocturna.
Al mismo tiempo que todos celebraban a la ganadora, Astrid volvió a hablar.
— Quiero cambiar el almuerzo por otra cosa — sus palabras le ganaron una mirada extrañada de Bram, pero luego se encogió de hombros
— ¿Qué quieres? — él preguntó
— Quiero charlar contigo e Hicca, por lo del ruedo y el Muerte Roja no tuvimos oportunidad...y quiero que te pongas de mi parte —
Bram la miró nuevamente confundido, ¿De su parte? ¿Qué quería decir con eso? Bueno, como sea, tendría honor y respetaría el trato que hicieron, incluso si había un cambio de condiciones.
Hicca se acercó lentamente a ellos, ahora solamente acompañada por Chimuelo, que la apoyaba de vez en cuando, la chica se adaptaba rápido.
— ¡BRAM! ¿¡VISTE ESO!? — se lanzó a los brazos del pelinegro, que la abrazó con fuerza, riendo
— ¡CLARO! ¡ERA OBVIO QUE GANARÍAS! ¡TIENES UNA VENTAJA INJUSTA! — Bram acarició la cabeza de Chimuelo entre risas
Siguieron intercambiando algunas palabras ante la atenta mirada de Astrid, y cuando dejaron de hablar, la rubia tomó la palabra.
— Oye, Hicca — la llamó
— ¿Sí? —
— Sé cómo sonará esto...pero como te dije, no estoy dispuesta a perder a un hombre como Bram así de fácil — empezó, ganándose una mirada seria de Hicca — Me gustaría que hiciéramos un trato...¿Por qué no tener ambas una relación con él? —
Sus palabras dejaron en shock a Hicca y Bram, que se miraron entre sí, realmente sorprendidos y sin tener la más mínima idea de qué responder.
La miraron de nuevo, como si estuviera algo mal de la cabeza.
Astrid miró fijamente a Bram, luego señaló su propio pecho, haciendo referencia al trato que habían hecho.
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— "Ay...mierda" — no pudo pensar otra cosa al entender
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Aquí termina el capítulo final, bueno, "final", realmente aquí termina lo que abarca la primera película, ahora continuaré con un mini capítulo en el que Bram consiga a un dragón, luego vendrá la segunda película para la que tengo un par de ideas. Recuerden usar condón, cepillarse los dientes, obedecer a su mami y no robar, a mí no me queda nada más que decir más que adiós, así que...
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