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3. Cuando Louis empieza a caer por Harry.

—Entonces —da un trago, hay un eructo no muy sutil y luego Ed se limpia los rastros de cerveza en las comisuras. Louis ni siquiera se inmuta ante eso y el chico se dirige hacia él, inclinándose sobre la mesa para apuntarlo con su dedo embarrado de kétchup. —¿Un nuevo compañero de piso, eh? ¿Cuándo ibas a decirlo?

Louis cruza sus brazos sobre su pecho, su espalda acomodada contra el asiento de cuero sintético rojo. El pub donde están no es mucha cosa, mesas agrupadas en fila, un espacio en el medio y la gran barra, pero ellos van allí desde que empezaron la universidad. Es sencillo, barato y cercano. Perfecto, en resumen.

—Se los estoy diciendo ahora.

Ed abre sus ojos, incrédulo. —Una semana después, compañero. Eso es impuntualidad.

Hay una risa tosca y ruidosa y cuando Louis mira a un lado de Ed, ahí está Niall. El nuevo integrante y con un alto nivel de alcohol en sangre, Niall. A Louis le agrada, principalmente porque cuando llegó Niall le había guardado una botella para él, que compró con su propio dinero porque lo esperaba para conocerlo. Eso es un poco más de lo que Ed ha gastado en Louis en diez años de amistad, por lo tanto, se ganó su corazón. Aunque eso no es ni siquiera difícil.

—Bueno —él se encoge de hombros. —Al menos te lo dije.

—Ya —Ed deja la botella sobre la mesa, vacía. Niall palmea su hombro —Deberías traerlo.

Louis hace una mueca, casi inconscientemente. Piensa en la suma de Harry y Ed que son, básicamente, lo opuesto el uno al otro. Harry es algo como delicado y Ed es... vikingo. Si. No hay una palabra mejor para describir a su amigo.

—No —dice. —No lo creo.

—¿Por qué? —Ed pregunta inmediatamente. Louis parpadea.

—Este no es su ambiente.

Realmente no. Louis piensa en la última imagen que tuvo de Harry, esa misma mañana poco antes de que se fuera a trabajar a la librería y no lo ha visto de ese entonces. Harry estaba en la cocina del apartamento, esa que Louis no ha usado para algo más que sopas instantáneas y comidas congeladas y él estaba... cocinando.

Pero en un inicio, le había preguntado a Louis, casi como si sintiera que había algo mal. "—Yo, uhm, quería- ¿Crees que está bien si uso la cocina?" y Louis solo se había quedado desconcertado por un segundo, preguntándose porque Harry parecía casi aterrorizado por siquiera preguntar. Y se encogió de hombros, sonriéndole vagamente. "—Claro" dijo. "—Esta es tu cocina, compañero. Haz lo que quieras con ella. Solo, uh, no la quemes. Usé el extintor hace unas semanas. Fue un accidente" y cree que Harry le sonrió, pero fue rápido, porque enseguida desapareció en dirección a la mesada con una sombra sutil de un hoyuelo en su mejilla.

Entonces, Louis está pensando. Eso fue hace cuatro días y a partir de ahí, fue como liberar a una bestia. Una bestia que cocina postres de maravilla y cada vez que él llega de la universidad o de la librería, antes de encerrarse en su mesa y el maravilloso mundo estudiantil, Harry se lo ha dejado, lo que sea que haya preparado, como si fuera solo para Louis, porque están intactos sobre la mesada. Solo llevan una semana viviendo juntos; una semana en la que han coincidido menos veces de las que parece y Louis tiene muchas bromas y comentarios ligeros y Harry rehúye la mirada y oculta risas. Pero hay pasos hacia adelante, por ejemplo, cuando Harry finalmente toma la delantera y le pregunta a Louis si prefiera té o café. Y es un paso gigante, porque después le prepara té Yorkshire todas las mañanas a partir de ahí, es decir, hace tres días. Louis piensa que si siguen así, él tendrá que conservar a Harry como compañero de piso por mucho, mucho tiempo.

(Más adelante, Louis se va horrorizar por pensar en conservar a Harry como si él fuera una cosa o un accesorio. Más adelante, Louis va a abrazar a Harry muy fuerte, susurrándole «lo siento» al oído con lágrimas en los ojos y Harry se va a sostener de él. Louis va a cuidar de Harry y Harry va a cuidar de Louis.)

Hay un golpe en su frente y cuando mira hacia adelante, Ed parece divertido. —Te quedaste mirando a la nada como por tres minutos enteros, sin pestañear.

—Fue un poco escalofriante —colabora Niall. Louis ríe.

—Tal vez —se encoge de hombros. —Puede que lo traiga. Más adelante.

Ed asiente y choca sus puños. Piden una segunda ronda y, casualmente, Niall pregunta si tienen cerveza irlandesa. Como si no estuvieran un pub inglés extremadamente patriota y además, gay.

(...)

Cuando Louis regresa a su piso, ya ha anochecido hace tiempo. Y él realmente no espera encontrar a Harry ahí, en el sofá marrón envuelto bajo una frazada de pelos blanca que luce muy suave. Tampoco espera que el televisor esté encendido y una adaptación de Orgullo y Perjuicio se esté reproduciendo en la pantalla, pero de todas formas hay muchas cosas esa noche.

Como cuando Harry lo escucha entrar y pone pausa enseguida, volteando a ver con los ojos amplios y mista rápidamente un —Louis, yo- lo siento no quise...

Y Louis está tan abatido y confundido, tan intrigado y... alertado, porque Harry siempre parece una extraña masa de nervios y miedo, siempre alerta y siempre cuidadoso, pidiendo disculpas y preguntando por cada cosa que hace; y él solo quiere que, bueno, Harry esté tranquilo. O a salvo. Es decir, que se sienta bien en ese pequeño piso. Y seguro. Quiere que la propia compañía de Louis no lo alerte y, tal vez, ser amigos o algo así. No sabe si es un pensamiento tonto o no, pero él se siente tan extraño.

—Está bien — deja ir en un tono bajo y suave. Harry se mantiene atento, congelado en el sillón con los ojos amplios mientras Louis se quita los zapatos y los deja en la entrada. Luego, cuando lo voltea a ver, le sonríe un poco. Él cree que cuando lo hace, Harry se suaviza, como si se asegurara y calmara con el gesto. Y lo hace, Louis lo puede ver; como sus labios abiertos se cierran poco a poco, sus dientes enganchando el inferior y un sutil brillo en los ojos. Le agrada todo, ver como las facciones del chico lentamente se relajan, por lo que ladea la cabeza —Entonces, ¿Cuál adaptación es?

Harry tarda segundos en entender y responder. Cuando lo hace, es con sus parpados revoloteando lentamente —La del 2005 —dice y Louis asiente. Tiene un poco de calidez en el pecho.

—Perfecto. Buen gusto —felicita, deshaciéndose de su abrigo y colgándolo a un lado. Harry tiene una sonrisa diminuta en los labios y las mejillas se le han sonrojado ¿Este chico es real, en serio? —¿Puedo sentarme y verla? —pregunta.

Harry no parece tan alarmado como que pensó cuando se oyó a sí mismo. Sin embargo, hay segundos antes de que deje ir un flojo —Si, claro.

Y Louis toma asiento. No lo hace en el mismo sofá, donde Harry ocupa gran parte con sus piernas cruzadas y su cobija blanca. Él toma asiento en uno de los sillones individuales, doblando sus piernas y dejando caer su cabeza hacia atrás. Siente los ojos de Harry sobre él y esconde una sonrisa en su puño porque cuando lo mira, los ojos de Harry van rápidos hacia la pantalla del televisor y él quita la pausa, carraspeando; sus mejillas tan coloradas como la fresa y el regordete y rojo labio inferior atrapado entre sus dientes.

(Louis cree que ya sabe que está caído por el chico.)

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