5. El chico que gritó "Medalla de cobre"
Nota de autor: Entre theHarryPottergirl y Moonsign me desarrollé un trastorno de personalidad tremendo. El caso es que esta historia no es mía, yo solo traduzco y ustedes disfrutan. Los personajes pertenecen a J.K Rowling. De paso queridos ¡Feliz Mes del Orgullo!
"En mis pensamientos estás muy lejos
Y estás silbando una melodía, silbando una melodía
Cristalizándose, claro como el día
Puedo imaginarte tan fácilmente, imaginarte fácilmente
¿Qué va a ser del mundo si no estás en él?"
"Good Grief" por Bastille.
Teddy:
— Ahora, por favor, no quiero que me llegue otro reporte —Su Nana continuaba diciéndole, acompañándolo al expreso de Hogwarts— Juro por Merlín, Edward, que si haces otra broma te castigaré hasta que...
— Tenga treinta y uno —Terminó por ella. Con la cantidad de veces en que se lo había dicho, Teddy tendría que vivir al menos tres trillones de vidas para completar la amenaza. Le sonrío brillantemente— Juro solemnemente que no hare más bromas. Posiblemente solo a los de tercer año —Su abuela abrió aquellos ojos marrones con indignación— Bien, bien. Intentaré no hacerle bromas a nadie —Añadió.
Logró localizar a Cygnus, quien ya escapa de su madre, así como a una Hope que encontraba un compartimiento vacío. Todavía sonriendo, le dio un beso en la mejilla a Nana y le despeino el cabello, aprovechándose del hecho de que ahora era más alto.
Su Nana sonrió y le riñó mientras se arreglaba el cabello: — Ten un buen final de año escolar, Edward —Lo abrazó, ignorando sus protestas falsas sobre cómo ya era demasiado viejo para ello— No olvides escribir.
— Como si pudiera.
Con un último abrazo, Teddy corrió tan pronto como pudo para llegar a donde sus amigos. Sin falta, se tropezó y casi cae dos veces, pero logró llegar al compartimiento con los miembros intactos. Cygnus estaba contándole a Hope como un tío lo había llamado "Traidor a la sangre" cuatro veces en una sola semana.
— Lo peor de todo es que no puede pronunciar bien la "r" —Retomó tras haber saludado a Teddy— Así que en realidad sonaba como "Tgaidog a la sangge."
— Al menos le da un poco más de estilo —Hope intentó animarlo.
Teddy, sabiendo el que su mejor amiga probablemente haría la conversación incómoda, acudió a su rescate: — ¿Qué tal tus vacaciones, Hope?
La rubia le sonrió con agradecimiento, aunque la mano que había puesto sobre el brazo de Cygnus nunca se movió: — Bueno, ¿Recuerdan que lo peor que me había sucedido antes era el que uno de mis hermanos se comió una moneda durante el intercambio de regalos? —Ambos chicos asintieron— Claramente ha sido superado por mi hermano mayor siéndole infiel a su novia y la chica enterándose. Aparte de los gritos y el teatro que montaran los dos, la bofetada que le dieron resonó por todo el vecindario.
— Carajo, lo único interesante que me sucedió a mí fue el hecho de ver a mi Nana intentar no matar a su suegra por estar consiguiéndole novio.
Cygnus y Hope se quedaron mirándolo.
— ¿La suegra de tu abuela intentaba hacer qué? —Cygnus chilló.
— ¿Qué tu abuela no tiene ya un novio? —Hope se preguntó.
Teddy se encogió de hombros: — La suegra de Nana solo quiere asegurarse de que será feliz —Era una verdad a medias. Después de que su madre y abuelo fallecieron durante la guerra, la señora Jennifer Tonks había hecho hasta lo imposible por brindarle compañía a su Nana, incluso cuando Andrómeda le respondía de formas no tan amistosas— E incluso cuando ella dice que no sucede nada con Gary, yo sé que ella le gusta —Añadió para Hope.
Gary era un hombre que traía cervezas con mantequilla a la tienda de pociones de su abuela. El hombre sonreía con facilidad y lograba inducirla a conversaciones, incluso cuando Andrómeda le respondía con frialdad; tras años de ser una amistad de un solo lado, habían empezado a entenderse y Teddy sabía que solo sería cuestión de tiempo para que su abuela reconociera el que tenía sentimientos por el hombre en lugar de negarlos.
— Bueno, tu abuela tiene oportunidades —Cygnus comentó— ¿Qué edad tiene? ¿Cincuenta? Se ve bastante bien y es hermosa.
— ¡Ew! —Teddy exclamó, Hope pretendiendo vomitar— No puedo creer que hayas dicho el que mi abuela está buena.
Cygnus se sonrojó: — Yo no dije que estaba buena, dije que era hermosa. Incluso cuando sí está buena y no aparenta sus cincuenta —Al entender lo que había dicho, una mueca se formó en su rostro— ¡Ew!
La bruja del carrito se estaba acercando, Teddy podía oírla desde donde estaba sentado: — Bien, ahora que me has traumatizado de por vida —Cambió su color de cabello a uno purpura, para efectos más dramáticos— Tendrás que comprarme al menos diez ranas de chocolate para ayudarme a salir de esta miseria.
— ¿No creen que ustedes dos comen mucho chocolate?
Teddy y Cygnus miraron a Hope con expresiones de horror: — Solo porque a ti no te guste el chocolate no significa que debas ofendernos —El Slytherin le reclamó.
— Sí, por eso tendrás que comprarnos diez ranas más.
La chica rodó los ojos antes de tirarse encima de Teddy, ambos forcejeando en el suelo mientras Cygnus le entregaba el dinero a la bruja del carrito.
Teddy finalmente se sentía en casa, incluso cuando una insidiosa voz le decía lo mucho que extrañaba a un chico de oscuro cabello rojo.
Iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Enero 4 de 2011
Querido James,
Lamento no haber podido escribirte en los últimos días de vacaciones. Sabes que la familia de mi abuelo son Muggles y Nana no quería explicarles el por qué un montón de lechuzas se la pasaban llegando (La última vez dijo que eran una plaga, pero no todos le creyeron)
De igual forma, adivina que te estoy enviando. Si respondiste tres cajas de ranas de chocolate, ¡Acertaste! De paso, ahí te va una foto de Twinkle para que puedas conocerla. Es muy amigable y le gusta cuando cambio mi cabello para que combine con su cola arcoíris.
Te extraño demasiado,
Teddy.
Iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Enero 7 de 2011
Querido Teds,
¡Twinkle es increíble! ¿Estás seguro de que no se trata de un caballo con un cuerno? Jamás había oído de un unicornio tan inmenso. Incuso mamá está impresionada, aunque papá se encuentra aliviado dado que dice el que es la mascota más normal que Hagrid ha tenido. No sé a qué se refiere con ello.
Hay un idiota en mi escuela que se la pasa molestando a los niños de mi salón y está empezando a ponerme de mal humor, pero no he usado los polvos todavía. Ni siquiera lo vale.
Espero que tu año termine bien, te extraño.
Jamie,
PD: Gracias por las ranas, choco-adicto.
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Enero 10 de 2011
Querido Jamsie,
Si el chico si quiera se atreve a mirar en tú dirección, tienes mi completa autorización (Ordenes, incluso) de meterle los polvos por la nariz. Lo digo en serio, James.
Espero que hayas disfrutado de las ranas. Juro que mandaré algunas para Albus y Lily la próxima vez; de paso, Hope está encantada por conocerte tras tu ayuda en nuestro último proyecto.
Estoy esperando pacientemente el siguiente partido de Quidditch entre Ravenclaw y Hufflepuff. Madame Hooch ya me advirtió que no puedo maldecir, pero no sé realmente qué pretende con ello. No es como si los de primer año no supiesen lo que "Imbécil" significa.
Te amo,
Teddy.
Iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Enero 13 de 2011
Querido Teddy,
Campeón, debemos hablar seriamente.
Sé que cuando se trata de James, Lily y tú los problemas los persiguen, y así como ya lo hablé con él, es tú turno de recibir la charla. Antes de que preguntes, no te estoy culpando de absolutamente NADA, solo quiero aclarar unas cosas.
Recibí una llamada de la escuela Muggle por parte del director. El hombre estaba aterrorizado al hablar conmigo, diciéndome que debía ir inmediatamente por un problema con uno de los niños.
Si debo ser honesto, mi primer pensamiento fue que Albus había hecho llorar a alguien... de nuevo (Seamos honestos, tiene demasiadas palabras para herir a alguien) pero cuando llegué, estaba en sus clases. Entonces creí que Lily podría haber tenido un estallido de magia accidental al estar bajo estrés, pero ella también estaba en su salón.
Llegué a la conclusión de que James habría hecho alguna broma y me preparé para lo que el director tendría que explicarme. Solo te dejaré suponer lo sorprendido que quedé al ver a mi bebé sentado en una silla, su labio sangrando y los nudillos amoratados.
Antes de que entres en pánico, porque sé que eso estás haciendo, él no fue la víctima. Tuvo una pelea.
Al parecer hay un chico tres años mayor que estaba molestando a una niña de su clase, por lo que James fue a defenderla, pero cuando estaba sacando algo de su maleta el muchacho le dio un puñetazo. De acuerdo a varios profesores, cuando llegaron James estaba encima del chico y lo golpeó tan fuerte que le rompió la nariz.
Afortunadamente, la niña a la que molestaban explicó que James solo intentaba defenderse y lo dejaron irse con una simple advertencia. Obviamente, Ginny no estaba para nada feliz y al buscar en su maleta, encontró unos polvos que todavía le dan picazón.
James no quiere decirnos de dónde los sacó, pero tengo mis sospechas para creer que te pertenecen.
Escucha Teds, no sé qué tipo de broma planeaban ustedes dos, pero asumo que no involucraba a un pobre chico Muggle (Sin importar cuan idiota y rudo sea) Posiblemente, dado que James te escuchará más a ti de lo que hace conmigo, podrías decirle por qué la violencia no es la solución sin importar lo mucho que quisiese golpear al chico.
Te amo,
Tu padrino.
PD: Los polvos son impresionantes, pero no se lo digas a Ginny. Se supone que debo ser responsable.
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Enero 14 de 2011
Querido padrino,
Te prometo que no quería el que James y Ginny se lastimaran. Enserio, eran un regalo por si James quería hacer una broma... me refiero a que, si me habló del niño pero no pensé que él... Lo siento mucho.
Hablaré con él. Lo prometo.
Con amor,
Teddy.
PD: Gracias, me tomó año y medio hacerlo.
Iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Enero 14 de 2011
James,
Red flu, mañana a las 10:30 P.M
No llegues tarde,
Edward.
Iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Teddy había estado, francamente, al margen de gruñirle a todo el que lo mirara desde que llegó la carta de su padrino.
¿En qué estaba pensando James? ¡Meterse en una pelea, por el amor a Merlín! Y contra un niño de nueve, ni más ni menos. Teddy sabía que le había dicho a James el que usara los polvos contra el muchacho pero jamás pensó el que resultaría lastimado en el proceso.
Estúpidos actos de valentía desinteresada que James siempre estaba haciendo. ¿Por qué no podía imitar a Albus e insultar a la gente? O ¿Por qué no podía ser como Lily y salir del problema con un comentario sarcástico y una sonrisa encantadora? ¡No! ¡Él debía golpearlos!
Mientras esperaba frente a la chimenea, Teddy ensayó el discurso que tenía anotado en un pedazo de pergamino. Estaba lleno de "No deberías haber hecho eso" y "¡La violencia no te soluciona nada, James!" así como otras cientos de frases que los adultos siempre le decían cuando se metía en problemas. Estaba en la mitad del tercer párrafo cuando las llamas cambiaron, el rostro de James apareciendo de repente.
La primera línea de su discurso era "Deseo hablar contigo de una grave problemática" pero lo que terminó diciendo fue un: — ¡¿En qué carajos estabas pensando?!
— También me agrada verte.
— Por las bolas de Merlín, James Sirius, ¿Tienes idea lo serio que es esto? —Al ver como el niño dejaba salir un atisbo de sonrisa, Teddy agregó con enojo— No te atrevas a decir esa broma. ¿Una pelea, James? ¿Te has vuelto loco?
James hizo tal mueca que parecía la versión masculina de Ginny: — Para tú información, ese idiota fue el primero en lanzar un golpe.
— ¡Y luego tú le pegaste tan duro que partiste su nariz!
— ¡No le pegué!
Teddy bufó: — ¿De verdad? ¿Entonces qué hiciste?
— ¡Le reorganice la cara de forma gratuita!
Teddy no podría haber contenido la risa que se le escapó aunque su vida dependiese de ello. James también sonrió: — Detente —Teddy intentó volver a lucir molesto y responsable, fallando miserablemente— Estoy recriminándote tus malas acciones.
James se pasó una mano por aquel desorganizado cabello: — Bueno, mis padres ya lo hicieron así que no hay necesidad para que te unas al club.
Teddy suspiró, inclinándose para examinar el ojo morado en el lado izquierdo de James. El hecho de que alguien le hubiese puesto un dedo encima hacía que su sangre hirviera: — Te lastimó —Fue una declaración que no esperaba explicación alguna.
James se encogió de hombros: — Valió la pena. El chico ya no molesta a mis compañeros de clase.
— Debes empezar a pedir ayuda, James —Teddy murmuró— Hoy fue un ojo negro y el labio roto, mañana podría ser algo peor.
— Solo logró golpearme debido a que buscaba los polvos —Tan pronto como lo dijo, sin embargo, debió ver el cambio en la expresión de Teddy, porque inmediatamente agregó— No te hagas el mártir, Lupin, no fue tu culpa.
Teddy no pudo evitar sentir que así era, al menos en cierta parte. De no haberse distraído buscando los polvos, que Teddy expresamente le dijo que debería usar contra el niño Muggle, no lo habrían herido.
James, por supuesto, no tendría nada de eso: — Honestamente, Lupin, ya me ganaría un moretón. Así que detén tu acto de mierda.
— A tu madre no le va a gustar que maldigas todo el tiempo.
James ignoró aquello: — Después de todo el tiempo que paso contigo y tus constantes maldiciones, ella ya se acostumbró —James suspiró, viendo a Teddy con ojos cansados— Lamento haber perdido los polvos. Sé cuánto esfuerzo les pusiste.
Teddy lo vio con sorpresa: — James, que se jodan los polvos. Me preocupas mucho más tú que unos estúpidos polvos que puedo recrear.
— ¿Enserio? —Sonaba nervioso de una forma que Teddy no quería volver a oír.
— Enserio —Ambos se quedaron en silencio, disfrutando la compañía del otro— Así que, ¿Sabías que existe un hechizo que convierte las habitaciones en un tablero de ajedrez enorme?
Los ojos de James brillaron: — El tío George mencionó algo por el estilo hace un tiempo. ¿Nuevos planes, Lupin?
— Bueno, Cygnus encontró otro hechizo que te hace bailar como una marioneta y hemos planeado ponerlo en el Gran Comedor junto con el tablero de ajedrez, por lo que si otra ficha te saca del juego...
— ¡Tendrás que bailar hasta que se caiga el hechizo!
— O hasta que llegue la profesora McGonagall.
Pasaron el resto de la noche hablando sobre la futura broma hasta que Teddy se quedó dormido frente a la chimenea. El pergamino con su discurso amaneció aplastado bajo su brazo la mañana siguiente, e incluso cuando estaba cansado, Teddy había olvidado por completo aquella pelea.
Iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Enero 20 de 2011
Querido Teddy,
El tío George y mi padrino te mandan esta nueva poción de la tienda. Te ayuda a que te crezca un bigote (Dominique y yo estamos de acuerdo en que el mejor es el magenta) y se queda, aproximadamente, por dos horas. El tío George quiere que lo promociones por Hogwarts, especialmente para subir las ventas de la tienda de Hogsmeade. El tío Ron dice que no debes meterte en problemas, especialmente porque le tiene miedo a Andrómeda, pero nadie lo toma en serio.
Con amor,
James.
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Enero 23 de 2011
Querido James,
No te imaginarás el problema en el que me he metido.
¿Recuerdas la poción? Bueno, Hope, Cygnus y yo la pusimos en unos pastelitos y los estábamos vendiendo cerca de las salas comunes de Hufflepuff y Gryffindor, pero entonces la pesada de Paltrow vino y dijo que quería revisar los pastelitos. Hope le dijo que se fuera mientras Cygnus escondía los que nos quedaban, pero ella se dio cuenta y le quitó uno.
Le advertí que no se lo comiera pero ella dijo "Bueno, pues me lo voy a comer" y lo hizo. La cosa es que le creció un horrible bigote de color gris y todo el mundo empezó a reírse. Paltrow sacó la varita y me lanzó una maldición que hizo el que un humo verde me saliera por las orejas.
Empezamos a discutir y llegó el profesor Flitwick. Me quitó el maleficio e intentó ayudar a Paltrow, pero la dejó luciendo como si hubiese tomado leche y no se hubiese limpiado la boca. Al final terminó castigándonos a los dos, por lo que tendremos que servir castigo con Filch toda la semana.
La ventaja es que muchos estudiantes comprarán la poción.
Te ama,
Tu amigo injustamente castigado.
Iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
— Podríamos hablar con el profesor Flitwick y la profesora Sprout —Hope le recordó mientras Teddy se alistaba para ir a castigo.
Se encogió de hombros: — Ya perdí 24 puntos, supongo que es mejor el que no se enteren que tú y Cygnus también estaban involucrados —Teddy no estaba seguro del por qué el profesor Flitwick no los había castigado. Eran un paquete de tres, si uno se metía en problemas los otros dos no estaban lejos.
— De cualquier forma, trata de llevarte bien con Paltrow —Cygnus le recomendó— Hará la detención más tranquila.
Incluso cuando Teddy estaba seguro de eso, no pudo evitar dejar salir un bufido. Llevaban tan solo un día, ciertamente, pero Teddy estaba pensando tirarse desde la torre de Astronomía; Paltrow le decía constantemente lo irresponsables que resultaban sus bromas, que inmaduros eran con aquella poción y el cómo no podía creer que la hubiese puesto en detención.
Tras despedirse de sus amigos, Teddy se encaminó a la sala de trofeos para continuar puliéndolos. Paltrow ya había llegado, su oscuro cabello colgándole por la espalda en una apretada coleta. Su piel cobriza estaba brillando con la poca luz y sus ojos chocolates rugían en furia.
— Hola —Teddy la saludo, haciendo acopio de los buenos modales que le enseñó su Nana.
Paltrow lo miró mal y retomó el pulir la medalla que tenía entre manos. "Bueno" Pensó Teddy "Al menos solo quedan cuatro días".
Trabajaron en silencio, con Paltrow comentando ocasionalmente su falta de responsabilidad, hasta que una medalla atrapó la atención de Teddy. Era de hace muchos años, prácticamente oculta entre algunas copas de Quidditch de la década de los sesenta, las cobrizas letras logrando que su estómago se retorciera en arcadas.
Premio Anual, Bellatrix Black. 1968.
Había sido un error, lo admitía, la primera vez que escuchó el nombre de esa... bestia. Una vez, cuando tenía seis, Nana había estado hablando con su padrino sobre una carta de una mujer llamada Narcissa. Mientras que su padrino abogaba porque fuera educada y respondiera, Nana había puesto aquella expresión frívola que adoptaba cuando el dolor era sofocante.
— Si Narcissa quería contactarme después de todo este tiempo, debería haberlo hecho antes de que Bellatrix levantara su varita contra mi hija —La voz se le había quebrado un poco, pero hizo el esfuerzo para recomponerse— Hay cosas que no puedo olvidar, Harry. No puedo controlar al destino por habérmelas dado como hermanas, pero sí decido quien obtiene mi perdón. Y ninguna de las dos es merecedora de él.
Fue unos meses después, cuando Teddy preguntaba por sus padres, que logró obtener más detalles sobre esa misteriosa "Bellatrix"; su Nana intentó ser suave, pero no había nada delicado en decirle a tu nieto como su tía abuela había asesinado a su madre cuando solo tenía un mes.
Teddy se quedó mirando la medalla, sus dedos trazando el nombre con una fuerza que no podía controlar. Quería despedazar la medalla de cobre, quemarla hasta que pudiese ver como aquellas letras que conformaban el nombre de una brutal asesina se desvanecían. ¿Cómo podían haberla nombrado a ella premio anual? ¿Cuántos niños había abusado con ese poder? ¿Por qué nadie, cualquier persona, la había detenido antes de que hiciera aquello? ¿Por qué tenía que ser contra su mamá?
— ¿Lupin? —Oyó la voz de Paltrow— ¿Te encuentras bien?
No, nada estaba bien aquí. Estaba aquí, en una habitación que de repente se sentía demasiado caliente, limpiando la medalla de la mujer que mató a su mamá. ¿Cómo pretendían que estuviese bien? Teddy dejó caer la medalla, asustado al darse cuenta de que no podía respirar.
Necesitaba alejarse, correr, pero sus piernas no estaban respondiendo. Optó por arrastrarse a un rincón, sus ojos analizando aquella medalla como si estuviese riéndose cruelmente en su cara.
— Ven aquí, pequeño mestizo —Parecía decirle, la voz oscura y macabra— Ven aquí para que te cuente de tu madre.
Paltrow se arrodilló a su lado, una mano pasando suavemente por su cabello: — Lupin, oye, Lupin —Lo llamó, su otra mano posesionándose contra su mejilla— Creo que es un ataque de pánico, Lupin, así que necesito el que respires conmigo —Teddy empezó a tomar aire a bocanadas, la visión nublándosele, pero Paltrow no se rindió— No así, Ted. Por favor, sígueme. Inhala, déjalo salir. De nuevo, ahora déjalo salir. Más despacio, por favor.
No supo cuánto tiempo pasó, posiblemente minutos u horas, pero para cuando pudo calmarse, estaba reclinado contra Paltrow y tenía las mejillas húmedas. La chica, pese a ser molesta, fue bastante gentil y se quedó en silencio a menos que tuviera que asegurarle el que ya todo estaba bien.
— Es su medalla —Teddy finalmente logró informar. Cuando Paltrow lo miró con curiosidad, añadió— La mujer que... la razón por la que mamá...—Respiró nuevamente— La razón por la que soy huérfano, ella... esa es su medalla de premio anual.
Teddy no entendía cómo habían podido conservarla. El premio que se le había dado a Lord Voldemort fue removido tras el final de la guerra, todo después de que su padrino le explicara a la profesora McGonagall una falsa acusación sobre una cámara secreta. Entonces, ¿Por qué nadie había sugerido eliminar los reconocimientos dados a la leu teniente de Voldemort?
— Si quieres, le puedo decir a Filch que enfermaste y podrías irte —Paltrow le ofreció. Teddy denotó, sin embargo, el que no preguntó sobre sus padres.
— ¿No quieres saber? —Sabía que era una pregunta estúpida pero normalmente las personas, a excepción de Cygnus y Hope, sentían curiosidad sobre sus padres. El hombre lobo más valiente y la joven y talentosa aurora que terminaron siendo héroes de guerra.
Paltrow negó: — Si quisieras contarme algo, ya lo habrías hecho. No me gusta ser una metiche.
Teddy forzó una sonrisa: — ¿Eso implica que no te intrigo ni un poco? —Preguntó juguetonamente.
— Sabes qué, cambie de opinión. Le diré a Filch que te fuiste a vender Amortentia ilegal a niños de primer año.
Teddy dejó salir una carcajada: — Querida, jamás haría eso —Paltrow parecía aliviada con ello, así que añadió— Le vendería la Amortentia a los de séptimo año, dado que tienen amores platónicos que estarán desesperados de mantener antes de que tomen caminos separados. Haría más dinero.
Paltrow dejó salir maldiciones por lo bajo, pero Teddy notó como sonreía. Y antes de procesarlo, vio a la chica agarrar la medalla y arrojarla a una basura cercana, cubriéndola con los desechos que se habían formado a su alrededor.
Y por primera vez desde que las detencionesempezaron, Teddy ciertamente esperaba poder decirle a James que, después detodo, si se había hecho amigo de Paltrow.
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