3. ¿Descargar adrenalina?


3. ¿Descargar adrenalina?

Una forma de descargar adrenalina voluntariamente sin tener que realizar situaciones límite es obligarte a salir de tu zona de confort, hacer actividades nuevas, salir con gente que nunca antes habías salido, conocer sitios desconocidos, etc... Estas actividades pueden ayudarte a generar una ráfaga de energía adicional.

Muchas personas que experimentan síntomas de ansiedad o estrés buscan formas nuevas de descargar más cantidad de adrenalina. Lo que se produce, por ejemplo, conduciendo un coche a gran velocidad, es una sensación de euforia.

Una de las explicaciones es que la liberación de esta sustancia produce un estado (momentáneo) de euforia, de máxima energía y de capacidad de acción. Después, la persona siente una agradable sensación de relax.

[...]

— ¿Qué pasa aquí? —Ámbar entró al cuarto de la novia encontrándose a una Yamila sentada en el piso apoyándose sobre una de las sillas. Su amiga venía detrás de ella.

—Yami, ¿qué sucedió?

—No, he comido nada, en todo el día, ¡estaba tan nerviosa que, no sé si pueda hacer esto...! —Delfina la miró sorprendida, la rubia tenía una copa vacía en su mano izquierda y reposaba su cabeza contra el respaldo de la mesa—. Hoy es el día de mi boda, ¿qué debería hacer? ¿Reírme? ¿Gritar?

Yamila dio una carcajada y se dejó caer de espaldas al suelo, aun riendo, arruinando su peinado. Cabe destacar que llevaba su vestido blanco puesto y lo estaba arrugando.

—Nina, ¿por qué la dejaste beber?

— ¡Entró en pánico! No supe qué hacer y le dije que se tomara un trago para calmar los nervios... ¡solo se bebió dos copas! —La castaña levantó sus manos asustada y rendida, no tenía intenciones de dañar a nadie.

Ámbar, que no las conocía de nada, y solo estaba expectante durante la discusión, tomó cartas en el asunto.

—A ver, Yam, no puedo dejar que salgas así, Ramiro me va a despedir si se entera —la rubia se haló de los cabellos desesperada, comenzó a caminar por la habitación en busca de una solución—. ¡Ya sé! Hay que buscar café, agua fría y un ibuprofeno.

— ¿Qué dices? No podemos bañarla, ¡ya está maquillada! —Delfina reclamó a la desconocida rubia de ojos azules. Yamila rió quedándose dormida poco a poco, mientras dejaba un pequeño rastro de baba, las presentes la miraron haciendo una mueca de asco.

—Yo puedo maquillarla, lo hago desde que tengo 15 —explicó Ámbar caminando hacia la novia e intentando levantarla; mientras Delfina y Nina salían en busca de lo que necesitaban y la dejaban sola, sola con una borracha, genial, pensó la bailarina—. Vamos linda, hay que llevarte al baño...

— ¿Rulitos va a estar ahí? —suplicó la ebria y entristecida novia, pasando a la siguiente etapa de la intoxicación, la depresión. Ámbar negó—. ¿Y si ya no me quiere?

Yamila comenzó a llorar, no, a chillar. Pidiendo ver a su prometido antes de la ceremonia.

—Ámbar, ¿todo está bien? —Escuchó que la llamaron, dejó a Yamila aplastarse sobre la cama y caminó apresurada a la puerta, deshaciéndose en el proceso de sus tacones—. ¿Ámbar?

Su novio iba a abrir la puerta, pero ella la retuvo ayudándose de su peso, y una silla.

— ¡Si! Todo de maravilla, Simón, ¿puedes buscar algo que sea picante?

— ¿Picante?

— ¡Si, si! Es que, la novia no ha comido nada y necesita de algo que la anime, ¿puedes por favor?

—Suerte para ti que conozco a la chef...

Ámbar suspiró aliviada y quitó la silla de la puerta, nuevamente se centró en Yam.

[...]

— ¿Qué la novia pidió qué?

—Sí, lo siento, es que esta algo angustiada y-

—Primero piden café como para revivir todos los partidos de Rusia 2018 y ahora comida picante... —Emilia frunció el ceño y con algo de cansancio se apoyó de una de las mesas. Miró a su medio hermano buscando en él apoyo o consideración, ese había sido un día bastante agotador.

Delfina que pasaba por ahí en busca de un termo para el café por poco y choca con uno de los asistentes de cocina, pero afortunadamente no fue así, gracias a unas manos que la sujetaron de la cintura y la hicieron retroceder.

—Hola muñeca.

—Benicio —la pelinegra lo miró extrañada—. ¿No deberías estar con el novio ayudando a que no se escape?

Se separó de él intentando recomponerse, este le sonrió coqueto, nunca cambias Benicio.

—Sí, pero me escabullí un rato para divertirme, ¿sabías que mi novia es la encargada del catering? —Delfina aplaudió complacida, la que le había dado la idea a Yam de contratar a Emilia fue ella.

—Sí, supongo que debo advertirle de tu harén de, no, tu ganado, del que afortunadamente ya no formo parte.

—Quieta vaca —se burló acercándose a ella y pegándola a su cuerpo—. No formas parte porque no quieres, pero aún hay vacantes disponibles.

Delfina rodó los ojos y le sonrió, alejándose de nuevo de él.

—No gracias, si Emilia está contigo tiene suerte de no haber contraído alguna ETS, pero no por mucho... y ojala se entere de que tienes dos teléfonos, como hacías conmigo.


—Pero que demo-, ¿estás viendo lo mismo que yo? —Emilia sujetó a Simón del mentón y lo hizo voltear hacia donde ella estaba mirando. Apretó los dientes molesta.

—Benicio —se quejó él con odio—. Con que muy adiestrado lo tenías, ¿eh?

Ella se encogió de hombros, ya harta de aquello.

—Tú déjame en paz niño, ven a buscar la comida en media hora, tengo muchas cosas que hacer.

[...]

— ¡Ya tengo lo que querías! —gritó Nina sujetando un balde con agua fría y dos bolsas de hielo, Ámbar sonrió agotada, si no llegaba alguien pronto terminaría lanzándose por la ventana.

Yamila resultaba ser una borracha difícil de controlar, había pasado de la depresión a la euforia y luego a la rabia en cuestión de minutos. Ahora estaba en ropa interior insistiendo en que no quería el vestido para la ceremonia sino el vestido para la fiesta, si, Yam era una novia exigente y tendría 2 cambios de vestido en su día especial.

—Linda, baja de la cama, ¿sí? —imploró Ámbar, mirando al cielo en busca de una intervención divina. La novia ahora estaba saltando en la cama para "ventilarse", insistiendo en qué el calor en la habitación era insoportable. Pero la otra rubia había puesto el aire acondicionado al máximo.

Nina se quitó los zapatos y subió a la cama saltando junto a Yam, genial, dos niñas a las que cuidar ahora, pensó Ámbar.

—Yami, ¡Ramiro acaba de entrar, te va a ver antes de la boda! —la novia dejo de saltar y corrió al baño ocultándose en este, Nina por su parte caminó a donde había dejado con anterioridad el balde y las bolsas de hielo. Y con Ámbar a su lado ayudaron a la futura desposada a entrar en razón.

Delfina venia entrando con casi 3 litros de café hirviendo a la suite, encontrando soberano desastre en el cuarto. Casi pega un grito cuando escuchó a Ámbar maldecir la existencia de los tocados.

— ¿Acaso la estilista te cosió esta cosa en la cabeza? —Chillaba la rubia—. Ojala no haya hecho eso con las damas de honor, o tendrán este peinado para toda la vida.

Delfina caminó al baño y ayudó con la novia, mientras Ámbar intentaba salvar su peinado ella la desmaquillaba y Nina preparaba la tina para darle un baño rápido.

— ¿Pétalos de rosa Nina?

—Tiene que oler bien, ¿no? Le di un licor fuerte y cuando sude el olor se puede filtrar por sus poros —Ámbar miró al cielo nuevamente, ¿en qué se había metido? Clemencia, pido clemencia.

[...]

—Hola, Emi, Simón...

—Benicio. —saludó el par de hermanos con desdén. Simón esperando a que Emilia le entregara el plato y salir corriendo a la habitación.

—No te me acerques, tengo un platillo hirviente en la mano y puedo usarlo en tu contra —advirtió la mexicana vertiendo el contenido de la olla en el plato de Simón—. Largo de aquí.

—Pero Emi-

—Te vi coqueteándole a tu ex novia Benicio, no me hagas hacer algo de lo que me pueda arrepentir...

El italiano se apoyó en una de las mesas y la observó trabajar en silencio, estaba en problemas.

Simón mientras se dirigía al ascensor, le murmuró con voz amenazante: —Por tu salud no te acerques hoy a mi mesa, no quiero darle otro disgusto a Emilia y mucho menos perder los estribos frente a mi novia.

[...]

"¿Por qué terminamos en primer lugar?" – Emi.

"Me preguntas eso cada vez que tienes problemas con Benicio, ups". – Matt.

"Tú querías dedicarte más a los estudios y yo estaba en Italia haciendo una preparaduría, supongo que el tiempo y la desconfianza lo hicieron".

"Y no terminamos...".

"Tú me dejaste"

"Los amigos son eso, ¡amigos! No COMIDA" – Emi.

"Y dale con eso... Simón me presentó a Luna, échale a él la culpa, además, ¿yo qué iba saber que íbamos a terminar siendo pareja?" – Matt.

"6 años menor que tú Matteo" – Emi.

"A ella le gustan mayores" – Matt.

"De esos que usan bastones" – Emi.

"¿Cuál era tu pregunta?" – Matt.

"Ah!" – Emi.

"¿Por qué si ven una escoba con falda? Se la quieren pullar, no diré otra palabra, pullar" – Emi.

"No es juego, estoy harta de eso..."

"Pregúntale a tu novio preciosa" – Matt.

"Y no, no me atraen las escobas".

"Pero Luna sí" – Emi.

"¿Luna quién?" – Matt.

"A ver Mansfield, ¿por qué estoy siendo juzgado? Creí que me habías escrito para congeniar y que al fin aceptaras mi petición de ser tu novio, amante, pretendiente, sugar baby..."

"Pero no, desatas tu furia contra el pobre Matteo que no rompe un plato".

"Que injusticia, que injusticia".

— ¿Con quien hablas? —la mexicana rodó los ojos y se encogió de hombros dando a entender que no le diría nada.

—Tú como en el pasaporte Benicio, ¿capicsi?

—Pero, Emi-

— ¿Dónde está la encargada del catering? ¡Necesito saber si ya está todo listo! —Emilia miró al cielo, no sabía qué era peor, tener a Benicio de novio o estar bajo las ordenes de una obsesiva del control como aquella castaña de corto cabello y delgado cuerpo, Jazmín.



--

¿Creían que iba a dejar a la Queen y al Guitarrista por fuera? Pffs, si yo los amo.

Eh, que aquí todo va cogiendo sentido... en Dopamina quizás no se conocían pero tienen varias cosas que las conectan.



ErxLee.

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