O9: Happy New Year

MinHo estaba solo en casa, Han había salido a comprar algunas cosas que hacían falta para la cena que tendrían esa noche, año nuevo.

Mientras terminaba de cortar algunas zanahorias, en su mente procesaba cómo llegar a contarle a JiSung que haber sido su regalo no fue una coincidencia sino algo planeado.

Para entrar en el contexto; el pelinegro ya sabía de la existencia del castaño, sabía quién era, para no hacerlo tan largo: JiSung era el crush “imposible” (que ahora no parecía tanto) de MinHo.

¿Cómo sucedió todo?

Bueno, cuando HyunJin y JeongIn comenzaron a salir, obviamente el mayor estaba emocionado por ello, y le contó a su mejor amigo MinHo sobre el chico que hacía que en su estómago hubiesen mariposas, entonces le mostró una foto de él con sus amigos, y ahí fue cuando vio a Han por primera vez.

Luego lo topó en el centro comercial, ese donde fueron por un café, justamente en la tienda de su amigo ChangBin.

Él compró un disco, y MinHo no desaprovechó en pedir su nombre con la factura.

Luego, un fin de semana, cuando salía de su clase de danza y se dirigía a su departamento lo vió entrar a un local de guitarras con un chico de pecas.

Su abstinencia de preguntarle a HyunJin sobre él y todo lo referente no dió más, y bueno, ahí se encontraba ahora, en la cocina de la casa del chico, cortando zanahorias para tener una cena de año nuevo con él.

Vaya historia.

Ahora debía de encontrar la manera de contarle al menor sin que éste saliera corriendo de él.

—¡Estoy en casa! —se asustó ya que ni quiera escuchó el abrir y cerrar de la puerta por estar sumergido en sus pensamientos, y por ello, se cortó uno de los dedos.

—¡Mierda! —lanzó al aire al ver que la sangre comenzaba a salir, desviando sus ojos al techo, suspirando.

JiSung no dudó en correr para auxiliarlo, dejando lo que había comprado en la mesa.

Cuando llegó a su lado, le ayudó a meter el dedo debajo del agua, dándole presión para detener un poco el sangrado.

—Tranquilo, ya —trató de calmarlo por las groserías que decía, producto del ardor. —Voy por una curita —cerró la llave. —Quédate aquí, ponle presión, ¿Sí?

¡Por qué tenía que ser tan atento y lindo, Dios!

Obvio él no desobedeció lo que el menor le indicó, y no pasó ni el minuto cuando el chico se acercaba a él y le secaba la herida con algo de algodón, haciéndolo con sumo cuidado y concentración para no lastimarlo.

MinHo simplemente lo observaba ayudarle con la herida que, sin querer, se había hecho.

Se veía tan lindo concentrado en una cosita tan pequeña (porque ni siquiera era profunda), y la manera en que trataba de no lastimarle, lo suave que era, y el cuidado que tuvo hasta cuando le puso la curita.

—¿Mejor? —lo observó, con esos ojitos preocupados.

—Sí —sonrió. —Y todo gracias ti.

—Perdón por asustarte —puchereó.

—No tienes por qué disculparte, yo estaba pensado en otra cosa y fui descuidado —acarició su mejilla. —Descuida.

JiSung se dirigió a botar el algodón y la basura de la bendita, para evitar que viera el sonrojo que adornó sus mejillas. —Yo termino de cortar esto mejor, tú ve a sentarte.

—No pienso dejar que hagas todo tú solo —se cruzó de brazos. —Es una cortadita, no me volé todo el brazo.

—Pero-

—Nada —tomó un cucharón, y le sonrió. —Lo haremos en equipo.

Luego de cenar, de haber lavado todo lo que usaron, la hora marcaba que faltaban diez minutos para media noche; es decir, año nuevo.

JiSung se sorprendió cuando vió que MinHo había comprado fuegos artificiales, ni siquiera sabía en qué momento lo había hecho, pero ahora solo esperaba que fuese media noche para encenderlos y recibir el año nuevo de esa manera.

—Hace mucho que no pasaba año nuevo acompañado de alguien, aquí en casa —suspiró.

—Ya te dije que ahora estoy aquí contigo —sobó su hombro. —Ya no estás solo.

—Okay, discúlpame —JiSung volvió a notar la curita que llevaba puesta MinHo en sus dedo. —Perdona que te haya asustado.

—Está bien, ya deja de disculparte.

—Bien, lo sie- —se silenció.

El mayor simplemente tuvo que mirarlo para hacerle saber que no tenía que terminar aquella frase.

—Entonces... ¿Te vas a meter debajo de la mesa a media noche o te vas a comer las doce uvas?

—... ¿Qué?

—Ah, no me digas, llevas calzoncillos amarillos.

—¿De qué me estás hablando? —rió el mayor.

—No puede ser, ¿Nunca te hablaron o nunca hiciste un ritual para año nuevo?

MinHo negó.

Sí vió a HyunJin meterse debajo de la mesa el año pasado, pero nunca supo por qué o para qué, siempre pensó que eran ocurrencias de él, ahora veía que no.

JiSung por su parte recordó que se metió debajo de la mesa también, pero no se lo diría.

—¿Para qué son?

—En teoría, te comes doce uvas y con cada una de ellas pides un deseo; luego, si quieres dinero, te pones calzoncillos amarillos.

—¿Y lo de la mesa?

—Si te metes debajo, encuentras al amor de tu vida o vas a tener una relación en ese año nuevo.

—¿Y tú crees que funciona?

—... Sí —buscó los ojos del mayor.

El chico asintió, ahora lo de HyunJin tenía sentido.

—Sabes, nunca me hablaste de ti.

—¿Y qué te gustaría que te diga? —ladeó su cabeza.

—No sé, algo que me ayude a confirmar que no eres un asesino y no piensas matarme —elevó los hombros.

—Primero, de haberlo querido hacer, estarías muerto hace un tiempo. Probablemente tu brazo derecho estuviese ya en Alemania-

—¡Hey! —lo golpeó riendo.

—Descuida —también reía. —No podría matarte jamás, eres demasiado lindo como para ello.

—Ah, entonces sí eres un asesino.

—Claro, ¿Qué pensabas que era, un bailarín?

—... Estás bromeando, ¿Verdad?

MinHo rió aún más fuerte. —Por supuesto que sí, JiSung. Aquí el único que podría matar, serías tú a mí, y todo por tu belleza.

La risita nerviosa de JiSung se asomó, levantándose y dejando el cumplido en el aire.

MinHo se levantó también y le siguió, notando cómo caminaba hasta el jardín de su casa, con las manos en los bolsillos por el frío.

El mayor se fijó en su reloj, notando que ya estaban a menos de un minuto para la cuenta regresiva.

Introdujo su mano en los bolsillos de JiSung, y tomó su mano, dándole de su calor también y buscando el propio.

Automáticamente el menor volteó, y le observó.

Segundos en los que el mundo se les detuvo a ambos, metiéndose en un universo creado solo para ellos dos.

Los brillos de los ojos que estaban presentes en ambos, detallaban ligeras luces, encendiendo una vez más las llamas de sus corazones.

—¿Existe una de esas tradiciones que sea besar alguien a la media noche? —susurró, observando los labios contrarios, genuinamente ambicioso.

—... ¿Qu-?

Sí, sí, fue tan cliché, tan sacado de un cuento de hadas, tan de todo, cuando MinHo tomó con la mano libre la barbilla de JiSung, y juntó sus labios, sin que él castaño se negara, moviera, quitara o golpeara.

A la media noche, en año nuevo.

Lo que los separó fue el susto de JiSung por un estallido; era media noche ya, lo que significaba que había un espectáculo de fuegos artificiales.

Esta vez fue el pelinegro que se dió el lujo de poder observarlo, y elojiarlos, a los diferentes colores que habían en el cielo, algunos haciendo formas o simplemente estallando el el cielo.

El mayor lo acercó un poco, y buscó tranquilizarlo con su tacto en las manos.

—No pude encender los míos —puchereó tratando de que no se hiciera incómodo el momento.

—Pero puedes ver esos —señaló el castaño hacia el cielo, dónde los colores estallaban en la oscuridad.

—Tienes razón —sonrió. —¿Son bonitos, verdad? —abrazó al menor por los hombros.

Entonces Han lo observó a él, afirmando lo que iba a decir, y justo en ese momento, por unos segundos, MinHo también le observó de vuelta.

—Son hermosos.

por mi apego al fic y porque argentina campeón del mundo, las actualizaciones van a ser lunes (la de hoy), miércoles y viernes y así (cry**) dale final a esta historia

entonces, cuéntenme, hasta ahora, ¿qué les pareció? háganme su propio feedback

yo lo leeré y en lo que pueda, responderé

cuídense mucho, los quierooo <33

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